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Ramón Orellana un periodista que pregonó la libertad, igualdad y fraternidad

 

A partir de diciembre de 1935 con la muerte del General Juan Vicente Gómez, quien ejerció una tiranía de 27 años en Venezuela, se desató lo que el escritor y periodista larense Esteban Rivas Marchena llamó, la “fiebre del periodismo”, y entre quienes la protagonizaron, se encontraba el periodista Ramón Orellana, padre de dos sobresalientes periodistas, Rodrigo Orellana y el fraterno amigo Alexis Orellana. 


Recordemos que ese mis­mo mes de diciem­bre de 1935 fue abalea­do en la Gob­er­nación de Cara­cas, Eusto­quio Gómez, que des­de el 13 de mayo de 1929 gob­ernó al Esta­do Lara con despi­ada­do autori­taris­mo, ejer­cien­do ter­ror en los esta­dos cir­cun­ve­ci­nos igual­mente, den­tro de una atmos­fera donde todas las lib­er­tades esta­ban cerce­nadas, con­sti­tuyen­do un peri­o­do may­or a un lus­tro, al cual la soci­ología políti­ca ha lla­ma­do “una tiranía den­tro de otra tiranía”.

Ramón Orel­lana fue un peri­odista a car­ta cabal, quien jamás hizo de su pro­fe­sión un nego­cio, ni para enrique­cerse, ni para coac­cionar, ni para con­ver­tirse en un chan­ta­jista, como a la postre la dinámi­ca de los nuevos tiem­pos deve­laría para des­cred­i­to del ejer­ci­cio del peri­odis­mo en Venezuela, más sin embar­go como lo dijo Manuel Felipe López un 27 de junio de 1990, un DIA DEL PERIODISTA, “…han sido más fuertes las rosas que las espinas…” desta­can­do como en el ayer auto­di­dac­ta, ese hom­bre o mujer que dio rien­da suelta a su vocación y con espíritu hon­esto, serio y suma­mente inteligente, llenó un buen tre­cho de nues­tra his­to­ria, donde resaltan nom­bres y apel­li­dos como el de Ramón Orel­lana, que son blasón adquiri­dos en las vie­jas edi­to­ri­ales, donde el olor a tin­ta era aro­ma que ensalz­a­ba el espíritu y elev­a­ba la vocación.

Ramón Orel­lana, periodista 

Ramón Orel­lana como propi­etario y direc­tor del sem­a­nario “El Com­pone­dor” de Bar­quisime­to, en respal­do a su cole­ga Isaías Ávi­la del sem­a­nario “Can­taclaro” de Caro­ra pri­va­do de la lib­er­tad por repro­ducir en sus pag­i­nas un artícu­lo tit­u­la­do “Visiones Pro­le­tarias”, éste lo repro­duce igual­mente en su impre­so, con lo cual se desató la furia de los órganos repre­sivos de la época. 

Tan­to el Gob­er­nador del Esta­do Lara como el Jefe Civ­il del entonces Dis­tri­to Bar­quisime­to, mov­i­lizaron todos los engrana­jes a su dis­posi­ción, imponién­dole el mis­mo día de la pub­li­cación una mul­ta de tre­scien­tos bolí­vares, astronómi­ca suma para entonces y luego la cár­cel. Ante tal situación el peri­odista Rafael Oliveira, Jefe de Redac­ción de “El Her­al­do” pub­li­ca un enér­gi­co edi­to­r­i­al en respal­do de sus cole­gas Isaías Ávi­la y Ramón Orel­lana, en el cual desta­ca cua­tro aspec­tos fun­da­men­tales: 1) Repre­sión ines­per­a­da de la lib­er­tad de expre­sión del pen­samien­to; 2) Celo poli­cial lle­va­do al col­mo de impon­er cuan­tiosa mul­ta; 3) Insul­to a la lib­er­tad de expre­sión y 4) man­i­fiesto de pro­fun­da ignorancia. 

En nue­stros días pare­ciese que esos pre­juicios están vigentes al destronarse el nom­bre de Ramón Orel­lana del Pre­mio Region­al de Peri­odis­mo que entre­ga­ba anual­mente el Ejec­u­ti­vo del Estado. 

¿Pero cuál era el peca­do de la pub­li­cación del artícu­lo “Visiones Pro­le­tarias”? En asun­to venía por ser el ori­gen el polémi­co artícu­lo de octubre de 1937, de una urticante revista lla­ma­da “Lib­eración”, que se edita­ba en San José de Cos­ta Rica y que mane­ja­ban los comu­nistas costar­ri­cens­es y que aparecía fir­ma­do con el nom­bre del poeta nicaragüense Rubén Darío, pese a que éste había fal­l­e­ci­do en 1916, por lo cual se pre­sume que su nom­bre fue uti­liza­do como seudónimo.

Ter­mi­naron así en la cár­cel públi­ca Las Tres Tor­res, Isaías Ávi­la, Ramón Orel­lana y Rafael Oliveira, quienes fueron defen­di­dos con ele­gante, inteligente y admirable hidal­guía por los doc­tores Este­ban Agu­do Freytes, Julio Alvara­do Sil­va y Pedro Linares Pérez, lográn­dose la sen­ten­cia abso­lu­to­ria el 17 de febrero de 1938 y
de donde se sen­tó jurispru­den­cia sobre el par­tic­u­lar al señalar la corte: “…Es cri­te­rio del Tri­bunal sen­ten­ci­ador que no con­sti­tuye deli­to, a la luz de nue­stro Dere­cho Pos­i­ti­vo actu­al, la pub­li­cación de pági­nas nacionales o extran­jeras, cuan­do la época de su ori­gen no per­mite atribuir­les la inten­ción y final­i­dad que cas­ti­ga la ley vigente…”

Pos­te­ri­or­mente por ese mis­mo empeño de defend­er la lib­er­tad de expre­sión y lo que hoy se lla­ma “infor­ma­ción ver­az”, fue nue­va­mente encar­ce­la­do y has­ta llegó a ser tor­tu­ra­do y se editó un poe­mario para recabar fon­dos para la ayu­da que requería Ramón Orel­lana, no sólo jurídi­ca, sino med­ica también.

La ver­ti­cal­i­dad de Ramón Orel­lana como atle­ta del pen­samien­to, fue recono­ci­da y admi­ra­da, su trayec­to­ria pro­fe­sion­al fue igual­mente impeca­ble y como hom­e­na­je pós­tu­mo a los val­ores que rep­re­sen­tó den­tro del peri­odis­mo como uno de los peri­odis­tas insignes fun­dadores de la Aso­ciación Vene­zolana de Peri­odis­tas Sec­cional Lara, su nom­bre en con­cer­ta­da con­ver­gen­cia de opin­iones, fue dado al Pre­mio Anu­al de Peri­odis­mo del Ejec­u­ti­vo del Esta­do Lara, hoy destron­a­do de tan mere­ci­do y jus­to sitial. 

La his­to­ria de mañana la esta­mos escri­bi­en­do hoy con nues­tras acciones con sus ras­tros y ros­tros, y como se dice en el argot peri­odís­ti­co: …amanecerá y veremos…

Iván Brito López

Cronista

CorreodeLara

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