Lisandro Alvarado y el estudio del lenguaje en Venezuela
Omar Garmendia
Cronista y escritor
La labor lingüística y lexicográfica de Lisandro Alvarado Marchena (El Tocuyo, estado Lara, 19–9‑1858-Valencia, estado Carabobo, 10–4‑1929), como producto de su trayectoria como médico y sus permanentes estudios en el campo de la historia, geografía, antropología, etnografía y lingüística, puede resumirse en orden cronológico
Desde las obras iniciadas con Ideas sobre la evolución del español en Venezuela (1904), publicada en “El Cojo Ilustrado”, pasando por Etnografía patria (1907), Ensayo sobre el caribe venezolano (1912), Noticias sobre los caribes de los llanos de Barcelona (1918), Observaciones sobre el caribe hablado en los llanos de Barcelona (inédito), Vocabulario de lenguas caribes (inédito), Gramática maipures y vocabulario (inédito), Glosario de voces indígenas de Venezuela (1921), junto con las Alteraciones fonéticas del español en Venezuela, (1922, 1929) y culminando con la destacada obra Glosarios del bajo español en Venezuela (1929), año de su muerte, además de otras obras como Sufijos en el lenguaje criollo (1929, como apéndice del “Glosario del bajo español en Venezuela”) y un Anacronismo lingüístico (1929).
De este conjunto se destacan dos obras fundamentales como son, la primera, el Glosario de Voces indígenas de Venezuela, publicada en 1921 junto con el estudio de las Voces Geográficas de Venezuela como trabajo complementario. La segunda, el Glosario del bajo español en Venezuela, que fue publicada en el año de la muerte del autor, 1929.
El propósito fundamental de los Glosarios del bajo español en Venezuela es explicar las voces regionales ordinarias de Venezuela y no admitidas por la Real Academia Española y, además, tal como lo expresa el propio Alvarado, “casi todas las repúblicas hispanoamericanas tienen diccionarios de sus voces corrientes y modismos” (Alvarado, op.cit.: 481–1).
INICIOS DE LOS GLOSARIOS
Antes de Alvarado, diversos autores estimables y respetables dentro de la lexicografía venezolana, ya habían producido y publicado estudios, algunos de ellos fragmentarios y otros de carácter didáctico o polémico sobre la lengua criolla, pero que no llenaban las aspiraciones que Lisandro Alvarado se proponía como objetivo, como lo era el estudio exhaustivo del léxico popular en forma de diccionario, tal como lo había emprendido la mayor parte de las repúblicas latinoamericanas.
El estudio fechado el año de 1903 en Guanare, pero publicado en Caracas el 15 de enero de 1904 en la revista “El Cojo Ilustrado”, denominado Ideas sobre la evolución del español en Venezuela, involucra algunos principios que encaminan al autor para la elaboración de los futuros glosarios: el de las voces indígenas, publicado en 1921, y los contenidos en la obra de 1929, que comprenden las Acepciones especiales y los Glosarios del bajo español en Venezuela.
A partir de estas consideraciones, Alvarado muestra la intención que persigue en cuanto a la inclusión de los vocablos que han de figurar en el diccionario, concebido sobre la base de “unas tres mil voces anotadas en el glosario particular”, en el conocimiento de privilegiar las voces de uso conocido y popular y luego las acepciones especiales “que el señor Cuervo llama impropias” (Alvarado, op. cit. p. 474).
La preocupación que mueve a Alvarado a emprender la monumental y prodigiosa obra lexicográfica a la que dedicó veinte años de su vida, lo llevó a recorrer casi todo el país, recolectando palabras y estudiando en el terreno la realidad nacional: sus paisajes, la fauna, la flora, las costumbres y tradiciones populares, la manera de hablar de los pobladores, el léxico del llano, la montaña, el litoral, y el de los pueblos indígenas que conoció y cuya lengua estudió de primera mano y aun en la literatura nacional, para dejar como legado una obra fundamental y hermosa en nuestro país. (Fundación Polar, 1998).
EL MÉTODO
El método empleado por Lisandro Alvarado es el de catalogar y definir las voces recogidas “en nuestra patria con el doble objeto, y ello cuando fuere posible, de establecer su antigüedad y abolengo y de señalar su uso apropiado en el país, bien entre el vulgo, bien entre literatos…”(Alvarado, 1984: 25–1). Dicha técnica de investigación consistía, en primer término, en la recolección directa de la voz y en segundo término la catalogación y el análisis de las unidades léxicas recogidas.
En muchas oportunidades, la voz era conseguida directamente por Alvarado en documentación literaria y en otras ocasiones por medio de informantes. Pérez (1988), citando al Epistolario, Obras Completas, (1958), refiere este último caso, el método de recopilación por informantes, en carta que Lisandro Alvarado, en 1882, le escribiera a su hermano Aníbal:
Escríbele al padre Silva, de Sanare, pidiéndole, en nombre mío, una lista, tan completa como pueda, de voces indígenas o corrompidas, tanto del mismo Sanare como de la Cordillera, Tocuyo, etc., y de los refranes vulgares que él haya oído, que no estén en el diccionario de la Academia, se entiende. Para mayor claridad, puede empezar a continuación de cada palabra o refrán el nombre del sitio en que la haya oído, en abreviatura (…)”. (p. 119–120).
El método de trabajo, la técnica de investigación y el sistema de redacción de las cédulas, son para los dos Glosarios, los mismos. En este sentido, Alvarado utiliza cédulas referentes a la fauna y la flora y cédulas u objetos materiales, expresiones populares, etc. Unas y otras se estructuran en base a patrones de acuerdo al tipo. Bien sea en cuanto taxonomía, seguida de una descripción científica. Luego indica las referencias bibliográficas científicas y literarias y en algunos casos los contextos bibliográficos donde se ubica la información explicativa sobre el término estudiado, para después señalar los sinónimos y las formas usuales en que se denominan las voces, para finalizar con la extensión geográfica de la palabra (Garmendia, 2007).
Demás está destacar que estos y otros procedimientos sistemáticos utilizados por Alvarado en sus destacadas obras, representan el aporte al primer registro de magnitud científica sobre los venezolanismos, lo que implica una ruptura con los métodos asistemáticos y puristas de la Academia Venezolana de los tiempos de Calcaño y Rivodó. En este sentido, Alvarado comprende, como adelantado de su época, que un diccionario de venezolanismos o provincialismos sería un elemento necesario para la comprensión y el entendimiento del ser venezolano desde un punto de vista etnográfico.
REFERENCIAS
Alvarado, L. (1984). Obras completas. Caracas: Fundación La Casa de Bello.
Diccionario de Historia de Venezuela [Multimedia en DC. (2000). Disponible: Fundación Polar.
Garmendia, Omar (2008). Lisandro Alvarado y la lexicografía científica en Venezuela. Barquisimeto: Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Ediciones del Rectorado.
Pérez, F. (1988). Historia de la lingüística en Venezuela desde 1872 hasta 1929. San Cristóbal. Universidad Católica del Táchira.