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Kennedy ante Bolívar: un juramento de libertad en el corazón de Washington (FOTOS+VIDEO)

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista especializado en crónicas históricas
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@LuisPerozoPadua

En plena Guerra Fría, el presidente John F. Kennedy rindió homenaje a Simón Bolívar con un emotivo discurso en Washington el 5 de julio de 1961, con motivo del 150 aniversario de la independencia de Venezuela. Desde el monumento ecuestre al Libertador, el mandatario estadounidense evocó la unidad del continente, exaltó la herencia bolivariana y enlazó las revoluciones de Caracas y Filadelfia en un mismo canto por la libertad. Fue un gesto diplomático cargado de simbolismo, que aún hoy resuena como un eco de grandeza compartida

Wash­ing­ton D.C. amaneció tem­pla­do y solemne aquel 5 de julio de 1961. Era el día patrio de Venezuela y, en el cen­tro de la cap­i­tal esta­dounidense, una figu­ra ecuestre observ­a­ba en silen­cio des­de su pedestal: Simón Bolívar.

Frente a él, a las once de la mañana, el pres­i­dente John F. Kennedy pro­nun­ció un dis­cur­so que más que una alocu­ción políti­ca fue un jura­men­to históri­co, una comu­nión hemisférica.

No era un acto cualquiera. Se con­mem­o­ra­ban 150 años de la fir­ma del Acta de Inde­pen­den­cia de Venezuela. En ple­na ten­sión glob­al, con la Guer­ra Fría en su apo­geo y tras el reciente fra­ca­so de Bahía de Cochi­nos, Kennedy bus­ca­ba ten­der puentes con Améri­ca Lati­na. Y lo hizo recur­rien­do a una de las fig­uras más queri­das y uni­ver­sales del sur con­ti­nen­tal: el Libertador.

Kennedy encabezó una breve ofren­da flo­ral ante la estat­ua de Bolí­var; tal como indi­ca la nota ofi­cial, habló “en la cer­e­mo­nia de ofren­da flo­ral en el Mon­u­men­to a Simón Bolí­var” y dirigió sus primeras pal­abras pre­cisa­mente a Rusk y a May­obre, el emba­jador venezolano.

El pres­i­dente Kennedy durante su dis­cur­so en estat­ua del Lib­er­ta­dor en Wash­ing­ton DC., el 5 de julio de 1961

El acto fue cubier­to por la pren­sa local y consigna­do en los archivos pres­i­den­ciales (exis­ten fotos ofi­ciales del fotó­grafo Abbie Rowe, hoy en archivos del JFK Library).

“Hoy cel­e­bramos la lib­eración, hace 150 años, de una gran nación amer­i­cana, Venezuela”, dijo al ini­ciar su inter­ven­ción. “Lo hace­mos ante una estat­ua de su lib­er­ta­dor, Simón Bolí­var, un amer­i­cano ilus­tre, un amer­i­cano que es con­sid­er­a­do en común por todas las repúbli­cas her­manas de este gran vecin­dario”, acen­tuó Kennedy cuan­do eran las 11:05 am., frente a un nutri­do auditorio.

Ese Bolí­var de bronce que cabal­ga en piedra en las inmedia­ciones de la sede de la Orga­ni­zación de Esta­dos Amer­i­canos (OEA) fue erigi­do ape­nas dos años antes como un rega­lo del gob­ier­no del pres­i­dente Mar­cos Pérez Jiménez. Pero aque­l­la mañana, el mon­u­men­to no era un sim­ple orna­men­to diplomáti­co: se trans­for­mó en altar sim­bóli­co donde se ren­ov­a­ba la fe en la lib­er­tad com­par­ti­da de las Américas.

La ban­da de guer­ra de la Us. Navy tocó los him­nos nacionales de Venezuela y Esta­dos Unidos

Pro­fe­ta de la unidad americana

Kennedy no pro­nun­ció un dis­cur­so exten­so, pero cada frase fue delib­er­a­da, con­stru­i­da con respeto y visión. Con­sciente del peso sim­bóli­co del momen­to, se refir­ió a Bolí­var como “el primer y quizás el may­or pro­fe­ta: la unidad de las Américas”.

Evocó con rev­er­en­cia pal­abras del pres­i­dente Rómu­lo Betan­court, quien quince años antes había dicho: “Hoy nues­tra pre­ocu­pación e interés es hac­er vivo su men­saje [de Bolí­var], incor­po­rar su ide­ología en nue­stros con­cep­tos, seguir leal­mente su ejem­p­lo lumi­noso en nues­tras tar­eas diarias como gob­er­nadores y gob­er­na­dos”. Kennedy añadió: “Es tan impor­tante hoy hac­er todas estas cosas”.

La visión de Bolí­var de una con­fed­eración hem­is­féri­ca fue uno de los pilares del dis­cur­so. “Su may­or sueño era una unión mutu­a­mente defen­si­va de todas las Repúbli­cas del hem­is­fe­rio con­tra la agre­sión de las filosofías extran­jeras”, proclamó Kennedy, en una alusión clara al comu­nis­mo que gan­a­ba espa­cio tras la Rev­olu­ción Cubana.

La idea no era solo políti­ca, sino espir­i­tu­al. Bolí­var inspira­ba, dijo el pres­i­dente esta­dounidense, “la deter­mi­nación de los estadis­tas de hoy de las Améri­c­as para pro­te­ger su heren­cia de lib­er­tad de la invasión aliení­ge­na; para realizar al máx­i­mo la grandeza espir­i­tu­al y mate­r­i­al de nues­tras naciones; para exten­der a todas las Améri­c­as los ben­efi­cios de la lib­er­tad y la jus­ti­cia social; para hac­er una guer­ra común con­tra la pobreza y la enfer­medad y la inhu­manidad del hom­bre al hombre”.

De Filadelfia a Caracas

Kennedy no lim­itó su mira­da a Venezuela. Inscribió los ide­ales de Bolí­var en una causa may­or: la de la lib­er­tad uni­ver­sal, la rev­olu­ción que había comen­za­do en Filadelfia en 1776 y que tuvo su eco en Cara­cas en 1811. “Esta deter­mi­nación es la expre­sión actu­al de la gran rev­olu­ción mundi­al cuyos prin­ci­p­ios fueron aclara­dos des­de Filadelfia hace 185 años ayer, de nue­vo des­de Cara­cas hace 150 años hoy”.

Esa rev­olu­ción, advir­tió, “nun­ca debe con­sid­er­arse final­mente ter­mi­na­da o cumpl­i­da”. A su juicio, era “una rev­olu­ción basa­da en los ide­ales de la igual­dad y la dig­nidad humanas”, que debía adap­tarse a todas las cul­turas, razas y país­es. Y aunque tuvo altiba­jos, cada gen­eración debía alzarse a defenderla.

“Los hom­bres han trata­do de deten­er­la, de desviar­la. Sus ide­ales han sido dis­tor­sion­a­dos y redefinidos para quitar­les su esen­cia, que es la lib­er­tad. Pero siem­pre que esta rev­olu­ción ha esta­do en peli­gro, los hom­bres se han lev­an­ta­do para for­t­ale­cer la fe de los demás en ella”.

Kennedy llam­a­ba así a una ren­o­vación moral, a que la déca­da del 60 fuese no solo un tiem­po de desar­rol­lo, sino tam­bién de reafir­ma­ción democráti­ca. “Con­fío en que esta gen­eración que ocu­pa puestos de respon­s­abil­i­dad en esta gran área del mun­do, el hem­is­fe­rio occi­den­tal, cumplirá con sus respon­s­abil­i­dades… no solo ayer, el cua­tro de julio, y no solo hoy… sino todos los días de cada mes de cada año durante la gran déca­da de 1960”.

El primer man­datario esta­dounidense rinde hom­e­na­je al Lib­er­ta­dor Simón Bolí­var con una coro­na de flores
Emba­jador de Venezuela en EEUU José Anto­nio May­obre colo­ca ofren­da flo­ral frente a la estat­ua del Lib­er­ta­dor en Wash­ing­ton DC el 5 de julio de 1959

Un hem­is­fe­rio ali­a­do por el progreso

La Alian­za para el Pro­gre­so, lan­za­da por el pro­pio Kennedy meses antes, era el con­tex­to nat­ur­al de estas pal­abras. Pero el dis­cur­so no se lim­ita­ba a lo económi­co. Se trata­ba de un pacto moral entre los pueb­los del con­ti­nente, entre Wash­ing­ton y Bolí­var, entre Esta­dos Unidos y Venezuela.

“Ali­a­dos por el pro­gre­so, por un esfuer­zo deci­di­do para hac­er real­i­dad los sueños de aque­l­los que hicieron libres a nue­stros país­es, esta­mos en vísperas de grandes empre­sas en nue­stro pro­pio hem­is­fe­rio”, dijo. Y entonces citó con solem­nidad a Bolí­var: “La lib­er­tad del nue­vo mun­do es la esper­an­za del universo”.

Kennedy expresó tam­bién con orgul­lo el lega­do de los padres fun­dadores de Esta­dos Unidos, recor­dan­do que su ejem­p­lo había trascen­di­do las fron­teras: “Es una fuente de orgul­lo… que los Padres Fun­dadores de este país… desem­peñaron un gran papel en la lib­eración de otros país­es, inclu­so has­ta la actualidad”.

Y como colofón, afir­mó una ver­dad uni­ver­sal: “Cada acción que tomamos por la lib­er­tad tiene impli­ca­ciones mucho más allá de las fron­teras de nue­stro pro­pio país. Este hem­is­fe­rio bus­ca una vida mejor para su gente. Está com­pro­meti­do con el pro­gre­so, y está com­pro­meti­do con ese pro­gre­so a través de la libertad”.

El pres­i­dente Kennedy jun­to al emba­jador de Venezuela José Anto­nio May­obre 5 de julio de 1961

El emba­jador de Venezuela, tes­ti­go del 5 de julio 

El pres­i­dente Kennedy estu­vo acom­paña­do por Dean Rusk, sec­re­tario de Esta­do de EE.UU y por el Dr. José Anto­nio May­obre, emba­jador de Venezuela, así como rep­re­sen­tantes diplomáti­cos de Améri­ca Lati­na, entre otros altos fun­cionar­ios de Estado.

Pero quién era May­obre, el emba­jador plenipo­ten­cia­rio de Venezuela en los Esta­dos Unidos, además de ser el rep­re­sen­tante per­ma­nente de Venezuela ante la Orga­ni­zación de Esta­dos Amer­i­canos, en Wash­ing­ton D. C., donde para­le­la­mente tra­ba­jó como Direc­tor Ejec­u­ti­vo del Fon­do Mon­e­tario Inter­na­cional, car­gos rat­i­fi­ca­dos por el pres­i­dente Rómu­lo Betancourt.

José Anto­nio May­obre, había naci­do en Cumaná, el 21 agos­to de 1913. Tras fun­dar la primera célu­la comu­nista vene­zolana, sufrió cár­cel en la temi­da Rotun­da entre 1932 y 1934, luego expul­sa­do del país. reci­bi­en­do el títu­lo de doc­tor en cien­cias económi­cas y sociales en la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Venezuela en 1944 y el de doc­tor en leyes al año sigu­iente, en la mis­ma casa de estudios. 

Se doc­toró en Economía en la Lon­don School of Eco­nom­ics (1946) y fue pieza clave del pen­samien­to desar­rol­lista criol­lo. Ocupó car­gos de alto niv­el: min­istro de Hacien­da (1958‑60), direc­tor ejec­u­ti­vo del FMI (1960‑62) y emba­jador de Venezuela ante la OEA, puesto des­de el que acom­pañó a John F. Kennedy durante la ofren­da flo­ral en la estat­ua de Simón Bolí­var el 5 de julio de 1961, con moti­vo del sesqui­cen­te­nario de la inde­pen­den­cia vene­zolana. Luego dirigió la CEPAL (1963‑66), fue min­istro de Minas e Hidro­car­buros del pres­i­dente Raúl Leoni (1967‑69). Pres­i­dente de la Con­fer­en­cia de la Orga­ni­zación de País­es Expor­ta­dores de Petróleo (1967).

Asesor del Ban­co Cen­tral has­ta su muerte. Pro­fe­sor uni­ver­si­tario y miem­bro de los con­se­jos supe­ri­ores de la USB y la Unimet, dejó una vas­ta obra dis­per­sa reuni­da en una edi­ción pós­tu­ma. Fal­l­e­ció en Wash­ing­ton D. C., 15 de agos­to de 1980.

Kennedy en el Mon­u­men­to a Simón Bolí­var en Wash­ing­ton D.C, durante su discurso

Cober­tu­ra mediáti­ca de la época

El dis­cur­so de Kennedy fue breve­mente anun­ci­a­do en los medios de Wash­ing­ton y en pren­sa lati­noamer­i­cana como un gesto cer­e­mo­ni­al de amis­tad inter­con­ti­nen­tal. Las cade­nas esta­dounidens­es solo lo consignaron como una breve alocu­ción diplomáti­ca, dado que las noti­cias inter­na­cionales esta­ban dom­i­nadas entonces por la cri­sis cubana y la políti­ca interna.

No obstante, la pren­sa vene­zolana val­oró pos­i­ti­va­mente el reconocimien­to de Bolí­var por parte de Kennedy. Cabe men­cionar que el Kennedy Library con­ser­va el tex­to orig­i­nal y la grabación de audio del acto, aunque la tele­visión nacional lo mostró de man­era lim­i­ta­da. En cualquier caso, el even­to se inter­pretó como parte de la políti­ca de acer­camien­to de Kennedy hacia Venezuela y Améri­ca Latina.

Un jura­men­to frente al cabal­lo de bronce

Aquel 5 de julio de 1961, las pal­abras de Kennedy no se las llevó el vien­to. Quedaron grabadas en los archivos pres­i­den­ciales y en la memo­ria diplomáti­ca del con­ti­nente. Más que un dis­cur­so, fue un jura­men­to com­par­tido frente al cabal­lo de bronce que guar­da silen­cio en la cap­i­tal del imperio.

Evo­can­do la ges­ta de Bolí­var y el lega­do de la rev­olu­ción amer­i­cana, Kennedy sem­bró una semi­l­la de esper­an­za en tiem­pos de incer­tidum­bre. Su voz, clara y ser­e­na, pare­ció fundirse con la brisa de ver­a­no en Wash­ing­ton para decirnos, aún hoy, que la lib­er­tad no tiene pas­aporte, pero sí memoria.

Y esa memo­ria, tan frágil y lumi­nosa, tiene en Bolí­var su estrel­la y en Kennedy un tes­ti­go de honor.


Fotografías ofi­ciales tomadas por Abbie Rowe para la Casa Blanca

 

CorreodeLara

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