1835: Barquisimeto y La Revolución de las Reformas
Omar Gil Pereira
Escritor y cronista
En 1835 ocurre un alzamiento en el país, de militares descontentos por sentirse desplazados del poder, conocido como Revolución de las Reformas. Entre estos se encuentra José Florencio Jiménez. En Barquisimeto el 22 de julio la respuesta civil es la celebración de un cabildo abierto donde mediante un acta de adhesión al gobierno del doctor José María Vargas deciden darle un firme apoyo.
En 1835 el Dr. José María Vargas obtiene la nominación y designación como presidente de la República, previamente el grupo que le adversaba políticamente, el de los militares, dirigido por Mariño, se sentía desplazado e inconforme con no haber alcanzado el poder. Se encuentran decididos en conspirar contra el gobierno recién elegido, y de esta forma ocurren alzamientos en varios puntos del país, que se llegaron a conocer como la Revolución de las Reformas.
En el transcurso de los próximos días cercan a Vargas en su casa, le piden que renuncie, Vargas dice que no, el que no estaba muy interesado que se le designara en el cargo y tampoco a mantenerse en el gobierno, mas sin embargo había asumido esa designación bajo la premisa de la obligación como hombre afecto a su país y quiere ejercerla dignamente apegado a la constitución.
El hace una propuesta a los insurgentes para resolver la situación, estos no aceptan y a cambio le entregan nueve propuestas, las cuales el no acepta por parecerle violatorias de la Ley, esto altera a los conspiradores, que deciden enviarlo a San Thomas en un barco.
Páez que acababa de dejar el gobierno, puede salvar la situación y es llamado para convertirse en General en Jefe del Ejército, y logra restituir el orden. Y ya el 29 de Julio le escribe a Vargas invitándolo a retornar a su silla.
La municipalidad de Barquisimeto se constituye en Cabildo Abierto el 22 de Julio a instancia del Gobernador Juan Elizondo, en las personas de Antonio Ocando, Jefe Político accidental, José Eugenio Fuentes, alcalde de primera elección; Rafael Narciso Beiza, Alcalde de Segunda elección; Juan de los Santos Jiménez, síndico procurador y Francisco del Castillo y Francisco Tovar, municipales y levanta un acta de adhesión al gobierno suscrita también por vecinos con lo que deciden darle un firme apoyo.
Pero el 21 de septiembre en Quíbor el General José Florencio Jiménez se alza en armas, depone al alcalde del Cantón de Quíbor y mientras que Antonio Díaz desde su hacienda Campo Alegre en Curarigua toma la población de Carora, Jiménez decide tomar a Barquisimeto, y por varios días impone al gobernador Juan Elizondo refugiarse en el cuartel denominado el Campamento, esperando refuerzos de Cabudare que gestionan el coronel Juan Francisco Chirinos y el Dr. Juan de Dios Ponte. Hay algunos combates, pero al ver que no tiene posibilidades de triunfar en vista del poco apoyo de la población decide escapar tomando la vía de El Tocuyo, para lograr reunirse con las fuerzas del General Díaz, quien es derrotado en Carora.
Dentro de las medidas que asume la municipalidad es asignar recursos para perseguir a los insurrectos y para ello designa al Coronel y Presbítero Andrés Torrellas para que cumpla con lo decidido. Se entrega, y su falta es perdonada, no así la de varios de los que le acompañaron en esta aventura que son ejecutados al sur de la Iglesia frente a la antigua Plaza Altagracia de Barquisimeto, el 28 de diciembre, ocho en total: Antonio Díaz, Lorenzo Álvarez, Juan Santiago Torrealba, Pedro Hurtado Anzoátegui, Félix Linares, José María Vásquez y los hermanos Antonio y José Mármol, todos estos habían prestados sus servicios a la causa de la independencia. En el caso de los Mármol habían utilizado la actividad periodística para atacar a varios personajes vinculados al gobierno.