La otra cara del “Caso del padre Biaggi”
Luis Heraclio Medina Canelón
Abogado — Historiador
El18 de octubre de 1961 llegaba a Ciudad Bolívar un equipo de la PTJ de Caracas para encargarse de las averiguaciones de uno de los homicidios más famosos de la historia policial venezolana. En estos días se están cumpliendo 63 años del Caso Biaggi. Si algo hemos aprendido en cuarenta años que llevamos graduados de abogado, es que hay que escuchar las dos versiones. Cada cual cuenta su visión de los hechos y conscientemente o sin proponérselo sólo nos cuenta una parte de la realidad
Aquí no tenemos espacio para repetir toda aquella historia, que fue el mayor escándalo en su tiempo y que volvió a ser famosa en los setenta con el excelente libro del comisario Fermín Mármol León “Cuatro Crímenes Cuatro Poderes”. La casi totalidad de los venezolanos conocen la historia por este libro, que es la versión de los detectives de la PTJ. Pero hay otra parte la historia.
Afortunadamente tenemos en nuestra biblioteca y hemeroteca antiguas publicaciones que reflejan la otra versión: una es el libro “Mi Drama” escrito en prisión por el indiciado, el padre Luis Biaggi. La otra es una revista ELITE de los años sesenta, y otras fuentes interesantes. Estas nos ofrecen un material gráfico y documental que hoy es desconocido.
El caso se trata del homicidio de la joven Lesbia Biaggi, hermana (adoptiva, no biológica) del sacerdote Luis Biaggi, un párroco en Ciudad Bolívar. La muchacha, de temperamento nervioso que a veces tomaba pastillas para dormir, había renunciado a su trabajo en la Cámara de Comercio a exigencias del dominante sacerdote porque estaba en planes matrimoniales.
La chica amaneció apuñalada y violada el 15 de octubre de 1951, en su habitación en la casa donde vivía junto a su madre y sus dos hermanos: el sacerdote y un jovencito de once años. Ni puertas ni ventanas aparecieron violentadas. Nadie escuchó gritos o ruidos peculiares.
Por esos días, en el sector de Vista Hermosa, donde vivía la familia se habían producido varias violaciones. Se hablaba del “Sádico de Vista Hermosa”
En este tipo de casos los principales sospechosos se buscan en el entorno de la víctima: los familiares y allegados, los vecinos, clientes, amigos, etc.
El padre Luis Biaggi, como todos saben, fue uno de los primeros sospechosos, en su habitación se encontraron rastros de ropa de mujer ensangrentados y tuvo algunas conductas atípicas. Entre otras, no se dirigió a su casa inmediatamente luego de que le informaron que una tragedia había ocurrido, sino que antesque todo fue a casa del obispo.
Pero había otros sospechosos: Rigoberto Franceschi, el novio de la muchacha, varios años menor que ella, ese día se había molestado con Lesbia, y desde temprano había estado bebiendo licor. Esa misma noche coincidieron en una fiesta a la que el muchacho no había sido invitado y estuvo bravo, lo mismo que la chica estaba molesta con él. Estuvo detenido unas horas, hasta que aclaró el origen de un arañazo en el rostro que le hizo supuestamente su hermana, pero pronto la PTJ lo dejó ir.
Otro sospechoso era Antonio Ross, un vecino de los Biaggi, español republicano, recalcitrante anticlerical, alcoholico y golpeador de su mujer. Había tenido problemas con la familia Biaggi porque su esposa frecuentemente acudía los Biaggi, para que el sacerdote la defendiera de las palizas que le daba Ross.
Se decía que tenía un antecedente por violación. También Ross tenía el rostro arañado. A uno le dijo que fue afeitándose y a otro le dijo que fue su mujer.
Biaggi fue examinado en todo su cuerpo y no presentaba ningún arañazo.
A los tres o cuatro días del crimen llegó una comisión de la PTJ de Caracas a tratar de resolver el caso, que en un primer momento había estado dirigiendo el investigador de ciudad Bolívar Pedro Jesus Díaz Arvelo.
Los investigadores de la capital reiniciaron el trabajo de campo en la casa de la víctima. Por allí habían pasado ya infinidad de personas: curiosos, policías, médicos, familiares y hasta un fiscal de tránsito. El cadáver había sido lavado en la casa por unas vecinas que utilizaron sábanas de la habitación del padre y se lavaron sus manos en su baño, contaminando toda la escena.
Lesbia, antes de morir, luchó contra su agresor y le arrancó unos cabellos. También se rompió unas uñas en la lucha, por lo que se supone que el agresor podría estar arañado. Los técnicos hicieron una comparación con los cabellos del sacerdote y su dictamen fue: “parecidos”. El informe señaló el tamaño de los cabellos:
“tercio inferior: diámetro de los del victimario 96,9 micras, los de Biaggi 81,7 micras. Tercio superior: 82,1 micras los del victimario y 92.1 micras los del padre Biaggi.”
Biaggi fue examinado en todo su cuerpo buscando rastros de arañazos y no se encontró nada. Otro detalle es que, según los rastros biológicos colectados en el cuerpo de la víctima, el asesino sufría de una enfermedad venérea.
Según un examen del Servicio de Microbiología de Ciudad Bolívar, examen Nro. 1731–61 suscrito por el Dr. Escribán Bello del Departamento de Medicatura Forense “no se presentan gérmenes de ninguna clase”.
Inexplicablemente este examen no fue acompañado en el primer momento al expediente que se envió al tribunal.
Basándose en las ropas manchadas de sangre encontradas en la habitación del cura, las marcas de manos ensangrentadas en la pared y otras de pies en el piso, así como por las declaraciones de Biaggi, la PTJ detuvo al sacerdote y lo puso a la orden del tribunal de instrucción que dictó el auto de detención. Un tribunal de primera instancia confirmó la detención y el padre encarcelado enfrentó su juicio.
A todas estas el principal investigador que aseguraba la responsabilidad de Biaggi, el inspector Pedro Jesus Díaz Arvelo, sale a investigar otro homicidio fuera de la ciudad, al atravesar un río en lancha, la nave zozobra, y todos los funcionarios caen al agua. Todos se salvan, menos Díaz que muere ahogado.
En el transcurso del juicio salen a relucir las pruebas de la defensa:
Primero, el examen médico que había sido omitido por la PTJ que demuestra que Biaggi no tiene ninguna enfermedad venérea.
Luego declaran las tres mujeres que fueron las encargadas de lavar y vestir el cadáver de la difunta, que señalan que fueron ellas quienes, luego de limpiar el cuerpo de Lesbia, tiraron las sábanas y medias ensangrentadas en el cuarto de Biaggi.
También habían sido ellas quienes dejaron las huellas de sangre en pared y piso de la casa cuando estaban preparando el cadáver para la funeraria.
Varios exámenes psiquiátricos se le practicaron a Biaggi y los médicos dictaminaron que su personalidad no tenía patología alguna. Extrañamente sobre Franceschi o Ross no se hicieron mayores diligencias.
Finalmente los tribunales, ante la falta de pruebas científicas en contra de Biaggi y en vista a las declaraciones que destruían los primeros indicios que había considerado la PTJ, lo declararon absuelto. Todo lo que había en su contra eran “indicios circunstanciales” o algunas presunciones, pero ninguna prueba en concreto.
En el interín Biaggi había renunciado al sacerdocio. La madre murió mientras Biaggi estaba en prisión. El “Sádico de Vista Hermosa”, culpable de las otras violaciones, nunca fue descubierto.
Si hay fundadas sospechas de la inocencia del padre, me pregunto por qué y a medida que, con el tiempo, hubo adelantos tecnológicos en el tema, no sé apeló o investigó para demostrar su probidad?