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Richardi, un personaje popular del Barquisimeto de ayer

 

Carlos Sosa Rodríguez/LAPP


Uno de los personajes populares del Barquisimeto de ayer fue sin duda alguna Simón Heredia, mejor conocido como “Richardi”, su apodo según algunos cronistas se derivó de Richardini, un ventrílocuo que visitó nuestra ciudad en aquellos años y con el cual anduvo Simón como ayudante.

 
Hoy lo recor­damos musi­cal­mente a través de una can­ción com­pues­ta por el Dr. Juan Ramón Bar­rios, y dice así: 
 
Simón Here­dia, pop­u­lar­mente cono­ci­do en Bar­quisime­to como: Richardi

RICHARDI

 
Bar­quisime­to viejo
El de las serenatas
Donde recuer­dos dejo
En mis cuer­das de plata.
Se nos van acabando
Los tipos populares
Richar­di con sus males
Y su reír llorando.
Richar­di el de los cuentos
Y los ojos risueños
Alco­hol fue el sentimiento
La sáti­ra su sueño.
Richar­di sin amarras
Errabun­do e inquieto
Al rendir su jornada
Tar­ta­mudeó su rezo.
Yo rindo este homenaje
A ese mi compañero
Muer­to bajo el paisaje
De este pueblo sincero.
A Richar­di despido
En esta pieza leve
No caerá en el olvido
En su trán­si­to breve.
 
Del Viejo Bar­quisime­to, encon­tramos que prob­a­ble­mente haya sido Richar­di, el per­son­aje que en la humil­dad logró pop­u­lar­i­dad en may­or medi­da.  La gente lo recuer­da con ahín­co rela­cionán­do­lo con el alco­holis­mo, pero –más allá de esto- fue un hom­bre trabajador. 
 
Cier­ta­mente jamás vio con indifer­en­cia una botel­la de cocuy mal colo­ca­da en una mesa o en una vidri­era; no.  Sen­cil­la­mente la bebía con fruición. Ah, pero con asiduidad acud­ía a las pocas bar­berías que en los ’40 y ’50 existían en la ciu­dad, y entonces acord­a­ba con el fígaro el ser­vi­cio de limpieza de poncheras, escu­pi­deras, bacinil­las y demás recip­i­entes de pel­tre.  Ser­vi­cio anál­o­go desar­rol­la­ba Richar­di, en casas de familia. 
 
Comenta­ban por ahí que se esmer­a­ba en el tra­ba­jo has­ta el pun­to de dejar esos obje­tos, abso­lu­ta­mente impeca­bles.  Si después de asear­los “sobre­vivía algún lunar”, éste no ten­dría que ser acha­ca­do a fal­las en su labor, sino a las perennes e inevita­bles “descon­chaduras” que el uso cotid­i­ano de estos “per­oles” de pel­tre, generaba.
 
Cuan­do en el año 1959 (aprox­i­mada­mente) fal­l­ece “Richar­di”, la tris­teza resultó gen­er­al­iza­da en Bar­quisime­to. “Llovieron” las colab­o­ra­ciones para que sus restos fuer­an vela­dos dig­na­mente. El Cuar­tel de Bomberos (Av. Carabobo), fue el sitio escogi­do. Richar­di es recor­da­do como un per­son­aje pop­u­lar, ale­gre, tra­ba­jador, sim­páti­co… ¡y muy barquisimetano! 
 

CorreodeLara

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