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Quién fue Dominga Ortiz, la primera dama de la República

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y escritor
luisalbertoperozopadua@gmail.com
En las redes sociales: @LuisPerozoPadua

Cuan­do José Anto­nio Páez con­tra­jo mat­ri­mo­nio con Domin­ga Ortiz el 1 de julio de 1809, ya ella era propi­etaria de un próspero hato en Bari­nas de gana­do vac­uno y cabal­lar, así como sem­bradíos de difer­entes rubros. Ella tenía 17 años y el catire Páez 19. Se conocieron al momen­to que el mozal­bete huía de la jus­ti­cia que lo hiciera pagar por la vida de un salteador de caminos que Páez había ulti­ma­do tras un impase en Yaritagua. De aque­l­la unión nacieron dos hijos: Manuel Anto­nio, quien se casaría con Soledad Lovera Paúl, y María del Rosario, quien se desposaría con Juan Nepo­mu­ceno de las Llamosas. 

Domin­ga nació en Canaguá, Bari­nas, el 1 de noviem­bre de 1792. Hija del ganadero Fran­cis­co de Paula Ortiz y Micaela Orzúa, apel­li­do de relieve en la sociedad de antaño. Había queda­do huér­fana a tem­prana edad por lo que quedaría bajo el cui­do y pro­tec­ción de sus tíos mater­nos quienes admin­is­tra­ban el hato lega­do de sus padres.

Una patriota

Luego de los suce­sos del 19 de abril de 1810, Páez se enlistó en las filas patri­o­tas, y Domin­ga lo acom­pañó em algu­nas cam­pañas lib­er­ta­do­ras. Ano­ta el his­to­ri­ador Rafael Anto­nio Sanabria Martínez, cro­nista de El Con­se­jo, esta­do Aragua, que “era común ver­la (a Domin­ga Ortiz) entre las filas, y fue cono­ci­da por la tropa como La Seño­ra.

En 1816, Domin­ga orga­nizó en Valle de la Pas­cua un grupo de mujeres para aten­der y curar a los heri­dos del ejérci­to de llaneros en la guer­ra de Independencia.

Durante la epi­demia de fiebre de 1817 que diezmó al ejérci­to patri­o­ta, «fue una ver­dadera her­mana de la cari­dad, asis­tién­do­los a todos, espe­cial­mente a su esposo, con asiduidad y afec­to dig­nos de los may­ores encomios». Y así fue siem­pre… una ben­di­ción para la muchedum­bre que emi­gra­ba de los pueb­los por el hor­ror que pro­ducía el acoso de los real­is­tas, cita Hen­ry Nadales, cro­nista ofi­cial del munici­pio Pedraza del esta­do Barinas.

Retra­to del gen­er­al José Anto­nio Páez en 1838- Orig­i­nal de Lewis Adams

Domin­ga fue una mujer mod­es­ta y pro­fun­da­mente bon­da­dosa; era una ben­di­ción para la muchedum­bre que emi­gra­ba de los pueb­los por el hor­ror a la guer­ra que pro­ducía el acoso de los realistas.

El pro­pio Lib­er­ta­dor Simón Bolí­var, cuan­do llegó al Apure en 1818, hizo públi­cas y ofi­ciales man­i­festa­ciones de grat­i­tud a esta mujer sin igual, reg­is­tra el cronista.

Refiere además que Domin­ga, en varias opor­tu­nidades, ‑y sin temor alguno‑, cal­i­ficó de ladrones públi­ca­mente y por la pren­sa de la época, a Joaquín Her­rera, gob­er­nador de la Provin­cia Carabobo y a Napoleón Sebastián Artea­ga, gob­er­nador de la Provin­cia de Barinas.

Después de la batal­la de Carabobo el 24 de junio de 1821, el Páez vic­to­rioso y recono­ci­do como héroe de batal­las, enam­ora­do de Bar­bari­ta Nieves, se ale­ja de Domin­ga Ortiz, quien se reti­ra con sus hijos, y se res­i­den­cia entre Bari­nas y Valencia.

Oblig­a­da por las cir­cun­stan­cias a desa­pare­cer de la vida públi­ca tras los san­gri­en­tos suce­sos de 1848, donde Páez fue pro­tag­o­nista, Domin­ga se refu­gia en Pedraza (Bari­nas) temerosa de la per­se­cu­ción desa­ta­da por los ene­mi­gos del gen­er­al José Anto­nio Páez. Allí vivió sin recur­sos y en esta­do de pobreza.

Páez en Las Que­seras del Medio

Gestionó la libertad 

Cuan­do Páez fue apre­hen­di­do luego de desem­bar­car en La Vela de Coro el 2 de julio 1849, Domin­ga Ortiz recibió una car­ta donde le narra­ban el esta­do de inde­fen­sión que se hal­la­ba el pre­so. Se aven­turó entonces y luego de tan­tos años sin ver­lo, vis­i­tar­lo acom­paña­da de su hija María del Rosario.

Páez esta­ba con­fi­na­do en un cal­abo­zo del castil­lo de Cumaná. A la sal­i­da del cau­tive­rio, Domin­ga comen­zó a realizar ges­tiones e insis­tió ante autori­dades e insti­tu­ciones, hacien­do valer su influ­en­cia de digna matrona. Le escribió un sin­número de veces al pres­i­dente José Tadeo Mon­a­gas solic­itán­dole su gra­cia para lograr su lib­er­tad de su esposo.

Mon­a­gas fir­mó el Decre­to de excarcelación y el destier­ro de Páez el 25 de mar­zo de 1850. Domin­ga y María del Rosario se embar­caron con él en el buque Lib­er­ta­dor has­ta Saint Thomas. Ambas retornaron a Venezuela el 28 de mayo de 1850. Esa fue la últi­ma vez que vieron al leg­en­dario gen­er­al Páez.

José Tadeo Mon­a­gas por Mar­tin Tovar y Tovar 1858

No recuperó sus bienes

Los bienes de Domin­ga Ortiz y de José Anto­nio Páez fueron con­fis­ca­dos y no logró recu­per­ar­los jamás. Ya en su ancian­idad solic­itó al Con­gre­so de la Repúbli­ca «la limosna de una pen­sión, por cuan­to los bienes del Gen­er­al Páez nun­ca le fueron devuel­tos y tam­poco los de ella, que como bien se sabía eran heren­cia famil­iar y no fru­to de mane­jos políti­cos». Según sus propias pal­abras ella era una «viu­da pobre, muy pobre, anciana y desval­i­da» que hizo del sufrim­ien­to car­ac­terís­ti­ca noto­ria de su vida.

Fal­l­e­ció a los 83 años, en Cara­cas el 31 de diciem­bre de 1875, en la casa de su hija María del Rosario, entre las esquinas de Tra­cabor­do y Guzmán Blan­co, en Puente Yánez.


Fuente: Dic­cionario de His­to­ria de Venezuela. Fun­dación Polar. 1999
Rafael A. Sanabria M. Domin­ga Ortiz Orzúa de Páez, la primera dama que no fue. Tal Cual. Junio 29 de 2023

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