La verdad sobre la histórica figura de Lucila Méndez y los elucubradores de oficio
A Dios gracias, hoy se está hablando mucho y cada vez con más interés de una figura que hasta hace poco era totalmente desconocida para los venezolanos; de manera que para bien del país y de su patrimonio cultural e histórico, es muy bueno que se haya rescatado el nombre y la impronta de Lucila Méndez Isava: primera venezolana en incursionar en Broadway como corista, bailarina, cantante y actriz; primera modelo nacida en Venezuela en ser retratada por grandes fotógrafos norteamericanos y en ser imagen de campañas publicitarias en EE. UU.; aunque su tía Dolores Méndez Isava fue la primera venezolana en incursionar en Hollywood, Lucila fue la primera criolla en protagonizar una película en la meca del cine.
Pero su gesta no quedó allí; luego de hacer 16 filmes en el emporio californiano del cine, varios de ellos en el rol estelar, se marchó a México, se cambió el nombre y usó el seudónimo de Rosa Castro, hizo otras 16 películas, entre ellas “Vértigo” junto a María Félix.
Al culminar su carrera de actriz, se reconvirtió en periodista del sector cultural, sobre todo de las bellas artes; en esos menesteres destacó y le tocó tiempo después ser cofundadora, en 1953, de la revista “Siempre”, un magazine que marcaría época en México y que se convirtió en un referente político y cultural del país azteca.
Ella llegó a ser jefe de redacción de esa prestigiosa publicación semanal, sin ser periodista de profesión, lo cual indica que superó airosamente sus limitaciones profesionales y venció entonces los prejuicios laborales contra la mujer, que aún existen en el mundo.
Fue amiga personal de Frida Kahlo y de Diego Rivera, entrevistó en el año 1956 a Fidel Castro en sierra Maestra y fue la primera reportera internacional en entrevistar a García Márquez inmediatamente después de publicar Cien años de soledad.
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Reconocimiento
Hecho este preámbulo, debo aclarar que el motivo de este extenso escrito es responder a las aseveraciones que el Sr. Juan E. Bello Osío, hace sobre Lucila; no obstante antes, quiero reconocer que este joven tiene una gran habilidad como buscador de documentos y que esta familia le está muy agradecida por la cantidad de fotos y documentos que nos permitió ver, que no conocíamos.
Para nosotros es invalorable ver a Mamá Chana de 40 años, apreciar la belleza de Dolores, ver sus solicitudes de naturalización en EUA y ver los censos de la época en el que aparecen mi Papá, mis tíos, mi abuela y mi tía abuela.
Por esos regalos le estamos muy agradecidos Sr. Bello Osío. También valoramos que usted se haya enfocado en Lucila Méndez, dejando atrás a Rosa Castro. Esta no existió como persona distinta, ya que fue el seudónimo que usó Lucila cuando migró a México.
Creo honestamente que si usted hubiese decidido integrarse a un equipo de personas, todas muy interesadas en el personaje de Lucila Méndez, como Julieta Omaña (escritora emparentada con Lucila que tiene la intención de escribir una novela sobre su pariente), Luis Alberto Perozo Padua (periodista, escritor y cronista), y mi propia persona, ya que somos las personas que más sabemos sobre Lucila Méndez, el resultado hubiese sido altamente productivo.
Aún creo que se lo debe pensar y hacerse parte de este grupo de gente ávida de saber más del personaje. Mire, en mi familia sabíamos bien poco de ella y el único de los nietos que se interesó en el tema, interrogó a mi abuela y dibujó un escueto árbol genealógico, fui yo. Debo aclararle que tanto mi padre como mis tíos paternos, todos me habían contado de manera parca, porque no les gustaba tocar el tema, la desgracia que significó para nuestra familia en rapto de Luciana por parte del cabito (me gusta escribirlo con “c” minúscula).
Así, sabíamos poco y había grandes vacíos en la historia. Para nosotros fue una revelación ver por primera vez el 19 de agosto de 2020, en el blog Caracas de Ayer, un artículo sobe Lucila con fotos, datos de filmografía e historias. Sentimos que habíamos recuperado parte de nuestro pasado, aunque no dejamos de notar, y yo escribí en ese blog la aclaratoria respectiva, que no era hija de doña Zoila, sino de Luciana Méndez Isava. A partir de entonces busqué en internet toda la información que mis habilidades me permitieron y compartí todo cuanto conseguí con Julieta Omaña; más tarde con Luis Alberto Perozo Padua.
Localización de la partida de nacimiento de Lucila
Luego, visto que teníamos que tener un documento legal probatorio, me propuse conseguir su partida de nacimiento, algo en lo que tardé más de 5 meses de mucho caminar, de ir de registro en registro y revisar libros civiles desde 1904 a 1910. Al fin, gracias a unos amigos que trabajaban con los mormones, con los cuales entré en contacto mientras estaba en esa larga búsqueda, la cual incluyó a los registros eclesiásticos, obtuve la partida de bautismo y ella me llevó a la partida de nacimiento, pero ya yo había “peinado” sin éxito todos los registros civiles de Caracas.
Dejo constancia que como soy persona apegada a la verdad y que es a ella a la que hay que buscar, por encima de nuestros intereses o emociones, investigué tanto a Lucila Méndez como a Rosa Castro. Apareció la primera, más no la segunda. Mis amigos mormones también buscaron en Family Search a Rosa Castro, y efectivamente no apareció.
El Sr. Bello Osío prefirió trabajar solo, prescindiendo del contacto con la familia y los expertos, cuando esa era una elección riesgosa porque los documentos deben ser contrastados con los hechos y viceversa. Si eso no se hace, se incurre en imprecisiones y yerros como veremos a continuación.
A estas alturas creo conveniente establecer lo siguiente: mis observaciones no buscan desacreditarlo, sino señalar lo que creo son sus omisiones y errores, de manera que espero tenga usted el guáramo suficiente y la piel dura para soportar críticas. Las hago con respeto, pero con firmeza, porque no hay nada personal sino la intención de dejar las cosas claras en aras de buscar la verdad.
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Lo que dice en su publicación Juan E. Bello Osío
En los comentarios, escritos como abreboca de su publicación en internet, la cual me llegó el sábado 18 de mayo de 2024: un video de 24 minutos de duración, y una “línea de hechos cronológicos”, usted busca prejuiciar al lector sobre lo que va a encontrar como adjunto, cuando comienza diciendo: “¿Sabías que la madre de Lucila Mendez (sic), la supuesta hija de Cipriano Castro, declara al entrar en (sic) USA (sic) haberse casado un año antes del nacimiento de Lucila y además firma con su apellido de casada?”
“… Para muchos esta mujer es oficialmente (sic) hija de Cipriano Castro, un hecho improbable a nivel (sic) documental legítimamente (sic), como lo demuestran los documentos presentados en esta publicación que viene (sic) a respaldar mi último video…
Lo que sí es cierto es que durante muchos años y bajo las políticas (sic) norteamericanas, Lucila cambió su apellido y forma de identificarse, como Lucille, Lucy, Lucilla y sus apellidos Mendez (sic), Ince y Martin, como veremos en esta gráfica cronológica que puedes consultar libremente y descargarla si gustas, para el entendimiento legítimo (sic) sobre la vida de Luciana (sic) Mendez (sic) plagada de datos fidedignos y verídicos, sin ningún tinte novelesco.”
Creo, Sr. Bello Osío, que quienes escribimos en internet, lo hacemos para un gran público y eso nos obliga a tener la objetividad del periodista, de manera que iniciar con un comentario tendencioso no es apropiado, ni elegante. Mejor le hubiese quedado formular una pregunta, tal como: ¿Fue realmente Lucila Méndez hija de Cipriano Castro? Si se quiere enterar de una historia muy interesante para que se forme su propia opinión, le invito… Los dos comentarios que escribió a continuación, son igualmente opiniones suyas sesgadas.
Ahora bien, me tomo la licencia de darle algunos consejos, que espero no los tome a mal, sino que los aproveche en su propio beneficio, ya que le permitirán mejorar su redacción y precisar mejor los hechos: Luciana no declaró lo que usted dice al entrar a Estados Unidos, eso lo hizo mucho más tarde, en 1931. Cuando se escribe en castellano se emplean las siglas EUA o EE.UU.
Los particulares no actúan de oficio por lo cual no creen “oficialmente”; la expresión “a nivel” se usa básicamente para referirse a altura, el Manual de Estilo de El Nacional recomienda cambiarla por ‘ámbito, orden, contexto’, aunque reconozco que muchas personas la usan; “a nivel documental legítimamente”, aquí hay una redacción que no se entiende, quizás quiso decir ‘legítimamente hablando’, pero no lo dijo; como son muchos documentos es ‘vienen’; no es bajo las políticas, es al amparo de las leyes, reglamentos y normas jurídicas; usted está hablando de Lucila, pero cometió el error de escribir ‘Luciana’; el apellido lleva acento: ‘Méndez’; en vez de “entendimiento legítimo” ¿qué es eso?, debió decir, por ejemplo, ‘entendimiento cabal’. El comentario: “plagada de datos fidedignos y verídicos, sin ningún tinte novelesco”, lo dejo para más adelante.
La teoría de la negación de la paternidad
Creo que el Sr. Bello Osío se dejó llevar por sus creencias y prejuicios, elaborando una teoría sobre la paternidad de Lucila Méndez que buscó ratificar en los documentos; así las fuentes fueron manejadas a conveniencia de manera de confirmar la suposición.
Cierto es que los documentos hablan, pero también es verdad que hay que contrastarlos con la realidad de los hechos, como a ésta hay que someterla al rigor documental. De ese análisis imparcial, objetivo y desapasionado surge la verdad, a la cual debemos rendirnos, gústenos o no. Nuestro joven amigo es el único entre decenas de articulistas que niega que Cipriano Castro sea el padre de Lucila.
Si bien casi todos cometieron el error, repitiendo el patrón de Oscar Yánez, de que ella era hija legítima de Castro y que Doña Zoila era su madre, nadie puso en duda que el sátrapa de Capacho fuera su padre, hasta ahora que Juan E. lo plantea.
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La intención malsana de Lucila de aprovecharse del nombre de Castro
Este diseñador gráfico, genealogista, promotor comercial de empresas de ADN y bloguero, crea un mar de dudas al plantear que hay una intención fraudulenta cuando Lucila interesada y falsamente, riega la especie de que es hija de Cipriano, para aprovecharse del capital político de un Presidente de Venezuela y cobijarse bajo su sombra, agrega que es una práctica muchas veces usada en el medio artístico.
El punto es que Castro perdió el poder en noviembre de 1908, e incluso ya antes, en 1902 cuando el bloqueo de las potencias europeas a los puertos venezolanos por negarse Castro a pagar la deuda externa de Venezuela (la famosa frase “La planta insolente del extranjero” se la plagió) fue ridiculizado por los caricaturistas del mundo.
Uno puede pensar que hubo allí una injusticia, una especie de linchamiento, pero es que el cabito con su vida disipada y licenciosa, con su propensión a las fiestas y al baile, con su errático manejo de los asuntos públicos, con el manejo corrompido de los dineros públicos, se ganó cada una de las mofas que le hicieron los caricaturistas, que además siempre saben plasmar la esencia de las personas.
Como dice un análisis político de la época, cuando Gómez le da el golpe a Castro, este no tuvo dolientes. Siendo así, como es que en el primer quinquenio de los años 20 el cabito gozaba de una imagen que Lucila quería aprovechar. ¿De qué estamos hablando?
Agréguese a esto que Lucila usaba su nombre de pila y su apellido venezolano, tanto en Broadway (antes de que la descubriera Ralph Ince) como en Hollywood. Ella no se hizo un nombre artístico amparada en la “popularidad” de Castro, eso es falso. Ella era Lucille Méndez. Por supuesto que le dio una terminación americanizada a su nombre, quizá por consejo de sus managers, pero lo fundamental, y que hay que destacar aquí, es que no varió mucho su nombre y no cambió su apellido. Como Lucille Méndez protagonizó obras en Broadway y películas en Hollywood. Para nada le hizo falta la “fama” de Cipriano.
La duda que mortifica
Afinando el lápiz, más adelante el señor Bello declara que: “Es difícil a nivel (sic) genealógico poder confirmar quién es el padre de Lucila”. Con esto deja rodar la especie de que ella pretendió hacerse pasar por hija legítima, pero de tal cosa no se encontró prueba en la investigación realizada.
El asunto es que esa teoría se la plantea usted Juan, Lucila nunca se hizo pasar por hija legítima o reconocida, ni mucho menos presentó prueba falsa alguna que dijera que era hija del cabo Castro, como usted trata de sugerir.
De manera que ese planteamiento de que es difícil determinar la paternidad de Lucila, no viene al caso porque ella en documentos no alegó eso; luego, es como un falso supuesto que se plantea usted nada más, cuya demostración es obvia, pero que abona en su teoría de la existencia de un fraude y una manipulación, cuando el manejo maniqueo es suyo enteramente.
Lo que si expresó Lucila muchas veces es que era hija de Cipriano Castro, eso no lo ocultó y lo dijo siempre, incluso antes de su matrimonio. Porque otra cosa es que usted trata de sembrar la idea de que esta especie surgió a partir de su matrimonio con Ralph Ince, cuando eso no es verdad. La revista Time, en 1925, publicó un reportaje: “Engaged. Ralph W. Ince, cinema director, to Miss Lucille Mendez, chorus girl, daughter of the late President Cipriano Castro of Venezuela. He was divorced a fortnight ago by Lucille L. Stewart, sister of Cinema Actress Anita Stewart…”.
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La línea de hechos cronológicos
Antes de seguir adelante quiero detenerme en el análisis de su interesante “línea de hechos cronológicos” una muy buena herramienta de análisis y visualización. Sin embargo lastimosamente en ella hay varios errores e incongruencias. Caramba Juan, le repito, si usted hubiese decidido trabajar en equipo con nosotros las cosas hubiesen salido muchísimo mejor. Pero usted con mucha falta de humildad decidió asumir el rol de juez supremo que iba a llegar a una verdad incontrastable, nunca antes alcanzada por otros. Es una verdadera pena, le digo. Hubiese deseado ser su amigo y compañero de equipo. ¡Hubiésemos ganado todos!
Mi abuela Casimira no nació en 1905, sino en 1902; el 7 de enero de 1905 no hubo un matrimonio en Caracas, entre Robert Bryce y Luciana Méndez Isava. Que fuera en la capital venezolana lo supone usted, porque al menos en los documentos que usted muestra el único matrimonio de ellos se escribió en inglés. Yo creo que se trató de un error en la declaración, pero eso lo veremos más adelante; la solicitud de nacionalización de Luciana no es de fecha 6 de agosto de 1926, sino del 1 de noviembre de 1931; usted escribió que el 10 de julio de 1913 contrajeron un segundo matrimonio Robert Bryce y Dolores Méndez Isava, pues no Sr. Bello, Robert se casó con Luciana, no con Dolores, y no ceo que sea posible que se hayan casado dos veces.
Eso no tiene ningún sentido. No sé cómo usted no se planteó que esto es absurdo; el 17 de septiembre de 1913 fallece Robert Bryce, nueva equivocación. Luciana en su solicitud de nacionalidad realizada en 1931, asevera que murió en 1914; en 1926 Ralph Ince se separa de Lucille Stewart, no “Steward” como escribió usted; 1929, habla del bautizo de mis tíos y dice que su madrina es su tía Lucila, ella era prima no tía; dice que en 1930 mi abuela Casimira está casada, ella no contrajo matrimonio en Estados Unidos; en 1950 usted dice que el censo de ese año revela que Lucila se ha casado con James Martín, solo porque hay una venezolana llamada Lucila, nacida en 1906.
Bueno eso suena a traído por los cabellos y es una suposición suya. Si eso fuera así no hubiese ocurrido la vida en México de Lucila bajo el seudónimo de Rosa Castro; en 1968 fallece Luciana Méndez Isava de Bryce en Los Ángeles, pero en el video usted escribe que murió en Montreal.
Recapitulando
De manera que resumiendo, usted niega que sea hija del cabito y que haya habido una nueva vida en México bajo el nombre de Rosa Castro. Bueno, usted está en su derecho de creer lo que le convenga, pero lo cierto es que sus propias “pruebas” son de una fragilidad tal que poco contribuyen a comprobar su teoría.
Yo no entiendo por qué usted no utiliza la lógica:
- ¿Por qué no cree que una mujer que es concubina de un presidente haya tenido una hija con él, si las demás amantes tuvieron decenas de hijo con el dictador?
- ¿Por qué cree que Luciana y Robert se casaron dos veces, si eso es un absurdo?
- ¿Por qué cree que el matrimonio de 1905 se realizó en Caracas?
- ¿Por qué si ella presenta a Lucila en 1906 y la bautiza en 1908, ambos eventos en Caracas; la madre expresa que la niña es hija natural y Luciana está en las garras de Castro, cómo demonios entonces se ha podido casar con Bryce en 1905?
- Si durante todo 1908, Luciana estuvo en Caracas bajo el dominio de sátrapa, como es que Josephine nació en 1908 de Puerto España. ¿Eso tiene alguna explicación lógica?
- ¿Por qué no se plantea que hay errores de terceros? pero si asume siempre que están en lo cierto.
- Si Castro las abandonó y nunca vio por ellas ¿cómo es que Lucila iba a ir a visitarlo a Puerto Rico?
- ¿Cuál fama podía tener Castro en 1923 que Lucila quisiera aprovechar? ¡Por favor!
El Video
Analicemos ahora su video de 24 minutos, el cual comienza creando dudas, para luego afirmar: “Hay hechos que no concuerdan con los documentos”. Dicho así, la cosa es preocupante porque significa que los hechos deben amoldarse a los documentos. La verdad es que hechos y documentos deben contrastarse y validarse, unos a otros para encontrar la verdad. Si un hecho contraría la información expuesta en un documento, se debe ampliar y profundizar la investigación, además de apelar objetivamente a la lógica.
Ya vamos a extendernos en esto, cuando tratemos en el caso del supuesto matrimonio, ocurrido en 1905, de Luciana. Igualmente si es al contrario; si lo que dice un documento es diferente a lo que se conoce como hechos, también se debe averiguar más. A continuación usted afirma que Castro gobernaba para 1910, cuando esto no pudo ser porque se fue del país en 1908. Luego sostiene, y lo hace enfáticamente: “No me lo estoy inventando”, que la madre de Lucila, su hermana y su tía, pertenecieron al mundo del cine. Bueno, Sr. Bello Osío, sí se lo inventó.
Luciana nunca hizo trabajo alguno de cine y como Lucila no tuvo hermana, ésta no pudo hacer carrera cinematográfica. Ya sé que toqué una tecla de su investigación, con relación a Josephine, pero ya vamos para allá. La esquina de Caracas cerca de la casa de habitación de Luciana, es la de Peinero. No le costaba mucho buscarlo por internet: Dr. Díaz a Peinero.
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La descendencia del Gran Mariscal de Ayacucho
De la lectura del acta de nacimiento, que por cierto no se localiza a través del buscador de Family Search, como usted pone en un rótulo que se desplaza sobre el documento en el video, porque el régimen no les permitió a los mormones que el buscador de Family Search tuviera acceso a los registros públicos.
Esa partida la conseguí yo, como le comenté, después de un arduo trabajo de búsqueda (por favor no siga diciendo que Family Search colocó esa partida en su web desde hace 31 años, porque los mormones comenzaron en Venezuela a subir documentos civiles a la red a partir de 2010), de otra manera no la tuviéramos.
Bueno, cuando usted lee la partida menciona a los testigos, pero pasa por alto a José Rafael Revenga y eso Sr. Juan es una omisión garrafal. Paso a explicarle porqué, pero antes permítame manifestarle mi extrañeza por dos cosas.
Una, que a un genealogista se le haya pasado por alto que Luciana Méndez Isava desciende en línea directa de la familia del Gran Mariscal de Ayacucho, porque Casimiro Isava Olivier arquitecto militar, natural de Soria España vino a Venezuela en 1775 y en Cumaná se casó en 1778 con María Magdalena Sucre y Urbaneja, tía paterna de Antonio José de Sucre. Luciana, mi abuela Casimira, Lucila y todos nosotros descendemos de la rama de Manuel Isava Sucre, un personaje importante en la lucha independentista del Oriente del país y que dos veces le salvó la vida a Simón Bolívar.
Casimiro Isava Olivier fue comisionado por Vicente Emparan, gobernador de la provincia de La nueva Andalucía (Cumaná), para que le sirviera de guía, o “cicerón”, a Humboldt y Bonpland, cuando estos sabios arribaron a Venezuela en 1799. De manera que no sé cómo a usted se le pudo escapar esa mina de oro. Tampoco me explico por qué no hizo un pequeño árbol genealógico de Luciana y su familia, eso le hubiese ahorrado muchos errores.
De su propia genealogía
Pero volvamos al testigo clave en la partida, aunque debo señalar lo siguiente. Usted mismo narra en otros documentos que adjunta en su blog, que su tatarabuela María del Carmen Bello Nieto, tuvo un hijo natural probablemente con Cipriano Castro (que es su bisabuelo Juan Bautista Bello); agrega que el cabito presentó al niño en el registro civil y además en el registro eclesiástico: “… se presentó el ciudadano Cipriano Castro para hacer el mandato especial de la madre”; además, que fue padrino del niño. Aunque usted se lamenta porque en el acto civil Castro hizo la presentación y su nombre aparece en la partida de nacimiento de Juan Bautista Bello, pero no la firmó; es decir, estuvo allí, de eso hay constancia, pero no lo confirmó.
Si hubiese estampado su firma, aunque fuese como testigo, habría un fuerte indicio de paternidad, pero se abstuvo de hacerlo. Usted se lamenta que la falta de la rúbrica no permite establecer un vínculo.
Sin embargo, sí quedó plasmado el hecho de que Cipriano participó el nacimiento ante los registros y, además, fue el padrino de Juan Bautista. Pues mire Sr. Juan E., no se preocupe, Cipriano sí fue su tatarabuelo, porque esa maña de aparecer y no firmar, es su particular manera de dejar indicios de su persona en la partida, para certificar que se trata de un hijo suyo; esto lo continuó haciendo toda su vida.
Usted mismo es muy parecido a Castro, así que tranquilo, no esté gastando dinero en ADN que con solo verlo ya se sabe que desciende de Cipriano, siendo una versión mejorada.
Descripción física hecha por López Contreras
El General López Contreras describió físicamente a Castro en la biografía que le hizo: “De piel color moreno quemado, pelo negro lacio y áspero, ojos negros grandes y adormecidos, pestañas largas y cejas arqueadas, bigote y barba abundante. Hasta los 25 años la usó cerrada y luego con corte agudo francés.
En abierto contraste con la vivacidad mental y los movimientos físicos de que estaba poseído, el conjunto de su rostro era un poco triste, característico de la raza indígena. La cabeza grande con pelo muy negro, que empezó a perder desde joven, pues a los treinta años tenía una calvicie pronunciada. La frente ancha y con profundas arrugas que se pronunciaban cuando estaba irritado.
La nariz bien formada corta y un poco levantada en la extremidad. Boca regular, el labio inferior bastante pronunciado y de marcado color violáceo. La mandíbula inferior algo curva que movía rápidamente al masticar…”.
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Del testigo clave y la omisión imperdonable
Cuando hablo de omisión garrafal me refiero a que comúnmente los genealogistas tienen dominio de la historia porque es necesario establecer relaciones y parentescos; sin embargo, creo que en este caso usted dejó escapar una muy buena oportunidad de lucirse. Es que además los Revenga, estuvieron emparentados con los Bello, por lo cual me causa enorme extrañeza ese descuido.
El testigo clave en la partida de Luciana, y que es el indicio inequívoco de que el cabito es su padre, es José Rafael Revenga. Este era nieto de un reconocido jurista (de igual nombre), secretario privado del Libertador cuando este hizo su visita a Caracas en el año 1827, redactor (junto con Bolívar y José María Vargas) del estatuto de la Universidad Central de Venezuela, ministro de Relaciones Exteriores y embajador de la Gran Colombia en el Reino Unido en 1822. Sus restos reposan en el Panteón Nacional.
El hijo de este, Lino José Revenga fue un destacado ingeniero venezolano, que formó parte del grupo fundador del Colegio de Ingenieros de Venezuela en 1860. José Rafael Revenga Pereira (el testigo de la partida), fue doctor en medicina y cirugía egresado de la Universidad Central de Venezuela, realizó estudios de especialización en Francia. Luego se dedicó a la política y fue un hombre del círculo más próximo a Cipriano Castro.
Fue comisionado de salud pública (1900), diputado principal por el estado Aragua (1901) y senador por el estado Portuguesa (diciembre 1901), figuró entre los miembros fundadores de la Academia Nacional de Medicina (1904). Senador por el estado Carabobo (1905), presidente del Congreso (1905).
Se dice que fue la más importante figura pública de La Aclamación como presidente de la Gran Asamblea Plebiscitaria de La Victoria (1906). Castro lo premia, nombrándolo secretario general de la presidencia (5/07/1906). Dirige, en febrero de 1907, la primera operación del riñón del presidente de la República. Cónsul general de Venezuela en Italia (1907).
A la caída de Castro pierde relevancia política, pero cuando su hija Josefina Revenga Sosa (La Musa), se casa con el vástago reconocido por Gómez en su primera concubina, Dionisia Bello Torres+, el general José Vicente Gómez Bello, se pone a salvo de cualquier retaliación del régimen gomecista.
+ Dionisia y la Musa, históricamente han sido señaladas de ser las autoras intelectuales del asesinato de Juancho Gómez.
Los documento legales en que se basa la genealogía
A estas alturas, amigo Juan, debemos abrir un inciso que tiene que ver con su propia familia. Usted me corrige si estoy equivocado, pero mire en genealogía, como en el ámbito penal, civil, político, social, la precisión es muy importante, por ello es crucial que los nombres, apellidos, cédula de identidad, N° de pasaporte, fechas, lugares, etc., sean inequívocamente especificados en los documentos y que correspondan a la realidad sin que haya equivocaciones, sean públicos o privados, trátese de cuestiones legales, mercantiles, civiles, contrato entre particulares, etc. Porque esto es lo que da certeza jurídica y confianza en las transacciones.
Dicho esto, debo agregar que los documentos legales en los que se basa la genealogía son la partida de nacimiento, la partida de matrimonio y la partida de defunción. De esto trata el contenido de la plataforma genealógica más importante: Family Search.
No obstante, también el portal recoge, de los registros eclesiásticos, las partidas de bautismo y las de matrimonio por la iglesia. Digamos que es con base en todos estos documentos que se construyen los árboles genealógicos. Pero la genealogía, ni tampoco Family Search se sustentan, para efectos de establecer la descendencia familiar, en otros registros como los inmigratorios, datos de censo, directorios vecinales o información de cementerios.
Estos datos que no tienen carácter legal, a menos que se presenten como pruebas en juicios penales, civiles o mercantiles, no son relevantes para la genealogía porque no agregan nada a la filiación o a la consanguinidad, solo sirven para indagar más en la vida de las personas y averiguar datos útiles que no se conocían, pero ellos de por sí no constituyen “pruebas” como usted equivocadamente dice, ni le otorgan al ciudadano derechos ni deberes, como si los confieren la partida de nacimiento, matrimonio o defunción.
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De los enredos con la identidad de la madre de su bisabuelo
En el caso de su familia, la partida de nacimiento de su bisabuelo, asentada en el registro civil dice que su madre es Carmela Bello, pero el acta de bautismo dice que la progenitora es María del Carmen Bello.
Luego, desde el punto de vista estrictamente jurídico, son dos personas distintas; pero legalmente la madre de Juan Bautista es Carmela, no María del Carmen, porque el documento oficial y público es el que priva.
Entonces hay aquí hay un típico caso en que el documento contraría a la realidad. De manera que existe una incongruencia. ¿Cómo se soluciona eso en una investigación objetiva, luego de transcurrido un siglo?
Bueno, profundizando y ampliando, como dijimos antes, la investigación documental, usando la lógica y además fundamentalmente apelando a la familia, pero también, y muy importante, haciendo la indagación con buena fe. El acta de bautizo tiene el nombre del niño y su fecha de nacimiento; la familia corrobora que a María del Carmen se le apodaba Carmela y que quien hizo la participación (Cipriano) fue traicionado por el subconsciente.
Así los hechos y la realidad corrigen un entuerto documental, porque se le ha dado credibilidad a lo que dice la familia. Esto aclara diáfanamente que no es cierto que los documentos digan siempre la verdad. ¿Queda claro eso apreciado Juan? Ahora, ¡lo que es bueno para el pavo es bueno para la pava!
Entiendo que su tatarabuela María del Carmen Bello Nieto es hija reconocida de Juan Bautista Bello Becerra; pero él se casará posteriormente con María Josefa Torres y tendrá varios hijos con ella. Luego del casamiento él reconocerá y le dará el apellido a una hija natural que antes había tenido su esposa, siendo esta niña Dionisia Bello Torres. Por eso habla usted de su “media” tía tatarabuela ¿Es así o estoy equivocado?
El pacto no escrito entre Zoila y Cipriano
Ahora bien, como quiera que doña Zoila Martínez era estéril, en la práctica hubo una especie de pacto no escrito entre la pareja, que consistió en que ella le permitió tener hijos fuera del matrimonio, con la condición de que no los reconociera. Doña Zoila estaba clara que no le podía impedir a su esposo su irrefrenable lascivia y promiscuidad, de allí que se hiciera de la vista gorda, o la loca, con respecto a la cantidad de mujeres que Castro tenía como concubinas, lo cual era público y notorio, por lo demás.
Algunas de estas damas se habían hecho voluntariamente amantes del cabito y otras, como Luciana, fueron raptadas por el sanguinario dictador. Cipriano le llevaba 18 años de diferencia a Luciana y ella estaba comprometida para casarse con el médico director del servicio de salud del estado Bolívar, cuando en un baile en Ciudad Bolívar la conoció y se la raptó de la manera más salvaje, humillante y dolorosa para la familia Méndez Isava.
La testificación de Revenga como hecho clave
El hecho cierto es que la práctica común en los registros civiles es que los testigos de la partida de nacimiento son los propios funcionarios públicos; en pocos casos va un testigo de la familia, porque en general acude el padre o la madre a hacer la participación. En las circunstancias actuales se realiza con un certificado que expide la clínica o el hospital, pero en esa época de “comadronas” me imagino que tenían que llevar al bebé.
De manera que es extremadamente significativo que como testigo, no familiar, firme el acta de nacimiento de Lucila un funcionario público del más alto rango (presidente del Congreso Nacional), hombre con múltiples ocupaciones en función de su alta investidura. Esto es un acto singularísimo que evidencia, o pone de manifiesto, la misma maña o treta, mediante la cual Castro deja indicios palmarios sobre su paternidad con respecto a la niña que se presenta. De esta manera el sagaz cabito burlaba el acuerdo verbal con doña Zoila, en tanto que dejaba nítidamente su huella.
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Siguiendo con el video
Retomando el curso del video, usted afirma que Lucila se naturalizó norteamericana el 1 de junio de 1931, pero el documento que usted muestra en pantalla dice que fue el 1/06/1928. Luego habla de su partida de bautismo y dice que para ese momento era una niña grande. Creo Sr. Bello que una niña de dos años no es grande. Posteriormente desemboca en Luciana Méndez Isava y en su discurso aborda el tema migratorio y dice que ella y su familia arribaron a EUA en 1913: “Luciana en su declaración de inmigración a los Estados Unidos de 1913”.
Cuando está hablando de esto, pasa a mostrar la solicitud de nacionalización de Luciana que corresponde a 1931, en vez de mostrar el reporte migratorio de 1915, con lo cual confunde al espectador. Esto mismo hará cuando un poco más adelante hable de Dolores, pero muestra un documento de censo y un directorio urbano.
Esto distrae al que mira el video ya que lo que ve en pantalla no se corresponde con lo que usted está diciendo. Por lo tanto, le aconsejo que haga previamente un guión y cuando edite, haga coincidir imagen con palabra. Ahora, es bueno aclarar que aunque usted dice que ellas llegaron a EE. UU. en 1913 y luego varias veces al mostrar otros documento escribe en rótulos lo mismo, la verdad es que ellas arribaron a Nueva York en 1915.
En el censo que muestra mientras habla de Dolores, que creo que es de 1930, no estoy seguro, usted escribe en letras rosadas que allí está Lola, cuando efectivamente ella no aparece mencionada en ese censo. Fíjese que tampoco aparece Josephine. Quienes si aparecen son Luciana, Casimira, mi padre y mis tíos. Dolores no está.
Luego pasa a mostrar la solicitud de naturalización de Luciana, que usted afirma unas veces que es de 1932 y otras que es de 1926, cuando en realidad es del 1 de noviembre de 1931. De allí toma alarmado el dato que era viuda de Robert Bryce (usted coloca en pantalla una nota que dice que el esposo falleció en 1913, cuando la propia Luciana en el documento de solicitud de ciudadanía indica que su cónyuge murió en 1914).
En este punto usted pone la imagen de un acta de matrimonio escrita en inglés de Luciana y Robert, ceremonia que dice usted que se efectuó en Nueva York.
El asunto es que comete el error de atribuirle los padres de ella a él. No sé cómo no se dio cuenta que un hombre de apellido Bryce no pudo tener un padre de apellido Méndez (por cierto mi bisabuelo se llamaba José Méndez, no Pedro Méndez, para que usted vea como se cometen errores en los documentos y por qué no hay que creer ciegamente en ellos); además Luciana agrega que tiene dos hijas Lucila (1906) y Josephine (1908), aunque no especifica el apellido de cada una de las hijas.
¿Qué pudo pasar al momento de la entrada a EUA?
Sobre esto último, mostrando la petición de nacionalidad, usted dice que el apellido de las niñas es Bryce, dando a entender que son hijas de Robert, cuando en ese documento, como acabamos de decir en el párrafo de arriba, las niñas no aparecen con apellido. Es en el documento de migración, que usted no muestra sino más adelante, que las infantas aparecen como Bryce.
Ahora ¿cómo se explica eso? Creo que pudo pasar lo siguiente: ellas llegan el 17 de mayo de 1915 en el buque Maraval a Nueva York desde Puerto España, Trinidad. Harían su cola para el correspondiente registro de ingreso a EUA y un primer funcionario le toma los datos a la cabeza de familia que es Luciana, luego señalaría a sus hijas y hermana, y probablemente ella misma daría todos los datos del grupo familiar ya que eran menores de edad.
Lo común es que el funcionario les atribuya el apellido del cabeza de familia a los hijos, pero tuvo el cuidado de diferenciar el apellido de la hermana, en este caso Dolores. Ellas pasaron por otro funcionario quién también tomó datos, puesto que usted aporta dos registros del momento, los cuales varían levemente. En el primero a Luciana la identifican como Lucy y en el segundo como Lucille.
Hay que aclarar que este registro documental Luciana no lo pudo tener en sus manos, ni mucho menos se lo dieron, como para corregirlo, sino que se trató de lo que los funcionarios entendieron. Se fija Sr. Bello Osío como son las cosas. Que los documentos no siempre dicen la verdad. Que los que ellos digan, y lo que se escriba, hay que contrastarlo con la realidad. Que no hay que buscarle 5 patas al gato, ni hacer alharaca por eso.
El caso de que mi abuela Casimira se casó en EUA, según el censo es otro falso dilema. Mi abuela murió cuando yo tenía 47 años y nunca mencionó que hubiese contraído nupcias en Estados Unidos. Mi Papá sobre eso, no dijo nada al respecto. ¿A quién se le cree al censo o a la familia? ¡Sus supuestas “pruebas” documentales, revelan muchos errores!
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Del matrimonio de 1905 y de Josephine
El tema del matrimonio de 1905 y de Josephine, si son dos asuntos espinosos. Aunque se trata de una “declaración” para solicitar la nacionalidad americana, realizada muchos años después, en 1931. Al respecto se pueden aducir un montón de razones y argumentos: que si Luciana ya había olvidado los hechos, que si se equivocó, que si no fue asistida por un abogado, que si el funcionario escribió mal lo que se le decía, etc. Con todo y que es una declaración jurada, el asunto es que se cometen errores e inexactitudes, aún en esos casos. Vaya usted a saber qué pasó.
A esta altura déjeme decirla que la familia no tiene información alguna de que Luciana haya tenido otra hija y nunca se comentó nada de Josephine. Si hubo una hermana de mi abuela llamada Josefina Méndez Isava, que es la que con el apellido Lara aparece como madrina de Lucila en la partida de bautizo. Lo que sabemos es que tiempo después se divorció de Enrique Lara, vivió en Trinidad y allá murió joven.
Pero abordemos el tema del matrimonio de 1905 cuya partida usted dice que rastreó en todos las registros civiles de Caracas (no sé por qué razón usted asume que ese supuesto matrimonio se realizó en Caracas. ¿Dónde está dicho eso?). Al respecto me permito dudar de su palaba, pues usted tiene mucho tiempo viviendo en España y aunque hubiese podido pagarle a un gestor, eso le hubiese costado una pequeña fortuna que solo pagaría si se tratara de un cliente suyo.
Por otra parte, buscarla en el catálogo de Family Search no es viable porque el buscador de la plataforma religiosa no puede acceder a la base de datos pública, por lo que hay que “irse a pie”, o sea buscar uno por uno los documentos civiles escaneados. Tampoco el sistema permite moverse con el cursor: más abajo, hasta el medio o hasta final, de la base de datos. Además, muchos libros no tienen índice alfabético (la mayoría carecen de él) y si lo tienen está en las últimas páginas.
Por otra parte, como hay que moverse con la flecha para abajo o con “PgDn”, esta vía es extremadamente lenta ya que se mueve por líneas contentivas de pocos documentos, y como hay más de tres mil imágenes en la base de datos, la búsqueda es harto difícil. Añádase el hecho de que hay que revisar todos los registros civiles de Caracas, libro por libro y hoja por hoja, es seguro que usted no le dedicó tiempo a eso, entre otras cosas porque nadie le pagó para que hiciera esa búsqueda. Y si lo hizo, perdió su tiempo.
En su video de marzo de 2023 sobre consultas a los registros civiles, a través de la plataforma Family Search, usted deliberadamente confunde al espectador al asegurar que es muy fácil buscar un documento en esa base de datos, cuando no es así. De manera que, a menos que se posea el propio documento, en el que conste la ciudad, el registro civil, el año, el folio, etc., no se podrá encontrar la información requerida, ya que el buscador de FS que aplica para los registros eclesiásticos no funciona para los documentos públicos. Pero, ni aun teniendo estos datos es fácil encontrar un documento ya que hay que buscar línea por línea de la base de datos (cada línea presenta 5 documentos y son 3.100); hay que bajar con la flecha y la mayoría de los libros no tienen índice. De manera que ni aun teniendo los datos la búsqueda es fácil. Pero el caso es que la inmensa mayoría de personas que buscan documentos antiguos de familiares, desconocen o no están seguros de la ciudad exacta de nacimiento, tampoco del año, ni mucho menos del registro civil donde pueda estar el documento. Así que su “recomendación de experto”, es cuando menos carente de aplicabilidad en la práctica.
Por estas mismas razones dudo mucho que usted haya conseguido la partida de nacimiento de Lucila, “hace tiempo” como afirma, pues no se sabía en qué parroquia había nacido y su búsqueda por el sistema habría sido muy complicada (el archivo comienza en 1891 y ella nació en 1906). Usted se basó en la que yo conseguí, que circuló cuando se la suministré al reconocido periodista Luis Alberto Perozo Padua y este la publicó. Antes de eso, usted ni tenía claro quién era Lucila Méndez, porque se hablaba de Rosa Castro y nunca publicó nada sobre la hija del cabito, mucho menos de la partida de nacimiento.
Volviendo a las nupcias de 1905, ese matrimonio no existió por las razones que le explico en el siguiente punto. Ahora, ¿qué supongo yo? Creo que el matrimonio de 1913 tuvo lugar en Trinidad, no en Nueva York como usted afirma. Por alguna razón que desconocemos él se traslada a Montreal y allá muere en 1914. Ellas entonces deciden migrar a EUA y se van solas, por eso Luciana es cabeza de familia. Esto es una suposición mía buscándole una explicación lógica y plausible a los hechos, ajena completamente a cualquier interpretación torcida. Es lo que creo, más no lo aseguro. Si se consiguen más adelante evidencias de otra cosa más lógica, entonces creeremos en ello.
En las garras del poder maléfico
Mire desde mayo de 1904 Luciana estuvo en las garras del abominable y libidinoso cabito y como usted bien sabe la policía política vigila tanto a los opositores como a las mujeres de los jerarcas. Ellas son rehenes sometidas al más férreo control y vigilancia y además nadie se atreve a galantearlas porque ello acarrearía una muerte segura.
La prueba de que vivía en Caracas y no estaba casada, así como la improbable existencia de Josephine
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Por otra parte, un documento legal, la partida de nacimiento, que indica que ella en persona presentó a la niña en el registro civil en 1906, no deja duda alguna acerca de que residía en Caracas. Pero fíjese que curioso, si Luciana hubiese estado casada con Bryce desde 1905, Lucila sería hija legítima y la hubieran presentado como Lucila Bryce, pero eso en la realidad de los hechos no ocurrió. Así mismo, la partida de bautismo del 9 de marzo de 1908, evidencia la presencia de Luciana en la capital de Venezuela.
Si tomamos en cuenta que Castro se va del país en noviembre de 1908 y pierde efectivamente el poder el 19 de diciembre de ese mismo año, y considerando que Luciana, que fue abandonada por el cabito y dejada a su suerte, debió buscar desesperadamente una salida del país porque Gómez comenzó a perseguir a todos aquellos relacionados con Castro. Supongamos que llegó a Trinidad en enero de 1909, entonces la pregunta es ¿cómo pudo tener a Josephine en 1908? ¿Usted cree que Castro iba a permitir que una de sus mujeres se casara con otro y que además saliera en estado? ¡Eso es un sinsentido!
De manera que esa historia del matrimonio de 1905 y de Josephine carece de toda sustentación. Ahora, hagamos una cosa, usted que es tan bueno buscando documentos localice la partida de nacimiento de Josephine, así como el acta de matrimonio de Bryce-Luciana, pero no las busque en Venezuela, indague en Trinidad en todo caso, Así saldremos de dudas. Trate de localizar, por no dejar, una partida de defunción de Josephine Bryce, a ver que se consigue.
Del dominio público
Mire Sr. Juan E. Bello Osío, como le dije antes, las mujeres de los dictadores son conocidas en su época, por la sencilla razón de que con el despliegue militar de la caravana presidencial no hay manera de ocultarlo, pero además Castro no tenía que esconderle nada a doña Zoila porque gozaba de licencia. Diversos autores siempre han escrito sobre las concubinas del poder. Aquí le mando información al respecto sobre Castro: En dos libros de su autoría, el escritor colombiano Mario Perico Ramírez escribió lo siguiente: “La lista de las mozas más conocidas de Cipriano Castro yo la tenía chuleada y con el visto bueno de testigos de cargo. Dominga Arenas; Domitila Hernández; Rosa Gutiérrez; Lucila Méndez*; Marina Teresa Domínguez; Marcelina Fuentes”. Enlace:
* Espero que porque erróneamente dice Lucila en vez de Luciana, usted no le vaya a quitar valor a la publicación. Obviamente que se trata de Luciana Méndez Isava.
Del documento matrimonial de Lucila con Ince
Cuando analiza el acta de matrimonio de Lucila con Ralph, usted pone el grito al cielo y sugiere tendenciosamente que como hija ilegítima no podía poner el nombre de su padre en el documento de casamiento. Dice usted que es el único documento que expresa que Castro es el padre de Lucila, pero entra a descalificarlo al resaltar que en vez de Cipriano escribieron Caprina.
Luego continua en su estrategia de arrojar sombras y dudas, diciendo que Castro había muerto dos años antes (con lo cual da a entender que ella se aprovecha de que ya el cabito no puede desmentirla), que no hay registros de entrada de Lucila a Puerto Rico, etc., etc. Mire Sr. Bello, ya hemos dicho que el verdugo de Capacho era un cadáver político desde 1908, no dejó sino mala fama y muchos años después no tenía nada que aportarle a nadie.
Si él hubiese gozado de buena reputación, estuviera en el recuerdo del público norteamericano y ella en ese momento se hubiese cambiado en nombre a Rosa Castro, yo pudiera coincidir con usted en que lo hizo por interés. Pero como usted bien sabe, eso no fue así.
¿Qué pudo haber pasado en el matrimonio? Probablemente le pidieron a cada uno su partida de nacimiento. Eso no lo sé porque no estoy al tanto de cómo eran las leyes en California en ese momento. A lo mejor no se las pidieron, porque el matrimonio es una manifestación de voluntad que se hace ante un juez con el documento de identidad. Habría que investigar y usted podría hacerlo mejor que yo. Lo que sí creo es que las peguntas que hace la autoridad deben ser respondidas en forma declarativa y como se ve en el documento, le inquieren a cada uno el nombre de sus progenitores y ella como es lógico respondió diciendo que era Castro. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué la bulla?
Mire jurídicamente ese documento solo le da legalidad a la unión de los contrayentes, pero para nada va más allá otorgándole a ella condición de filiación con su padre. La familia lo ha entendido así y lo hemos tomado como una ‘declaración’, no como un documento probatorio de que fuera hija de Castro. Quién sí se lo tomó así fue usted y no me explico el porqué; bueno, si me lo explico.
Otro show es con la palabra Caprina. Pero bueno ¿usted cree que a una mecanógrafa norteamericana del año 26 le es fácil entender el nombre de Cipriano y además escribirlo bien? Hay que ser sensato y entender las circunstancias. Mire, en la solicitud de nacionalización de Luciana del año 1931 aparece mecanografiado el nombre “Venezuqela”; ¿vamos a decir por eso que no se trata de nuestro país? Que Lucila nunca lo fue a ver a Puerto Rico, pero es que él raptó a su madre, le desgració la vida a la familia, luego las abandonó y se fue, nunca vio por ellas, ni tampoco buscó comunicarse con madre e hija. ¿Cómo quiere usted que hubiese visitas? No parecen cosas de un joven inteligente.
Varios
Lucille Stewart no tenía ningún parecido con Lucila, ni remotamente; de manera que no es verdad que Ralph Ince tuviera gusto similar por un tipo de mujer. No sé de dónde sacó eso. Vea las fotos de la actriz americana y compare.
Para su información, Lucila, bajo el nombre de Rosa Castro tuvo hijos en México. De hecho una exitosa abogado de nombre Ana Katiria Suárez Castro, es bisnieta de ella.
Esa idea de que en un censo de 1950 aparece una mujer llamada Lucila M. Martín y se trata de Lucila, no lo convence ni a usted mismo, pero no deja de crear dudas.
Usted tiene una confusión grande que parte de no haber consultado a la familia así como a expertos y por no haber hecho el árbol genealógico de Luciana. En una foto familiar que publicó una revista norteamericana en la que se explica que están: Dolores, Luciana, Ralph Ince y Lucila, usted asume que en vez de Dolores o Lola, como dice el magazine, quién aparece en la foto es Josephine. Amigo, ella no existió o murió pequeña; se trata como le dicen los redactores americanos de la tía Dolores Méndez Isava.
En otra bella foto de Dolores en una escena amorosa, usted pone debajo en letras blancas: “Josephine Mendez, conocida como Lola o Jola”. Esto es falso de toda falsedad. Como se ve en la foto Dolores era muy bella y fue la primera venezolana en incursionar en Hollywood.
Usted dice que Luciana falleció en Montreal, pero luego escribe que fue en Los Ángeles. ¿Por fin dónde fue?
Usted sostiene en sus comentarios iniciales que: “Lucila cambió su apellido y forma de identificarse, como Lucille, Lucy, Lucilla y sus apellidos Mendez (sic), Ince y Martin”. Eso no es verdad. Lucila en Estados Unidos usó su nombre de pila y el ‘Lucille’. No utilizó para nada el Lucy o el Lucilla, eso lo dice usted producto de una confusión con Luciana, ya que en el registro de migración de 1915 identifican a la madre, no por su verdadero nombre, sino por “Lucille” o por “Lucy”.
Eso fue un error de los funcionarios. Luciana nunca utilizó esos nombres. Le reitero que lo de Martin es un invento suyo. Pero en fin, esta es la típica manera como usted “construye su teoría” atribuyéndole a la familia una intención fraudulenta, cuando son errores cometidos por terceros, sean funcionarios, periodistas, revistas, periódicos, etc. Amigo Juan E., siga creyéndole a pie juntillas a documentos no legales (que para usted son pruebas) sin contrastarlos contra la realidad de los hechos, que va a llegar muy lejos…
Tenga la amabilidad de colocar los documentos a disposición de todos de tal manera que se puedan bajar y acceder a ellos, con la finalidad de poder analizarlos mejor. Se lo sabríamos agradecer.
Por favor no le ponga su marca de blog a los fotos que consigue en internet, eso no es elegante, decente, ni honesto hacerlo. Quién pudo haberlo realizado y no lo hizo, fue el fotógrafo o la publicación que costeó el reportaje, y no lo hicieron.
Más adelante en el video usted escribe maliciosamente sobre una foto de Lucila que: “hay promoción al hecho (sic) de que la esposa de Ince y su hermana son hijas de Castro”. Bueno, eso es completamente falso. Una sola revista equivocadamente consideró a Lucila y a Lola como hermanas y les atribuyó a ambas ser hijas de Castro. Eso no se repitió más en Estados Unidos, ni mucho menos Lola dijo eso nunca. Dolores llevó orgullosa sus apellidos Méndez Isava. Esa teoría la toma usted intencionadamente.
Mire Sr. Juan, en el caso de las partidas de nacimiento y de bautizo de su bisabuelo Juan Bautista, yo creo que la explicación que le expuse recoge la verdad de los hechos porque responde a la lógica y tiene base en lo que la familia conoce. Yo cuando investigo parto de la buena fe, a menos que haya varios motivos sustentados para dudar; pero aún en esos casos, antes de pensar mal, verifico que no haya errores de funcionarios o de periodistas. Ahora bien, y espero que no le moleste mi comentario, si usted hubiese analizado este mismo caso de su bisabuelo, pero siendo al revés: habiendo correspondido la situación a mi familia, no me quiero imaginar la cantidad de teorías de conspirativas de interés malsano, aprovechamiento fraudulento, oportunismo indecente, etc., etc., que usted hubiese elaborado con su fértil imaginación y hubiera pregonado a los 4 vientos, prevalido de su condición de poseedor absoluto de la verdad. Perdóneme, pero es que así lo siento.
Caramba Sr. Juan, yo deduzco que existe una especie de resquemor de parte suya. Percibo como una actitud infantil de negar a toda costa algo porque afecta sus intereses. Es como si a usted le costara aceptar que hay otros descendientes de este “gran prócer”, porque solamente la rama suya puede gozar de tal “privilegio”. Para nosotros es lamentable que el cabito fuera su padre, pero esos son los hechos y no los podemos cambiar. Por último déjeme decirle que de los tantos hijos de Castro, Lucila fue la más célebre, ¡duélale a quien le duela!
Yo siempre les digo a mis hijos, familia y amigos que hay que aproximarse a la realidad con total objetividad, sin que nuestros intereses, nuestra ideología y nuestras emociones nos condicionen. No hacerlo así es la mejor receta para equivocarse. En el caso suyo, sus intereses por querer ser el único que es capaz de ver la verdad oculta a otros, y por querer labrarse una fama de “experto infalible”, así como sus emociones que no le permiten dejar entrar al reducto de la familia Castro, a intrusos como Lucila, lo llevan a analizar deficientemente los hechos y los documentos.
Por otra parte, iniciar una investigación de una manera prejuiciada, forzando a que los documentos convaliden una teoría preconcebida y desdeñando los hechos como los conoce la familia, es actuar sin buena fe. A la verdad no se accede con malicia, sino con objetividad, paciencia, mente abierta y curiosidad insaciable, pero sobre todo con ética.
Por otra parte, creo que usted, al elaborar y presentar su teoría, trata de confundir, tergiversar los acontecimientos, borrar la veracidad de los hechos y atribuirse gracias a su ‘inobjetable’ investigación, la verdad absoluta e indiscutible sobre Lucila Méndez. Como buen manejador de los medios ha elaborado textos y acopiado fotos, imágenes, cuadros, así como ha elaborado un video, todos los cuales ha colgado en internet, de manera de “blindar” su teoría (que por todas partes hace agua) y lograr que en los buscadores de la red aparezca su visión (documentos y videos) y se imponga su teoría, por efectos de la cantidad de instrumentos en vez de por la verdad de los hechos. Usted busca que la gente desprevenida, que no conoce el personaje, ni los datos y documentos que sobre ella existen, crea su “versión”.
El asunto es que sobre este personaje se ha hablado mucho en los últimos tiempos, hay abundante material en las redes que no va a ser fácil que quede oculto, y usted no contaba con que alguien de la familia se propusiera pacientemente desmontar, uno por uno, sus argumentos falaces.
Finalizando mis comentarios en este punto le digo que no es una actitud responsable que usted se tome el atrevimiento de colocar en Family Search un árbol genealógico de Lucila Méndez, identificándola como Lucila Bryce.
Eso no está bien, usted sabe que no es cierto que ella sea hija de Robert Bryce, esa es una suposición interesada suya, sin ningún fundamento, y ello va a confundir a todo aquél que busque en ese portal datos de Lucila. Haga el favor de eliminar eso y deje que la familia realice el árbol genealógico de ella, cuando transcurrido un tiempo las cosas estén más claras, sobre todo cuando aparezcan los datos de la descendencia mexicana. ¡Yo no le haría eso a un personaje de su familia! Así que por favor ¡respete!
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Libros que mencionan a Lucila
Ricardo Tirado en su magnífico libro, publicado en 1987: Memoria y notas del cine venezolano. Primer tomo 1897–1959. Segundo tomo 1960–1976. En el primero de los textos, Tirado hace una buena reseña de Lucila Méndez; menciona que era hija de Castro, que está casada con el productor Ralph Ince y que acaba de protagonizar la película Coney Island.
En el libro Más de 100 mujeres de Venezuela, publicado en 2007, de Silda Cordoliani y Cristina Guzmán, se hace una mención de Lucila Méndez; se dice que fue actriz e hija de Castro y que llegó a hacer películas en el cine sonoro.
En el libro Cine venezolano largometrajes, de Rodolfo Izaguirre, publicado en 1983, se hace mención de la película El Cabito de Daniel Oropeza, rodada en 1978, donde se describe con detalles toda la trama sórdida del tirano para apoderarse de jóvenes decentes usando la intimidación y el terror, exactamente igual como ocurrió con mi tía abuela Luciana Méndez Isava.
Versión plagada de aciertos
Comenzando el video usted afirma que su versión está: “plagada de datos fidedignos y verídicos, sin ningún tinte novelesco”. Terminando dice que: “Más allá de los cuentos de casa y con el debido respeto a los ancestros…” Bueno Sr. Bello, como habrá podido constatar para mí su versión está llena prolijamente de errores, omisiones, posturas preconcebidas, falta de análisis objetivo y carencia de la más elemental lógica, pero además adolece mucho de la información familiar que usted desdeña en función del dato “inamovible” de los documentos; sin embargo, no voy a decir que su teoría está llena de mentiras, como soberbiamente dice usted sobre la historia de Lucila Méndez.
Finalizando su video, después de risas irónicas, admite que puede estar equivocado. Yo diría: tarde pió el pajarito, porque ya le ha echado toneladas de estiércol a la familia Méndez Isava. Usted si se equivocó y se equivocó mucho. Debería hacer un mea culpa. Eso la haría más humilde y más noble, que es lo que debemos ser en la vida.
Lo saludo, atentamente
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas 25 de mayo de 2024
PD: Este artículo fue terminado de redactar en la fecha de arriba, pero la investigación que tuve que hacer sobre Family Search, que me llevó a ir al Saren, CNE–Registros Civiles Parroquiales y a la sede en Caracas de Family Search, a entrevistarme con funcionarios que me aclararan que data de los documentos civiles estaba en poder de la plataforma de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, desde que fecha y como su base de datos maneja estos documentos, retardaron la publicación de este escrito de respuesta, lo que dio oportunidad de que nuevamente, con saña, usted volviera sobre lo mismo en texto del 18 de junio de 2024, cuando habla de “chismes y bulos”. Yo por respeto a su persona, digo que su análisis está lleno de errores, imprecisiones, opiniones sesgadas y teorías interesadas.
Imagen fidedigna tomada (documento y texto) del blog del Sr. Juan E. Bello Osío, referida a su artículo de fecha 29 mayo de 2023, “El test de ADN y un particular tatarabuelo”.
No se sienta mal por todo lo que le dije, yo también de joven cometí errores parecidos a los suyos, pero decidí cambiar y aprender. Hoy cometo otras equivocaciones.