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Juan José Peralta, el periodista que encumbró las crónicas sabrosas

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y escritor
luisalbertoperozopadua@gmail.com
TW / IG @LuisPerozoPadua 

Su sensibilidad, su agudo olfato periodístico, su actitud positiva ‑y hasta jocosa‑, frente a los pormenores de la invivible situación del país, fueron ejemplo para las nuevas generaciones de periodistas que formaba en las aulas universitarias


Este seis de octubre, el alba nos encon­tró con una noti­cia dev­as­ta­do­ra: Juan José Per­al­ta, había par­tido a otras lat­i­tudes como con­se­cuen­cia del Covid. Ese sins­a­bor se apoderó de la ciu­dad, en silen­cio algu­nas lágri­mas amar­gas bro­taron, otros optaron por remem­o­rar sus chan­zas, sus can­tos y sus mejores momen­tos, otros sim­ple­mente se res­ig­naron a la idea de un posi­ble reen­cuen­tro, y ‑con el corazón constreñido‑, se sumergieron en sus líneas grandes.

Bar­quisime­to des­perta­ba entonces con la más triste de las noti­cias. El peri­odis­mo sucumbió en un luto áspero y salo­bre, las letras entraron en un ale­tar­ga­do reposo, la locu­ción se auto silen­ció con angus­tia y las cróni­cas hicieron una descon­so­la­da pausa como hom­e­na­je a su mentor.

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Sus imbat­i­bles cróni­cas de his­to­rias olvi­dadas, inun­daron tan pron­to el CORREO DE LARA, que se con­virtieron en ref­er­en­cia oblig­a­da para escritores y has­ta para his­to­ri­adores[/dropshadowbox]

 

Juan José Per­al­ta, que del decir del cole­ga peri­odista José Ángel Ocan­to, fue bau­ti­za­do por el lengua­je del afec­to como Pop­eye, era egre­sa­do de la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Venezuela (UCV), como peri­odista y su colum­na “Croni­cario” era de las más leí­das en medios como EL IMPULSO, Globo­visión y CORREO DE LARA, en donde se destacó con más de 80 cróni­cas que for­man parte del vig­oroso lega­do de incal­cu­la­ble val­or históri­co para el esta­do Lara y para el país en gen­er­al, solo com­para­do al del desa­pare­ci­do cro­nista ofi­cial de Bar­quisime­to, Ramón Querales.

Su sen­si­bil­i­dad, su agu­do olfa­to peri­odís­ti­co, su acti­tud pos­i­ti­va ‑y has­ta jocosa‑, frente a los por­menores de la invivi­ble situación del país, fueron ejem­p­lo para las nuevas gen­era­ciones de peri­odis­tas que forma­ba en las aulas universitarias.

Sus imbat­i­bles cróni­cas de his­to­rias olvi­dadas, inun­daron tan pron­to el CORREO DE LARA, que se con­virtieron en ref­er­en­cia oblig­a­da para escritores y has­ta para historiadores.

Todas las noches, sin obviar los fines de sem­ana, se sumergía en su vie­ja com­puta­do­ra, para pros­eguir con algún dato que lo llev­a­ba a con­stru­ir un rela­to que siem­pre describía como “cróni­cas sabrosas”, género al que nos fusti­ga­ba sigu­iéramos y adop­táramos como for­ma de escrit­u­ra. Durante ese ínterin, solo lo detenía el rig­or de los inter­minables cortes eléc­tri­cos. Era sin duda un inves­ti­gador a tiem­po completo.

Juan­cho, como tam­bién gusta­ba lo lla­ma­ran, esta­ba lleno de opti­mis­mo cuan­do en mar­zo de este año, pub­licó Esos muer­tos míos, una “nov­ela ale­gre” donde abor­da con sus letras sabrosas la vida y muerte del poeta Pedro Luis Hernández.

Sem­anal­mente nos refer­ía ‑muy motivado‑, sobre otros proyec­tos que dejó inclu­so: Amores y golpes, donde nar­ra los golpes de Esta­do en el país, además una exten­sa cróni­ca inti­t­u­la­da: Yo fui chofer del Gabo en Cara­cas, que habla de las aven­turas del Nobel colom­biano por estas lat­i­tudes, pues siem­pre se ufan­a­ba con inusi­ta­da ale­gría, que había cono­ci­do a Gabriel Gar­cía Márquez en su pas­an­tía por el peri­odis­mo capitalino.

Bar­quisime­to y Venezuela en gen­er­al se con­movieron con la noti­cia de la par­ti­da tem­prana y sin avi­so de Juan José Per­al­ta. Fue ten­den­cia en las redes sociales y de hon­do pesar para quienes nos con­sid­er­amos sus discípulos.

Alexan­der Cam­bero, otro admi­ra­do peri­odista de fina y sen­si­ble pluma escribió con tin­ta de lágri­mas: Juan José Per­al­ta, el mae­stro vesti­do de eternidad. Pero qué mejor ref­er­en­cia para este larense que deja un vació insusti­tu­ible en el peri­odis­mo y en las “cróni­cas sabrosas”.

Has­ta siem­pre ven­er­a­do mae­stro y ami­go, luego nos cono­cer­e­mos per­sonal­mente para degus­tar de un pal­i­to de buen cocuy deba­jo del jabil­lo históri­co cabu­dareño, invitación suya que no dudamos honrar.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

2 comentarios en «Juan José Peralta, el periodista que encumbró las crónicas sabrosas»

  • Que espec­tac­u­lar descrip­ción del mae­stro y su par­tic­u­lar desem­peño pro­fe­sion­al, cada lec­tura que hago de todos los escritos en su hon­or, hace mas grande nues­tra pena porque reafir­marnos la pér­di­da invalu­able de nue­stro queri­do Juan José. Gra­cias apre­ci­a­do cole­ga Luis Alber­to Per­o­zo!.. Exce­lente man­era de redac­tar al esti­lo Popeye.

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    • Real­mente fue muy difí­cil escribir sobre él y con­den­sar toda su grandeza en tan cor­tas letras. La tris­teza nos embar­ga, gra­cias por tus pal­abras y por la com­para­ción con nue­stro ami­go Pop­eye. Real­mente aun no sal­go de este trance. Siem­pre le ase­guré que seguiría sus pasos, espero por lo menos estar cer­ca de sus enseñan­zas. Abrazos

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