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La muerte de Gómez dio una Navidad distinta a López Contreras

Juan José Peralta
Periodista


La Navidad de 1935 en Caracas fue diferente a las anteriores desde que empezó el siglo, con la invasión de los andinos encabezados por Cipriano Castro y su compadre Juan Vicente Gómez, generales de montoneras. Después de 27 años en el poder –casi los 35 porque fue vicepresidente de Castro– el tirano Gómez moría el 17 de diciembre de 1935 tranquilo en su cama, en su casa de Maracay.

El gen­er­al Juan Vicente Gomez es con­dec­o­ra­do por su Min­istro de Guer­ra y Mari­na, gen­er­al Eleazar López Con­tr­eras en el últi­mo des­file mil­i­tar real­iza­do antes de la muerte de Juan Vicente Gómez en 1934, sien­do la primera con­dec­o­ración de la Orden Fran­cis­co de Miran­da. En la grá­fi­ca, en primer plano se obser­va el nue­vo poder que aparecía en esce­na, el de los medios de comu­ni­cación social, un micró­fono de la Broad Cast­ing Caracas.

El políti­co y diplomáti­co merideño Mar­i­ano Picón Salas dijo que Gómez man­tu­vo al país en el atra­so, en el oscu­ran­tismo, y que fue en 1935, con la muerte del tira­no, cuan­do Venezuela entró al siglo XX. Su frase es aplic­a­ble a los tiem­pos que vivi­mos, porque entre el coman­dante y el chofer de auto­bús seguimos en el siglo XX con el agra­vante que al ampli­arse la brecha tec­nológ­i­ca, políti­ca y social, hemos retro­ce­di­do por lo menos cuarenta años. Pare­ci­do a nues­tra actu­al­i­dad con un pres­i­dente que nos mantiene en con­stante retro­ce­so y estos casi veinte años perdidos.

                                      López Con­tr­eras presidente
Gómez y Cas­tro impusieron el ter­ror en Cara­cas. Por fin Navi­dad diferente

El con­clave famil­iar gomecista lo había deci­di­do: el áspero pri­mo her­mano Eusto­quio Gómez fue desecha­do por sus antecedentes vio­len­tos y el min­istro de Guer­ra y Mari­na, gen­er­al Eleazar López Con­tr­eras sería el pres­i­dente. Regi­na, la her­mana del tira­no, tuvo el encar­go de trans­mi­tir su decisión de la suce­sión pres­i­den­cial y por decisión del con­gre­so fue “encar­ga­do del poder ejec­u­ti­vo”, has­ta com­ple­tar el peri­o­do pres­i­den­cial del fal­l­e­ci­do dic­ta­dor, que ter­mina­ba al año siguiente.

Prestigioso y de carrera

Para el gen­er­al López Con­tr­eras tam­bién fue una Navi­dad dis­tin­ta, esta­ba en el poder y comen­z­a­ba una nue­va eta­pa en su vida políti­ca. El “jefe” había muer­to. Se encon­tra­ba en el difí­cil dile­ma de seguir el esti­lo dic­ta­to­r­i­al o la tarea nada fácil de la tran­si­ción de una dic­tadu­ra fer­oz hacia un gob­ier­no lib­er­al con ribetes democráti­cos. De 52 años, ele­gante y de estam­pa mar­cial pese a su flacu­ra –el tira­no lo llam­a­ba “el sequito” y la gente “el ron­quito” – el pres­i­dente encar­ga­do goz­a­ba de pres­ti­gio en las fuerzas armadas y den­tro del gome­cis­mo que lo vieron como garan­tía a sus privilegios. 

Los acon­tec­imien­tos ines­per­a­dos de la segun­da quin­ce­na de diciem­bre de 1935 sor­prendieron a todo el mun­do. Murió el tira­no, mataron a Eusto­quio y le que­maron el car­ro. El coro­nel Eloy Tara­zona, may­or­do­mo y edecán del tira­no esta­ba pre­so. Comen­zó el regre­so de los exi­la­dos y salieron en lib­er­tad algunos de los pre­sos de Gómez. Al gri­to de ¡murió el bagre!, los ciu­dadanos tomaron las calles y saque­aron las casas de los más con­no­ta­dos gomecis­tas. El pres­i­dente encar­ga­do son­reía y deja­ba que la gente sacia­ra sus rabi­as. Eran muchos años de tiranía y barbarie.

Zamar­ro aprendiz

“Hecho el ton­to, con sabia dis­cre­ción se había prepara­do para este momen­to”, me dijo mi padre César Per­al­ta. “De algo le habían servi­do los apren­diza­jes de la zamar­rería del tira­no. No mostra­ba sus ape­ten­cias, pero no ten­dría rival. Se sen­tía seguro”. 

El gen­er­al López Ini­cia­ba su gob­ier­no, con una Navi­dad dis­tin­ta a la esper­a­da, aunque ya sabía de la salud del dic­ta­dor. Se apertrech­a­ba de ideas y prop­ues­tas prove­nientes de quienes por muchos años las guardaron a la espera de esta ocasión. Entre ellos des­de Zea llegó el bril­lante econ­o­mista y diplomáti­co Alber­to Adri­ani, con su car­pe­ta de proyec­tos pen­sa­dos para cuan­do muri­era Gómez y de inmedi­a­to contratado.

En medio de la algar­abía pop­u­lar, describe Tomás Polan­co Alcán­tara, “su muerte impactó a la sociedad vene­zolana. El júbi­lo se expresa­ba en las calles y de inmedi­a­to se ini­cia el saqueo a las propiedades de las per­sonas más con­no­tadas de la heren­cia gomecista” y el his­to­ri­ador José Alber­to Oli­var sostiene que “cuan­do ape­nas el cadáver del tira­no de la Mulera está en ple­na descom­posi­ción, los vene­zolanos son tes­ti­gos y pro­tag­o­nistas de una serie de hechos que parecían inimag­in­ables bajo la égi­da del gome­cis­mo”.

¿Qué pasará en enero?

Todavía de uni­forme, López Con­tr­eras despi­de el año con una disc­re­ta son­risa. Se aprox­i­ma un nue­vo perío­do de gob­ier­no y no fal­tan aspi­rantes a susti­tuir­lo. La fies­ta de fin de año en Miraflo­res res­pira­ba tran­quila pero detrás de los brindis se sen­tían las inqui­etudes, las inter­ro­gantes ¿qué irá a pasar en enero? ¿Cómo será este Año Nue­vo? ¿Qué sor­pre­sa nos depararán los nuevos acontecimientos?

El cabildeo ya no es en Mara­cay y el Pala­cio de Miraflo­res es el esce­nario de los comen­tar­ios. Los aspi­rantes a puestos, los bus­cadores de nego­cios, los ami­gos del nue­vo man­datario, los salu­dantes infalta­bles, se hacen pre­sentes en el pala­cio de Misia Jac­in­ta. López aho­ra escoge, selec­ciona, pien­sa. Le sobran asesores. Las pasiones e intere­ses tam­bién encien­den el con­gre­so. El perío­do expi­rará el 19 de abril y los ambi­ciosos pien­san en min­is­te­rios y emba­jadas. Se esper­an los cam­bios. López escucha y oye.

Alboro­ta­dos e intran­qui­los los caraque­ños sigu­ieron los van­dal­is­mos. No lo pen­só dos veces y sus­pendió las garan­tías con­sti­tu­cionales el seis de enero, pre­sion­a­do por los gomecis­tas y sus temores a los saque­os en diver­sos sitios de la ciu­dad y a las man­i­festa­ciones pop­u­lares exigien­do may­ores lib­er­tades. La res­i­den­cia y las propiedades en Bar­quisime­to del asesina­do gen­er­al Eusto­quio Gómez tam­bién fueron saque­adas, en el alboro­zo de sus temerosos enemigos.

El día del entier­ro del gen­er­al Juan Vicente Gómez muchas miradas se aposen­taron en las pare­des de la casa. Des­de la plaza Girar­dot, en medio del calor y el pol­vo de la calle, alguien destacó la pres­en­cia de un grupo de mil­itares con órdenes de adver­tir a la famil­ia que todo había ter­mi­na­do, que era men­ester dejar el país para evi­tar que el des­bor­damien­to del pop­u­la­cho der­rib­ara nom­bres y muros.En la ima­gen, El Gen­er­al López Con­tr­eras acom­paña­do de per­son­ajes de su gobierno

La cen­sura de pren­sa bus­ca­ba silen­ciar las voces rebeldes de la Fed­eración de Estu­di­antes de Venezuela, la Aso­ciación de Escritores Vene­zolanos y otras orga­ni­za­ciones políti­cas y estu­di­antiles quienes para recor­dar la ges­ta de 1928 pro­movieron una impens­able y gigan­tesca mov­i­lización del 14 de febrero de más de 30.000 caraque­ños en man­i­festación con­tra el acoso a la prensa.

Por órdenes del gob­er­nador de Cara­cas, gen­er­al Félix Galavís, con sal­do trági­co de seis muer­tos y 150 heri­dos, la man­i­festación fue reprim­i­da por los chácharos andi­nos, hechos san­gri­en­tos que moti­varon su des­ti­tu­ción inmedi­a­ta y su arresto temporal.

La res­i­den­cia de Eusto­quio Gómez en Bar­quisime­to, fue saqueada

El pres­i­dente encar­ga­do se acer­có a los diri­gentes del movimien­to y recibió una rep­re­sentación en el Pala­cio, como señala Manuel Caballero quien advierte que su primera reac­ción fue escuchar­los y acep­ta hablar con la del­e­gación por­ta­do­ra de un pliego de peti­ciones de tono perentorio.

Para con­trar­restar el descon­tento pop­u­lar, López pre­sen­tó su Pro­gra­ma de Febrero y ofrece la recon­struc­ción del país en base a las más apremi­antes necesi­dades: legal­i­dad, higiene públi­ca y social, edu­cación nacional, vías de comu­ni­cación, agri­cul­tura y cría, políti­cas fis­cal y com­er­cial e inmi­gración, entre otras, con­sid­er­a­do por los anal­is­tas el primer gran proyec­to de refor­ma del Esta­do Mod­er­no Vene­zolano, anun­cio trans­mi­ti­do por radio al país, dan­do ini­cio tam­bién a las comu­ni­ca­ciones públi­cas a través de este medio recién estrenado.

Después de las sucu­len­tas hal­la­cas pres­i­den­ciales de Navi­dad y Año Nue­vo, López Con­tr­eras emprendió la aven­tu­ra de ser pres­i­dente, eta­pa mere­ce­do­ra de cróni­ca aparte, porque puso fin a la más fer­oz dic­tadu­ra sufri­da por Venezuela en el siglo XX.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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