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Sentenciados a la Cárcel Real

 

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista


EN 1797 se realizó una ampliación fortuita a la Cárcel Real de Caracas anexándole una casa contigua perteneciente a doña Juana Sojo. Las autoridades conocían de una conspiración contra el régimen monárquico español y con esas acciones, ya prevenían a dónde iban a parar los insubordinados

Serán Manuel Gual y José María España, los cabecil­las de la con­ju­ra, pre­vista para estal­lar el 3 de febrero de 1797, pero fue des­cu­bier­ta hacia julio de ese año, lo que gen­eró un gran movimien­to. Las autori­dades pro­cedieron a des­man­te­lar el inten­to de revuelta cap­turan­do a la may­oría de los impli­ca­dos y sospe­chosos. Por la cap­tura de Gual o de España se ofrecían 500 pesos de rec­om­pen­sa, y en caso de pre­sen­tar resisten­cia la can­ti­dad era de 10.000 pesos por Gual (que era mil­i­tar) y de 5.000 pesos por España.

Debido al gran número de los com­plota­dos, y pese a los anex­os y ajustes, real­iza­dos a la Cár­cel Real, no ofrecía el sufi­ciente espa­cio para con­tener­los. En tal sen­ti­do, se ocu­paron los cal­abo­zos del “Batal­lón Vet­er­a­no” del Cuar­tel San Car­los, se habil­i­taron dos más en la casa del Ayun­tamien­to y otros dos en la casa del Gob­er­nador. A muchos otros se les envió a España donde se les abrió juicio por sedición.


José María España
Manuel Gual

 


España fue arresta­do en 1799 y con­duci­do a Cara­cas a fines de abril. Juz­ga­do sumari­a­mente, fue con­de­na­do a muerte el 6 de mayo y eje­cu­ta­do el 8, en la plaza May­or. Su esposa, Joaquina Sánchez, que había sido arresta­da al mis­mo tiem­po que él, fue con­de­na­da a 8 años de reclusión en la Casa de Mis­eri­cor­dia de Cara­cas. En cuan­to a Gual, que sigu­ió con­spir­an­do con­tra la Coro­na, murió en San José de Oruña (Trinidad), prob­a­ble­mente enve­ne­na­do por un espía el 25 de octubre de 1800.

La Cár­cel Real de Cara­cas se erigió en 1589, con­stru­i­da con los mis­mos proce­sa­dos, además de negros esclavos y otros gru­pos de indí­ge­nas, pero la primera ref­er­en­cia que se hace de una maz­mor­ra es en las actas del Cabil­do de mar­zo de 1573. Antes de esa fecha, los con­de­na­dos iban a cal­abo­zos improvisados.

Será en 1589 cuan­do se reg­is­tra la primera inten­ción for­mal de con­stru­ir un cal­abo­zo des­ti­na­do para cár­cel. Éste esta­ba ubi­ca­do en la esquina de Prin­ci­pal, en el mis­mo edi­fi­cio de las lla­madas Casas Capit­u­lares. En 1696, con moti­vo de las cel­e­bra­ciones de la fies­ta de San­ti­a­go Após­tol, se inau­guró la nue­va cár­cel con una misa para los pre­sos. Durante la Colo­nia, las pri­siones eran sólo para blan­cos, otros recin­tos se con­struían o impro­vis­a­ban para par­dos o negros, como las casas de cor­rec­ción. En 1745, se reg­is­tra una fuga de 25 reos, todos recap­tura­dos en menos de siete días y pasa­dos por las armas, más tarde.

Hacia 1790 la cár­cel esta­ba ya bas­tante dete­ri­o­ra­da y se infor­ma de una gran reparación efec­tu­a­da ese año en donde se “debieron cam­biar muchas vigas de madera podri­da en varias habita­ciones, empo­trar puer­tas y reforzar pare­des” según el informe de Gas­tos Públi­cos: tomo III, fol. 403 y ss) 14 de julio de 1790.

Sin comida

Durante el antiguo rég­i­men de admin­is­tración de jus­ti­cia de la Provin­cia de Venezuela, la respon­s­abil­i­dad de los carceleros se lim­ita­ba a man­ten­er el lugar asea­do y proveer agua fres­ca a los reos. Igual­mente se per­mitía a algunos pre­sos pedir limosnas por las rejas y según fuentes bib­li­ográ­fi­cas, en la Colo­nia, muchos famil­iares llev­a­ban comi­da a los pre­sos de Cara­cas ya que su ali­mentación no era respon­s­abil­i­dad abso­lu­ta del Estado. 

La ali­mentación en las cárce­les obe­de­ció más a una «obligación moral» que a una respon­s­abil­i­dad jurídi­ca. Las raciones de comi­da diaria de los esclavos a menudo se reducían a yuca hervi­da y carne sal­a­da. El caraque­ño Días Cien­fue­gos fue un negro libre en la Colo­nia, acu­sa­do de asesina­to y pro­te­gi­do por la Igle­sia por sus destrezas musicales.


Esquina de la Principal hacia 1866. Caracas
Esquina de la Prin­ci­pal hacia 1866. Caracas

La población de la Cár­cel Real reg­istra­da entre los años 1791 y 1805, oscil­a­ba entre los 85 y 120 reos. Sin embar­go, en 1809 el número de pre­sos sobrepasa­ba el límite supe­ri­or de ese ran­go. El 4 de diciem­bre de ese año, el Ofi­cial de Guardia de Pre­ven­ción, Juan Escalona, dio parte al Capitán Gen­er­al de haber recibido 120 pre­sos que pasaron de la Real Cár­cel al Cuar­tel San Car­los, donde fueron alo­ja­dos en las dos cuadras que dejaron las “Com­pañías de Cam­po Bolante”. Men­ciona además la exis­ten­cia de otros 90 reos que ya esta­ban con ante­ri­or­i­dad en dicho cuar­tel, hacien­do un total de 210 reclusos.

Mujeres tras las rejas

Las mujeres, tam­bién eran obje­to de reclusión, en con­se­cuen­cia 1807 María del Rosario Cumare fue acu­sa­da de haber mata­do a su hija de tier­na edad, lanzán­dola con­tra el sue­lo. El pro­ce­so con­tra ella duró alrede­dor de dos años, tiem­po que per­maneció en la Cár­cel Real, has­ta que el 8 de sep­tiem­bre de 1809 fue sen­ten­ci­a­da a 10 años en la Casa de Mis­eri­cor­dia de Caracas.

El 5 de mar­zo de 1751, había 12 mujeres encer­radas en la Cár­cel Real, de las cuales 8 de ellas se encon­tra­ban con pro­ce­sos abier­tos en dis­tin­tas fas­es, las restantes encer­radas por con­cu­bi­na­to, pues­tas tras los bar­rotes jun­to a sus respec­ti­vas pare­jas. De las 7 mujeres que había en la cár­cel el 25 de enero de 1805, solo dos eran blancas.


Fuente: Ermi­la Tro­co­nis de Ver­a­coechea. 1982: His­to­ria de las cárce­les en Venezuela. (1600–1890). Cara­cas: Acad­e­mia Nacional de la Historia.
Her­nan­do Vil­lamizar. Dis­cur­sos y prác­ti­cas del encier­ro puni­ti­vo en la ciu­dad de Cara­cas a finales de la época colo­nial (1780–1810). 2008
Manuel Pérez Vila, Pedro Gras­es. Con­spir­ación de Gual y España. Dic­cionario de His­to­ria de Venezuela. Fun­dación Empre­sas Polar

CorreodeLara

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