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El Pelón Gil, una leyenda larense

 

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista


mi madre Haydee Padua, 
y a mis tíos Oscar y Héc­tor, herederos de esta estirpe
 

Cuando se sellaba la Independencia de Venezuela, vino al mundo José Espiritusanto Gil García, hijo del teniente de caballería, Juan Antonio Gil y Dominga García Cortéz, cuya fe de bautismo, reza que nació en Barbacoas el 9 de junio de 1821, y bautizado cuatro días después

Debido a su volátil tem­pera­men­to demostra­do des­de sus primeros pasos, tuvo una vida inten­sa que da cuen­ta de un hom­bre con una bril­lante car­rera int­elec­tu­al, políti­ca y militar.
 
A los 17 años egresó con hon­ores del Cole­gio Nacional de El Tocuyo, en donde ini­ció estu­dios el 1° de mayo de 1835, día que abre for­mal­mente ese recin­to académi­co con los cur­sos de Latinidad y Filosofía.
 
Y jun­to a los primeros cur­santes: el pres­bítero José Ramón de Agüero, Daniel Gar­men­dia, Agustín Agüero, Juan Pablo Cabrales, José María Luce­na, Mateo Aguilar y Felipe Yépez, el 5 de julio de 1838, José Espir­i­tu­san­to pre­sen­tó exámenes para obten­er el gra­do de Bachiller en Filosofía, acto solemne que se con­sumó en la capil­la del cole­gio con numerosas per­son­al­i­dades pre­sentes y el Con­ce­jo Munic­i­pal en pleno.
 
Luego de su jura­men­to de ley, el rec­tor del cole­gio Dr Tomás Fran­cis­co Borges y el vicer­rec­tor don Manuel Ramón Yépez, entre­garon el pergamino a los bachilleres y ofrecieron dis­cur­sos elo­gian­do las capaci­dades de los grad­uan­dos. Fue un día de fies­tas en el pueblo que duró has­ta el amanecer del sigu­iente día.
 
 
Pero el carác­ter iras­ci­ble de José Espir­i­tu­san­to, no le per­mi­tió una vida sedentaria,
oblig­án­do­lo a empacar una male­ta de libros y otra más con sus ropas, para mar­charse a la capital.
 
José Espir­i­tu­san­to Gil Gar­cía, desta­ca­do políti­co y mil­i­tar, hom­bre ver­sa­do. Doc­tor en Dere­cho de la Uni­ver­si­dad de Cara­cas. Héroe de la Guer­ra Federal

A lomo de bes­tia, acom­paña­do de sus antigu­os pares del Cole­gio Nacional, emprendió via­je con la deter­mi­nante con­vic­ción de inscribirse en la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Venezuela, de donde se graduó de Licen­ci­a­do en Dere­cho Civ­il, en 1844.

 
Cua­tro años más tarde, encon­tramos a José Espir­i­tu­san­to, como miem­bro de la Corte Supe­ri­or de Valen­cia, y for­ma parte del lev­an­tamien­to del gen­er­al José Anto­nio Páez en con­tra­posi­ción del gob­ier­no de José Tadeo Mon­a­gas, pero al poco tiem­po es hecho pri­sionero y con­fi­na­do a una fría maz­mor­ra en el Castil­lo de Puer­to Cabel­lo, lugar que fre­cuen­tó en 1854, cuan­do tam­bién fue apresado.
 
En una obra pic­tóri­ca de la Rev­olu­ción de Mar­zo, se apre­cia a José Espíri­tu­san­tos, al frente de un escuadrón de caballería, con ceño frun­ci­do, de ras­gos pro­nun­ci­a­dos y mira­da inter­rog­a­ti­va.
 

Participante de la Federación

Tri­un­fante el movimien­to de Julián Cas­tro, es elegi­do diputa­do por el esta­do Bar­quisime­to y luego gob­er­nador, has­ta que la Guer­ra Fed­er­al lle­ga a este ter­ri­to­rio, entonces encabeza un ejérci­to de un poco más de tre­scien­tos hom­bres con el car­go de jefe de Opera­ciones Mil­itares, en la defen­sa de la plaza de Bar­quisime­to, entre el 9 y el 16 de mar­zo de 1860 con­tra las fuerzas fed­erales, que luego fueron aplastadas.
 
Entre 1861 y 1863, recrudece la con­tien­da bajo la dic­tadu­ra de Páez, pero aho­ra en favor de los fed­erales. Durante el ataque a la plaza de Quí­bor, el 3 de abril de 1862, Manuel Anto­nio Pare­des y Wences­lao Betan­court, gen­erales rev­olu­cionar­ios que dirigieron la man­io­bra, se encon­traron con las valientes fuerzas del gob­ier­no al man­do del doc­tor y gen­er­al José Espir­i­tu­san­to Gil Gar­cía, que según las cróni­cas, “el reñi­do com­bate duró muchas horas con tri­un­fo para los fed­erales que ter­mi­naron por ocu­par la ciudad”. 
 

Des­de entonces, el vic­to­rioso ejérci­to fed­er­al, acometió una encar­niza­da per­se­cu­ción en su con­tra, con par­tic­i­pación de antigu­os con­ser­vadores como por supuesto federales. 

Poseí­do de un carác­ter rebelde, en 1868 se fue a for­mar filas en el movimien­to insur­rec­cional cono­ci­do como la  Rev­olu­ción Azul, que lle­va a la pres­i­den­cia a José Tadeo Mon­a­gas, desplazan­do el gob­ier­no de Juan Crisós­to­mo Fal­cón, a quien con­sid­eró un inepto.
 
Pero la división de los Mon­a­gas luego de la muerte del pres­i­dente de fac­to, provocó el dete­ri­oro políti­co del rég­i­men, que fue aprovecha­do por Anto­nio Guzmán Blan­co, quien se alió a los descon­tentos caudil­los regionales y locales provo­can­do la Rev­olu­ción de Abril, que como tro­feo con­sigu­ió la pres­i­den­cia de Venezuela el 27 de abril de 1870.
 

De héroe militar a hombre ejemplar

La Rev­olu­ción de Abril llevó al Pelón Gil a reti­rarse a su hacien­da, peri­o­do que uti­lizó  para su desem­peño pro­fe­sion­al defen­di­en­do en los juz­ga­dos a los campesinos de El Tocuyo y Quíbor.
 
Y según doc­u­men­to notari­a­do en Bar­quisime­to, en 1880, el doc­tor y gen­er­al José Espir­i­tu­san­to Gil Gar­cía, cedió su propiedad del sitio de Agua de Obis­po ‑cer­ca de Caro­ra- a los campesinos del lugar.
 
Por esos días el Pelón Gil, en con­cur­so con Manuel Rodríguez López, fundó el 18 de agos­to de 1878, el  primer club de El Tocuyo, el Club de Ami­gos, de cuyo seno surge la ini­cia­ti­va de intro­ducir la primera imprenta a esa ciu­dad, lo cual da ori­gen al per­iódi­co El Aura Juve­nil, encar­gán­dose de su redac­ción los jóvenes José Gil For­toul (su pri­mogéni­to) y Lisan­dro Alvarado.
 
Otro doc­u­men­to ase­gu­ra, que el 11 de diciem­bre de 1860, en El Tocuyo, se cele­bró el mat­ri­mo­nio del doc­tor y gen­er­al José Espíri­tu­san­to Gil con la señori­ta Ade­lai­da For­toul Obregón (naci­da en 1842, en Gua­nare, esta­do Por­tugue­sa), unión de cin­co hijos: José Gil For­toul (pres­i­dente encar­ga­do de Venezuela, min­istro, diplomáti­co, peri­odista, lit­er­a­to e his­to­ri­ador), Jose­fa Anto­nia Gil For­toul (madre de los her­manos Yépez Gil y bis­abuela de quien calza esta sem­blan­za), Juan Anto­nio Gil For­toul, Ade­lai­da Gil For­toul y Domin­ga Gil Fortoul.
 
El Peón Gil fal­l­e­ció en El Tocuyo el 26 de sep­tiem­bre de 1891. Años pos­te­ri­ores, sus restos fueron inhu­ma­dos en una crip­ta del tem­p­lo de la inmac­u­la­da Con­cep­ción de Bar­quisime­to, donde per­manecen.
 

La verdadera leyenda

En unas líneas poco cono­ci­das del int­elec­tu­al José Gil For­toul, recogi­da por la famil­ia Álamo de Bar­quisime­to, hace una elocuente descrip­ción del Pelón Gil, su padre: “… era un poderoso y déspota ter­rate­niente tocuyano, acól­i­to del gen­er­al Páez, antes y durante su dic­tadu­ra. Era un padre ejem­plar y un hom­bre de cul­tura; leía fun­da­men­tal­mente sobre dere­cho y filosofía, y se pre­ocupó sobre­man­era por la
edu­cación de sus hijos”.
 
Parte de la leyen­da del Pelón Gil, rela­ta que un día don Egidio Mon­tesinos (uno de sus ene­mi­gos for­ja­do a pul­so), direc­tor y fun­dador del cole­gio La Con­cor­dia, se hal­la­ba leyen­do en su sil­lón cuan­do un emplea­do le noti­ficó que don José Espir­i­tu­san­to Gil pre­gunt­a­ba por él. Con­travinien­do las adver­ten­cias de los sirvientes hizo pasar al camor­rero, que en son de paz vino a pedirle que acep­tase a su hijo como dis­cípu­lo, que lo edu­cara “a su esti­lo y con sus ideas”. El Pelón Gil, bien sabía que en La Con­cor­dia se forma­ban los mejores cuadros int­elec­tuales del
país. A don Egidio debió Gil For­toul, el amor a la cien­cia y la filosofía y parte de su grandeza.
 

Ima­gen desta­ca­da: José Espir­i­tu­san­to Gil Gar­cía, doc­tor y gen­er­al, cono­ci­do por la lit­er­atu­ra históri­ca como el Pelón Gil. Fue diputa­do al Con­gre­so Nacional y pres­i­dente del Gran Esta­do de Bar­quisime­to. Padre de Jose­fa Anto­nia y José Gil Fortoul

 
Fuente: La Leyen­da del Pelón Gil. Rafael María Rodríguez López. Impre­sores Unidos Cara­cas 1945
Enci­clo­pe­dia Larense. Rafael Domin­go Sil­va Uzcátegui. Madrid España. 1968
Bar­quisime­to His­to­ria Pri­va­da. Alma y Fisonomía del Bar­quisime­to de Ayer. Rafael Domin­go Sil­va Uzcátegui. Cara­cas 1959
Tara­bana. José Anto­nio Yepes Azpar­ren. Fon­do edi­to­r­i­al Río Ceni­zo. Bar­quisime­to 2003 
Cróni­cas Tocuyanas. Janette Gar­cía Yépez-Pedro Rodríguez Rojas. El Tocuyo 2005 Cen­tro Inter­no de Doc­u­mentación del Diario EL IMPULSO 
Archi­vo del Reg­istro Prin­ci­pal de Bar­quisime­to. Sec­ción Escrib­anías de El Tocuyo y Barquisimeto

Más de la fascinante historia del Pelón Gil en

http://correodelara.com/gabriel-gil-garcia-un-larense-sepultado/


NOTA NECESARIA
 
Me com­place pro­fun­da­mente haber com­ple­ta­do el prin­ci­pio de esta sem­blan­za peri­odís­ti­ca del leg­en­dario prócer larense José Espir­i­tu­san­to Gil Gar­cía, ‘El Pelón Gil’, de quien sien­to hon­da admiración, pues me per­mi­tió reen­con­trarme con mis antepasa­dos, hom­bres y tam­bién mujeres que con­tribuyeron con su deter­mi­nante actuación a con­stru­ir Venezuela.
 
Esta inves­ti­gación históri­ca con base doc­u­men­tal, de años y últi­ma­mente de var­ios meses soli­tarias y noc­tur­nas lec­turas, muchas veces incom­pren­di­das por Mar, mi bon­da­dosa esposa y mi Andrés, que recla­man el cin­to por cien­to de mi aten­ción, me brindó la opor­tu­nidad de saber de dónde ven­i­mos y hacia dónde vamos como vene­zolanos y larenses.
 
Al con­cluir la primera fase de esta aven­tu­ra, envié un men­saje a mis famil­iares, todos dis­per­sos en el mun­do, des­de España, pasan­do por EEUU, Panamá, Repúbli­ca Domini­cana, Aru­ba, Brasil, Chile, Perú y el resto en Venezuela, en difer­entes partes del país, en donde con notable entu­si­as­mo les revelé:
 
Una inves­ti­gación sobre la vida del Pelón Gil destruyó mi sueño, por lo que des­de un cuar­to para las tres de la madru­ga­da de este miér­coles 29 de junio de 2016, estuve trazan­do las últi­mas líneas de esta ard­ua tarea que me pro­puse des­de hace meses.
 
Anun­cio entonces que cuan­do son las 7:15 am, se con­cluye la sem­blan­za peri­odís­ti­ca del Pelón Gil, una leyen­da larense. Esta mod­es­ta inves­ti­gación estará disponible des­de ya, en mi blog y espero sea repub­li­ca­da en por­tales y per­iódi­cos dada la trascen­den­tal figu­ra de este per­son­aje que for­mó nue­stro lina­je  y nues­tra estirpe.
 
Mi grat­i­tud per­pet­ua para mi madre Haydee Pad­ua, y mis tíos Oscar y Héc­tor, a quienes debo parte de esta mag­ní­fi­ca his­to­ria, pues ellos indu­jeron a realizarla. Su inter­ven­ción en este aporte, ha sido ines­timable. Gra­cias nuevamente.
 
Igual­mente, deseo agrade­cer a Car­los Guer­ra Brandt, cro­nista y estu­dioso de la fotografía, que en un aux­ilio casi inmedi­a­to, efec­tuó inda­ga­ciones para dar con varias grá­fi­cas, tan­to del Pelón Gil como de sus famil­iares direc­tos, que por medio de what­sapp, me envió des­de Bar­quisime­to, Venezuela has­ta Gaithers­burg, Esta­dos Unidos. A él mi pro­fun­da gratitud.
 
Espero sea sat­is­fac­to­ria esta lec­tura y seamos dig­nos de esta his­to­ria, pues es nues­tra. Abra­zos a todos.
 
Atte,
 
LAPP

 

 
 

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

3 comentarios en «El Pelón Gil, una leyenda larense»

  • Me emo­ciona enorme­mente leer esta inves­ti­gación y expli­ca un poco mi afic­ción al Dere­cho y a la Políti­ca. Soy nieta de Abi­gail Yepez Gil, nieta del Pelón Gil. Vivo actual­mente en Benir­dorm, Ali­cante, España.

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    • Nos encan­ta ten­erte entre nosotros. El peri­odista Luis Alber­to Per­o­zo Pad­ua, nue­stro Direc­tor Edi­to­r­i­al tam­bién es bis­ni­eto del Pelón Gil y nieto de Daniel Yepes Gil. Su Face­book es Luis Alber­to Per­o­zo Padua

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