CrónicasTodas Las Entradas

El expresidente Joaquín Crespo fue velado en Cabudare

 

Dos sillas de madera y cuero de color negro, propiedad del general José María Ponte, sirvieron para colocar el ataúd. En el piso, de ladrillos irregulares, contiguo al cajón donde yacía el corpulento general Joaquín Crespo, se situaron varias velas en fila para alumbrar el cadáver del expresidente de la República.


En el lugar solo se escuch­a­ban algunos mur­mul­los y llan­tos reprim­i­dos que fueron inter­rumpi­dos por las pal­abras que pro­nun­ció, para el des­can­so eter­no del céle­bre mil­i­tar, el pres­bítero Dioce­sano López, quien se paró frente a la urna de tablas, atavi­a­do con un sobre­pel­liz y esto­la negra, soste­nien­do sobre sus manos un cru­ci­fi­jo de pla­ta maciza y en la otra una pequeña Bib­lia con cubier­ta de ter­ciope­lo rojo intenso.

Los despo­jos de Cre­spo, los situ­aron en el corre­dor de la Casa de Alto, úni­ca en Cabu­dare con bal­cón, de allí su nom­bre. Era una casona de techo de tejas, pisos de ladril­los, en la primera plan­ta, en la supe­ri­or de tablas de bue­na madera. Exhibía grue­sas pare­des de adobe, amplios ven­tanales y puer­tas de dos hojas. 

Estu­vo afin­ca­da en la Calle o camino Real, que luego pasó a denom­i­narse Calle San Juan Bautista, más tarde Juan­cho Gómez y hoy aveni­da Lib­er­ta­dor. El propi­etario para el luc­tu­oso momen­to del velo­rio, era el gen­er­al Amá­bilis Solaigne. Las ruinas del inmue­ble estu­vieron en pie has­ta 1996.

La may­oría de los habi­tantes del pueblo de Cabu­dare, se acer­caron a rendir el últi­mo trib­u­to al gen­er­al. Las cróni­cas reg­is­traron que “a muchos se les vio llo­rar, inclu­so a dis­tin­guidas damas, quienes ele­varon ple­garias al Cielo”.

Joaquín Cre­spo, en 1893 fotografi­a­do por el peri­odista norteam­er­i­cano William Nephew King

A las pocas horas del velo­rio, ya entra­da la tarde, lle­garon al lugar del velo­rio, el doc­tor Luis Muñoz Tébar y Eduar­do Brandt, prove­nientes de Bar­quisime­to, con el manda­to de inter­venir nue­va­mente el cadáver, pro­ce­di­en­do a cubrir la urna con una con­sid­er­able capa de yeso.

Ya en la noche de ese mis­mo día, el féretro de Cre­spo fue lle­va­do a Bar­quisime­to para con­tin­uar camino a Cara­cas por vía del Fer­ro­car­ril Bolí­var. Has­ta hacía unas horas antes, había sido el caudil­lo más poderoso de Venezuela y el miem­bro más desta­ca­do del lib­er­al­is­mo amarillo.

Cre­spo nació en San Fran­cis­co de Cara, esta­do Aragua, el 22 de agos­to de 1841. Su car­rera mil­i­tar la ini­ció ‑muy joven‑, en 1858, al alis­tarse en las filas del ejérci­to fed­er­al, que ya al final de la Guer­ra de los Cin­co Años, fig­uró bajo las órdenes de Eze­quiel Zamo­ra, Juan Crisós­to­mo Fal­cón y Anto­nio Guzmán Blanco.

De un disparo 

En abril de 1897, llegó al esta­do Lara, el gen­er­al José Manuel Hernán­dez, con la expre­sa mis­ión de pro­mo­cionarse para la pres­i­den­cia del país. Sigu­ió la mar­cha a los pueb­los forá­neos  de El Tocuyo, Caro­ra, Curarigua, entre otros, en donde fundó los “Comité de Pro­pa­gan­da Elec­toraria hernandistas”.

Había por parte del Gob­ier­no nacional, al man­do del gen­er­al Joaquín Cre­spo, amplias garan­tías para que la pro­pa­gan­da y las nuevas elec­ciones se hicier­an con toda lib­er­tad, resul­tan­do ganador Igna­cio Andrade para pre­sidir el país y al gen­er­al Tor­res Aular para diri­gir al esta­do Lara.

Sin embra­go “el mocho” Hernán­dez descono­ció el nue­vo manda­to, ale­gan­do fraude elec­toral, y en Queipa, el 2 de mar­zo de 1898, proclamó Rev­olu­ción Nacionalista.

Tropa de la Rev­olu­ción Legal­ista en Venezuela. La cin­ta blan­ca en el som­brero dis­tin­guía a los legal­is­tas. Imá­genes real­izadas por el fotope­ri­odista y mil­i­tar norteam­er­i­cano William Nephew

El pres­i­dente de la Repúbli­ca nom­bró a Joaquín Cre­spo coman­dante en jefe del Ejérci­to Nacional en Cam­paña y al gen­er­al cabu­dareño Aquili­no Juares, jefe de la Segun­da Cir­cun­scrip­ción Mil­i­tar de la República.

Juares enlistó su ejérci­to en Bar­quisime­to y Cre­spo sal­ió a perseguir al “mocho” en La Mata Carmel­era, esta­do Cojedes, en donde a poco de ini­cia­rse la batal­la, cayó muer­to por una bala, a las ocho de la mañana, el 16 de abril de 1898.

El cadáver fue salado

El doc­tor José Rafael Núñez, Comis­ario Gen­er­al de Guer­ra y Sec­re­tario del Ejérci­to del Gob­ier­no, describió en el parte, que el cadáver del gen­er­al Cre­spo lo sac­aron del cam­po de batal­la has­ta Acarigua en hamaca.

Allí, “con sal y otros ele­men­tos de que podían dispon­er, lo prepararon para traer­lo a Cara­cas, como lo hicieron vía Barquisimeto”.

De Acarigua lo lle­varon a Cabu­dare, a donde entró el cadáver el 19 de abril, en una car­reta tira­da por una “her­mosa mula” y segui­do de un pelotón de tropa al man­do del gen­er­al Guiller­mo Barráez.

El cuer­po embal­sama­do con sal, esta­ba sumergi­do en un cajón de madera cubier­to con gran can­ti­dad de hojas de cambur.

En medio de una ínti­ma y silen­ciosa recep­ción, los gen­erales Fran­cis­co de Paula Vásquez, jefe del batal­lón que ocu­pa­ba la plaza de Cabu­dare, José María Ponte y el doc­tor Anto­nio Here­dia, reci­bieron el féretro.

Ni en el cementerio, 
tampoco en el Panteón Nacional

El cadáver de Joaquín Cre­spo fue inhu­ma­do en un mau­soleo en el Cemente­rio Gen­er­al del Sur en Cara­cas, y en mar­zo de 2013, sus famil­iares denun­cia­ron que los sar­cófa­gos del gen­er­al y su esposa, Jac­in­ta Pare­jo de Cre­spo “Misia Jac­in­ta”, fueron pro­fana­dos y sus restos desaparecieron.

La dramáti­ca noti­cia fue pub­li­ca­da por numerosos medios de comu­ni­cación social de Venezuela e inclu­so de otros país­es, aunque las autori­dades negaron el hecho argu­men­tan­do que no fueron los restos de Cre­spo los que sus­tra­jeron los pro­fanadores,  sino el de otro famil­iar pese a las con­tun­dentes fotografías que ruedan en Internet. 

Por su parte, la Acad­e­mia Nacional de la His­to­ria rev­eló que el expres­i­dente Joaquín Cre­spo, tam­poco se encuen­tra en el Pan­teón Nacional, pues no figu­ra entre los ocho dig­natar­ios de Venezuela que se encuen­tran en la igle­sia con­ver­ti­da en monumento.

Luis Alberto Perozo Padua

Fotos: Luis Her­a­clio Med­i­na Canelón/ cronicasyotrashistorias.blogspot.com

Fuente: Rafael Domin­go Sil­va Uzcátegui. Enci­clo­pe­dia Larense. Tomo I. Bib­liote­ca de Autores Larens­es. Edi­ciones de la Pres­i­den­cia de la Repúbli­ca. Cara­cas 1981
Memo­rias sobre las rev­olu­ciones de Venezuela José Fran­cis­co Here­dia – Sec­ción 1895. Venezuela 1980
Julio Álvarez Casamay­or. El Kabu­dari. Cabu­dare Junio de 1998
Telas­co Mac-Pher­son. Dic­cionario Históri­co, Geográ­fi­co, Estadís­ti­co y Biográ­fi­co del esta­do Lara. Bar­quisime­to 1883

Publicado en Diario EL IMPULSO

 

FOTOGALERÍA

 

Parte del ejérci­to de la Rev­olu­ción Legal­ista en una cap­tura del peri­odista William Nephew
Niños sol­da­dos pertenecientes al ejérci­to de la Rev­olu­ción Leal­ista en Venezuela. Ima­gen toma­da por el fotope­ri­odista y mil­i­tar norteam­er­i­cano William Nephew

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *