Naufragio francés en la costa venezolana de Aguide (1783)

Cruz Enrique Otero Duno
Cronista y escritor
cruzoteroelcronista@gmail.com
@cruzoteroelcronista

Los restos de la embarcación yacen a seis metros de profundidad y a seis kilómetros de la costa


Según relatos del inge­niero ver­dunés Jean Nicolás Desan­drouis, apare­ci­dos en el libro “Mis­ión Sec­re­ta en Puer­to Cabel­lo y Via­je a Cara­cas en 1783”, escrito por Car­los F Duarte en 1991, el naufra­gio de un bar­co de guer­ra francés ocur­rió cer­ca de Aguide, el día 3 de febrero de 1783.

Jean Nicolás real­izó una serie de cam­pañas antes de via­jar a Venezuela donde de su per­ma­nen­cia solo se con­ser­van algunos tes­ti­mo­nios recogi­dos por el abate Gabriel y pub­li­ca­dos en Verdún en el libro “Le Mariscal de Camp Desan­drouins”, en 1887, y tam­bién una car­ta que fechó en la ciu­dad de Puer­to Cabello.

Extra­or­di­nar­ia ima­gen del puer­to, al fon­do castil­lo San Felipe y plaza frente al hoy sec­tor la Plan­chi­ta, c. 1885. Archi­vo del cro­nista José Alfre­do Sabati­no Pizzolante

Así comen­zó la historia

El 6 de febrero de 1778 Luis XVI, rey de Fran­cia, fir­mó un trata­do de com­er­cio y alian­za con los repub­li­canos de Améri­ca lo cual dejó sin estrate­gia económi­ca a Inglater­ra. Por tal moti­vo el gob­ier­no francés envió a un grupo de expe­di­cionar­ios para luchar con­tra los ingle­ses y de esa man­era apo­yar a los norteam­er­i­canos en la búsque­da de su independencia.

El plan estratégi­co establecía que los france­ses embar­ca­dos en Boston y que esta­ban al man­do del jefe del ejérci­to francés en Améri­ca Louis Philippe de Rigaud, bau­ti­za­do como el mar­qués de Van­dreuil, tenían que apos­tarse en un puer­to vene­zolano que brindara máx­i­ma seguri­dad y pro­tec­ción, y que fuera descono­ci­do por todos. El sitio escogi­do fue Puer­to Cabel­lo. Allí esper­aría la flota que debía lle­gar de Cádiz, coman­da­da por D´ Estaing; y otra españo­la, al man­do del famoso José Solano y Bote, quien se encon­tra­ba en La Habana.

Leva de anclas

La flota de Boston sigu­ió la trayec­to­ria de la nave cap­i­tana coman­da­da por Van­dreuil. A bor­do via­ja­ba el héroe de la mari­na norteam­er­i­cana John Paul Jones, quien fue de gran util­i­dad para los france­ses al servir de guía ya que antes había nave­g­a­do por las aguas del Caribe.

En el libro Duarte se indi­ca que durante el via­je hubo calami­dades, escara­muzas, com­bat­es y fuertes tor­men­tas que causaron daños a los botes, por lo que estos tuvieron que sep­a­rarse. Al atracar en Curazao, varias de las embar­ca­ciones fueron reparadas para luego con­tin­uar hacia Venezuela, sin poseer mapas ni car­tas de navegación.

Por ref­er­en­cias otor­gadas a los france­ses por algunos mari­nos en Curazao, aque­l­los pudieron cono­cer que para tim­o­n­ear hacia Venezuela tenían que tomar el rum­bo direc­to hacia las costas de Aguide, en el hoy munici­pio Acos­ta del esta­do Falcón

La flota del mar­qués de Vau­dreuil estu­vo con­for­ma­da por las naves La Bour­gogne, La Tri­om­phant, La Brave, La Sou­verain, La Nep­tune, Hér­cules, La Couronne, La Northum­ber­land, La Duc de Bour­gogne, La Citoyen, La Auguste, La Nerei­da y El Plutón. La tropa via­jera esta­ba com­pues­ta por cua­tro mil quinien­tos hom­bres, sin con­tar la trip­u­lación y marineros.

Mem­o­ra­bil­ia Porteña: Una evo­cado­ra estam­pa marinera, en postal impre­sa BN, prob­a­ble­mente ima­gen de Hen­rique Avril, s/f. Archi­vo del cro­nista José Alfre­do Sabati­no Pizzolante

Cru­eles momen­tos en alta mar

La Bour­gogne poseía 74 cañones. A bor­do iban 930 hom­bres, entre ellos el inge­niero Desan­drouins. Cuan­do el bar­co levó anclas hacia Venezuela navegó bien los primeros tres días, pero luego una gran tor­men­ta le rompió las velas y arru­inó la arboladura.

El 3 de febrero de 1783 La Bour­gogne cor­ría a 6 nudos. Era la una de la madru­ga­da cuan­do había pre­sen­timien­tos entre la trip­u­lación. La nave tocó fon­do, el timón se sal­ió y perdieron la ori­entación. Min­u­tos después, al chocar con­tra un ban­co de piedras, el cas­co se ras­gó, la quil­la se rompió y se pro­du­jo el hundimiento.

Casi de inmedi­a­to cien­tos de hom­bres perdieron la vida. Para sal­var a otros hubo que lan­zar al agua la segun­da batería, las balas, los car­tu­chos de cañón, los botes a remo y las chalu­pas. Fueron dis­para­dos al aire var­ios cañon­a­zos y cohetes cada cuar­to de hora para dar avi­so a los com­pañeros de la escuadra que a lo lejos navegaban. 

A dos de los ofi­ciales que habían cor­ri­do hacia la cubier­ta les pare­ció ver luces. El capitán, quien se había colo­ca­do en la proa, gritó que en respues­ta había escucha­do dos cañon­a­zos a varias mil­las de dis­tan­cia mar afuera hacia el ori­ente. A todas estas al amanecer vieron tier­ra, lo que hizo lev­an­tar el áni­mo a los marineros. Todos querían lan­zarse a la mar.

El capitán ordenó a Desan­drouins prepararse para abor­dar el primer bote que sería envi­a­do a tier­ra con el alférez de navío Pin­sun, a fin de solic­i­tar a los aguideños aux­ilio inmedi­a­to y la posi­bil­i­dad de trasla­do hacia Puer­to Cabello.

Lle­garon a tierra

En menos de una hora, después de haber aban­don­a­do el bar­co encalla­do, los encomen­da­dos arrib­aron a una ense­na­da bau­ti­za­da en Aguide como Pun­ta de Uveros.

Los hom­bres comen­zaron a cam­i­nar por la playa de la parte ori­en­tal abri­g­an­do la posi­bil­i­dad de encon­trar moradores que pro­por­cionaran agua y víveres. Al avan­zar vía La Pas­to­ra y Capadare en el camino con­sigu­ieron a dos negros que arri­a­ban a un par de yeguas car­gadas de bastimentos. 

Aque­l­los lograron que los dos ani­males les fuer­an ven­di­dos y así pudieron dis­minuir la fati­ga de la cam­i­na­ta. En horas de la noche hicieron su lle­ga­da a la casa de un señor lla­ma­do Félix, quien les recibió de muy bue­na man­era y les pro­por­cionó pan de maíz y carne asada.

Al retomar a las dos bes­tias con­trataron a un guía indí­ge­na para que les señalara el camino hacia Tocuyo de la Cos­ta, donde le entre­garían al coman­dante del pueblo una car­ta explica­ti­va fir­ma­da por don Félix.

Mem­o­ra­bil­ia Porteña: Otra estam­pa marinera de Hen­rique Avril, esce­na recur­rente en su obra. Postal de foto real, s/f. Archi­vo del cro­nista José Alfre­do Sabati­no Pizzolante

Un alto en el camino 

A Tocuyo de la Cos­ta los france­ses lle­garon luego de pasar una noche oscu­ra una vez que pen­e­traron por senderos col­ma­dos de ramas espinosas, cabal­gar entre lagu­nas empan­tanadas donde se hundían las patas de las yeguas y antes de cruzar el cau­daloso río Tocuyo.

Per­noc­ta en Boca de Aroa: Al avan­zar en el via­je, vía Sanare, pasaron por Tuca­cas y pudieron lle­gar al río Aroa a la medi­anoche. En medio de total oscuri­dad hicieron man­io­bras para atrav­es­ar el río a nado. Una vez real­iza­da la man­io­bra, que duró casi una hora, pro­cedieron a descansar

Trans­bor­do en Boca de Yaracuy

Al con­tin­uar la ruta por la oril­la de la playa lle­garon al río Yaracuy a las once de la mañana. Esta­ban a solo trein­ta kilómet­ros de Puer­to Cabel­lo. Pasaron el río en canoas cuyos remeros eran unos negros man­tenidos por la regen­cia. Luego con­tin­uaron coste­an­do la playa.

Lle­ga­da a Puer­to Cabello 

A una dis­tan­cia de dos leguas divis­aron la ciu­dad. Ya habían atra­ca­do allí El Plutón y La Nerei­da. En la primera de las naves esta­ba el Mar­qués de Van­dreuil. De inmedi­a­to se ordenó a la trip­u­lación de La Nerei­da, a una gole­ta y a un cúter alis­tar las velas para ir en socor­ro de 254 náufra­gos que per­manecían en Aguide, donde la nave se man­tenía de costa­do, unos marineros col­ga­ban de las partes más salientes de la cubier­ta, mien­tras que seis esta­ban asi­dos a unas tablas rotas.

Michael Osborn obser­va el ancla de la nave

El mod­er­no explo­rador de La Bourgogne

El guyanés Michael Osborn vive en Tuca­cas des­de hace más de cuarenta años. Allí había fun­da­do una tien­da de artícu­los de sub­marin­is­mo y fue instruc­tor de buceo.

Osborn ha explo­rado el sitio del naufra­gio de La Bour­gogne. Su interés se ini­ció cuan­do pescadores de Aguide se aper­son­aron en Tuca­cas y le solic­i­taron ir a Pun­ta de Uveros, donde “hay muchos cañones de tres y cua­tro met­ros de largo y anclas en el fon­do marino”.

Un buen día el guyanés decidió ir a aquel pobla­do y dos meses después volvió con su cole­ga sub­marin­ista Dan Wil­son. El mar esta­ba sereno y claro. Al sumer­girse obser­varon los restos del navío y Michael tomó fotografías. La trage­dia se pro­du­jo a seis kilómet­ros de la cos­ta y los restos del bar­co yacen a seis met­ros de pro­fun­di­dad. Se con­fir­ma que La Bour­gogne fue fab­ri­ca­da en madera for­ra­da con lámi­nas de cobre y lo que que­da de la estruc­tura está toma­do por sed­i­men­tos arenosos.

Michael aspi­ra que el sitio donde encal­ló La Bour­gogne debiera ser dec­re­ta­do de interés inves­tiga­ti­vo para que los amantes de las aven­turas puedan realizar tours y palpen los equipos que sig­los pasa­dos fueron uti­liza­dos en las con­tien­das béli­cas en los mares.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Entradas recientes

1831 La Revolución “haitiana” de Caracas

Luis Heraclio Medina Canelón Miembro de la Academia de Historia del Estado Carabobo Hay ciertos…

1 día hace

Hipólita, la esclava que amamantó a Simón Bolívar

ocos días después del nacimiento de Simón Bolívar, su familia tomó una decisión que lo…

3 días hace

La Gran Colombia, el país más poderoso

Luis Alberto Perozo Padua Periodista y escritor luisperozop@hotmail.com En las redes sociales: @LuisPerozoPadua Si el…

3 días hace

Botica del Carmen y Farmacia Lara, historia de la antigua botiquería tradicional

Luis Alberto Perozo Padua Periodista y escritor luisperozop@hotmail.com En las redes sociales: @LuisPerozoPadua a Botica…

1 semana hace

La esclavitud en la Provincia de Carabobo

Carlos G. Cruz H Historiador y escritor galeno1999@yahoo.com ien pudiéramos decir que el tema de…

1 semana hace

Masacre de Pasto: la maldición infame de Bolívar y Sucre

Efraín Jorge Acevedo  Historiador y escritor efrainjorge@yahoo.es X: @efrainjorge ay episodios terribles y dolorosamente trágicos…

2 semanas hace