Enero de 1929: Terremoto y Tsunami en Cumaná
Luis Heraclio Medina Canelón
Historiador
Hace 96 años, en Enero de 1929, ocurrió el terrible terremoto de Cumaná. A tempranas horas de la mañana del 17 de enero la ciudad primigenia fue totalmente destruida por el poderoso movimiento telúrico. Las víctimas fueron casi todos moradores de los sectores populares, lesionados al venirse abajo sus humildes casitas de paredes de bahareque.
Pocos minutos antes del fuerte sismo se sintió otro movimiento de menor intensidad, causando el temor en la gente, lo que les hizo salir de sus casas, por lo que cuando hubo el tremendo sacudón, muchos se encontraban fuera de sus viviendas. Si no hubiera sido así, quizás el número de fatalidades hubiera sido mucho mayor.
Los testigos contaron que a eso de las siete de la mañana, cuando casi todos se aprestaban para iniciar sus labores matutinas se escuchó un terrible trepidar como de tambores redoblando. Otros decían haber escuchado una tremenda detonación. Ladrillos, vigas, techos y muebles eran aventados por todas partes. Las grietas aparecieron en paredes y calles, las cuales tenían una profundidad considerable.
La destrucción de la pequeña ciudad que tenía apenas unos veinte mil habitantes fue total. La Catedral, el Museo, el Teatro Sucre, el Convento, el templo de Santa Inés fue afectado y casi todas las casas, unas tres mil quinientas, fueron destruidas.
El edificio de Industrial Manzanares es de los más importantes que se vino abajo. El Castillo San Antonio, que data de tiempos de la colonia, sede de la guarnición de la ciudad se vino abajo matando a gran cantidad de soldados. Resultaron gravemente heridos el jefe de la guarnición, el capitán Asunción Arias y el subteniente Simón López que fueron trasladados de urgencia por barco a La Guaira, ya que no había cómo atenderlos en la ciudad destruida. A poco de llegar Arias a la capital murió por la gravedad de sus traumatismos.

Luego del terremoto el mar se retiró unos doscientos metros y se produjo un tsunami con olas de cuatro a cinco metros de altura que golpeó a la ciudad elevando peñeros y barcos, hasta dejarlos en el solar de las casas.
En esa época Cumaná se encontraba prácticamente incomunicada por carretera y la única vía terrestre era un tren entre Cumaná y Cumanacoa, que quedó inhabilitado por el sismo. La única comunicación con el resto del país era por el mar. El cable submarino del telégrafo se dañó con el terremoto y el tsunami. En Caracas se supo la tragedia porque afortunadamente frente a la ciudad devastada se encontraba fondeado el barco holandés “Commewyne” que con su telégrafo inalámbrico pudo notificar a la capital para que enviaran ayuda, pero los vapores se tardaron tres días para llegar con los primeros auxilios.
Todas las empresas, comercios y propiedades particulares fueron afectadas severamente. La riqueza de la población quedó sepultada bajo los escombros.
Al saberse la terrible noticia en Valencia se constituye una Junta de Socorro presidida por el padre Rafael A. Torres Coronel y viajan por barco a Cumaná Encarnación de Pérez Carreño y sus hijas María, Rosarito y Cecilia, también Rosa María Minguett y las hermanas del poeta cumanés Andrés Eloy Blanco Rosario y María Luisa, que vivían en Valencia. La representación valenciana se puso inmediatamente a trabajar en las labores de asistencia a los heridos.
El número de víctimas se estimó en casi dos mil.
Se calcula que el terremoto fue de 7 en la escala de Ritcher y su epicentro en el Golfo de Cariaco.
Galíndez, Luisa. Historia de Valencia. Tomo II. Valencia 1990
Fernández, Carlos Emilio. Hombres y Sucesos de mi tierra. Madrid. 1965

