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A dos siglos del terremoto del 26 de marzo de 1812

 

El sismo registrado en Venezuela el 26 de marzo de 1812, un Jueves Santo, devastó varias ciudades, entre ellas Barquisimeto, cuyas secuelas fueron de consideración, donde sólo en Caracas se contabilizaron diez mil fallecidos

Ape­sar del demole­dor movimien­to telúri­co de 1812, en Cabu­dare, iden­ti­fi­ca­do así por varias piezas doc­u­men­tales inédi­tas, la úni­ca edi­fi­cación demol­i­da por esa causa nat­ur­al fue la sede del ora­to­rio de San­ta Bár­bara, situ­a­da en la hacien­da de igual nom­bre, propiedad de don Juan José Alvara­do de la Par­ra, alférez real del Cabil­do de Barquisimeto.

La tradi­ción oral de Cabu­dare hace énfa­sis en torno a los inmue­bles del cas­co cen­tral del pequeño pobla­do, afir­man­do que se con­virtieron en pol­vo y cenizas, pero para la fecha no existían más que unas cuan­tas vivien­das muy rurales, según aportes del cro­nista Tay­lor Rodríguez Gar­cía, cro­nista del munici­pio Palave­ci­no. Según sus inves­ti­ga­ciones, las edi­fi­ca­ciones surgieron años pos­te­ri­ores al terremoto.

Origen del oratorio

Con fecha 9 de abril de 1793, el alférez Juan José Alvara­do de la Par­ra, dirigió cor­re­spon­den­cia al vic­ario capit­u­lar y gob­er­nador de la dióce­sis para solic­i­tar per­miso con el propósi­to de dispon­er de una capil­la públi­ca en el sitio de Cabu­dare, donde él era posee­dor de hacien­das de trapiche, cacao y añil.

Acen­túa Rodríguez, que la autori­dad ecle­siás­ti­ca con­cedió por auto de junio sigu­iente el per­miso solic­i­ta­do, pero Alvara­do de la Par­ra no pro­cedió con esa empresa.

Rean­i­ma­do en su propósi­to, cita el cro­nista, el alférez escribe nue­va­mente a Cara­cas, el 1º de mar­zo de 1797, car­ta que recibe el obis­po fray Juan Anto­nio de la Vir­gen María Viana, a quien le expre­sa que aun no ha con­stru­i­do la capil­la y le rue­ga con­ce­da nue­vo per­miso por extravío del anterior.

La licen­cia fue con­ce­di­da y Alvara­do de la Par­ra, ini­ció la fab­ri­cación del ora­to­rio ese mes y año, “y una vez con­stru­i­da, sirvió de mucho con­sue­lo a los católi­cos habi­tantes de la región cabu­dareña, núcleo de atrac­ción del ele­men­to humano”.

La capilla se vino al suelo

El sis­mo ocur­ri­do el 12 de mar­zo de 1812, que impactó sig­ni­fica­ti­va­mente las edi­fi­ca­ciones de var­ios cen­tros pobla­dos vene­zolanos, demolió el ora­to­rio de San­ta Bárbara.

Rodríguez resalta en el estu­dio, que el tes­ti­mo­nio al respec­to lo apor­ta el legí­ti­mo propi­etario Alvara­do de la Par­ra, quien en su pieza tes­ta­men­taria, indi­ca a sus albaceas des­ti­nen la can­ti­dad de dinero de su pat­ri­mo­nio que se requiera para con­stru­ir nue­va­mente la casa de oración.

Sug­iere además que se remue­van las ruinas y se rescat­en los obje­tos sagra­dos que se lograron salvar.

Final­mente, solici­ta que en esta edi­fi­cación se man­ten­ga, en lo posi­ble, la arqui­tec­tura ante­ri­or. Además man­i­festó su vol­un­tad de ser sepul­ta­do en su ora­to­rio, lo que ocur­rió en 1819, aunque la casa de oración no esta­ba concluida.

Luis Alberto Perozo Padua

CorreodeLara

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