Teresa Heredia, la “emplumada” de Valencia

Luis Heraclio Medina Canelón
Abogado — Historiador

En el año Bicentenario de la Batalla de Carabobo y en el Día Internacional de la Mujer es justo escribir unas letras para homenajear a una de esas guerreras olvidadas de la independencia


Ante la prox­im­i­dad del bicen­te­nario de la Batal­la de Carabobo y con­mem­o­ran­do el Día Inter­na­cional de la Mujer, nos hemos empeña­do en rescatar hechos y per­son­ajes olvi­da­dos o poco cono­ci­dos por la “his­to­ria oficial”. 

Así en var­ios de nue­stros artícu­los recor­damos una var­iedad de mujeres y hom­bres que vivieron inten­sa­mente aque­l­los duros días: már­tires como Angela Lamas sac­ri­fi­ca­da en el ase­dio de Valen­cia, Vicente Gue­vara, el alcalde valen­ciano inmo­la­do, las San­doval (madre e hijas), Jose­fa Zavale­ta “la Chepita”. 

Tam­bién per­son­ajes tur­bios como Rita Qui­te­ria, o guer­reros que al caer tem­prana­mente no pudieron ver el resul­ta­do de su sac­ri­fi­co como los porteños Fran­cis­co de Paula Tinoco y Miguel Valdés, el sevil­lano Manuel Vil­lapol o el tru­jil­lano Manuel Gogorza.  Hoy recor­dare­mos a Tere­sa Here­dia “la emplumada”.

Sabe­mos que Tere­sa era ori­un­da del pueblo de Ospino.  El Archi­vo Gen­er­al de la Nación ha pub­li­ca­do las “Causas de Infi­den­cia”, es decir, los pro­ce­sos judi­ciales segui­dos a quienes incur­rieron en los deli­tos de infi­del­i­dad al Rey (infi­den­cia). En dos de estos pro­ce­sos se enjui­cia a nue­stro per­son­aje y se señala que es de la cas­ta de los blan­cos, ori­un­da de Ospino y de ofi­cio cos­tur­era. Al ser cos­tur­era debió tratarse de los lla­ma­dos “blan­cos de oril­la”, es decir, blan­cos más o menos pobres, no una aristócra­ta. En el expe­di­ente se rela­tan sus andanzas:

La primera opor­tu­nidad en que Tere­sa se ve envuelta en prob­le­mas con las autori­dades real­is­tas ocurre en Valen­cia, en 1814, a poco de la toma de la ciu­dad por Bóves, donde según declaración de un tes­ti­go en el juicio que en Cara­cas se le seguirá a la chi­ca, el gob­er­nador de Valen­cia, capitán Luis Dato, le incau­ta “cien­to y pico de camisones y nueve mil pesos”, por lo que la hace pre­sa. Según refiere el tes­ti­go la ver­sión se la con­tó la propia Tere­sa.  Aho­ra bien, el capitán Dato no le hace abrir un expe­di­ente judi­cial, sino que expe­di­ta­mente le impone un cas­ti­go. Señala la propia Here­dia en su declaración judicial:

“…que es cier­to, que Dato en Valen­cia la apre­hendió, no le hizo causa y de este modo la hizo cor­tar el pelo, la bañó de mela­do y la emplumó e hizo pasear por las calles a cajas destem­pladas y después la puso en ple­na libertad.”

Pero ¿Cómo es eso de bañar de mela­do y emplumar?

Se tra­ta de un antiguo cas­ti­go de la jus­ti­cia españo­la de los sig­los XVIII y XIX.  Gen­eral­mente se aplic­a­ba a las mujeres de mala con­duc­ta: pros­ti­tu­tas y alc­ahue­tas, pero tam­bién a fémi­nas incur­sas en deli­tos políti­cos y has­ta a las mujeres de rev­olu­cionar­ios o sub­ver­sivos, tan­to en la penín­su­la como en América. 

A la con­de­na­da la desnud­a­ban de la cin­tu­ra para arri­ba, la embadurn­a­ban de una sus­tan­cia pega­josa, miel o mela­do, y le ech­a­ban enci­ma una can­ti­dad de plumas, para dar­le un aspec­to grotesco y desagrad­able. Seguida­mente la monta­ban en un bur­ro y la saca­ban a pasear por la ciu­dad, escolta­da por dos filas de sol­da­dos. A veces le colo­ca­ban un “cucu­ru­cho” en la cabeza para hac­er­la ver más ridícula. 

De tan­to en tan­to los aux­il­iares de jus­ti­cia le lan­z­a­ban enci­ma más plumas ante la burla del pop­u­la­cho. En las esquinas y en la plaza el pre­gonero leía la sen­ten­cia donde se explic­a­ba el vere­dic­to que con­den­a­ba a la mujer a la “vergüen­za públi­ca” y el deli­to cometi­do. Gen­eral­mente el espec­tácu­lo grotesco caus­a­ba la risa de la muchedum­bre al ver­la pasar. En España se llegó a aplicar casi has­ta finales del s. XIX; el últi­mo caso doc­u­men­ta­do data de 1874.

¿Y qué quiere decir eso de “pasear por las calles a cajas destempladas”?

“Cajas destem­pladas” es un toque o redoble de tam­bor desa­fi­na­do con el que se acom­paña la expul­sión de un mil­i­tar del cuer­po al que pertenece y tam­bién es el toque de tam­bores que acom­paña o a un con­de­na­do al patíbulo.

En su defen­sa, Tere­sa ale­ga que el capitán Dato, le hacía proposi­ciones indeco­rosas, a lo que ella se nega­ba, porque tenía inten­ciones mat­ri­mo­ni­ales con otro hom­bre, lo que tra­jo como con­se­cuen­cia el humil­lante cas­ti­go, ven­gan­za del gob­er­nador. Los tes­ti­gos que declararon en los pro­ce­sos tam­bién dijeron que Tere­sa les había con­fe­sa­do que se había vesti­do de uni­forme mil­i­tar y se había entremez­cla­do con las tropas real­is­tas. Tam­bién otro señaló que se le veía entran­do con reg­u­lar­i­dad donde se encon­tra­ba el capitán Dato. ¿enam­ora­da, espía o mance­ba? Cada lec­tor en vista a los pro­ce­sos judi­ciales se hará su opinión.

Una vez más Tere­sa Here­dia estu­vo tras las rejas

Luego en 1815 las autori­dades real­is­tas des­cubren un grupo insur­gente que está hacien­do aco­pio de armas y ele­men­tos de guer­ra entre La Guaira y Cara­cas, donde ha fija­do su res­i­den­cia Tere­sa. Los tes­ti­gos la señalan como la guardado­ra de fusiles y armas blan­cas, pero en su casa sólo encuen­tran escon­dites vacíos y cor­re­spon­den­cia con dos sol­da­dos repub­li­canos pre­sos, ambos enam­ora­dos de la chi­ca. La muchacha pasa var­ios meses pre­sa y luego es deja­da en lib­er­tad por fal­ta de may­ores pruebas.

Nue­va­mente en 1816 Tere­sa está en prob­le­mas. Via­jan­do entre La Guaira y Cara­cas impru­den­te­mente con­ver­sa con arrieros y via­jantes y habla a favor de los insur­gentes y en con­tra de la monar­quía. Elo­gia a Ribas y a Bolí­var. Se que­ja el ahor­camien­to de una mujer que pudo obser­var. Sus decires lle­gan a oídos de las autori­dades que nue­va­mente la encar­ce­lan. Otra vez si se le abre el cor­re­spon­di­ente expe­di­ente de infidencia.

Una vez más Tere­sa Her­dia cae pre­sa acu­sa­da de infidencia.

En el tran­scur­so del juicio declar­an una serie de tes­ti­gos, tan­to par­tic­u­lares como ofi­ciales de la coro­na. Los declar­antes son con­testes en que Tere­sa ha habla­do a favor de la rev­olu­ción y que ha obje­ta­do la con­de­na a muerte de la mujer eje­cu­ta­da. Que ha elo­gia­do el val­or de Ribas y ha propa­ga­do la infor­ma­ción de que Bolí­var está en Mar­gari­ta con su flota y ejérci­to. Tam­bién declara el Alférez Real Miguel Igna­cio Malpi­ca, quien sabe que la mujer es “de con­duc­ta rela­ja­da con los hom­bres” y que conoce que se le decomis­aron unas armas en Valen­cia donde se sabe de su sim­patía por los sediciosos.

La úni­ca declaración en el expe­di­ente a favor de Tere­sa es la suya propia, quien nie­ga todas las imputa­ciones. Que sobre la ahor­ca­da, sim­ple­mente rezó por ella jun­to a otras dos mujeres, que al úni­co que ha elo­gia­do es a Bóves y que todas las imputa­ciones en su con­tra no son más que enre­dos.  Final­mente dice que salvó la vida de unos sol­da­dos real­is­tas del Batal­lón Grana­da a quienes escondió bajo su cama luego del com­bate de Bár­bu­la, para que no los ejecutaran.

El Con­se­jo de Guer­ra en su sen­ten­cia decide que el úni­co deli­to com­pro­ba­do ple­na­mente es la fal­ta de leal­tad al Rey, es decir, la infi­den­cia. Igual­mente el tri­bunal obser­va su con­duc­ta inmoral, mere­ce­do­ra de cas­ti­go. En la moti­vación el tri­bunal expone:

El Con­se­jo de Guer­ra con­denó a Tere­sa a la expul­sión de la provincia.

“aten­di­en­do la benef­i­cen­cia que car­ac­ter­i­za el gob­ier­no que rep­re­sen­ta en estos país­es al más pia­doso de los sober­a­nos y a la indul­gen­cia con que se ha pro­ce­di­do con otras charlatanas…”.

Y final­mente la decisión de junio de 1816 expul­sar del país a Tere­sa Here­dia, rum­bo a Améri­ca del Norte “para que allí sea inde­pen­di­ente y la enseñen a vivir en sociedad”.

Allí le perdi­mos la pista al per­son­aje, pero Enrique Bernar­do Núñez se inspiró en ella como pro­tag­o­nista de su cuen­to “La Insurgente”.


Fuentes
Bur­gos Gutiér­rez, Andrés Eloy. La guer­ra invis­i­ble, espías y espi­ona­je en la guer­ra de inde­pen­den­cia. Uni­ver­si­dad Católi­ca Andrés Bel­lo. Fac­ul­tad de Humanidades y Edu­cación. Maestría en His­to­ria de Venezuela. Cara­cas 2017
Ochoa, Neller. He aquí el año ter­ri­ble. 1814 Mitos, hitos y defini­ciones. Cen­tro Nacional de Estu­dios Históri­cos. Cara­cas 2017

Luis Medina Canelón

Abogado, escritor e historiador Miembro Correspondiente de la Academia de Historia del Estado Carabobo

Ver comentarios

  • Buenos dias, desde Pto la Cruz,soy un joven de tercera edad,acusioso del estudio e investigacion de nuestra historia patria y me gusta saber todo lo relacionado con nuestra historia, por lo tanto le estaria agradecido si me pudieran enviar informaciones de de historias de Venezuela, que quizas no tenga conocimiento ya que con esto alimento mi acervo intelectual y comparto con los jovenes que me consultan,( soy maestro empirico), por favor se lo agradezco muchas gracias Douglas Marcano , mi correo electronico; marcanodouglas477@gmail.com,Whatsaap,04121830271, P D, estoy una desarrollando una peña literaria de historia en la zona rural donde vivo y poseo una pequeña en producion la cual la utilizo como escuela granja para jovenes adolecentes desertores escolares.

Entradas recientes

El exilio perpetuo de Manuela Sáenz

iene que ser, el destierro, de las condenas más feroces e inhumanas. Una mezcla de separación…

7 horas hace

Notas del pueblo de doctrina de indios del Cerrito de Santa Rosa y referencias de Cabudare

Yolanda Aris Cronista Oficial del Municipio Palavecino arisyoli1@yahoo.es l pueblo de Santa Rosa está históricamente…

5 días hace

El archivo del Libertador se salvó “de milagro”

os papeles del Libertador Simón Bolívar, resguardados y embalados por Manuela Sáenz en 10 baúles,…

1 semana hace

Esta es la historia del vanguardista Palacio Municipal de Barquisimeto 

Luis Alberto Perozo Padua  Periodista y cronista  luisperozop@hotmail.com  @LuisPerozoPadua  ara 1960, Barquisimeto tenía proyectada una…

2 semanas hace

Eloy el indio Tarazona, el espaldero del dictador Juan Vicente Gómez

Luis Alberto Perozo Padua Periodista y cronista luisperozop@hotmail.com @LuisPerozoPadua o encontraron bocabajo, frío y exánime…

3 semanas hace

Boves, el venezolano perdido

Ángel Rafael Lombardi Boscán Historiador y escritor Director del Centro de Estudios Históricos de la…

3 semanas hace