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Crónica policial de ayer: La desaparición del niño Bravo

Luis Heraclio Medina Canelón
Abogado — Historiador

La historia no se reduce solamente al recuerdo de las grandes hazañas, las batallas decisivas y los grandes cambios sociales.  Los hechos aislados que impactaron a una sociedad también son parte de su historia. Aquellos sucesos que fueron la preocupación de toda una sociedad también constituyen la memoria colectiva, y entre ellos está la llamada crónica roja o crónica policial, casi siempre desdeñada por la historia oficial. Vamos a recordar a partir de hoy algunos de esos sucesos.


Quizás el caso del niño Bra­vo es el más triste de todos. La muerte de un ser queri­do es dolorosa, pero de una man­era u otra cier­ra un ciclo. Viene el due­lo y mal que bien es super­a­da esta eta­pa; pero ante la incer­tidum­bre de la desapari­ción del ser queri­do, la agonía se hace eter­na: no se sabe con certeza si vive o murió, ni en qué condi­ciones ocur­rió su dece­so y no se le puede dar cris­tiana sepul­tura. Es la peor de las incer­tidum­bres. Quizás la más cru­el de las venganzas.
Eran prin­ci­p­ios de los noven­ta era una época en que el secue­stro era algo rarísi­mo, ape­nas se pro­ducía uno cada dos o tres años.

Aquel día Miguel Ale­jan­dro hijo de una famil­ia de clase media alta esta­ba jugan­do tran­quil­a­mente en el jardín de la casa, en una de las urban­iza­ciones del noroeste de Valenl­cia. Cuan­do su mamá lo llamó, el niño había desa­pare­ci­do. Nadie había vis­to nada, parecía que al chico se la había tra­ga­do la tier­ra.  

La sociedad entera se pre­ocupó por el caso.  La madre fre­cuente­mente declar­a­ba a la pren­sa pidi­en­do a quienes tenían al niño se comu­nicaran con sus exi­gen­cias, pero nadie se atribuyó el hecho.  De man­era muy mis­te­riosa el padre del niño jamás apare­ció en públi­co. Nun­ca se le vio la cara, pese a que vivía con la famil­ia. Se decía que era un emplea­do de cier­to niv­el en una empre­sa. Si bien la famil­ia era de clase media, no eran espe­cial­mente adin­er­a­dos como para ser una pre­sa típi­ca de secuestradores que bus­caran un jugoso rescate.

Unos estafadores que lla­maron a la famil­ia ale­gan­do que tenían al niño pidi­en­do veinte mil bolí­vares (una fuerte suma en la época) fueron cap­tura­dos por la PTJ en el superbloque de San Blas, pero se deter­minó que sólo querían “pescar en río revuel­to” y no tenían al niño.

No tar­daron en apare­cer psíquicos y adi­vi­nos pre­ten­di­en­do ayu­dar, pero no dieron ningu­na pista útil.

Se llevó a cabo una inten­sa la cam­paña con los afich­es azules del ros­tro del niño que se pegaron por toda la ciu­dad y has­ta en otros lugares fuera de Carabobo y en el extran­jero, sin resul­ta­do alguno.

Nun­ca se con­sigu­ió algún sospe­choso del secue­stro. Pasó el tiem­po y nun­ca se supo nada, ni del niño ni de sus captores.
Se tejieron una serie de hipóte­sis, la que más recuer­do es que se trata­ba de una ven­gan­za en con­tra del padre del mucha­cho; pero todo perecían espec­u­la­ciones. ¿ven­gan­za de quién y por qué? Se decía insis­ten­te­mente que el padre no era colab­o­rador con las autori­dades. Todo fue quedan­do en el olvi­do. Es uno de los grandes can­gre­jos de la his­to­ria poli­cial venezolana.

Luis Medina Canelón

Abogado, escritor e historiador Miembro Correspondiente de la Academia de Historia del Estado Carabobo

10 comentarios en «Crónica policial de ayer: La desaparición del niño Bravo»

  • Entonces nun­ca se encon­tró al niño, ni vivo ni muer­to. Que tris­teza para su madre

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  • Esa desapari­ción del niño Bra­vo, deja en evi­den­cia que no se hizo bue­na inves­ti­gación, no puede ser que un niño desa­pareciera así, siem­pre vi a la madre moverse tu a un grupo de per­sonas inclu­so gente que no se conocían has­ta ese momen­to, creo que la madre es arqui­tec­to, siem­pre la recuer­do luchan­do por encon­trar a su niño ?

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    • Si quisier­an abriri­an el caso de nue­vo, ya la cien­cia esta muy avan­za­da y podrían dar con los cul­pa­bles y con su cuerpo.

      Pero no les da la gana.

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  • Que tris­teza, Dios lo haya con­ver­tido en un hom­bre de bien..

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  • Si ese caso hubiese pasa­do en Los Esta­dos Unidos , no habrían des­cansa­do has­ta dar con quien secuestró a esa cria­tu­ri­ta tris­te­mente des­de prin­ci­p­ios de los 90’s has­ta la fecha en pleno 2023 ya habrán cer­ra­do el caso y de ese niño no se supo más nun­ca nada.

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  • Soy Valen­ciano, ten­go 24 años fuera del país y pre­ciso anoche el recuer­do de esta trage­dia invadió mi memo­ria. Mi hijo tiene seis añi­tos y en su inocen­cia lo com­paro con el niño Jose Ale­jan­dro. Debe­mos siem­pre encomen­darnos a Dios para que nos libre de des­gra­cias como las de esta famil­ia. Tam­bién ruego su famil­ia haya encon­tra­do con­formi­dad y paz y que Jose Ale­jan­dro donde quiera que este o si ya no esta entre nosotros este col­ma­do de la gra­cia de Dios.

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  • con tan­tas cosas que pasan hoy dia de Padres asesinan­do a sus hijos , me he puesto a pen­sar sera que El niño nun­ca salio de la casa ? sera que lo enter­raron ellos mismos?

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  • de cuan­do en cuan­do, en el tran­scur­so de todos estos años, me pre­gun­to que habrá pasa­do real­mente que Miguel Ale­jan­dro, qué le hicieron, dónde estará? tan­tas pre­gun­tas sin respues­ta.. esta­ba yo en mis 20 en esa época ; y me impactó esa desapari­ción del niño 😞

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  • Esos casos con el tiem­po se des­cubren y sale a la luz la ver­dad. Creo que no hubo mucho empeno en inves­ti­gar lo sufi­ciente. Hoy en dia con alta tec­nolo­gia y prue­bas se podria averiguar lo que suce­dio. Un caso bas­tante extrano.

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  • tenía yo 15 años cuan­do este niño desa­pare­ció me enterneció esta cari­ta de este niño para esa época daban la nov­ela por estas calles y en la jefatu­ra esta­ba la foto de el que decía se bus­ca siem­pre lo veía y me daba mucha nos­tal­gia donde estará, que le paso, que le hicieron veía el dolor de su mamá y me daba mucha tris­teza. 32 años después y aún no se sabe nada y que le sucedió has­ta cier­tos años después de su desapari­ción su mamá salía por la tele­visión has­ta que llegó un momen­to que más nun­ca la vi, no se dijo más nada y todo paso al olvi­do. el sis­tema de jus­ti­cia no hizo su tra­ba­jo pero Dios sí sabe lo que aquí paso y algún día cono­cer­e­mos la ver­dad entre cielo y tier­ra nada esta ocul­to y lle­gará el día que ten­dremos un cierre para este caso, aunque no se nece­si­ta ser famil­ia para que uno como ser humano pen­sante sien­ta este dolor que le pudo haber toca­da a cualquiera

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