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Josefa Antonia Gil Fortoul en una historia de dos siglos

Luis Alber­to Per­o­zo Padua
Peri­odista y escritor
luisalbertoperozopadua@gmail.com
IG/TW @LuisPerozoPadua

A José Miguel Bermúdez Castillo,
con admiración y respeto

Cuan­do el sol comen­z­a­ba a despun­tar ya Jose­fa Anto­nia Gil For­toul cam­ina­ba presurosa por el espa­cioso pasil­lo prin­ci­pal de la seño­r­i­al casona tocuyana, en direc­ción al salón de gigantes ven­tanales de dos hojas que deja­ban escur­rir por las ranuras de las celosías pequeños rayos de sol.

Allí le esper­a­ba su pre­cep­tor. Casi siem­pre el mae­stro ya esta­ba acom­paña­do de sus her­manos. Era una ruti­na diaria que mold­earía su espíritu.

La aco­moda­da propiedad de tejas rojizas, anchos pilares de madera, corre­dores inter­minables con hele­chos col­gantes, un gran jardín inter­no de rosas mul­ti­col­ores y una fuente de agua nat­ur­al, era propiedad de su padre: el doc­tor y gen­er­al José Espir­i­tu­san­to Gil Gar­cía, “el Pelón Gil”, un leg­en­dario héroe de la Guer­ra de los Cin­co Años que defendió sin titubeo la plaza de Bar­quisime­to durante los ter­ri­bles años de 1860 y 61.

Era abo­ga­do lit­i­gante y asid­uo políti­co des­de su curul en el Con­gre­so que san­cionó la Con­sti­tu­ción de 1858 y más tarde des­de su pequeño y modesto despa­cho en la calle Real de Bar­quisime­to, de donde ejer­ció la primera mag­i­s­tratu­ra del gran esta­do que abri­ga­ba Lara y bue­na parte del Yaracuy.

José Espir­i­tu­san­to Gil Gar­cía, doc­tor y gen­er­al, cono­ci­do por la lit­er­atu­ra históri­ca como el Pelón Gil. Fue diputa­do al Con­gre­so Nacional y pres­i­dente del Gran Esta­do de Bar­quisime­to. Padre de Jose­fa Anto­nia y José Gil Fortoul

Jose­fa Anto­nia de niña era inqui­eta y atre­v­i­da. Jun­to a su her­mano José Gil For­toul, el que más tarde se con­ver­tiría en el 28° pres­i­dente de Venezuela, inscribió su nom­bre en las pági­nas de la his­to­ria como escritor e inves­ti­gador más influyente de la contemporaneidad.

Jun­to a él, Jose­fa Anto­nia acud­ía reli­giosa­mente a las lec­ciones de filosofía, geografía, his­to­ria, matemáti­cas y latinidad que impartía don Egidio Mon­tesinos, fun­dador del Cole­gio Con­cor­dia de El Tocuyo, mae­stro que ya en el oca­so de sus días escribió una cor­re­spon­den­cia al Pelón Gil, a pesar de las mar­cadas difer­en­cias entre ambos, en donde sub­raya: “Recuer­do a ambos (refir­ién­dose a sus antigu­os dis­cípu­los Jose­fa Anto­nia y José Gil For­toul), lo intran­qui­los que eran, pero ligeros para el aprendizaje”. 

En la ciudad madre

Agu­dos inves­ti­gadores han atribui­do a Bar­quisime­to como cuna de Jose­fa Anto­nia, no obstante, doc­u­men­tos famil­iares señalan que sería en El Tocuyo, en donde nac­ería el 14 de febrero de 1863. Fue bau­ti­za­da “en la ciu­dad del Tocuyo á diez y nueve de Mar­zo de mil ochocien­tos seten­ta y tres, yo el Cura decano de esta San­ta Ygle­sia bau­tizé solem­ne­mente á Jose­fa Anto­nia que nació el catorce de febrero últi­ma hija legí­ti­ma del Doc­tor José Gil y Ade­lai­da For­toul. Fueron sus padri­nos Juan Bautista Bejara­no y Casimi­ra Gar­men­dia á quienes advertí el par­entesco y obligación de que cer­ti­fi­co. José Anto­nio Ponte. Bajo el folio 17, libro N°53”.

Su madre, doña Ade­lai­da For­toul Obregón casó el 12 de enero de  1856 con Pedro León Vivas Col­menares, coman­dante caraque­ño que murió de cólera luego de 30 min­u­tos de mate­ri­alizarse el acto mat­ri­mo­ni­al. Pero es esa una mag­ní­fi­ca his­to­ria que con­tare­mos en otro reportaje.

Don Juan Bautista Yepes Piñero, esposo de doña Jose­fa Anto­nia Gil For­toul, ambos será los padres de los her­manos Yepes Gil un apel­li­do de tradi­ción en el esta­do Lara

Las segun­das nup­cias de doña Ade­lai­da –y aun don­cel­la- sería con el Pelón Gil, “en la ciu­dad de El Tocuyo a once de diciem­bre de mil ochocien­tos sesen­ta”. Fueron tes­ti­gos: Domin­ga Gar­cía y el gen­er­al Gabriel Gil Gar­cía (her­mano del Pelón y héroe de la Guer­ra Fed­er­al, más tarde gob­er­nador del esta­do Lara). La ben­di­ción nup­cial la pre­sidió José Anto­nio Ponte, nat­ur­al de Cabu­dare, prela­do que más tarde se con­ver­tiría en el 6° Arzo­bis­po de Cara­cas y Venezuela. 

El mat­ri­mo­nio Gil For­toul pro­creó a Ade­lai­da Gil For­toul, que casó con el napoli­tano don Felipe For­tu­na­to di Pietri; José Gil For­toul, doc­tor en Cien­cias Políti­cas e his­to­ri­ador, casa­do en París con María Luisa Macadet; Jose­fa Anto­nia Gil For­toul (nues­tra biografi­a­da y bis­abuela de quien calza este repor­ta­je) Juan Anto­nio Gil For­toul, murió soltero; y Domin­ga Gil For­toul, casa­da con Eli­gio Macías.

Imponía trato como “doña”

Tes­ti­mo­nios famil­iares, entre ellos el de José Miguel Bermúdez Castil­lo, estu­dioso de la famil­ia Yepes Gil y tatarani­eto de Jose­fa Anto­nia, ase­gu­ra que la matrona pasa­ba horas en el bor­da­do de la lencería, labor que per­fec­cionó con el paso del tiempo.

Los hijos de Jose­fa Anto­nia se refer­ían a ella como ‘doña’, además de pedirle la ben­di­ción de rodil­las, con la cabeza incli­na­da en respetu­osa rev­er­en­cia. Tam­poco existían los besos de rig­or “ni siquiera con sus más cer­canos afec­tos”. La relación con la matrona era muy cál­i­da pero “ver­bal no físi­ca”, y esto se trans­fig­ura­ba en abso­lu­to respeto, porque fue una mujer de espíritu determinante.

Jose­fa Anto­nia Gil For­toul fue her­mana de José Gil For­toul, pres­i­dente de Venezuela e his­to­ri­ador más influyente de la contemporaneidad

En su casa existía estric­to orden, ates­tigua Bermúdez Castil­lo adi­cio­nan­do que diari­a­mente, a las seis de la tarde, se rez­a­ba el San­to Rosario, dirigi­do por don Juan Bautista en regla inque­brantable, even­to a donde debían con­cur­rir todos los hijos sin pér­di­da de tiem­po ni titubeos.

Don Juan Bautista era el reli­gioso del mat­ri­mo­nio, puesto que ‘doña’ era librepen­sado­ra, al igual que su her­mano José Gil Fortoul. 

Fundadora de industrias 

Hered­era de una arraiga­da his­to­ria de hom­bres de hacien­das, Jose­fa Anto­nia asumiría este com­pro­miso con entereza luego de la muerte de su con­sorte acae­ci­da en 1915.

Vis­i­tará el fér­til Valle del Tur­bio, tier­ras de sus ance­s­tros, en donde con pron­ti­tud dom­i­nará la explotación de cacao, la cría de gana­do de carne y leche, y la cosecha de cañame­lar en una por­ción impor­tante de sus dominios.

En doc­u­men­tos reg­istra­dos en Bar­quisime­to, encon­tramos que Jose­fa Anto­nia era propi­etaria abso­lu­ta de las hacien­das El Moli­no y Bel­la Vista, asen­tadas en el valle que otro­ra sería someti­do por el Tira­no Aguirre. Estos pre­dios jun­tos, forma­ban un poco más de 200 hectáreas.

El Moli­no “con todo su baga­je”  lo entregó en ven­ta en 1919 a sus hijos Daniel y Domin­go Anto­nio Yepes Gil; y Bel­la Vista, con var­ios traspa­sos ante­ri­ores, tam­bién la vendió en 1920, a Cruz María Yepes Gil, otro de sus hijos. 

Igual­mente, un ter­cer doc­u­men­to da cuen­ta de la pos­esión de un impor­tante solar que super­a­ba las 500 hec­táreas, iden­ti­fi­ca­do como Hacien­da Tara­bana, reg­istro con una tradi­ción famil­iar que data des­de 1822, pero que la matrona adquir­ió en 1926 y con­servó has­ta 1941, año en que vende a sus hijos y socios Cruz María, José Anto­nio y Mar­i­ano Yepes Gil. 

Tara­bana fue com­pra­da por los her­manos Yepes Gil el 7 de sep­tiem­bre de 1920. Más tarde se con­ver­tiría en el más impor­tante lat­i­fun­dio del Valle de río Tur­bio, con una mod­er­na maquinar­ia para fab­ricar azú­car y papelón, pro­duc­ción que en 1940 reg­istró 120 toneladas de caña de azú­car por día y que en 1944 has­ta el 54, se ele­varía a 150.

Este inge­nio fue uno de los más fecun­dos del esta­do Lara, solo super­a­do por Los Pal­mares en El Tocuyo, antes de la pues­ta en mar­cha del Cen­tral Río Turbio.

En la catedral tocuyana

El mat­ri­mo­nio fue cel­e­bra­do “en la igle­sia par­ro­quial matriz de la Inmac­u­la­da Con­cep­ción de El Tocuyo á veinte de enero de mil ochocien­tos ochen­taiuno, yo el vic­ario, cura interi­no de ella pres­en­cié el mat­ri­mo­nio que por pal­abras de pre­sente con­tra­jeron in yacie ecle­si­ae, Juan Bautista Yepes, hijo legí­ti­mo de Pací­fi­co Yepes y Abi­gaíl Piñero; y Jose­fa Anto­nia Gil, hija legí­ti­ma del Dr José Gil y Ade­lai­da For­toul de esta feligresía.

Pre­cedieron la explo­ración de sus vol­un­tades, el exa­m­en de aprobación en la Doc­t­ri­na Cris­tiana y con arreg­lo al San­to Con­cilio Tri­denti­no, se procla­maron en tres días fes­tivos, que fueron el vein­tiuno y vein­ti­o­cho de noviem­bre y el cin­co de Diciem­bre próx­i­mo pasa­do, de lo cual no resultó imped­i­men­to. Se con­fe­saron y reci­bieron en la misa las ben­di­ciones nup­ciales; sien­do tes­ti­gos Pací­fi­co Yepes y Ade­lai­da Gil, lo cual cer­ti­fi­co. Hilario Alvara­do. Folio 212.

De la unión de Jose­fa Anto­nia y Juan Bautista Yepes Piñero nacieron: Juan Bautista el 29 de enero de 1882; José Anto­nio, el 14 de mar­zo de 1883; Abi­gaíl, el 4 de octubre de 1884, en Hato Arri­ba, Bar­ba­coas; Mar­i­ano el 8 de mayo de 1886, en El Tocuyo; María Ade­lai­da de las Mer­cedes, el 14 de diciem­bre de 1887 a las 10 de la noche, en la Hacien­da Vira-Vira de Bar­ba­coas; Cruz María, el 25 de sep­tiem­bre de 1890, en Bar­ba­coas, (bis­abue­lo de José Miguel Bermúdez Castil­lo) Domin­go Anto­nio, el 4 de agos­to de 1892, en Bar­ba­coas; Manuel María, el 20 de octubre de 1894, en El Tocuyo; Daniel, (nue­stro abue­lo mater­no) el 4 de junio de 1896, en El Tocuyo; María Jose­fa, el 30 de abril de 1898, en El Tocuyo; Lisan­dro, el 17 de mayo de 1900, en El Tocuyo; Adela en 1901 en Bar­quisime­to y por últi­mo Car­los, el 8 de diciem­bre de 1903, en El Tocuyo.

Los restos de Juan Bautista 

Los restos mor­tales de don Juan Bautista Yepes Piñero, cuyo dece­so ocur­rió en Bar­quisime­to el 10 de febrero de 1915, así como los de su hijo may­or Juan Bautista Yepes Gil, fal­l­e­ci­do el 16 de mar­zo de 1914, fueron inhu­ma­dos en el tem­p­lo de San José de Bar­quisime­to, según los inves­ti­gadores Gher­si Gil y Yepes Azparren. 

Apun­tan que var­ios años después de sus muertes, los féret­ros fueron traslada­dos al tem­p­lo en cuestión y colo­ca­dos en nichos, situ­a­dos a ambos lados del altar may­or, iden­ti­fi­ca­dos por grue­sas plan­chas de már­mol blan­co. Pre­cisan que la lámi­na de már­mol de Juan Bautista Yepes Piñero esta­ba del lado izquier­do inmedi­ata­mente después de un pequeño y her­moso altar ded­i­ca­do a la advo­cación de la San­tísi­ma Vir­gen de Coromoto. 

Después que la igle­sia se der­rum­bó por un ter­re­mo­to, y en el peri­o­do de su recon­struc­ción entre los años 1969 y 1972, Gher­si Gil cor­roboró per­sonal­mente jun­to al pár­ro­co del tem­p­lo, “que el mesón del altar may­or, fue con­stru­i­do con las dos lámi­nas de már­mol de mis famil­iares difuntos”. 

Los restos de Juan Bautista y los de su hijo, orig­i­nal­mente sepul­ta­dos en cofres de madera, fueron deposi­ta­dos ‑durante la refac­ción de la iglesia‑, bajo el sue­lo del altar may­or.  

El ocaso de la matrona

La firmeza y pro­bidad de Jose­fa Anto­nia no se doble­garía ni siquiera en sus días postreros. Luego de vender y heredar las propiedades a sus hijos y con una larga y pla­cen­tera vida de retos super­a­dos, fal­l­e­ció en Bar­quisime­to el 25 de enero de 1950. 

Fue sepul­ta­da en el antiguo Cemente­rio Bel­la Vista de Bar­quisime­to, muy cer­ca del Pan­teón de los Yepes Gil, una famil­ia larense con dos sig­los de historia.


Fuente:
La his­to­ria de la famil­ia Gil des­de la época colo­nial y su descen­den­cia has­ta hoy. Mar­co Anto­nio Gher­si Gil y José Anto­nio Yepes Azpar­ren. Bar­quisime­to 2013 
La Leyen­da del Pelón Gil. Rafael María Rodríguez López. Impre­sores Unidos. Cara­cas 1945
Tara­bana. José Anto­nio Yepes Azpar­ren. Fon­do Edi­to­r­i­al Río Ceni­zo. Bar­quisime­to 2003 
Eliseo Sotel­do Bar­quisime­to de ayer 1920
Tara­bana fue la hacien­da más impor­tante del Valle del Tur­bio. www.CorreodeLara.com

Reportaje publicado en Diario EL IMPULSO:
http://www.elimpulso.com/noticias/actualidad/josefa-antonia-gil-fortoul-en-una-historia-de-dos-siglos

CorreodeLara

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