CrónicasSemblanzas

Si Se Calla el Cantor: un silencio que resuena en la tierra Larense 

José Luis Sotillo j. 
Cronista parroquial de Agua Viva.
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@aguavivajose

El silen­cio tiene un peso dis­tin­to cuan­do quien calla es la voz que durante décadas fue sinón­i­mo de lucha, de memo­ria y de can­to. Con la par­ti­da de Orlan­do Fer­nán­dez Med­i­na, el esta­do Lara no solo perdió a un exgob­er­nador; perdió a un cantor. 

Y cuan­do el can­tor se calla, que­da un eco que se entre­laza con el rumor del vien­to entre sus paisajes y el zumbido lejano de una radio que aún parece sin­tonizar su frecuencia. 

Su vida fue, des­de el prin­ci­pio, una cróni­ca viviente. No surgió de los escrito­rios puli­dos ni de las cúpu­las par­tidis­tas. Orlan­do Fer­nán­dez Med­i­na brotó, firme y tenaz, de la tier­ra caliente y del sudor de los sindi­catos cañeros. Allí, él encon­tró su primera trinchera: la lucha social. Su voz, que después se haría famil­iar en toda la región Cen­tro Occi­den­tal a través de la radio. 

Orlan­do en sus tiem­pos de diputa­do al Con­gre­so en el sec­tor el Cule­brero de Cabu­dare, vis­i­tan­do a doña Belen de Aceve­do (nati­va de las Cuibitas) en su cumpleaños, a un lado el señor Igna­cio Álvarez

Esa voz, tem­pla­da en el fragor de las luchas y reivin­di­ca­ciones, no podía con­tenerse. Encon­tró en el micró­fono una her­ramien­ta nat­ur­al de su opor­tu­na acción. Locu­tor de raza y peri­odista de corazón, no se con­for­mó con infor­mar; fundó, creó, mil­itó. Fue de los vision­ar­ios que dio vida a la Aso­ciación Vene­zolana de Peri­odis­mo, AVP, con­ven­ci­do de que la pal­abra era un pilar de la democracia. 

Y en su espíritu inqui­eto, tam­bién en una ocasión abrazó la causa del Frente Nacional Democráti­co del recor­da­do int­elec­tu­al Arturo Uslar Pietri, bus­can­do siem­pre un cauce para sus ide­ales de justicia. 

En la ocasión de haberse lan­za­do a la Gob­er­nación apoyan­do la can­di­datu­ra de Fred­dy Alber­to Pérez

La huel­la en la políti­ca: Un social­is­mo democráti­co con acen­to local 

Muy joven, con la frente en alto y las ideas claras, proyec­tó un tra­ba­jo que pron­to la gente supo recono­cer. Llegó 1973, y con la esper­an­za ren­o­va­da que traía el recién crea­do Movimien­to al Social­is­mo (MAS), Orlan­do Fer­nán­dez Med­i­na fue elec­to con­ce­jal por el antiguo Dis­tri­to Peña. No era un car­go, era una con­fi­an­za deposi­ta­da. La gente veía en él a uno de los suyos. 

Su trayec­to­ria políti­ca fue un río que fluyó, a veces por cauces dis­tin­tos, pero siem­pre hacia el mis­mo mar: el ser­vi­cio a su gente. Se desli­ga por un instante del MAS; pero con el lid­er­az­go siem­pre plan­ta­do en la fuerza del pueblo, salien­do elec­to diputa­do a la Asam­blea Leg­isla­ti­va con el apoyo del MIR, rep­re­sen­tan­do al Esta­do Lara. Así ascendió a diputa­do en dos oca­siones esta vez con el MAS al Con­gre­so Nacional, luego a Senador de la Repúbli­ca. Cada escaño, cada curul, fue una prome­sa cumpl­i­da al ser­vi­cio social. 

Luego, el cul­men de una entre­ga: la Gob­er­nación de Lara. Des­de ese despa­cho, el luchador social, el locu­tor, el peri­odista, tenía aho­ra la respon­s­abil­i­dad de tra­ducir toda esa his­to­ria en obras, en gestión, en gob­ier­no. Gob­ernó con el mis­mo ver­bo llano y direc­to con el que se dirigía a su audi­en­cia radial.

Grá­fi­ca de Orlan­do en un recorte de peri­od­i­co en su viejo pro­gra­ma el “Per­son­aje”

 El can­tor y su últi­mo pro­gra­ma 

Pero los esce­nar­ios del poder for­mal nun­ca pudieron ale­jar­lo del todo de su ver­dadera pasión: la comu­ni­cación. En sus últi­mos años, hubo un regre­so a los orí­genes, un cír­cu­lo que se cerra­ba con belleza y coheren­cia. Des­de los estu­dios de Radio Cristal AM 610, su voz, ya madu­ra, car­ga­da de la sabiduría de los años y de la expe­ri­en­cia de tan­tas batal­las, volvió a encon­trarse con su pueblo en su pro­gra­ma “Si se Calla el Can­tor”; además de haber crea­do su propia estruc­tura políti­ca con las ini­ciales de su nom­bre OFM.

El nom­bre no era casu­al. Era un guiño a la can­ción de protes­ta, a la memo­ria, a la idea de que la voz de un pueblo no debe extin­guirse. Ya en la emiso­ra, Orlan­do no era el exgob­er­nador; era el com­pañero, el locu­tor de siem­pre, el anal­ista sagaz, el hom­bre que seguía velando, des­de la trinchera de las ondas hertzianas, por los intere­ses de los de abajo. 

Orlan­do Fer­nán­dez en una visi­ta a la población de Agua Viva en Palave­ci­no en casa de la famil­ia Rodríguez

Por eso, su par­ti­da no es un sim­ple silen­cio. Es un vacío que habla. Es el micró­fono apa­ga­do en el estu­dio de la 610 AM, la sil­la vacía des­de donde nos con­ta­ba las his­to­rias, la fir­ma que fal­ta a la opinión. 

Hoy, Lara está de luto. Los cañav­erales se mecen en hom­e­na­je, y el dial de la memo­ria sin­toniza, para siem­pre, su pro­gra­ma más céle­bre. Porque, aunque el can­tor se haya calla­do, su can­to —hecho de lucha, de pal­abra y de entre­ga— que­da res­o­nan­do en el corazón de la tier­ra que tan­to amó. Orlan­do Fer­nán­dez Med­i­na no se ha ido; se ha trans­for­ma­do en esa can­ción que el pueblo larense no dejará de tararear. 

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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