Omar Garmendia
Cronista y escritor
Juan Vicente González Delgado (Caracas, 28 de mayo de 1810 — Caracas, 1 de octubre de 1866), fue institutor y pedagogo y se desempeñó como maestro de gramática en la “Sociedad Económica de Amigos del País”, en el “Colegio de la Independencia” y en varios colegios que regentó, especialmente en “El Salvador del Mundo”, en donde se formaron personalidades como los hermanos Calcaño (Eduardo y Julio), Pedro Arismendi Brito, Rafael Villavicencio, Eduardo Blanco, y su propio hijo y gramático, Jorge González Rodil.
Uno de sus más acerbos y duros enemigos lo fue Antonio Leocadio Guzmán, a quien fueron dirigidos los más duros epítetos y vindictas por medio de sus Catilinarias, especie de incisivas epístolas dirigidas a Guzmán, donde destapaba los hoscos propósitos de su enemigo para hacerse del poder.
A cada escrito redactado por Juan Vicente González, le seguían una descarga de insultos a cual más procaces y bestiales en diversos periódicos, redactados por seguidores de Guzmán. Le endilgaban remoquetes o apodos como tragalibros, mole, tragafote, confuso montón de ropas, de insoportable olor saturniano y pies elefancíacos, hipopótamo Malcín y otros más.
A Guzmán, en su ataque, Juan Vicente lo acusaba sin eufemismos de impostor, conspirador, sin probidad, azote de la gente, expoliador de fondos públicos. Luego de una serie de acontecimientos y la prédica demagógica de Guzmán, se sucedieron revueltas y desórdenes que González atribuía a Guzmán.
Los enemigos políticos de Juan Vicente González no podían endilgarle los mismos denuestos, porque molestos con las incriminaciones al líder Guzmán, no encontraron argumentos para responderle por igual, dada la catadura honesta del escritor y periodista, que no tenía riquezas ni vicios que estallarle en la cara.
Según se decía, el único lujo del que disfrutaba eran sus libros, de ahí el remoquete de tragalibros conque se le conocía, además de su prosa corrosiva y al mismo tiempo elegante con la que podía expresar los más exquisitos insultos en refinadas frases.
De modo que, al no tener motivos ni fundamentos para atacarlo por ese flanco, resolvieron publicar en los periódicos ofensivas alusiones a su masculinidad y virilidad, calificándole soterradamente de homosexual, con hirientes locuciones como el de Juan Vicente Gomorra.
González no podía quedar callado ante tal atentado que comprometía su honor, por lo que resolvió publicar una respuesta, no a los redactores de tales infundios, sino al propio causante de todos los males del país, Antonio Leocadio Guzmán.
La genial réplica apareció publicada en el periódico caraqueño llamado Diario de la Tarde en 1845 con el título de Reprobación, donde el autor, haciendo gala de su portentosa ironía, refiere un imaginario suceso acontecido a Antonio Leocadio Guzmán:
(Diario de la Tarde, Caracas, 1846)
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