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El Negro Palomo, un valenciano poco conocido de tiempos de la Independencia

Luis Heraclio Medina Canelón
Abogado — Historiador

Es común que siempre se esté escribiendo o hablando de los mismos personajes históricos, haciendo reiterativa la narrativa del pasado, incluso aburrida, por no tratar sobre hechos poco conocidos. Hoy queremos dejar unas notas sobre la lucha social en la independencia y sobre “El Negro Palomo”, un valenciano que viene a ser la contrapartida del “Negro Primero”.


Des­de el prin­ci­pio de la inde­pen­den­cia, el movimien­to eman­ci­pador ini­ci­a­do por los blan­cos ricos, los “criol­los”, es decir, los man­tu­anos de Cara­cas y sus equiv­a­lentes en las otras ciu­dades, los propi­etar­ios de las grandes hacien­das con cen­tenares o miles de esclavos negros y tam­bién algunos blan­cos de oril­la, y en gen­er­al, los descen­di­entes de los antigu­os con­quis­ta­dores y col­o­nizadores, no tenía la sim­patía de sus nat­u­rales adver­sar­ios, que eran sus esclavos, y las otras cas­tas como los indios, los par­dos y los mulatos que tenían temor de que los ricos blan­cos aumen­taran su dominio al acced­er al poder político.

Es así que cuan­do Domin­go Mon­teverde ini­cia su guer­ra con­tra la Repúbli­ca, lle­ga de las Antil­las con un pequeñísi­mo grupo de sol­da­dos, pero ráp­i­da­mente suma a sus fuerzas a los indios caque­tíos fal­co­ni­anos del “Indio Reyes Var­gas” y otros miem­bros de las “cas­tas”, con quienes emprende una arrol­lado­ra cam­paña. Antoñan­zas se alza con­tra la Repúbli­ca con los llaneros y los negros de las hacien­das de Curiepe tam­bién marchan con­tra Cara­cas esgrim­ien­do las ban­deras del Rey. Todo esto destru­irá la Primera República.

Mon­teverde, dueño del poder vio­la la capit­u­lación que había hecho con Miran­da y encar­cela a 1500 patri­o­tas, y crea una “Jun­ta” para perseguir, enjui­ciar y expropi­ar a los sospe­chosos de repub­li­canos. El gen­er­al se nie­ga a obe­de­cer su propia con­sti­tu­ción, la españo­la, y gob­ier­na de man­era tiráni­ca. Encar­cela y hace toda clase de req­ui­si­ciones for­zosas a los criol­los. Su mano derecha es un per­son­aje valen­ciano: El Negro Palo­mo, reclu­ta­do por el real­ista a su paso por Valen­cia. Men­ciona­do en algunos casos como “El Mula­to Palomo”.

El “Lo Afir­ma­ti­vo Vene­zolano” Augus­to Mijares, citan­do al regente Here­dia, señala:

“Antíte­sis de todo lo que pudiera sig­nificar bon­dad o grandeza, Mon­teverde por su parte se hundía cada vez más en un rég­i­men cobarde y cru­el de espi­ona­je, per­se­cu­ciones y venal­i­dades. En vano la Real Audi­en­cia quiere impon­er­le que respete la pal­abra empeña­da a Miran­da y la validez jurídi­ca de la capit­u­lación. Ésta no es la clase de Oidores que quiere Mon­teverde a su lado: él mis­mo se ha bus­ca­do dos, espe­cialísi­mos, en com­ple­to acuer­do con su miedo y su rapaci­dad: uno es «Palo­mo, un valen­tón de Valen­cia, des­pre­cia­ble por sus cos­tum­bres, a quien Mon­teverde ha escogi­do para que siem­pre le acom­pañe», según pal­abras del Regente Here­dia”. Here­dia era un alto fun­cionario judi­cial real­ista que inútil­mente trató de que Mon­teverde respetara las leyes de la corona.

Cuen­ta Here­dia que a la casa de Mon­teverde acud­ían muchos miem­bros de las famil­ias criol­las a implo­rar por la lib­er­tad de sus famil­iares o para que no se les con­fis­caran sus bienes, pero el mil­i­tar español deja­ba que se entendier­an con Palo­mo, un evi­dente resen­ti­do social. Así lo nar­ra el regente:

“La casa del jefe esta­ba siem­pre llena y rodea­da de gentes de todas las clases, sex­os y edades, que iban a implo­rar clemen­cia por el hijo, el her­mano o el mari­do pre­sos, y que pasa­ban en pie cua­tro o cin­co horas sin lograr audi­en­cia. Allí oí nom­brar los apel­li­dos más ilus­tres de la provin­cia, como que con­tra ellos se había encar­niza­do más la per­se­cu­ción de la gente soez que forma­ba la may­oría del otro partido”.

Como a Mon­teverde no lo inti­m­i­da­ba en lo más mín­i­mo la real­i­dad alti­so­nante del patri­ci­a­do caraque­ño y poco le importa­ba com­por­tarse con indifer­en­cia respec­to a los prin­ci­pales lina­jes, dejó que fuera su espaldero, el zam­bo Palo­mo, su som­bra fiel des­de que lo reclu­tara en camino a Cara­cas, quien se hiciera car­go de trami­tar los rue­gos y las lágri­mas de los clanes fundacionales.

A medi­a­dos de 1813 vemos que Mon­teverde ha sali­do de Cara­cas, acom­paña­do de su fiel Palo­mo a hac­er frente a los insur­gentes en ori­ente. Y es en mayo de ese año cuan­do Piar le propina una der­ro­ta aplas­tante al canario Mon­teverde, que ape­nas puede sal­varse por la inter­ven­ción del Negro Palo­mo que

“lo sacó por veredas y bosques de difí­cil y casi imposi­ble tránsito”.

Según rela­ta un tes­ti­go referi­do por  Gan­dolfi en su biografía de Boves, y ambos regre­san a Cara­cas; de allí, luego de algún tiem­po Mon­teverde jun­to a los hom­bres que le quedan, entre ellos Palo­mo, se refu­gia en Puer­to Cabel­lo, de donde incur­siona con­tra Valen­cia y es der­ro­ta­do en Bár­bu­la y Trincheras, donde un bal­a­zo le entra por la boca y le destroza media cara. Se lo tienen que lle­var en par­i­huela entre cua­tro sol­da­dos, segu­ra­mente uno de ellos sería Palomo.

Cuen­ta el real­ista Urquinaona que “Mon­teverde se encer­ró en Puer­to Cabel­lo a llo­rar sus cuitas sin per­mi­tir la entra­da en su aposen­to sino al zam­bo Palo­mo y tres o cua­tro frailes que forma­ban su plana may­or, de lo que resultó que ni mand­a­ba, ni podría ya ser obedecido”.

Mon­teverde, der­ro­ta­do  y heri­do es descono­ci­do por sus propias tropas y oblig­a­do a dim­i­tir y al poco tiem­po se va de Venezuela. Allí se le pierde la pista tam­bién al Negro Palomo.

Fuentes:

Blan­co Fom­bona, Rufi­no. Apre­cia­ciones y juicios críti­cos. Bib­liote­ca de Letras Jorge Puc­cinel­li Converso.

Here­dia, José Fran­cis­co. Memo­ria sobre las rev­olu­ciones en Venezuela. Paris. Libr­ería de Gar­nier Her­manos. 1895

Mon­dolfi, Edgar­do. Boves. Bib­liote­ca Biográ­fi­ca Venezu­lana. El Nacional – Ban­co del Caribe

Mijares, Augus­to. Lo Afir­ma­ti­vo Vene­zolano. Monte Avi­la Edi­tores. Cara­cas. 1998

Ramos Guédez, José Mar­cial. Par­tic­i­pación de afrode­scen­di­entes en la inde­pen­den­cia de Venezuela. El Per­ro y la Rana 2022

Uslar Pietri, Juan. His­to­ria de la Rev­olu­ción Pop­u­lar de 1814. Colec­ción Bicentenario.

Terán Solano, Daniel. Via­je al apoc­alip­sis: La sociedad vene­zolana durante la Guer­ra a Muerte (1812–1816) Cara­cas, noviem­bre de 2017 (tesis doctoral)

 

 

 

 

Luis Medina Canelón

Abogado, escritor e historiador Miembro Correspondiente de la Academia de Historia del Estado Carabobo

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