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Dr. Carlos Arvelo, el cirujano del Ejército Libertador

Carlos G. Cruz H.
Miembro de la Academia de Historia del estado Carabobo
tusaludhispana@gmail.com

Con el pre­sente artícu­lo esta­mos real­izan­do la octa­va entre­ga de la serie espe­cial sobre la “Provin­cia de Carabobo” y en esta ocasión se lo vamos a dedicar a un per­son­aje muy impor­tante que for­mó parte de esa his­to­ria y que se tra­ta del Dr. Car­los Arvelo cuyo nom­bre lo lle­va uno de nue­stros municipios.

Car­los José de Jesús de la San­tísi­ma Trinidad Arvelo y Gue­vara nació el 1 de junio de 1784 en la población de Güigüe que para esa época forma­ba parte de la Juris­dic­ción de la Nue­va Valen­cia del Rey y luego en 1824 de la “Provin­cia de Carabobo”. Sus padres fueron Fer­nan­do Ydel­fon­so Arvelo y María Euge­nia Gue­vara y tuvo 4 her­manos que se lla­maron: (Jose­fa María Pru­den­cia, Jose­fa Rafaela, Fer­nan­do y José María).

 

 


Dr. Car­los Arvelo, 
fue el Ciru­jano en jefe del Ejérci­to Libertador

 

 

 

 

 

El Dr. Car­los Arvelo con­tra­jo nup­cias con María Manuela Este­fanía de la Trinidad Eche­an­di de Frías, hija de Manuel José de Eche­an­di y de Valen­cia y María de la Cruz Frías Aba­di­ano y Obelme­jías. Sobre el padre de María Manuela es nece­sario decir que él luchó en la guer­ra de inde­pen­den­cia y curiosa­mente su abue­lo don Fer­nan­do Anto­nio de Eche­an­dia y Saloa fue Tesorero Gen­er­al de la Real Hacien­da en Caracas.

Del mat­ri­mo­nio Arvelo y Guevara/ Eche­an­dia de Frías nacieron siete hijos: (Dr. Car­los Agustín Arvelo E. (1826); Dr. Fer­nan­do Ramón Arvelo E. (1829); José Rafael Arvelo E. (1831); Gral. Fran­cis­co Javier Arvelo E. (1834); Pedro Pablo Ramón de la Trinidad Arvelo E. (1836); Manuela Elvi­ra Arvelo E. (1841) y Pedro María de la Cruz Arvelo E. (1846).

De sus hijos destac­aron Car­los Agustín quien fue Rec­tor de la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Venezuela en 1869 y fun­dador del Museo de Cien­cias Nat­u­rales (entre otras), y el gen­er­al Fran­cis­co Javier Arvelo Eche­an­dia y su her­mano el Dr. Fer­nan­do Ramón, quienes estu­vieron expul­sa­dos de Venezuela y exil­i­a­dos en la isla de Cura­cao en tiem­pos de la pres­i­den­cia del Gral. Juan Vicente Gómez por estar en con­tra de su gobierno.

Según lo descrito por el his­to­ri­ador Ramón Azpúrua en su libro “Hom­bres Nota­bles de His­panoaméri­ca” pub­li­ca­do en el año 1877; el Dr. Car­los Arvelo des­de muy pequeño dio mues­tras de ser un niño con un coe­fi­ciente de inteligen­cia ele­va­do, a tal pun­to que a la edad de 12 años es envi­a­do a estu­di­ar a la Real y Pon­ti­f­i­cia Uni­ver­si­dad de Cara­cas donde primera­mente obtu­vo el gra­do de Bachiller en Filosofía y luego comien­za a estu­di­ar med­i­c­i­na para lograr ser Bachiller en Medicina. 

Pos­te­ri­or­mente, en 1809 obtiene el títu­lo de “Licen­ci­a­do en Med­i­c­i­na” y en 1810 el “Doc­tor­a­do en Cien­cias Médi­cas”. En el perío­do com­pren­di­do entre bachiller en Med­i­c­i­na y el doc­tor­a­do, Arvelo ejer­ció (con per­miso del gob­ier­no) en la región de Aragua donde su población se sin­tió muy agrade­ci­da por su bue­na gestión y exce­lente ejer­ci­cio profesional.

Real y Pon­ti­f­i­cia Uni­ver­si­dad de Caracas

En el ini­cio de la ges­ta de inde­pen­den­cia decidió apo­yar la causa de los patri­o­tas y por ello el lla­ma­do “Batal­lón de Agricul­tores” lo nom­bra su Capitán y luego Médi­co Ciru­jano de dicho cuerpo.

Para el año de 1811 es nom­bra­do direc­tor del Hos­pi­tal de Cara­cas y más tarde bajo las órdenes del Mar­qués del Toro for­ma parte del “Ejérci­to de Occi­dente” para invadir la ciu­dad de Coro. 

Luego, en 1813 el Lib­er­ta­dor Simón Bolí­var lo des­igna “Ciru­jano en jefe del Ejérci­to Lib­er­ta­dor” y en esos tiem­pos José Félix Rivas enfer­ma grave­mente y el Dr. Arvelo le sal­va la vida; por lo que luego Rivas le pide a Bolí­var que le per­mi­ta que el Dr. Arvelo le acom­pañe durante su recu­peración mien­tras con­tinúa sus deberes en la guerra. 

De esa for­ma, el Dr. Arvelo está pre­sente en los hechos de San Mateo, La Vic­to­ria y Ocumare ejer­cien­do su pro­fe­sión sal­van­do las vidas de los mil­itares patri­o­tas heri­dos en la guerra.

Después de la migración hacia el ori­ente de Venezuela por parte del ejérci­to patri­o­ta en 1814, el Dr. Car­los Arvelo se que­da ejer­cien­do su pro­fe­sión en Cara­cas por siete años y en ese lap­so sucede algo muy curioso que pro­cedemos a comen­tar: Para el año 1817 es des­ig­na­do Don Juan Bautista Par­do, Brigadier de los Reales Ejérci­tos como Gob­er­nador y Capitán Gen­er­al Interi­no de la Cap­i­tanía Gen­er­al de Venezuela y Pres­i­dente de su Real Audi­en­cia y para el 21 de sep­tiem­bre pub­li­ca un doc­u­men­to dirigi­do a la población donde lla­ma a la paz, la rec­on­cil­iación y que incluye la amnistía de todos los que estu­vieron vin­cu­la­dos a las revueltas rev­olu­cionar­ias y pos­te­ri­or­mente en el número 156 de la “Gac­eta de Cara­cas” del 29 de octubre de 1817 pub­li­ca un decre­to donde infor­ma sobre la creación de la lla­ma­da “Jun­ta Supe­ri­or de Sanidad” cuyo obje­ti­vo pri­mor­dial era la “con­ser­vación de la salud públi­ca” con­for­ma­da por las sigu­ientes per­sonas: Dr. don Josef Domínguez Díaz, Dr. don Joaquín Hernán­dez y Dr. don Car­los Arvelo y tenían como mis­ión en su primera reunión crear las “Jun­tas Sub­al­ter­nas” en los puer­tos de la Cap­i­tanía (La Guaira, Puer­to Cabel­lo, Barcelona, Cumaná, Coro y Mara­cai­bo) y esas estarían integradas por un coman­dante, un min­istro de la Real Hacien­da, el Vic­ario Ecle­siás­ti­co, indi­vid­u­os del ayun­tamien­to o diputación y de dos o tres pro­fe­sores de med­i­c­i­na o cirugía.

A par­tir de 1821 comien­za lo que bien podríamos lla­mar nosotros la (Eta­pa Uni­ver­si­taria) en la cual se ded­i­ca a realizar un análi­sis de la deplorable situación en que se encon­tra­ba la Uni­ver­si­dad de Cara­cas debido a la guer­ra, por lo que para 1822 con­tribuye deci­di­da­mente en la reor­ga­ni­zación de esa alta casa de estu­dios donde aler­ta a las autori­dades del notable retra­so académi­co en que se encon­tra­ba la docen­cia médica

Para el año de 1827 Simón Bolí­var estruc­tura una jun­ta con­for­ma­da por el Dr. Arvelo jun­to con el Dr. Felipe Fer­mín Paúl y los licen­ci­a­dos Diego Bautista Urbane­ja y José Vicente Mer­cad­er para que evalúen las for­mas de obten­er fon­dos para la uni­ver­si­dad y así mis­mo tam­bién el Dr. Arvelo ese mis­mo año fun­da la “Fac­ul­tad Médi­ca de Cara­cas” que susti­tuyó al pro­tomed­ica­to y en 1828 ofre­ció la división de los estu­dios médi­cos con la creación de nuevas cát­e­dras que fueron las sigu­ientes: Patología Inter­na y Ter­apéu­ti­ca, Anatomía y Cirugía, Higiene y Fisiología.

Un hecho bas­tante curioso e impor­tante que demues­tra la ded­i­cación y el pro­fe­sion­al­is­mo hacia la enseñan­za médi­ca fue que, a fal­ta de libros para los estu­di­antes, decidió redac­tar todos los días las lec­ciones que iba a impar­tir al día sigu­iente, las cuales por cier­to se con­virtieron en tex­tos que se usaron tan­to en Venezuela como en Colom­bia y se dice que por unas dos décadas fueron uti­liza­dos en la uni­ver­si­dad caraqueña.

Por su relación de afec­to y respeto hacia el Lib­er­ta­dor Simón Bolí­var, durante la cri­sis políti­ca ocur­ri­da en ese año es uno de los fir­mantes del doc­u­men­to tit­u­la­do “Actas de las Munic­i­pal­i­dades” de fecha 18 de julio de 1828 para recono­cer­lo bajo los títu­los de “Lib­er­ta­dor Pres­i­dente y Jefe Supre­mo de Colom­bia”.

En el año 28, sien­do tam­bién el Dr. Arvelo miem­bro del Tri­bunal de la Fac­ul­tad de Médi­ca con el car­go de (Cen­sor), tuvo que inter­venir jun­to con el Lcdo. José L. Cabr­era (Direc­tor), Dr. José Ángel Álamo (Vicedi­rec­tor), Dr. José María Var­gas y Dr. Anto­nio J. Rodríguez (Con­cil­iar­ios) en un prob­le­ma que se esta­ba sus­ci­tan­do en la ciu­dad de Cara­cas en cuan­to al ejer­ci­cio de la Med­i­c­i­na Legal, la cual según lo relata­do en la sesión del 5 de julio de 1828 de dicho tri­bunal médi­co, se expone que existe un des­or­den por parte de los médi­cos de la ciu­dad quienes de for­ma incon­sul­ta están actuan­do en ges­tiones de reconocimien­to en el cam­po de la med­i­c­i­na legal lo cual esta­ba fuera de la nor­ma­ti­va por lo que redac­tan un informe que es envi­a­do a la Corte Supe­ri­or de Jus­ti­cia y a las autori­dades mil­itares, civiles y eclesiásticas.

A par­tir del 1831 el Dr. Car­los Rav­elo ini­cia una ter­cera eta­pa en su vida la cual nave­ga entre la políti­ca y la acad­e­mia ya que ejerce varias posi­ciones como la de Diputa­do por la Provin­cia Capital. 

En 1832, for­man­do parte del equipo de la Fac­ul­tad de Med­i­c­i­na que en ese momen­to esta­ba dirigi­da por el Dr. José María Var­gas y con­for­ma­do por el Dr. José Joaquín Hernán­dez, Dr. José Joaquín González, Lcdo. J. Remi­gio Martín, Dr. Pedro Bárce­nas, Lcdo. José Luis Cabr­era y el Dr. Anto­nio J. Rodríguez, elab­o­raron un informe al Ejec­u­ti­vo Nacional, pub­li­ca­do por la “Gac­eta de la Nue­va Grana­da” (en su edi­ción del 6 de mayo de 1832) sobre las medi­das pre­ven­ti­vas con­tra el “Cólera Mor­bus”, ya que los veci­nos de La Guaira solic­ita­ban que no se per­mi­tiera la lle­ga­da de bar­cos prove­nientes de país­es con esta epi­demia para evi­tar el contagio.

Facha­da de la Capil­la-Hos­pi­tal de San Lazar, ‑cir­ca 1940

En el informe, el equipo de la Fac­ul­tad de Med­i­c­i­na de la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Venezuela expone cor­rec­ta­mente sus argu­men­tos y hace las recomen­da­ciones per­ti­nentes al caso las cuales eran man­ten­er la nor­ma­ti­va de pre­ven­ción que ya había sido estable­ci­da con ante­ri­or­i­dad para esos casos. 

En 1834 con­sti­tuyó la “Jun­ta de Sanidad de Cara­cas”, en 1842 es reelec­to Diputa­do y al año sigu­iente es nom­bra­do direc­tor de la Fac­ul­tad de Med­i­c­i­na de la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Venezuela y pos­te­ri­or­mente el claus­tro uni­ver­si­tario lo elige su rec­tor para diri­gir los des­ti­nos de dicha insti­tu­ción entre 1846 y 1849. Con el adi­cional de que en esos años tam­bién actuó como direc­tor del Cole­gio Nacional de Niñas.

Un dato muy intere­sante que ten­emos que resaltar es el hecho de que el hijo del Dr. Car­los Arvelo y Gue­vara lla­ma­do (Car­los Agustín Arvelo Eche­an­dia) tam­bién logró ser rec­tor de esa alta casa de estu­dios entre 1869 y 1870 lo cual indi­ca que ha sido la úni­ca ocasión en toda la his­to­ria de la UCV en que un padre y su hijo lle­gan a ser rectores.

Entre los años 1849 y 1850 ocupó el car­go de Senador y en 1851 acep­tó la Pres­i­den­cia de la Direc­ción Gen­er­al de Instruc­ción Públi­ca real­izan­do una bue­na labor y sien­do un hom­bre pre­ocu­pa­do por el acon­te­cer nacional en los tiem­pos en que se esta­ba deba­tien­do la aprobación de la abol­i­ción de la esclav­i­tud, fue invi­ta­do a for­mar parte de la “Jun­ta Supe­ri­or de la Abol­i­ción de la Esclavitud”.

De acuer­do con una pub­li­cación de la recor­da­da revista quin­ce­nal “El Cojo Ilustra­do” en la pági­na 359 de su edi­ción del 15 de sep­tiem­bre de 1894, aparece una reseña históri­ca donde rela­ta que en abril de 1857 fue crea­da en Cara­cas la Acad­e­mia de Cien­cias Físi­cas y Nat­u­rales cuyo primer pres­i­dente fue el Dr. Car­los Arvelo y Gue­vara y que estu­vo con­for­ma­da de la sigu­iente manera:

Pres­i­dente: Dr. Car­los Arvelo y Guevara.

Vicepres­i­dente: Dr. Anto­nio José Rodríguez.

Sec­re­tario: Dr. Nicolás Milano, hijo.

Bib­liote­cario: Dr. Rafael Osío.

Jun­ta Económico-Administrativa:

Dr. Manuel Por­ras y Dr. Dr. José Briceño.

Comisión de Redacción:

Dr. Manuel Por­ras, Dr. Car­los Arvelo, hijo, José Briceño, Julián Martínez, Dr. Nicolás Milano, hijo y el señor Cal­ix­to González.

Es de hac­er notar el detalle de que el hijo del Dr. Arvelo, a sus 31 años, ya esta­ba hacien­do car­rera den­tro del mun­do de la acad­e­mia y además, en ese mis­mo año el hijo del Dr. Arvelo for­mó parte del equipo fun­dador del impre­so cono­ci­do bajo el nom­bre de “Eco Cien­tí­fi­co de Venezuela”.

El Dr. Car­los Arvelo y Gue­vara fal­l­e­ció en Mai­quetía el 17 de octubre de 1862 y deja un gran lega­do para Venezuela y muy espe­cial­mente para todos los carabobeños, ya que fue un exce­lente médi­co, gran académi­co y además de ello en sus fun­ciones públi­cas demostró una trayec­to­ria intach­able por lo que su figu­ra debe ser no sólo rescata­da sino siem­pre man­ten­er­la pre­sente, porque con­sti­tuye un ejem­p­lo para las nuevas generaciones.

Su dilata­da vida lo llevó a vivir des­de los tiem­pos de la his­panidad, pasan­do por la guer­ra de inde­pen­den­cia, la creación de la repúbli­ca de Venezuela, la guer­ra fed­er­al, la epi­demia del cólera y cul­mi­na durante la ter­cera pres­i­den­cia del gen­er­al José Anto­nio Páez.

Bajo la pres­i­den­cia del Gral. Isaías Med­i­na Angari­ta sus restos fueron traslada­dos al Pan­teón Nacional el 16 de diciem­bre de 1942 y de acuer­do con una inves­ti­gación real­iza­da por la Dra. Leonor Zap­a­ta, (invi­ta­da de Cortesía de la Sociedad Vene­zolana de His­to­ria de la Med­i­c­i­na) en el Pan­teón Nacional entre el año 1884 y el 2010 han inhu­ma­do 13 médi­cos venezolanos.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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