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Delgado Chalbaud se salvó en Cumaná cuando su padre invadió desde el Falke

Juan José Peralta
Periodista

Car­los Román Del­ga­do Gómez, su nom­bre de nacimien­to, tenía cua­tro años cuan­do su padre el capitán de navío Román Del­ga­do Chal­baud fue detenido por el coro­nel Agustín Tira­do Med­i­na y traslada­do a la tene­brosa prisión La Rotun­da en Cara­cas el 17 de abril de 1913


Fue des­cu­bier­to de encabezar una con­spir­ación con­tra su antiguo socio, ami­go y com­padre el dic­ta­dor Juan Vicente Gómez con­tra quien Román fragua­ba un golpe de esta­do deve­la­do por la red de espías y soplones instau­ra­do por el tira­no quien dio la orden de aprensión.

Casi catorce años estu­vo Román Del­ga­do Chal­baud someti­do a las más sev­eras condi­ciones de prisión, atro­pel­los y chan­ta­jes con gril­los de 70 libras en los pies mien­tras su famil­ia se encon­tra­ba en el exilio en París.

Por una opor­tu­na amnistía del tira­no Román sal­ió en lib­er­tad a fines de mar­zo de 1927 próx­i­mo a cumplir catorce años pre­so sin fór­mu­la de juicio y a comien­zos de abril se encon­tró con su famil­ia en la cap­i­tal france­sa, su esposa Luisa Ele­na Gómez Velu­ti­ni y los hijos Car­los y Hele­na. Ella se había quita­do el primer apel­li­do y se quedó Velu­ti­ni de Del­ga­do y Car­los tam­bién hizo lo pro­pio y asum­ió los dos apel­li­dos de su padre en reconocimien­to a su valen­tía. Era mucho peso lle­var el mis­mo apel­li­do Gómez, de quien les des­gració la vida. Ambos hijos eran ahi­ja­dos del tirano.

Román Del­ga­do Chal­baud no se iba a con­tentar con hac­er oposi­ción pan­fle­taria des­de el exte­ri­or ni alardes de sus años sufri­dos en prisión y des­de el momen­to que pisó París llev­a­ba en sus híga­dos la sed de ven­gan­za y der­ro­car al tira­no que llev­a­ba veinte años en el poder, quien a su juicio no debía gob­ernar a Venezuela.

Del­ga­do Chal­baud invierte lo que le que­da de su for­tu­na, hipote­ca unos bienes que tenía en París, recibe finan­ciamien­to de gru­pos económi­cos y con todas sus energías planea una invasión para der­ro­car al tira­no. Arrendó un bar­co, el Falke y com­pró un lote de armas y muni­ciones además de reclu­tar a un puña­do de valientes vene­zolanos exi­la­dos de las más vari­adas ten­den­cias, clases, ideas y edades.

Entre los invi­ta­dos a la invasión había un grupo de ofi­ciales vet­er­a­nos, el escritor valen­ciano José Rafael Pocater­ra y su pro­pio hijo Car­los, quien ya para entonces tenía veinte años y en 1929 zarpa hacia Venezuela des­de el puer­to pola­co de Gdy­nia con unos doscien­tos hom­bres entre exi­la­dos vol­un­tar­ios y mercenarios.

En la isla La Blan­quil­la se encon­trarían con otro grupo de exi­la­dos encabeza­dos por Rómu­lo Betan­court, Raúl Leoni, Car­los Julio Ponte, Her­nan­do de Cas­tro, el ex cadete Pedro Rodríguez Berroeta y unos vol­un­tar­ios domini­canos, quienes a la medi­anoche del 29 de julio abor­daron la gole­ta La Gisela y tuvieron que devol­verse al puer­to de Bara­hona cuan­do la embar­cación comen­zó a zozo­brar y fal­taron a la cita, sal­van­do la vida prov­i­den­cial­mente de cor­rer la mis­ma suerte de los otros expe­di­cionar­ios en Cumaná.

A bor­do del Falke: de izquier­da a derecha, Rafael Vegas, Juan Col­menares, Arman­do Zuloa­ga Blan­co, Car­los Del­ga­do Chal­baud y Edmun­do Urdaneta

En La Blan­quil­la Román Del­ga­do Chal­baud cam­bió de nom­bre al Falke y lo bau­ti­za gen­er­al José Anto­nio Anzoátegui y el 11 de agos­to desem­bar­can en Cumaná, donde era esper­a­do por las fuerzas del gob­er­nador gen­er­al Emilio Fer­nán­dez, avisa­do por el gob­ier­no tras recibir informes de la invasión por el espía José Igna­cio Cár­de­nas, de la red euro­pea del tirano.

De la trav­es­ía quedó para la his­to­ria la ima­gen de Román Del­ga­do Chal­baud, a bor­do de la embar­cación, de som­brero gris, con algunos acom­pañantes, del libro “Hom­bres y suce­sos de mi tier­ra”, de Car­los Emilio Fer­nán­dez, Tipografía Var­gas, Cara­cas, 1960.

Con la ban­dera tri­col­or en una mano y una pis­to­la ale­m­ana Luger en la otra, orde­na el desem­bar­co a la espera de un con­tin­gente que traería el gen­er­al Pedro Elías Aris­tigu­i­eta quien no llegó a tiem­po a la acción, impor­tante causa del fra­ca­so  de la invasión. Las tropas del gob­er­nador se tra­baron en fiero com­bate, Del­ga­do tra­ta de tomar el puente “Guzmán Blan­co” y recibe en el pecho un tiro de fusil dis­para­do por un fran­coti­rador gomecista mon­ta­do en un árbol y muere de inmediato.

Pocos min­u­tos después uno de los jóvenes expe­di­cionar­ios acier­ta cert­ero dis­paro en el pecho del gen­er­al Fer­nán­dez, quien muere también.

La invasión fra­casa y muere su líder Del­ga­do Chal­baud, los expe­di­cionar­ios lev­an anclas hacia Trinidad y el sec­re­tario de la expe­di­ción, el escritor Pocater­ra ordenó arro­jar al mar el cuan­tioso par­que com­pra­do en Europa y deja sin pertre­chos ni armas al gen­er­al Aristeguieta.

La aven­tu­ra políti­ca arma­da de Román Del­ga­do Chal­baud fue recogi­da después en dos nov­e­las, “De la Rotun­da a la Calle Larga”, de Vicente Ibar­ra y “Falke” de Fed­eri­co Vegas.

Román ordenó a su hijo per­manecer a bor­do del Falke y pidió a los ofi­ciales de la nave no per­mi­tir­le bajarse, decisión que salvó de morir o caer en La Rotun­da a Car­los Del­ga­do Chal­baud, de quien se vuelve a hablar tras la reciente pub­li­cación de la nov­ela del peri­odista y escritor Oscar Sil­va Araque, “San­gre de Mari­posas”, donde es uno de los protagonistas.

En noviem­bre de 1950, próx­i­mo a cumplir 42 años, Car­los Del­ga­do Chal­baud fue asesina­do cuan­do ejer­cía la pres­i­den­cia de la Jun­ta Mil­i­tar de Gob­ier­no que en 1948 había der­ro­ca­do al pres­i­dente con­sti­tu­cional Rómu­lo Gal­le­gos. Se salvó en Cumaná, donde pere­ció su padre en la invasión, pero once años más tarde fue el primer mag­ni­cidio en la his­to­ria repub­li­cana vene­zolana. Pero esa es otra his­to­ria.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «Delgado Chalbaud se salvó en Cumaná cuando su padre invadió desde el Falke»

  • Car­los muere 21 años mas tarde que su padre y no once, se debe cor­re­gir eso, muy buen relato

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