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En 1780 un huracán arrasó las costas de Venezuela y el Caribe

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista especializado en crónicas históricas
luisalbertoperozopadua@gmail.com
En las redes sociales: @LuisPerozoPadua

La tem­po­ra­da de hura­canes nos recuer­da humilde­mente que,
a pesar de nues­tras tecnologías,
la may­or parte de la nat­u­raleza sigue sien­do impredecible.
Diane Ack­er­man

 

Los historiadores piensan que se formó en Cabo Verde, el 9 de octubre de ese año. Lo que sí se ha calculado es la estremecedora cifra que causó 30.000 personas fallecidos como consecuencia del golpe de este fenómeno atmosférico

 

Una mañana llu­viosa y con fuertes vien­tos fue el esce­nario del amanecer del 10 de octubre de 1780 en Bar­ba­dos. El día ante­ri­or, no obstante, de haber sido de notable cal­ma, el cielo se mostró sor­pren­den­te­mente rojo y furioso y ya para la noche dejó caer la llu­via. Las líneas ante­ri­ores fueron pub­li­cadas por el Annu­al Reg­is­ter: Jour­nal of what passed at Bar­ba­dos from the 9th of Octo­ber until the 16th.

La inves­ti­gado­ra Andrea Noria, en su estu­dio La trav­es­ía de San Cal­ix­to II: el gran huracán de 1780 en la Cap­i­tanía Gen­er­al de Venezuela, pub­li­ca­do en la Revista Tiem­po y Espa­cio, pre­cisa que entre los días 10 y el 16 de octubre, tuvo lugar el lla­ma­do Gran Huracán de las Antil­las o de San Cal­ix­to II que afec­tó direc­ta­mente a las Antil­las Menores. Tam­bién sufrieron daños una parte de las Antil­las May­ores y otras regiones caribeñas.

Alrede­dor de 30 mil per­sonas fal­l­ecieron cuan­do la tor­men­ta azotó las islas del Mar Caribe, Méx­i­co y Venezuela entre el día 10 y el 16 de aquel sinie­stro año de 1780. Sigue sien­do el huracán más mor­tal reg­istra­do en la his­to­ria del Atlán­ti­co. Los his­to­ri­adores pien­san que se for­mó en Cabo Verde, el 9 de octubre de ese año.

El huracán fue bau­ti­za­do como San Cal­ix­to en Puer­to Rico porque el ojo del ciclón tocó tier­ra allí el 14 de octubre, día de la fies­ta cris­tiana del Papa Cal­ix­to I, ven­er­a­do por la Igle­sia católi­ca como San Calixto

Describe Noria que el San Cal­ix­to II comen­zó afectan­do la población de Bar­ba­dos, luego pasó por Mar­tini­ca, San Eustaquio y San­ta Lucía, entre los días 10 y el 11. Tam­bién afec­tó las islas de Grana­da y San Vicente.

A últi­ma hora del 10 de octubre, lo peor del huracán pasó sobre la isla, con al menos una esti­mación de vien­tos de has­ta 200 mph (320 km), según espe­cial­is­tas en la materia.

Ya más debil­i­ta­do, para el día 12, el ciclón atrav­esó el suroeste de Domini­ca y luego por la isla de Guadalupe. Poco a poco se fue acer­can­do a Puer­to Rico, sien­do el día 14 el de may­or aprox­i­mación en la parte suroeste de la isla. Pos­te­ri­or­mente cam­bió su rum­bo al noroeste afectan­do a la Isla de Mona y luego parte de la actu­al Repúbli­ca Domini­cana, Provin­cia de Samaná.

De Curazao ‑señala el inten­dente de Cara­cas José de Ábalos‑, ten­go noti­cias de que tam­bién aque­l­la isla ha sido com­pren­di­da en estas desven­turas de modo que aun su castil­lo que es con­stru­i­do con toda la solidez y arte ha pade­ci­do algu­na ruina: novedad que no ha exper­i­men­ta­do en más de cien años que ha que está fabricado.

Las pavorosas cifras

Las tropas france­sas e ingle­sas esta­ban atra­cadas en el mar Caribe y sufrieron como nadie las con­se­cuen­cias de los vien­tos, que se cal­cu­la que pudieron exced­er los 320 kilómet­ros por hora.

Se reg­is­traron miles de muertes en cada isla del Caribe: 4.500 en Bar­ba­dos (casi todas las casas y edi­fi­ca­ciones de la isla quedaron destru­idas); 6.000 en San­ta Lucía, en donde una flota británi­ca que se dirigía des­de Nue­va York a las Indias Occi­den­tales, perdió ocho naves de guer­ra, del total de 12 que habían zarpa­do. Muchos de los bar­cos que se encon­tra­ban en el puer­to rompieron sus amar­ras y acabaron entran­do en el pueblo. Uno de estos bar­cos destrozó el hos­pi­tal. La isla fue dev­as­ta­da has­ta tal pun­to, que un explo­rador británi­co envi­a­do para cal­i­brar los daños pen­só que un ter­re­mo­to acom­pañó a la tormenta.

Boceto del huracán San Calixto II
Boce­to del huracán San Cal­ix­to II

Aprox­i­mada­mente 9.000 per­sonas murieron en Mar­tini­ca con una mare­ja­da ciclóni­ca de 7,6 m de altura. Más de 40 bar­cos france­ses se hundieron y unos 4.000 sol­da­dos se ahog­a­ron. En San Eustaquio, hubo entre cua­tro y cin­co mil decesos.

Se esti­ma que en Las Antil­las Menores hubo más de 27.500 víc­ti­mas mor­tales en total como resul­ta­do de esta tormenta.

Después de arrasar estas regiones, avanzó has­ta Puer­to Rico, Repúbli­ca Domini­cana, Venezuela y Flori­da. La últi­ma vez que se observó fue el 20 de octubre en Ter­ra­no­va, Canadá.

Su paso por Venezuela

Los efec­tos del huracán San Cal­ix­to II en la recién crea­da Cap­i­tanía Gen­er­al de Venezuela no reg­istró la mis­ma mag­ni­tud que en las islas como Bar­ba­dos, San­ta Lucía y Mar­tini­ca, donde la des­o­lación fue extrema.

El fenó­meno reg­istró tras su paso una huel­la de con­sid­er­ables daños en for­ti­fi­ca­ciones, sem­bradíos y hacien­das. Dos de los prin­ci­pales puer­tos de la Cap­i­tanía Gen­er­al de Venezuela se vieron afec­ta­dos por un mar embrave­ci­do: el de La Guaira y el de Puer­to Cabel­lo. Y así lo repor­taron fun­cionario de aque­l­los puertos:

«Los dias 12, 13 y 14 del cor­ri­ente mes se exper­i­men­tó en toda esta Provin­cia un recio tem­po­ral con extra­or­di­nar­ias llu­vias, y vien­to espe­cial­mente en la cos­ta, aji­tan­do el mar de tal suerte que propasan­dose de sus ter­mi­nos con furioso impetu, ha cau­sa­do en las for­ti­fi­ca­ciones algunos daños.

Mui señor mio: Ayer tarde avisé a V. S. en cart­ta par­tic­u­lar aunque por maior las des­gra­cias que havian sobrevenido de resul­ta de un nun­ca vis­to mar de leva ue estabamos esper­i­men­tan­do havia tres dias; pero en espe­cial aier [14 de octubre]»

El inten­dente de Cara­cas, José de Ába­los, en car­ta fecha­da el 16 de octubre de 1780, señaló «las des­gra­cias que ha havi­do, y ruinas que ha oca­sion­a­do un recio tem­po­ral» que afec­tó las costas de La Guaira entre los días 12 y 14 del mes de octubre de aquel año, acotan­do el fun­cionario que Puer­to Cabel­lo y otras zonas costeras tam­bién fueron afec­tadas. Aque­l­los daños los atribuyó a la «alteracion del mar».

Mapa de la Cap­i­ta­nia Gen­er­al de Venezuela

Los daños de la tempestad

En el ensayo de la inves­ti­gado­ra Noria, apun­ta como dato rev­e­lador extrac­tos de la «Relación» del gob­er­nador de Cara­cas, don Luis de Unza­ga y Ameza­ga, donde ofrece detalles de los daños y las prov­i­den­cias que mandó a eje­cu­tar para sol­ven­tar los mismos:

«se ha ren­di­do el angu­lo flan­quea­do del Balu­arte de la Platafor­ma y sen­ti­dose las dos bovedas colat­erales en una de las quales se abrió en el pavi­men­to inmedi­a­to al angu­lo un boquete, o mina, cuio diametro en el cimien­to del muro es de qua­tro pies; tam­bi­en ha pade­ci­do la por­cion cir­cu­lar de la Bate­ria de la Cale­ta y la mural­la nue­va pro­vi­sion­al, com­preen­di­da entre la Fuerza, y San Fer­nan­do ha per­di­do el reves­timien­to exte­ri­or, y los estri­bos que la sosten­ian. El resto de la obra nue­va se ha man­tenido sin novedad».

El huracán de 1780 oca­sionó daños con­sid­er­ables en las estruc­turas de la for­ti­fi­cación, prin­ci­pal­mente en las bóvedas, en donde una parte del cacao que se encon­tra­ba alma­ce­na­da en ellas se perdió.

Asimis­mo, tor­rentes de agua se fil­traron por los boquetes hechos y por las puer­tas de los par­ques y troneras de las baterías estimán­dose la pér­di­da de 300 fane­gas del valioso producto.

Puer­to Cabel­lo no se salvó

Las for­ti­fi­ca­ciones y la Plaza de Puer­to Cabel­lo exhi­bieron ruina luego del paso del huracán, aunque no fueron de con­sid­eración, con­trario a lo suce­di­do en el puer­to de La Guaira.

Según el inten­dente de Cara­cas, «a ellas parece que se debe la for­tu­na de que no huviesen sufri­do un doloroso desas­tre la maior parte de las casas del Pueblo ya que las estruc­turas dis­pues­tas pudieron resi­s­tir la furia de las aguas y pre­caver tan grande calamidad».

En la cara izquier­da del castil­lo de San Felipe se abrió un boquete de unas 12 varas cuadradas. Tam­bién las baterías en Pun­ta Bra­va y en el Trincherón de San­ta Lucía pre­sen­taron daños, sus ter­raplenes ter­mi­naron cedi­en­do por las llu­vias y el mar.

Castil­lo Lib­er­ta­dor despues de un bom­bardeo. Colec­ción Luis Her­a­clio Medina

Siembras en ruina

Las pre­cip­ita­ciones que acom­pañaron a San Cal­ix­to II pro­du­jeron inun­da­ciones cuan­do los ríos Tuy, San Mateo y Turmero des­bor­daron sus caus­es tras ele­var sus nive­les reg­u­lares, en los valles cen­trales de la Provin­cia de Venezuela.

José de Ába­los, inten­dente de Cara­cas, da cuen­ta de la mag­ni­tud de los estra­gos del huracán: «por las hacien­das y sem­bradíos han oca­sion­a­do lam­en­ta­bles daños espe­cial­mente el primero que en el valle de la Savana de Ocumare y otros ter­mi­nos por donde desagua y corre ha destru­i­do numero grande de cañav­erales de Azu­car y Plan­tios de Cacao. Los otros dos no han deja­do igual­mente de pro­ducir funestos efec­tos en la propia man­era y en las sementeras de Taba­co a las que ha cabido asimis­mo algun quebranto».

Con este esce­nario ruinoso en la provin­cia, el gob­er­nador de Cara­cas dic­t­a­m­inó una serie de dis­posi­ciones para reparar las estruc­turas afec­tadas y para lle­var a cabo los cam­bios y con­struc­ciones nece­sar­ios. Al mis­mo tiem­po infor­mó el con­jun­to de medi­das económi­cas que se sucederían.

For­t­aleza de San Car­los, en La Guaira

Al mis­mo tiem­po, las autori­dades de la Cap­i­tanía Gen­er­al de Venezuela mostraron su apoyo a las regiones fuera del ter­ri­to­rio que fueron afectadas.

Final­iza la inves­ti­gado­ra Andrea Noria indi­can­do que el impacto mate­r­i­al de San Cal­ix­to II en la Cap­i­tanía Gen­er­al de Venezuela, sin lugar a dudas, fue ruinoso y además afec­tó los prin­ci­pales lugares estratégi­cos de la Coro­na Españo­la en estos ter­ri­to­rios: la artic­u­lación com­er­cial y de defen­sa de Puer­to Cabel­lo y La Guaira; y los valles de Aragua y sus activi­dades agropecuarias. 

Además, el impacto que tuvo el mis­mo en el Caribe en gen­er­al, per­mi­tió que aflo­raran la vul­ner­a­bil­i­dad políti­ca y el con­tex­to con­vul­so que mar­có la segun­da mitad del siglo XVIII en las Indias Occi­den­tales, pro­duc­to de las cri­sis entre las poten­cias euro­peas y el dominio marítimo.

El huracán de San Cal­ix­to II pre­sen­tó daños con­sid­er­ables, espe­cial­mente en zonas de vital impor­tan­cia en tér­mi­nos económi­cos y defen­sivos, prevale­cien­do las respues­tas de las autoridades.

De los reg­istros que exis­ten sobre desas­tres nat­u­rales aso­ci­a­dos a hura­canes, sólo se mane­jan casos pos­te­ri­ores a 1780, como por ejem­p­lo durante el siglo XIX los hura­canes de 1877 y 1892; y en el siglo XX los reg­istra­dos en 1933, 1974, 1988 y 1993, con­cluyen­do la inves­ti­gado­ra que, en el caso de las inun­da­ciones derivadas de even­tos como tor­men­tas en el Litoral Cen­tral de Venezuela, con con­no­tación de desas­tres hay ref­er­en­cia conc­re­ta en los años 1740, 1781, 1797 y 1798. Esto no sig­nifi­ca que antes no hubiesen ocur­ri­do, sino que no hay reg­istros al respecto.

En todo caso, la tesis de Noria rev­ela que hemos vivi­do y resis­ti­do ater­rado­ras y destruc­ti­vas tem­pes­tades des­de tiem­pos remotos.


Fuente: Andrea Noria. La trav­es­ía de San Cal­ix­to II: el gran huracán de 1780 EN LA Cap­i­tanía Gen­er­al de Venezuela. Revista Tiem­po y Espa­cio vol.25 no.64 Cara­cas dic. 2015
Frank Múji­ca-Bak­er. Hura­canes y tor­men­tas que han afec­ta­do a Puer­to Rico. Agen­cia Estatal para el Mane­jo de Emer­gen­cias y Admin­is­tración de Desas­tres. Año 2018

CorreodeLara

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