Historias Perdidas de Venezuela y sus Personajes
Efraín Jorge Acevedo
Historiador y escritor
efrainjorge@yahoo.es
Twitter: @efrainjorge
En el camino de los hombres hay momentos que te van a brindar insospechadas oportunidades de experimentar cosas nuevas, y crecer como personas haciendo aquello que te hace sentir orgulloso y satisfecho.
Y es que ciertamente es verdad aquello de que los humanos no somos islas, y necesitamos de buenas relaciones para desarrollar nuestro potencial y contribuir a la obra general de nuestra especie.
Hace ya algunos años que tuve la suerte y el placer de conocer a un gran amigo, Emilio Acosta Ramos, un joven talentoso y entusiasta que impulsa un gran proyecto que dirige, Venezuela Provincial, un portal con presencia en diversas redes sociales donde desarrolla un gran trabajo de divulgación histórica, dando a conocer la historia venezolana bajo una óptica distinta, novedosa y audaz. Él me abrió las puertas de su proyecto para comenzar a escribir publicaciones, y terminamos desarrollando una fecunda labor de divulgación a través de podcasts. Pero gracias a mi colaboración con Emilio Acosta Ramos y su proyecto, pude conocer a otro gran profesional cuya amistad me honro en tener.
Y es nada menos que Luis Alberto Perozo Padua, nuestro apreciado y nunca suficientemente bien valorado amigo, editor de esta casa CorreodeLara. Pocas personas he conocido más dignas de respeto y elogio que Luis Alberto Perozo Padua, un profesional excelente y un venezolano patriota, que a través de CorreodeLara ha dado espacio a un plantel de colaboradores que luchan para rescatar y divulgar la crónica de la auténtica historia de Venezuela, para deleite de los lectores que quieren conocer todos los entresijos del pasado criollo y así entender mejor las claves de la venezolanidad.
Y gracias al consejo y estímulo de Luis Alberto Perozo Padua, emprendí la aventura de escribir un libro, que es el objeto de este artículo; y así he venido a presentarles “Historias Perdidas de Venezuela y sus Personajes: Por un Náufrago de la Generación X”.
Con esta obra le propongo al lector un viaje “virtual” por una multitud de historias apasionantes, poco conocidas y en unos cuántos casos totalmente desconocidas y ocultas para la gran mayoría de los venezolanos; historias que han sido barridas bajo la alfombra o tiradas a lo más profundo de un baúl bajo capas y capas de oscuridad, como para que nadie las desentierre.
Historias que van desde anécdotas pintorescas hasta sucesos significativos pero que no han sido valorados en su trascendencia; episodios en muchos casos morbosos, que asombrarán al lector dejándolo “loco”, y otros trágicos que podrán conmover.
Sí realmente lo imagináramos como un viaje en un universo virtual de realidad aumentada, al avanzar se nos presentarían los capítulos como una cadena de imágenes que se van sucediendo en ráfagas. Así veríamos en una capsula las espantosas imágenes de los aberrantes y atroces crímenes cometidos por el padre de Simón Bolívar, el oprobioso Juan Vicente Bolívar y Ponte.
En esas ráfagas de visiones surgirían las imágenes de holandeses desembarcando en algún lugar de Venezuela para fundar una misteriosa y olvidada colonia; en otra sucesión de imágenes veríamos aviones venezolanos ametrallando y bombardeando un país centroamericano por órdenes de un popular pero polémico mandatario objeto de amor y odio.
Veríamos en otras imágenes a turbas de venezolanos armados tomando por asalto una fortaleza para terminar adueñándose de una isla caribeña extranjera, y luego embarcándose para invadir Venezuela en un intento temerario de derrocar a uno de los gobernantes más famosos e importantes (y polémicos) de la historia criolla.
En otra visión veríamos con sorpresa a un ejército de mexicanos al mejor estilo de Pancho Villa tratando de invadir a Venezuela en medio de una lluvia de plomo.
Viajando atrás y adelante en el tiempo, veríamos a un joven Simón Bolívar envuelto en una salvaje pelea callejera de “pandillas”, pegándose con otro personaje histórico polémico que en esa ocasión pudo despacharse al chamo Simón; y muchos años después veríamos a un Simón Bolívar ya poderoso y famoso, investigando como detective el asesinato de un colaborador y amigo (y no es Sucre).
También podemos visualizar a una mujer ilustre, una intelectual europea, reclamando sorprendentemente ser hija secreta de ese Bolívar que tanta guerra dio.
En ese vaivén de imágenes que nos producen algo de vértigo, vemos en la Caracas de los techos rojos de principios de siglo XX, a un grupo de audaces artistas innovadores filmando el primer largometraje de ficción del cine venezolano.
Y retrocediendo de nuevo nos llenaríamos de profunda tristeza al descubrir la trágica y misteriosa muerte de una niña pequeña que apenas comenzaba su vida, por cuyas venas corría la sangre de otro gran personaje de la Venezuela independentista, y nos vamos a estremecer al pensar que detrás pudo haber la sombra de un infanticidio.
Son tantas escenas las que se van sucediendo: un famoso cantante tirado agonizando en la cuneta de una avenida caraqueña, en una historia digna de novela negra con faldas y matones de por medio. Dos expresidentes venezolanos siendo brutalmente asesinados en medio de la más salvaje y sangrienta de nuestras numerosas guerras.
Conoceríamos la enrevesada historia del mayor despojo de tierras que sufrió Venezuela. Veríamos a Colombia invadiendo a Venezuela y a un dictador venezolano ordenando invadir Colombia en venganza.
Podríamos ver una conspiración en la pequeña Caracas de comienzos del siglo XVIII, intentando arrastrar a la Provincia de Venezuela a la guerra causada en la lejana Europa por un sangriento “Juego de Tronos”.
Viajando hacia adelante veríamos a un invencible campeón venezolano hallando la muerte en un duelo singular con un extranjero destinado a gobernar su propio país.
Se nos vendría encima la horrible y trágica visión de pesadilla infernal de una ciudad martirizada por un ejército, cuyos soldados masacran masivamente a civiles inocentes y violan salvajemente a mujeres y niñas.
Huyendo de esa dantesca imagen nos sorprenderíamos al descubrir la intriga de un diplomático que por órdenes del gobierno de una potencia europea intentó traernos la Monarquía como forma de gobierno, y de haber tenido éxito hoy tendríamos Reyes y Príncipes entre nosotros; y más sorpresa sentiríamos al descubrir otro increíble plan por el que gran parte de Venezuela habría acabado perteneciendo a una nueva Nación que habría teniendo el inglés como lengua oficial y capital en Washington DC (y no hablamos de los Estados Unidos).
Y hablando de los Estados Unidos otra imagen nos lleva a ver a un familiar cercano de un expresidente estadounidense preso en una mazmorra en Venezuela y a punto de ser ahorcado.
Y de sorpresa en sorpresa, nos asomamos a un misterio oscuro e intrincado en la familia Bolívar (que tenía tantos esqueletos en el armario) que deja en suspenso el árbol genealógico de Simón Bolívar, y que entraña incluso posibles crímenes.
En este viaje también veremos desmentidas muchas mentiras, muchos mitos, como el de una falsa y ficticia “República Bolivariana” en una Península muy lejana, o la supuesta paternidad proveniente de la Realeza de un famoso personaje histórico.
Y lo que si vamos a descubrir es a un diputado venezolano representado a su tierra natal en un Parlamento europeo; y luego viajando hacia adelante a un candidato presidencial víctima de un descarado fraude electoral echándose al monte y comandando una Revolución.
En fin, éstas y muchas más son las historias que encontrarán en este libro, “Historias Perdidas de Venezuela y sus Personajes”, que pueden encontrar (tanto en formato digital como físico) directamente en Amazon, o simplemente tecleando en cualquier buscador, como el popular Google; y sí deciden emprender esta aventura, confío en que la van a disfrutar, y tendrán una visión distinta de la historia venezolana al terminarla.
Y una vez más reiterar mi gratitud a esta casa CorreodeLara, y a su editor y mi buen amigo, Luis Alberto Perozo Padua, sin cuyo aliento y consejo no me habría atrevido a crear esta obra, y brindarla al mundo.