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24 y 31 de diciembre, bonche y lágrimas por la radio

 

Freddy Torrealba Z.
Escritor e investigador

UNA VEZ LA RADIO ARRIBA oficialmente a Barquisimeto en enero de 1935 con la Voz de Lara se hace costumbre entre sus moradores escuchar, disfrutar y bailar música por medio de su sintonía. Antes en 1932 la Radio parlante Altagracia de Pedro J. González difundía íntegramente música de discos de pasta de 78 revoluciones por minuto. Su práctica continuaría luego con la llegada de Radio Barquisimeto en enero de 1938. Actualmente se mantiene, pero con variables y otro escenario

Entre las propiedades de la radio está la emo­cional­i­dad con su acer­camien­to del “aquí y aho­ra”. Lo emo­cional es trans­mi­tir lo que se siente cuan­do se está en vivo al aire. Allí rad­i­ca en gran parte su magia. Con la músi­ca y la pal­abra al instante ocurre lo mis­mo, Un hecho vivi­do en la radio local des­de sus ini­cios en 1935 con pro­fusión de entreten­imien­to apun­ta­l­a­do en la músi­ca y la pal­abra monolo­ga­da como soportes de la comunicación.

Aquí abor­damos con énfa­sis el lap­so com­pren­di­do de 1935 a 1960 que incluye la eta­pa de oro de la radio vene­zolana entre 1940 y 1952. Entonces la radio recre­a­ba en diciem­bre a la población que no despe­ga­ba el oído de los recep­tores en la ban­da AM.

Música y alegría 

En la eta­pa prim­i­ge­nia La Voz de Lara y Radio Bar­quisime­to pasaron a ofre­cer a los larens­es entreten­imien­to per­ma­nente, fácil, gra­tu­ito por con­duc­to de la músi­ca. Así en el mes de diciem­bre en los hog­a­res se forma­ban las fies­tas y bailes con su sin­tonía- Por ende, la pau­ta diaria era alter­a­da para hac­er­la más cón­sona con las fes­tivi­dades de esos días. Fun­da­men­tal­mente era radi­a­da músi­ca bail­able de moda de esos tiem­pos o la pop­u­lar de siempre.

En una sociedad de vida tradi­cional (rur­al) como la Venezuela de la primera mitad del siglo XX la radio se con­vir­tió en un instru­men­to clave para el entreten­imien­to de la gente. Entonces las opciones para el uso del tiem­po libre eran exiguas. Es cuan­do entra en acción un arte como la músi­ca el más difun­di­do en todos los estratos sociales por el con­tac­to reit­er­a­do por medio del oído.  La músi­ca tam­bién for­ma parte del lengua­je radi­al y con­sti­tuye uno de sus géneros jun­to a la información.

Es además una expre­sión de los albores de la cul­tura de masas que en lo suce­si­vo dom­i­nará la sociedad vene­zolana con la pro­fusión del dis­co de vinil o en pas­ta. De ese fenó­meno cul­tur­al la radio pasa a ser uno de sus por­tav­o­ces en la cap­i­tal larense.

La radio se con­vierte en un ele­men­to difu­sor de esas man­i­festa­ciones artís­ti­cas y a la vez social­izador que reúne a la famil­ia a su alrede­dor durante esos días espe­ciales del 24 y 31 de diciembre.

En las casas el recep­tor ocu­pa­ba gen­eral­mente el perímetro cen­tral de la sala colo­ca­do sobre una mesa. Eran unos aparatos volu­mi­nosos de válvu­las cubier­tos con un mue­ble de madera

Estos pro­gra­mas espe­ciales de navi­dad y año nue­vo se cor­re­spon­den con la eta­pa de oro de la radio vene­zolana. La radiod­i­fusión era el medio sonoro pre­dom­i­nante en todos los estratos sociales sin com­pe­ten­cia algu­na. Ello has­ta la lle­ga­da de la tele­visión en 1952. 

Esa fór­mu­la de tra­ba­jo con­tin­uará en lo suce­si­vo con la apari­ción de nuevas esta­ciones a saber; améri­ca (1939), radiod­i­fu­so­ra occi­den­tal (1942), Uni­ver­sos (1947) Caro­ra (1948), Cronos (1950) y Tocuyo (1952) de fugaz existencia

Su colum­na ver­te­bral era: mucha músi­ca, hora, com­pla­cen­cias, salu­dos, anéc­do­tas, con­cur­sos con pre­mios, entre­vis­tas relám­pa­go por la vía tele­fóni­ca y breves comentarios

 


Bil­lo Frómeta, siem­pre en diciembre

 

 

 

Algu­nas de las orques­tas y agru­pa­ciones eran. La Orques­ta de Luis Alfon­so Lar­raín, La Bil­los Cara­cas Boys y La sono­ra Matancera, el Trío Los Panchos

Mien­tras entre los solis­tas fig­u­ran: Car­los Gardel, Lib­er­tad Lamar­que, Jorge Negrete, Pedro Infante, Alfre­do Sadel

Mien­tras que la lista de los temas más escucha­dos la conformaban

La consigna era: ¡Músi­ca!, mae­stro …….. ¡Ale­gría!

La radio de entonces impu­so El Cañon­a­zo con­sis­tente en dar la hora repeti­da­mente has­ta las doce de la media noche al com­pás de músi­ca que con­gre­ga­ba a la gente en los hog­a­res. A las doce en pun­to estal­la­ba la feli­ci­dad por la des­pe­di­da y lle­ga­da del año. Algu­nas esta­ciones se conecta­ban por onda cor­ta con el Obser­va­to­rio Caji­gal que ofrece la hora legal de Venezuela.

Dos orques­tas coparon el gus­to del públi­co a través de la radio en el perío­do de la preguer­ra, durante y la postguer­ra (1939–1945): la orques­ta de Luis Alfon­zo Lar­raín y la Bil­los Cara­cas Boys. Lar­raín pop­u­lar­iza el tema Te cai­go a tiro y Bil­los el merengue La subido­ra con Manolo Monterey

Un medio catalizador

La radio era el medio sonoro pre­dom­i­nante entonces en la local­i­dad y el país. No tenía com­pe­ten­cia alguna.

Los aparatos recep­tores los había en los hog­a­res, posadas, hospeda­jes, botiquines, botillerías como La Fran­cia, bar­berías, far­ma­cias y plazas.

En los hog­a­res el radior­recep­tor esta­ba colo­ca­do en el cen­tro de la sala donde se escuch­a­ba a todo volumen

Aque­l­los eran unos aparatos eléc­tri­cos de gran vol­u­men envuel­tos por un módu­lo de madera que fun­ciona­ban con válvulas.

Una de las ven­tad de estos recep­tores era la de Mon­tero y Segu­ra Aso­ci­a­dos en la car­rera 21 entre 27 y 28.

Su músi­ca era baila­da por la gente que se pega­ba al recep­tor has­ta la hora de cierre de las emi­siones a las doce de la noche.

Sin duda pasó a cumplir labores de social­ización por medio del entreten­imien­to musical.

Voces estelares

En esos días salían al aire las mejores voces de las esta­ciones. Se trata­ba de un com­pro­miso may­or que amer­i­ta­ba usar la artillería pesa­da de la sonori­dad. Era lo que dis­tin­guía a Radio Bar­quisime­to que se reserv­a­ba las mejores voces y espa­cios incluyen­do las trans­mi­siones a con­trol remoto.

 

 


Alber­to Castil­lo A, locu­tor de La Voz de Lara

 

 

 

Así pues, las voces que ani­ma­ban la vela­da radi­al eran: Alber­to Castil­lo, Arráez, Mario Núñez Oraa, Ramón Guiller­mo Zamo­ra, Ramón Ramírez, Anto­nio Oviedo, Luis Ger­man Luck­ert, Teodoro Leal Aran­da, Rafael Teodoro Chávez y Car­men Ede­cia Morales. 

Todos exhibían una impeca­ble dic­ción y voces de trueno, las más coti­zadas y bus­cadas de esos tiem­pos. Por la radio además no habla­ba cualquiera. 

Esas eran las voces que hacían estos pro­gra­mas úni­cos de navi­dad y año nue­vo por las seis esta­ciones de radio de ese peri­o­do. Las que lle­ga­ban al oído del oyente con efi­ca­cia, encan­to y persuasión.

El sentimental Amílcar Segura

Una vez que Amíl­car Segu­ra fun­da a Radio Bar­quisime­to en enero de 1938 jun­to a su her­mano Rafael Ángel, incur­siona en las labores de locu­tor, decla­mador poéti­co, músi­co, com­pos­i­tor y   actor de radioteatros. El radiod­i­fu­sor tenía una indis­cutible vena artís­ti­ca. Venía de ser redac­tor en el per­iódi­co El Heraldo.

Por Radio Bar­quisime­to se le escuch­a­ba en el rol de recita­dor provo­can­do los sus­piros de las jóvenes que lo escuchaban

Por la emiso­ra a la que llam­a­ba La Toñe­ca lan­za un espa­cio espe­cial el día 31 de diciem­bre a man­era de des­pe­di­da al año viejo y bien­veni­da al año nue­vo. Se tra­ta de una reflex­ión con ele­men­tos filosó­fi­cos en el for­ma­to de la char­la, que requiere brevedad. Un buen dis­cur­so a lo sumo requiere de media hora para no fas­tidiar al auditorio.

 


El sen­ti­men­tal Amil­car Segura

 

 

 

Amíl­car hacía un bal­ance de lo ocur­ri­do durante el año que incluía una var­iedad de des­de: lo famil­iar, las rela­ciones de pare­ja, la amis­tad, el amor, las enfer­medades, el dolor humano, el fra­ca­so, la tris­teza, angus­tia, temor, la pobreza, la con­viven­cia social. los diver­sos sen­timien­tos y emo­ciones del hom­bre y otros. En Bar­quisime­to hizo famoso en su voz el poe­ma “Las uvas del tiem­po” de Andrés Eloy Blan­co. En fin, los vaivenes de la vida a lo largo de un año.

Una emisión muy emo­cional muy propia de las propiedades de la radio. En su pro­duc­ción sono­ra lo acom­paña­ba con la músi­ca de un órgano de fon­do que mati­z­a­ba el con­tenido. El espa­cio lo grav­a­ba en cin­ta mag­netofóni­ca que trans­mitía Radio Bar­quisime­to. La inter­na­cional por sus diver­sas frecuencias.

Pese a su voz agu­da Segu­ra le saca­ba prove­cho medi­ante su cor­rec­ta mod­u­lación ante el micró­fono entre la dramáti­ca, román­ti­ca, solemne y actor. Un dis­cur­so que desar­rol­la­ba con mucha coheren­cia y dominio de lo trata­do. Amíl­car sabía lle­gar por su emo­cional­i­dad que se tra­ducía en lamen­to de quien recoge y proyec­ta las dis­tin­tas vicisi­tudes de la vida. Lo que Amíl­car real­iz­a­ba era un dis­cur­so impro­visa­do y no una dis­ertación escrita.

El espació goz­a­ba de una arrol­lado­ra sin­tonía a esa hora en la radio larense. Todo el mun­do lo esper­a­ba por lo que se man­tu­vo en el aire por el lap­so de más de 50 años. Un micro pro­gra­ma que arran­ca­ba lágri­mas a los escuchas. Al día sigu­iente toda la ciu­dad habla­ba de lo referi­do por Amíl­car en su men­saje de fin de año. La sin­tonía era total.

En nues­tra casa en El Man­te­co, mi queri­da madre María Mag­dale­na siem­pre lo seguía con aten­ción movi­da por la cul­tura radiofóni­ca que imper­a­ba en la ciu­dad. Aquel era como un acto rit­u­al que acom­paña­ba con que­ma de incien­so, tra­gos de buen ron y los mejores deseos en el nue­vo año. A las doce en pun­to de la media noche nos liábamos en caluroso abra­zo a aque­l­la guer­rera com­er­ciante del Man­te­co. Yo la besa­ba en ret­ribu­ción a su amor maternal.

Esa fue una tradi­ción en la radio larense que tocó a más de una gen­eración, entre las cuales nos incluimos. Un tes­ti­mo­nio de la radio local durante medio siglo con sus huel­las históri­c­as y culturales.

Ref­er­en­cias
Con­ver­sa­ciones con el cro­nista Flo­ren­cio “Fuller” Sequera Giménez e Isaís “Men­doci­ta” Men­doza, apa­sion­a­do oyente de radio de la época

Foto de por­ta­da: La dama es la seño­ra Blan­qui­ta Tira­do. Detrás el señor Nico Castil­lo y jun­to al micró­fono, Ramón Ramírez, según descrip­ción de Luis Pas­cual Suárez

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2 comentarios en «24 y 31 de diciembre, bonche y lágrimas por la radio»

  • Don Amil­car siem­pre le llev­a­ba a mi abuela Con­chi­ta Castil­lo el casette de aquel men­saje de fin de año como recuer­do de las fechas da navi­dad y año nue­vo, por ello siem­pre des­de niño aprendi­mos a esper­ar con ale­gría cada nue­vo año al rit­mo de las ondas radi­ales, y aun lo hacemos.
    Recuer­do que Don Amil­car se senta­ba en la mesi­ta del pequeño come­dor y mi abuela le servia café en totu­ma, que ya para aque­l­los tiem­pos del Bar­quisime­to “mod­er­no” era una rem­i­nis­cen­cia de tiem­pos pasa­dos. El señor de la radio, como le conocíamos los niños de la casa, fue ami­go de mi tío Ernesto Castil­lo y la farán­du­la de esa época des­fi­l­a­ba por la casa en aque­l­los días de diciembre.
    ‑Ahi le dejo Con­chi­ta para que lo escuche y me de su opinión, gen­eral­mente solo escuchábamos el pre-estreno has­ta la mitad pues las lagri­mas se desprendían a par­tir de ese momento.
    Inolvid­ables recuer­dos de una infan­cia her­mosa y que for­jó en la famil­ia lazos frater­nos y sen­timien­tos inde­struc­tibles para las fies­tas decembrinas.

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