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Sucesos del 19 de Abril de 1810

Mario R. Tovar G. 
Historiador

“La lucha política se desenvuelve también en el escenario de las emociones, 
lo cual hace que toda revolución sea también una historia de las sensibilidades colectivas.” 
Dr. Reinaldo Rojas 
(2010)

Este mes se con­mem­o­ran 211 años de los trascen­den­tales hechos ocur­ri­dos el 19 de Abril de 1810, des­en­ca­de­na­dos en el país pro­duc­to del avance gen­er­al de los france­ses en España; razón por la cual José Bona­parte hacía deses­per­a­dos esfuer­zos por apoder­arse defin­i­ti­va­mente de las Cortes del Sur de la penín­su­la ibéri­ca; tras estos hechos políti­cos y mil­itares en España, los rev­olu­cionar­ios criol­los fijan su posi­ción a través de una alocu­ción, donde expre­san que nue­stros “ des­ti­nos ya no depen­den ni de los min­istros ni de los vir­reyes, ni de los gob­er­nadores: están en vues­tras manos”. 

En con­se­cuen­cia, esta procla­ma evi­den­cia­ba  una ten­den­cia sep­a­ratista de los man­tu­anos criol­los, que grad­ual­mente gan­a­ba cuer­po; mien­tras que Cara­cas con­tinu­a­ba ais­la­da y sin noti­cias de lo que ocur­ría en España, al tan­to que el pro­pio Capitán Gen­er­al Vicente de Emparan, se cuid­a­ba de procla­mar que la fal­ta de noti­cias se debía al mal esta­do del tiem­po; situación que cam­bia   el día 14 de abril, al arrib­ar a Puer­to Cabel­lo el bergan­tín “Palo­mo”, proce­dente de Cádiz, cuya trip­u­lación infor­ma la gravedad de la situación políti­ca en España.

Des­de muy tem­pra­no  ese  19 de Abril de 1810, los jóvenes patri­o­tas recor­ren las calles caraque­ñas para con­vo­car al pueblo a la plaza May­or, a pesar de que era jueves san­to. En tal sen­ti­do, el Alcalde don José de las Llam­ozas, reunió  el Ayun­tamien­to a las siete de la mañana, sin el conocimien­to ni la autor­ización del Capitán Gen­er­al, a quien com­petía hac­er­lo, ini­cián­dose así la rev­olu­ción vene­zolana, porque Emparan había per­di­do la ini­cia­ti­va, aho­ra en poder de los mantuanos.

19 de Abril de 1810. Juan Lovera. Óleo sobre tabla

Una vez insta­l­a­do el Cabil­do,  el rep­re­sen­tante español defiende lo suyo, al expre­sar que era fal­sa la idea de la ausen­cia del gob­ier­no en España, por lo que recomend­a­ba esper­ar el cur­so de los suce­sos y  se reti­ra a la Cat­e­dral para pre­sidir las cer­e­mo­nias reli­giosas, prome­tien­do estu­di­ar la situación al con­cluir dichos ofi­cios litúr­gi­cos. Pero los rev­olu­cionar­ios esta­ban deci­di­dos a dar su golpe, se hace regre­sar a Emparan gra­cias a la cora­ju­da acti­tud de Fran­cis­co Salias, al gri­tar­le su categóri­ca vuelta al Cabil­do debido a que esta­ba en juego la sal­vación públi­ca; accede el Capitán Gen­er­al a regre­sar a Cabil­do, se reanu­da el debate y se pide la des­ti­tu­ción de Emparan, quien tra­ta de bus­car el apoyo de los par­dos reunidos frente a la casa con­sis­to­r­i­al, pre­gun­tán­doles si esta­ban sat­is­fe­chos con su gob­ier­no; detrás de Emparan, Madaria­ga les hacía señas con­trarias a lo que esper­a­ba aquél, y en con­se­cuen­cia el pueblo aupa­do por el médi­co yaracuyano José Rafael Vil­lar­real con­testó: “¡No lo quer­e­mos!”; sor­pren­di­do, Emparan responde que él tam­poco quiere man­do y tras esa respues­ta, se for­ma la ansi­a­da Jun­ta Con­ser­vado­ra de los Dere­chos de Fer­nan­do VII, se da el primer gri­to de lib­er­tad y se ini­cia la rev­olu­ción eman­ci­pado­ra nacional.

Rúbri­ca del capitán gen­er­al Vicente de Emparan

Acta del 19 de Abril de 1810

El Acta redac­ta­da el 19 de Abril de 1810 y fir­ma­da en la sala del Cabil­do Munic­i­pal de Cara­cas, con­sti­tuye un fiel tes­ti­mo­nio de haberse ini­ci­a­do ese día el movimien­to eman­ci­pador de Venezuela, lid­er­iza­do pri­mor­dial­mente por los Blan­cos Criol­los del país. Aunque es per­ti­nente decir­lo, dicho doc­u­men­to no es propi­a­mente un acta de inde­pen­den­cia, pues ésta no será declar­a­da jurídica­mente has­ta el 5 de Julio de 1811. 

En tal sen­ti­do, El Acta del 19 de Abril de 1810 dio fe de haber cesa­do en sus fun­ciones las per­sonas que has­ta entonces habían ejer­ci­do el man­do en Venezuela, entre ellos: El  Gob­er­nador y Capitán Gen­er­al Vicente de Emparan, el Inten­dente de Ejérci­to y Real Hacien­da Vicente Basadre, el Regente y demás miem­bros de la Real Audi­en­cia, jun­to con otros altos fun­cionar­ios civiles y mil­itares  españoles. Por tan­to, el poder políti­co quedó en manos del Cabil­do o Ayun­tamien­to caraque­ño, el cual resultó ampli­a­do con rep­re­sen­tantes del clero y del pueblo, entre éstos el de los par­dos, for­man­do ya “un nue­vo gob­ier­no”, como lo expre­sa el mis­mo documento.

El orig­i­nal del Acta del 19 de Abril de 1810, se encuen­tra en el libro man­u­scrito tit­u­la­do Actas, Res­olu­ciones y Acuer­dos del Muy Ilus­tre Ayun­tamien­to de Cara­cas, 1810–1814 y ocu­pa los folios 71 ver­so a 78 rec­to. Las fir­mas de todos los por­centa­jes son autó­grafas, y lle­va al mar­gen una ano­tación del escrib­ano-sec­re­tario que dice: “Establec­imien­to de nue­vo Gob­ier­no en esta cap­i­tal”. Tal Como lo reseña el Dic­cionario de His­to­ria de Venezuela de la Fun­dación Polar (1998), el tex­to com­ple­to se ini­cia de la sigu­iente manera: 

“En la ciu­dad de Cara­cas a 19 de Abril de 1810. Se Jun­taron en esta sala capit­u­lar los señores que aba­jo fir­marán, y son los que com­po­nen este muy ilus­tre Ayun­tamien­to, con moti­vo de la fun­dación ecle­siás­ti­ca del día de hoy Jueves San­to, y prin­ci­pal­mente con el de aten­der a la salud públi­ca de este pueblo que se hal­la en total orfan­dad, no sólo por el cau­tive­rio del Señor Don Fer­nan­do Sép­ti­mo, sino tam­bién por haberse dis­uel­to la Jun­ta que suplía su ausen­cia en todo lo tocante a la seguri­dad y defen­sa de sus domin­ios inva­di­dos por el Emper­ador de los france­ses, y demás urgen­cias de primera necesi­dad, a con­se­cuen­cia de la ocu­pación casi total de los Reinos y Provin­cias de España, de donde ha resul­ta­do la dis­per­sión de todos o casi todos los que com­ponían la expre­sa­da Jun­ta, y por con­sigu­iente el cese de sus fun­ciones.…”.  

Más ade­lante, los fir­mantes del Acta fijan su posi­ción en dicho doc­u­men­to sobre los cam­bios políti­cos gen­er­a­dos, tan­to en España como en nue­stro ter­ri­to­rio; en tal orden de ideas expresaban: 

“…Para tratar, pues, el muy ilus­tre Ayun­tamien­to de un pun­to de la may­or impor­tan­cia, tuvo a bien for­mar un cabil­do extra­or­di­nario sin la menor dilación, porque ya pre­sen­tía la fer­mentación peli­grosa en que se hal­la­ba el pueblo con las novedades espar­ci­das, y con el de que por engaño o por fuerza fuese induci­do a recono­cer un gob­ier­no ilegí­ti­mo, invi­tan­do a su con­cur­ren­cia al señor Mariscal de Cam­po don Vicente de Emparan, como su Pres­i­dente, el cual lo ver­i­ficó inmedi­ata­mente, y después de varias con­fer­en­cias, cuyas resul­tas eran poco o nada sat­is­fac­to­rias al bien públi­co de este leal vecin­dario, una gran por­ción de él con­gre­ga­da en las inmedia­ciones de estas Casas Con­sis­to­ri­ales, lev­an­tó el gri­to, acla­man­do con su acos­tum­bra­da fidel­i­dad al señor Don Fer­nan­do Sép­ti­mo y a la sober­anía inte­ri­na del mis­mo pueblo y a la sober­anía inte­ri­na del mis­mo pueblo; por lo que habién­dose aumen­ta­do los gri­tos y acla­ma­ciones, cuan­do ya dis­uel­to el primer trata­do march­a­ba el Cuer­po Capit­u­lar a la Igle­sia Metopoli­tana, tuvo por con­ve­niente y nece­sario retro­ced­er a la sala del Ayun­tamien­to, para tratar de nue­vo sobre la seguri­dad y tran­quil­i­dad públi­ca. Y entonces, aumen­tán­dose la con­gre­gación pop­u­lar y sus clam­ores por lo que más le importa­ba, nom­bró para que rep­re­sen­tasen sus dere­chos, en cal­i­dad de diputa­dos,  a los doc­tores Don José Cortés de Madariaga…doctor Fran­cis­co José de Ribas, Pres­bítero; Don José Félix Sosa y Don Ger­mán Roscio…” 

Final­mente, ter­mi­na el Acta del 19 de abril de 1810 expresando: 

“…En este esta­do notán­dose la equiv­o­cación pade­ci­da en cuan­to a los diputa­dos nom­bra­dos por el gremio de par­dos se advierte ser sólo el expre­sa­do Don José Félix Ribas. Y se acordó añadir que por aho­ra toda la tropa de actu­al ser­vi­cio ten­ga prest y suel­do doble y fir­maron y juraron la obe­di­en­cia a este nue­vo gobierno”. 

Trascendencia del 19 de Abril 

A propósi­to de remem­o­rar esta históri­ca fecha, sea per­ti­nente la ocasión para recor­dar la deci­si­va  par­tic­i­pación de los blan­cos criol­los en dicho movimien­to, quienes pro­movieron los suce­sos gen­er­a­dos en esa fecha y que cul­mi­naron con el golpe de esta­do dado ese día al Capitán Gen­er­al Vicente Emparan, el cual tiem­po después le escribiría al Rey, argu­men­tan­do las impli­ca­ciones de lo ocur­ri­do con la tajante frase: “(…) Los man­tu­anos rev­olu­cionar­ios me despo­jaron del man­do (…)”.

Pero esto sólo pudo lograrse por el apoyo que reci­bieron de los par­dos y de otros estratos de las clases pop­u­lares, a quienes ellos habían con­ven­ci­do de que la rev­olu­ción no iba en con­tra de los humildes, y porque en la ciu­dad cap­i­tal se había alcan­za­do un alto gra­do de for­ma­ción políti­ca- ide­ológ­i­ca, que dis­ta­ba mucho de la real­i­dad del resto del país, de la cual par­tic­i­paron los pardos. 

No obstante, en el inte­ri­or del país, en ciu­dades tales como Mara­cai­bo, Guayana y Coro, se man­tenía viva la oposi­ción de las clases pop­u­lares a la Rev­olu­ción de Inde­pen­den­cia. Además, las oli­gar­quías de estas regiones eran rivales de la oli­gar­quía caraque­ña y, en con­se­cuen­cia, se opusieron ini­cial­mente al movimien­to emancipador.

José Cortez de Madariaga

Al lograr con éxi­to su cometi­do, los blan­cos criol­los acaudil­laron los por­menores de la insur­rec­ción, gra­cias a la cual alcan­zaron el úni­co poder que les falta­ba en el esce­nario nacional: el poder políti­co. Su par­tic­i­pación en los suce­sos y en el man­do sería casi abso­lu­ta y en con­se­cuen­cia, los demás gru­pos sociales quedaron desplaza­dos de las fun­ciones de gob­ier­no; situación evi­den­ci­a­da a través de un con­jun­to de  hechos. 

En primer lugar, resul­taron blan­cos criol­los los siete diputa­dos autonom­bra­dos (Gabriel Ponte, José Félix Ribas, Fran­cis­co Xavier Uztáriz, Juan Ger­mán Roscio, José Félix Sosa, José Cortés Madaria­ga y Fran­cis­co José Ribas), para rep­re­sen­tar al clero, al pueblo e inclu­so al gremio de los par­dos, en el Cabil­do reunido el 19 de Abril de 1810, el cual se con­ver­tiría luego en Jun­ta Supre­ma Con­ser­vado­ra de los Dere­chos de Fer­nan­do VII, que estu­vo pre­si­di­da por los con­no­ta­dos man­tu­anos: José de las Llam­ozas y Martín Tovar Ponte.

En segun­do lugar, resul­taron ser blan­cos criol­los y per­sonas de con­fi­an­za del cabil­do caraque­ño, aque­l­los que asum­ieron, una vez der­ro­cadas las autori­dades españo­las, las fun­ciones de los más altos car­gos políti­cos de la época: Inten­dente, Audi­tor de Guer­ra, Teniente Gob­er­nador y fun­cionar­ios de la Real Audi­en­cia, entre otros.

En ter­cer lugar, recayó en la cas­ta de los blan­co criol­los, casi la total­i­dad de los diputa­dos que con­sti­tuyeron el primer Con­gre­so de la Repúbli­ca, donde fig­u­raron los hom­bres más nota­bles de nues­tra his­to­ria civ­il, tales como: patri­cios, letra­dos, sac­er­dotes, propi­etar­ios y hacen­da­dos, por reseñar algunos.

Y en cuar­to lugar, resul­taron ser blan­cos criol­los los miem­bros del primer poder ejec­u­ti­vo de la Repúbli­ca, con­for­ma­dos por el tri­un­vi­ra­to con­sti­tu­i­do por los hon­or­ables ciu­dadanos: Cristóbal Men­doza, Bal­tasar Padrón y Juan de Escalona, respectivamente.

En sín­te­sis, se puede señalar que los blan­cos criol­los con­scientes de su poder económi­cos, de sus priv­i­le­gios sociales y de su preparación int­elec­tu­al, querían diri­gir su pro­pio des­ti­no. En tal sen­ti­do, se con­sid­er­a­ban capac­i­ta­dos cul­tur­al y políti­ca­mente para ejercer la sober­anía, ya que el ejer­ci­cio de los car­gos en el cabil­do, les había pro­por­ciona­do las expe­ri­en­cias políti­cas nece­sarias para gob­ernarse a sí mismos. 

Tal obje­ti­vo sólo podían alcan­zar­lo a través de la inde­pen­den­cia políti­ca, y como con­se­cuen­cia  de ello, los acon­tec­imien­tos históri­cos vivi­dos des­de finales del siglo XVIII y has­ta comien­zos del siglo XIX, crearon las condi­ciones nece­sarias para hac­er­la efec­ti­va, lo cual supieron aprovechar a raíz de los suce­sos ocur­ri­dos durante la primera déca­da del nue­vo siglo. 

Como con­se­cuen­cia de su exclusión económi­ca, políti­ca y social durante la colo­nia, des­de un prin­ci­pio se observó la par­cial­i­dad de los par­dos, indí­ge­nas y negros por la causa real­ista, al mostrar su rec­ha­zo y hos­til­i­dad a los fines políti­cos de la oli­gar­quía criol­la. Por ello, sería notable la incor­po­ración de estos gru­pos pop­u­lares a la causa real­ista, luego de pro­ducirse la insur­rec­ción ocur­ri­da aquel 19 de Abril de 1810.

El yaracuyano José Rafael Villarreal 
y su Grito Libertario

El yaracuyano José Rafael Villarreal

“Dota­do de un tal­en­to y luces sobresalientes,
tenía aque­l­la con­sagración a la cabecera de sus enfermos 

que le pro­por­cionó hac­erse notable,
y una opinión bien merecida (…)”.

Dr. José María Vargas

Hace­mos un parén­te­sis en la nar­ración de estos trascen­den­tales suce­sos ocur­ri­dos el 19 de Abril de 1810 para hac­er una breve remem­bran­za sobre la vida y obra del emi­nente médi­co yaracuyano y prócer de nues­tra Inde­pen­den­cia Nacional Dr. José Rafael Vil­lar­real, quien fue hijo del com­er­ciante canario don Anto­nio Martín Vil­lar­real y de la dama criol­la doña Rosa Travieso, her­mana ésta del Teniente Jus­ti­cia May­or y Cor­regi­dor del pobla­do de Cocorote. 

De igual man­era, cabe agre­gar que el joven Vil­lar­real real­izó estu­dios de gramáti­ca y retóri­ca en el medio nati­vo con el pres­bítero don Fran­cis­co Xavier de Fuen­may­or y para 1794, ya se encon­tra­ba en Cara­cas con el inmen­so deseo de ini­ciar estu­dios de med­i­c­i­na en la Real y Pon­ti­f­i­cia Uni­ver­si­dad Met­ro­pol­i­tana, los cuales ini­cia­ría for­mal­mente el 09 de enero de 1798, bajo la sabia direc­ción del ilus­tre médi­co don Felipe Tama­riz, suce­sor mer­i­to­rio de los doc­tores Loren­zo Campins y Bellester y don fran­cis­co Moli­na, entre otros.

Por su parte, el joven Vil­lar­real destacaría en sus estu­dios uni­ver­si­tar­ios y prác­ti­cas en el hos­pi­tal de San Pablo, a la vez que fue famil­iar­izán­dose con el ambi­ente caraque­ño y con­tó entre sus mejores ami­gos a valiosos jóvenes prove­nientes de hon­or­ables famil­ias como los Salias, espe­cial­mente don Vicente, tam­bién estu­di­ante de med­i­c­i­na en un cur­so ante­ri­or al suyo. 

En este tiem­po se haría notar Vil­lar­real por su propen­sión al tra­to humano y solíc­i­to con sus pacientes, así como por la clara con­cien­cia al asumir sus respon­s­abil­i­dades; sól­i­das vir­tudes que con el andar de los años, fijaría para la his­to­ria la ilus­tre pluma del Dr. José María Var­gas, como su máx­i­mo mae­stro, en el tex­to: “Memo­ria Acer­ca de la Med­i­c­i­na y los Médi­cos de Cara­cas”, tal como lo apun­ta otro ilus­tre médi­co yaracuyano: Dr. Plá­ci­do Daniel Rodríguez Rivero(1996; p.48), en su recono­ci­da obra: “Ori­gen y Desar­rol­lo de San Felipe El Fuerte” .

Al cul­mi­nar sus estu­dios uni­ver­si­tar­ios en 1801, un año después recibiría su títu­lo de Licen­ci­a­do en Med­i­c­i­na del Pro­tomed­ica­to de Cara­cas, ya que pre­vi­a­mente había recibido de manos del Dr. José Domin­go Díaz, la con­stan­cia de sus prác­ti­cas hos­pi­ta­lar­ias ini­ci­adas en 1779, tras pre­sen­tar el exa­m­en de rig­or el 16 de enero de 1803. 

A niv­el pro­fe­sion­al, se destacó por haber par­tic­i­pa­do con la Jun­ta Cen­tral de Vac­u­nación, en momen­tos cuan­do la viru­ela hacía estra­gos en los bar­rios más pobres de Cara­cas y en difer­entes pobla­ciones del inte­ri­or. Afana­do en estos men­esteres y ante la caren­cia de médi­cos grad­u­a­dos que atendier­an a la población, el Dr. Vil­lar­real recomendó a don Anto­nio Tor­ra­no, como médi­co prác­ti­co ante la Jun­ta Cen­tral, quien ya había sido cal­i­fi­ca­do de ten­er: “bue­na rep­utación”, para que se le per­mi­tiera, pre­via aprobación del exa­m­en de rig­or, cer­ti­fi­car­le para par­tic­i­par en la jor­na­da de vac­u­nación, no sólo en San Felipe, sino en la veci­na región de la costa. 

Por su parte, los pueb­los de Chiva­coa, Gua­ma, Cuara, Urachiche y Yaritagua, resul­taron aten­di­dos por el vac­u­nador de Bar­quisime­to, don Juan Bautista Álvarez, tal como lo afir­ma don Nicolás Per­az­zo (1982; p.p.71–74).

A niv­el políti­co, el Dr. Vil­lar­real se había for­ma­do gra­cias a  lec­turas rev­olu­cionar­ias, lle­gadas en for­ma clan­des­ti­na a sus manos, asistía a reuniones sociales donde se plante­a­ban disc­re­ta­mente esos temas, los cuales comenta­ba luego con sus com­pañeros de ide­ales. Durante los suce­sos ocur­ri­dos en Cara­cas el 19 de Abril de 1810, le cor­re­spon­dería al joven médi­co yaracuyano excla­mar el rotun­do: “No lo quer­e­mos”; trascen­dente gri­to lib­er­tario, claro y res­o­nante con­tra el Capitán Gen­er­al Vicente Emparan, core­a­do por la mul­ti­tud, lo cual derivó en el paso ini­cial dado en Venezuela, para con­sol­i­dar nues­tra eman­ci­pación nacional. 

Final­mente moriría este ilus­tre médi­co yaracuyano, víc­ti­ma del ter­re­mo­to ocur­ri­do en el país aquel  26 de mar­zo de 1812, que tam­bién sepultó  a San Felipe “El Fuerte” colonial.

El 19 de Abril en las páginas 
de El Federalista

“Venezuela, madre de un pueblo intrépido, 
tor­na a vestir tus galas, la paz tiende sus alas, 
te lle­va al por­venir (…)”.
Poeta Her­a­clio M. de la Guardia. 
El Fed­er­al­ista (1864)

Revisan­do las edi­ción ves­per­ti­na del per­iódi­co caraque­ño “EL Fed­er­al­ista” en su edi­ción nº 213, del mes de abril de 1864 (Año I; Mes: IX), se pueden leer detal­lada­mente los prepar­a­tivos pre­vis­tos para con­mem­o­rar “La Gran Fies­ta Nacional”,  con moti­vo de los 54 años del 19 de Abril de 1810, para lo cual se anun­cia­ba un concier­to- ópera a realizarse en el Pala­cio de Gob­ier­no, pro­vis­to para la época con “una esplén­di­da ilu­mi­nación”, para dejar oír la ban­da que dirigía el mae­stro Abbiati; fas­tu­oso even­to donde se desar­rol­laría el sigu­iente pro­gra­ma: Mar­cha de  “La Fidan­zat­ta”, por Abbiati; ópera “Anna Bole­na” ; valse- ópera para “Belis­ario”; Gran Mar­cha Tri­un­fal “El Gigante de Chu­ruguara”, com­pues­ta y ded­i­ca­da al Gran Ciu­dadano Mariscal Juan C. Fal­cón, por el dis­tin­gui­do mae­stro vene­zolano José Már­mol; ópera “El Trovador” de Ver­di; ópera “Sonám­bu­la” de Belli­ni y la pol­ca Bril­lante, entre otras.

De igual man­era, en esas mis­mas pági­nas de El Fed­er­al­ista se pub­li­caría un recuen­to históri­co de los movimien­tos pre-inde­pen­den­tis­tas del país, entre los que reseñan la insur­rec­ción en Panaquire del capitán Don Juan Fran­cis­co de León, quien se lev­an­tó con­tra las veja­ciones de la Com­pañía Guipuz­coana el 19 de Abril de 1749; el fal­li­do inten­to repub­li­cano en 1797 por parte de don Manuel Gual y José María España y la fra­casa­da invasión en 1806 del Gen­er­alísi­mo don Fran­cis­co de Miranda. 

Sin embar­go, en esta edi­ción, cuen­tan  aspec­tos poco divul­ga­dos de los hechos ocur­ri­dos en abril de 1810, especí­fi­ca­mente entre los días 1º al 2º de dicho mes, cuan­do según esta ver­sión se prepara­ba una insur­rec­ción des­de el Batal­lón de Mili­cias de los Valles de Aragua, cuyo coro­nel era el Mar­qués del Toro, quien se hal­la­ba acuar­te­la­do en la casa de la “Mis­eri­cor­dia”.

Gual y España

Según esta nar­ración, un tan­to dudosa, señal­a­ban tex­tual­mente que: “todo esta­ba prepara­do y bien dis­puesto; pero el proyec­to encal­ló porque según es fama, lo delató don Andrés Bel­lo, ofi­cial que era de la Sec­re­taría de Gob­ier­no”; insóli­ta ver­sión que pone en duda el tem­ple repub­li­cano del sabio human­ista vene­zolano y que has­ta la fecha no ha sido sus­ten­ta­da por ningún rep­uta­do his­to­ri­ador del continente.

Seguida­mente,  en estas pági­nas de El Fed­er­al­ista se puede leer  que sería el 19 de Abril de 1810, jueves san­to, donde se pro­ducirá la con­vo­ca­to­ria al Cabil­do y ordenaría la com­pare­cen­cia de Emparan para pre­sidir­lo, tras lo cual se gen­er­an los hechos ya cono­ci­dos que orig­i­nan la renun­cia de éste y por ende, se da el primer paso hacia nues­tra Inde­pen­den­cia nacional.

Con­cluye este intere­sante artícu­lo encar­ta­do en las pági­nas de “El Fed­er­al­ista”,  expre­san­do lo siguiente: 

“Así perdió el man­do el últi­mo rep­re­sen­tante de la dinastía españo­la en Venezuela. Ese mis­mo día como a las 5 de la tarde del 19 de Abril se pub­licó por ban­do la insta­lación de la Jun­ta de Cara­cas, y Venezuela tuvo ya un gob­ier­no pro­pio. La Jun­ta se com­pu­so de vein­titrés vocales y de cua­tro sec­re­tar­ios del despa­cho. Rompíanse poco a poco los hilos de la Inde­pen­den­cia, y la mano mis­ma de Dios prepara­ba los suce­sos inmen­sos que coro­nó el 5 de Julio de 1811”. 

Final­mente, el escritor Har­a­clio M. de la Guardia, retra­ta en su poe­ma “A Venezuela”, todo el sufrim­ien­to de nue­stro sub­yu­ga­do país, al escribir reflex­i­va­mente para la pos­teri­dad: “Si al uni­ver­so escán­da­lo, un tiem­po, Patria, fuiste y a los tira­nos diste, con tu dolor plac­er, ante la her­mosa pági­na, que ya grabó tu espa­da, la humanidad hol­la­da, apren­derá a vencer (…)”.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «Sucesos del 19 de Abril de 1810»

  • Muy intere­sante; sen­cil­la for­ma de hac­er­nos cono­cer la His­to­ria Patria.

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