CrónicasReportajesTodas Las Entradas

Palomo, la leyenda del caballo blanco de Simón Bolívar

La historia de Simón Bolívar y su caballo Palomo combina realidad con mitos y leyendas que perduran con el paso del tiempo. El equino blanco de imponente estatura era el preferido del militar y político venezolano, con el que cabalgó y venció en importantes batallas.

La figu­ra del lib­er­ta­dor y mil­i­tar Simón Bolí­var es una de las más desta­cadas de la his­to­ria de Sudaméri­ca. Fun­dador de las repúbli­cas de la Gran Colom­bia y Bolivia, fue una de las per­son­al­i­dades que más con­tribuyó a la eman­ci­pación de His­panoaméri­ca frente al Impe­rio español, además de a la inde­pen­den­cia de país­es como Bolivia, Ecuador, Colom­bia, Panamá, Perú o Venezuela.

Amante de los cabal­los, tenía a uno en par­tic­u­lar como su preferi­do, cuyo nom­bre era Palo­mo. Blan­co y de estatu­ra impre­sio­n­ante, fue el fiel com­pañero de Bolí­var y en él cabal­gó y sal­ió vence­dor en batal­las sig­ni­fica­ti­vas como las del Pan­tano de Var­gas, la Batal­la de Junín o la Batal­la de Bomboná.

Pero además de todas las viven­cias con las que com­par­tió jun­to al él, cuen­ta la leyen­da que el sig­nifi­ca­do car­ac­terís­ti­co y poderoso que tenía Palo­mo para Simón Bolí­var tuvo sus cimien­tos des­de antes inclu­so de que se encon­traran por primera vez.

Unos años antes de la Batal­la del Pan­tano de Var­gas, el mil­i­tar lle­garía a San­ta Rosa de Viter­bo, lo que actual­mente se conoce como Boy­acá (Colom­bia), a lomos de un cabal­lo anciano y ago­ta­do. Nece­si­ta­do de un nue­vo equino para pros­eguir su via­je, final­mente encon­tró lo que bus­ca­ba gra­cias a Casil­da Zafra. Una campesina y orácu­lo de la zona que pre­cisa­mente habría tenido un sueño días antes en el que una de sus yeguas daba luz a un potro blan­co, el cual además se lo regalaría a un desta­ca­do Gen­er­al. Bolí­var, a través de su guía, solic­itó entonces a Casil­da que le guardara el potro que su yegua esta­ba próx­i­ma a parir.

Fue en Pantano de Vargas

Años más tarde, durante la Batal­la del Pan­tano de Var­gas (1819), su antiguo guía le entregó a Simón Bolí­var un cabal­lo blan­co que no era otro que el potro naci­do de la yegua de Casil­da Zafra. Envi­a­do por ésta al mil­i­tar vene­zolano, el cabal­lo al que bau­ti­zaría como Palo­mo se con­vir­tió en el com­pañero en el que cabal­gar­ía y con el que lograría vencer, además de en el Pan­tano de Var­gas, tan­to en Juní como en Bom­boná posteriormente.

El cabal­lo Palo­mo, muy queri­do y apre­ci­a­do por Bolí­var, era tam­bién uno de los más acla­ma­dos y admi­ra­dos en las entradas tri­un­fales de Simón Bolí­var tras sus victorias.

Como tradi­ción pop­u­lar, es prác­ti­ca­mente imposi­ble no imag­i­nar a Simón Bolí­var sobre el poderoso Palo­mo blan­co en las batal­las, y en mul­ti­tud de pin­turas se puede ver a un equino radi­ante y tri­un­fal, com­pañero de vida del mil­i­tar. Se dice que su col­or era como el de un copo de nieve, y que su for­t­aleza físi­ca sobre­salía al ser muy robus­to, con una gran alza­da, y eléc­tri­co en su movimiento.

No se tiene conocimien­to exac­to del final de la vida de Palo­mo. Mien­tras que algu­nas teorías históri­c­as indi­can que Bolí­var se lo obse­quió al gen­er­al Andrés de San­ta Cruz en 1826, otras ase­gu­ran que el cabal­lo fal­l­e­ció el 17 de diciem­bre de 1840 en la población de Mulaló, munici­pio de Yum­bo, en el Valle del Cau­ca (Colom­bia). Allí mis­mo se encuen­tra una láp­i­da donde supues­ta­mente fue enter­ra­do, además de un museo en el que se expo­nen antiguas her­raduras que afir­man ser las que llevó con­si­go Palo­mo, además de otros ele­men­tos que pertenecían al Lib­er­ta­dor Simón Bolívar

Extraí­do de http://www.terranea.es

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «Palomo, la leyenda del caballo blanco de Simón Bolívar»

  • Hay una adiv­inan­za que hace ref­er­en­cia al cabal­lo Palo­mo y a la madre de este y dice asi: Car­go la madre en la mano y ando en lo que no ha naci­do. Guardar mi nom­bre, correo elec­tron­i­co y sitio web en este nave­g­ador para la prox­i­ma vez que haga un comentario.

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *