Categorías: CrónicasMúsica

Cuando El Tamunangue era una danza proscrita

Freddy Torrealba Z.
Escritor e investigador

En 1919 el arzobispo de Barquisimeto Aguedo Felipe Alvarado prohibió el Tamunangue por considerarlo profano. De esa forma quedó limitado a las haciendas, caminos y calles de Barquisimeto donde lo bailaban los negros, indígenas y campesinos. Considerada una danza callejera y agitativa


Por el lap­so de casi dos sig­los la dan­za del Tamu­nangue fue mal vista por el poder imper­ante que la con­sid­er­a­ba per­tur­bado­ra del orden y la paz. El ambi­ente donde se gen­eró era hos­til. Pese a ello sigu­ió ade­lante como parte del pro­ce­so creador de cul­tura, por la super­viven­cia de ese estra­to social en las hacien­das de caña de azú­car exis­tentes entre Curarigua y El Tocuyo. 

Por lo que con­sti­tuye una expre­sión artís­ti­ca pro­fun­da­mente vin­cu­la­da al pro­ce­so del tra­ba­jo. De esa for­ma negros e indí­ge­nas saca­ban tiem­po para su pro­gre­si­va creación la cual se ini­cia con la apari­ción del tam­bor al que orig­i­nal­mente se le denom­ina­ba tamunango.

Ese hecho con­tradice las tesis descal­i­fi­cado­ras sobre el supuesto papel par­a­sitario de los gestores de esta for­ma de cul­tura pop­u­lar. Pues estos cumplían largas y ago­ta­do­ras jor­nadas de trabajo.

[drop­shad­ow­box align=“none” effect=“lifted-both” width=“auto” height=”” background_color=“#d0c2c2” border_width=“1” border_color=”#dddddd” ]El Tamungangue, una dan­za calle­jera y agi­ta­ti­va[/dropshadowbox]

 

Repu­di­a­do por pagano

En con­se­cuen­cia, su escenifi­cación esta­ba restringi­da a los con­den­ables sub­ur­bios que le eran con­sus­tan­ciales. No tenía acce­so a los espa­cios artís­ti­cos de la clase dom­i­nante de la época. Solo se le podía bailar en las hacien­das de caña de azú­car, caminos y las afueras de la igle­sia. Un hecho que le con­fiere un carác­ter calle­jero lejano de los salones de la élite cultural.

Las autori­dades reli­giosas la cal­i­fi­ca­ban de pagano pese a que se dan­z­a­ba en hon­or a San Anto­nio de Pad­ua. Recordemos que lo pagano o pro­fano admite el juego y no así la sagra­da religión. Quien osara vio­lar la estric­ta pro­hibi­ción se exponía a serias san­ciones entre éstas la reprobación y amon­estación del sacerdote.

Pero eso no fue lim­i­tante para que los negros se agru­parán en cofradías para dar­le for­ma y vida a la dan­za con­sti­tu­i­da por siete sones. Una expre­sión del fol­clore que se fue trans­for­man­do con el paso del tiem­po has­ta nue­stros días. Así ten­emos una sin­fóni­ca ver­sión a car­go de la Orques­ta de Cámara de la UCLA en CD con su prísti­na belleza.

Pro­hibido por la iglesia

En las esferas de la cul­tura y el arte tam­bién se refle­jan las difer­en­cias y con­flic­tos entre los estratos sociales, entre cuyas causas figu­ra la visión que se ten­ga de la nat­u­raleza y la sociedad.

Así en junio de 1918 la cel­e­bración de la fies­ta se vio empaña­da por la repenti­na e insóli­ta pro­hibi­ción del obis­po de la Dióce­sis de Bar­quisime­to Mon­señor Ague­do Felipe Alvarado.

Éste estal­la en cólera por el extraño repicar de los tam­bores en el tem­p­lo de la Con­cep­ción de El Tocuyo que moti­va la inter­ven­ción poli­cial. Cuan­do la policía lle­ga al recin­to reli­gioso para su sor­pre­sa el silen­cio era total. El sonido de los tam­bores inex­plic­a­ble­mente se trasla­da a la igle­sia de San Francisco.

Con esa reac­ción la máx­i­ma autori­dad reli­giosa de la enti­dad desa­ta­ba los pre­juicios y la ani­mosi­dad que guard­a­ba con­tra la dan­za. Pero la inquisi­to­r­i­al medi­da dura poco tiem­po al tomar la calle los tamu­nangueros con el bul­li­cio de sus instru­men­tos musi­cales, voces y gri­tos de euforia.

El suce­so está reg­istra­do en el per­iódi­co Notas en su edi­ción del 30 de junio de 1918. En el mis­mo se da cuen­ta de una “nota de adhe­sión” a los sac­er­dotes de El Tocuyo y la arbi­traria decisión del obis­po Ague­do Felipe Alvarado.

Por su parte, la inves­ti­gado­ra Isabel Aretz cuen­ta en su libro “El Tamu­nangue” que, en la ocasión que vis­itó a la población de Curarigua, fue tes­ti­go de un enfrentamien­to entre los ofi­ciantes de la dan­za con el sac­er­dote. Éste se man­i­festa­ba molesto por su real­ización en el inte­ri­or del tem­p­lo con lo cual les orden­a­ba hac­er­lo en la calle.

Un hecho seme­jante pres­en­ci­amos durante la segun­da mitad de la déca­da de los años 70 en la actu­al Basíli­ca Menor de El Cristo en El Man­te­co. Una veci­na devota del san­to paga­ba una prome­sa. Tras la cel­e­bración de la misa los tamu­nangueros ini­cia­ron la dan­za. De inmedi­a­to fueron inter­rumpi­dos por el cura que los exhortó a hac­er­lo en la parte exte­ri­or del templo. 

 

Es el dra­ma de la exclusión de que han sido blan­co las man­i­festa­ciones de la cul­tura pop­u­lar en sociedades cer­radas al mul­ti­cul­tur­al­is­mo. Es la mis­ma his­to­ria del tan­go, el joropo, la sal­sa y la fies­ta del car­naval desaproba­dos en su momen­to por los dueños de la maquinar­ia del poder. Excluyentes pos­turas que durante la colo­nia lle­garon al extremo de cat­a­log­ar de “sucio” el joropo estri­bil­lo del ori­ente venezolano. 

Esta deplorable situación se pre­senta­ba, aunque en este baile se fusion­aron ele­men­tos de la cul­tura reli­giosa españo­la por medio la ima­gen de San Anto­nio. Ello como parte de la tran­scul­tur­ización lle­va­da a cabo por los con­quis­ta­dores europeos a través de la empre­sa de la evangelización.

Pro­ce­so que con­cluye en un cuer­po cul­tur­al sin­créti­co con la pres­en­cia artís­ti­ca de tres razas: el blan­co europeo, el negro africano y el indí­ge­na americano.

Su reconocimien­to

Es por ello que su incor­po­ración al apara­to cul­tur­al del establec­imien­to tardó largo tiem­po en mate­ri­alizarse. El Tamu­nangue entra por la puer­ta grande de nues­tra sociedad en 1940 durante la Feria Exposi­ción de Bar­quisime­to. Luego en febrero de 1948 durante el Fes­ti­val de las Tradi­ciones con moti­vo del ascen­so a la pres­i­den­cia de la repúbli­ca de Rómu­lo Gallegos.

Antes el baile ape­nas se desar­rol­la­ba en la calle Ayacu­cho (car­rera 19) de Bar­quisime­to durante las fies­tas patronales y el área rur­al del esta­do Lara. Nada que ver con el arte refi­na­do de salón.

Con todo, es el tes­ti­mo­nio de un sis­tema cul­tur­al y artís­ti­co descrito en las nov­e­las Los Conu­queros del peri­odista y diplomáti­co curarigüeño Julio Ramos y More­co del sanareño Tri­no Yépez. El Tamu­nangue pre­sente en ambas obras lit­er­arias, es el campesino que exper­i­men­ta mod­i­fi­ca­ciones con su inevitable masi­fi­cación a par­tir de los años 40 del siglo XX.

Dan­za, músi­ca y poesía para la real­ización espir­i­tu­al del hom­bre que orig­i­nal­mente plante­a­ba la lib­eración de la sociedad esclav­ista. De suyo el com­po­nente de la Batal­la tenía un carác­ter vio­len­to ocasión que aprovech­a­ban sus par­tic­i­pantes para aban­donar este valle de lágrimas. 

Sus siete sones, la batal­la y la salve pasaron por la difí­cil y desagrad­able prue­ba del rec­ha­zo a que han esta­do someti­das las expre­siones de la cul­tura del pueblo a lo largo de la his­to­ria del arte. Es la otra cara del Tamu­nangue más allá de sus tradi­cionales con­cep­ciones devo­cional, pin­toresca y anecdótica.


REFERENCIAS
Bib­li­ográ­fi­cas:
Hugo Lara Espinoza. El Tamu­nangue: con­travi­o­len­cia de la cul­tura pop­u­lar. Segun­das Jor­nadas Nacionales de Edu­cación y Comu­ni­cación Audio­vi­su­al. Bar­quisime­to. 1972.
Fred­dy Tor­re­al­ba Z. La dimen­sión mul­ti­cul­tur­al del Tamu­nangue. Inédito

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Ver comentarios

  • Excelente investigación de esta fiesta ritual, popular y religiosa, el cual se celebra este 13 de junio en mi tierra que me vió nacer. . . Lara .
    ¡Felicitaciones!

  • Excelente crónica . Quién escribe, quien siendo tamunanguero de larga data, desconocía esta historia aquí narrada. Los sones de negro han tenido muchos detractores a través de los años. Inclusive se decía que era ejecutado por gente de muy baja formación y valores. Que aprovechaban un tamunangue para embriagarse y rendir culto al aguardiente y no a San Antonio. Afortunadamente esta opinión a cambiado con el transcurrir de los años. Prueba feaciente que esto es así que hace mas de diez años la Dirección de cultura de nuestra Alma Mater, la Universidad Centro occidental Lisandro Alvarado, en la persona de su entonces director , Dr. Marco Tulio Mendoza tuvo la brillante idea de impulsar un magnífico proyecto de lograr la fusión de El Tamunangue con la Orquesta de cámara de la UCLA. Tuve el honor de formar parte de ese equipo (Grupo Folklórico Barquisimeto) y juntos recorrimos la geografía nacional actuando en muchos escenarios artísticos y culturales del país como el Aula magna de la UCV, Aula magna de la ULA, Aula magna de la UDO, Teatro Baralt de Maracaibo, Teatro de la ópera en Maracay, Sala Lya Bermúdez en Maracaibo, Casa La Estancia en Caracas, plaza Pedro López del BCV en Caracas , etc..Del CD que el cronista hace referencia, vale la pena tenerlo. Es una joya de colección. Lástima que este proyecto no tuvo contínuidad, pero quedó demostrado que El Tamunangue vale la pena divulgarlo. Mil gracias a Freddy Torrealba Z. por esa información dada a conocer y que hasta el día de hoy, la ignoraba.

  • Excelente crónica . Quién escribe, quien siendo tamunanguero de larga data, desconocía esta historia aquí narrada. Los sones de negro han tenido muchos detractores a través de los años. Inclusive se decía que era ejecutado por gente de muy baja formación y valores. Que aprovechaban un tamunangue para embriagarse y rendir culto al aguardiente y no a San Antonio. Afortunadamente esta opinión ha cambiado con el transcurrir de los años. Prueba feaciente que esto es así que hace mas de diez años la Dirección de cultura de nuestra Alma Mater, la Universidad Centro occidental Lisandro Alvarado, en la persona de su entonces director , Dr. Marco Tulio Mendoza tuvo la brillante idea de impulsar un magnífico proyecto de lograr la fusión de El Tamunangue con la Orquesta de cámara de la UCLA. Tuve el honor de formar parte de ese equipo (Grupo Folklórico Barquisimeto) y juntos recorrimos la geografía nacional actuando en muchos escenarios artísticos y culturales del país como el Aula magna de la UCV, Aula magna de la ULA, Aula magna de la UDO, Teatro Baralt de Maracaibo, Teatro de la ópera en Maracay, Sala Lya Bermúdez en Maracaibo, Casa La Estancia en Caracas, plaza Pedro López del BCV en Caracas , etc..Del CD que el cronista hace referencia, vale la pena tenerlo. Es una joya de colección. Lástima que este proyecto no tuvo contínuidad, pero quedó demostrado que El Tamunangue vale la pena divulgarlo. Mil gracias a Freddy Torrealba Z. por esa información dada a conocer y que hasta el día de hoy, la ignoraba.

  • Muchísimas gracias a Edgar Castillo y Carlos H. Romero R. por el mejor premio: leernos con interés, respeto, amplitud y agudeza.
    Sus opiniones son bienvenidas y esperamos sigan leyendo los valiosos contenidos del Correo de Lara hecho por un calificado equipo de estudiosos de la historia.
    Freddy Torrealba Z.
    Desde El Manteco, donde el talento rueda por su calles medievales.

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