Los pueblos cuatricentenarios del estado Lara

Yolanda Aris
Cronista oficial del Municipio Palavecino

En el año 2020, se cumplen cuatrocientos años de la fundación hispana de un grupo de pueblos a lo largo de lo que fue la provincia de Venezuela


La con­quista y col­o­nización de Améri­ca fue un pro­ce­so lento, orga­ni­za­do por la Coro­na Españo­la con el apoyo de la Igle­sia Católi­ca. Los nuevos ter­ri­to­rios a los que lle­garon los españoles en 1492 fueron denom­i­na­dos ini­cial­mente como Nue­vo Mun­do, ya que era difer­ente a lo que conocían. Luego se lla­maron Indias Occi­den­tales, para difer­en­cia­r­las de las Indias que qued­a­ban al ori­ente, las que bus­ca­ba Colón. Final­mente, se llamó Améri­ca, por el expe­di­cionario y nave­g­ante Améri­co Vespucio.

La monar­quía españo­la por dere­cho de primer ocu­pante, se adueñó de las tier­ras y fue pro­gre­si­va­mente demar­can­do y con­for­man­do Vir­reinatos, Cap­i­tanías Gen­erales y Provin­cias. Para jus­ti­ficar legal­mente la pos­esión de las tier­ras des­cu­bier­tas, el Papa Ale­jan­dro VI dic­tó tres bulas, donde les con­cedió el dominio sobre tier­ras des­cu­bier­tas y por des­cubrir, en las islas y tier­ra firme del mar Océano, por ser tier­ras de infieles, ya  que él, como Vic­ario de Cristo en la tier­ra, tenía potes­tad para hac­er­lo; con la obligación de los reyes a evan­ge­lizar las tier­ras con­ce­di­das. Estas bulas, per­mi­tirán una empre­sa com­par­ti­da entre la Coro­na Españo­la y la Igle­sia Católi­ca, y con­sti­tuyen un primer hito del dere­cho indi­ano, al estable­cer la cate­quización de los indígenas.

Fran­cia, Holan­da e Inglater­ra igno­raron estas dis­posi­ciones por lo que ocu­paron algu­nas ter­ri­to­rios para sí. Por­tu­gal, nego­ció con los Reyes Católi­cos logran­do el Trata­do de Torde­sil­las en 1494, donde se establece que las tier­ras a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde serían de Por­tu­gal, lo que le per­mi­tió pos­e­sion­arse de parte de las tier­ras del actu­al Brasil, que luego extendió.

 Las provin­cias fueron entre­gadas medi­ante las lla­madas Capit­u­la­ciones, a expe­di­cionar­ios con el car­go de Gob­er­nador y Capitán Gen­er­al, es decir, con autori­dad civ­il y mil­i­tar; con la final­i­dad de explo­rar, con­quis­tar, fun­dar pobla­ciones y explotar las riquezas; lo cual le garan­ti­z­a­ba a la Coro­na ingre­sos a través de impuestos. Es con el Rey Car­los I de España, que tam­bién era, Car­los V de Ale­ma­nia, cuan­do comen­zaron a con­for­marse y entre­garse las provin­cias del actu­al ter­ri­to­rio vene­zolano en el siglo XVI. 

Car­los I de España, creó en 1525, la Provin­cia de Mar­gari­ta que entregó a Marce­lo Vil­lalo­bos; la Provin­cia de Venezuela en 1528, cedi­da al grupo alemán Welser, en pago a deu­das que había con­traí­do con ellos, quienes la admin­is­traron durante 16 años, (1528–1544); y en 1529, creó la Provin­cia de Trinidad otor­ga­da a Anto­nio Sedeño. Más tarde, El Rey Felipe II, en 1568, creó la Provin­cia de Nue­va Andalucía o Cumaná entre­ga­da a Diego Fer­nán­dez de Ser­pa, y la de Guayana a Gon­za­lo Jiménez de Quesada.

En el siglo XVII, Felipe IV creó en 1622, la Provin­cia de Méri­da, La Gri­ta o Mara­cai­bo entre­ga­da a Fran­cis­co de Cáceres. En el siglo XVIII, Car­los III en 1786, creó la Provin­cia de Bari­nas sep­a­rán­dola de la de Maracaibo.

Fun­dación de ciudades

El his­to­ri­ador Dr. Guiller­mo Morón, en su libro His­to­ria de la Provin­cia de Venezuela, expli­ca las fas­es del pro­ce­so de con­quista y col­o­nización, efec­tu­a­do en Venezuela por la Coro­na Españo­la, para con­sol­i­dar y legit­i­mar su dominio en estas tier­ras, señala que: “…el poblamien­to de la Provin­cia de Venezuela se hizo de man­era sis­temáti­ca, primero con la fun­dación  de ciu­dades; se com­ple­men­tó con la creación de pueb­los, espe­cial­mente los cin­cuen­ta que fundó el Gran Gob­er­nador Fran­cis­co de la Hoz Berrío;  y por últi­mo los estable­ci­dos por los capuchi­nos, bien des­de sus fun­da­men­tos o sólo para for­t­ale­cer­los como doc­tri­nas.” (p. 388) 

Las ciu­dades de blan­cos españoles fueron la base de sus­tentación de las provin­cias. Se ocu­pa­ba la tier­ra y se legal­iz­a­ba la propiedad de la Coro­na en esos espa­cios. Morón dice: “…En cada uno de los ter­ri­to­rios bási­cos fue fun­da­da una, que a la vez servía como pun­to de par­ti­da para otra…las ciu­dades dieron for­ma y fuerza a la provin­cia…” (p. 309). 

Morón, establece que las ciu­dades durante la colo­nia eran fun­dadas con el pro­to­co­lo estable­ci­do entre la Monar­quía y la Igle­sia: se nom­bra­ban sus autori­dades, es decir,  el cabil­do, con sus alcaldes y regi­dores, y se hacía entre­ga de las tier­ras urbanas en la ciu­dad y el repar­timien­to de tier­ras rurales para las activi­dades agrí­co­las y de cría, se otor­ga­ban encomien­das (gru­pos de indí­ge­nas como mano de obra) a los veci­nos fun­dadores, se señal­a­ba el lugar de la igle­sia, la plaza y el cemente­rio, entre otros. 

La fun­dación de ciu­dades ini­ció en el siglo XVI por el ori­ente de Venezuela, ya que allí, fue donde arribó Cristóbal Colón y donde se pro­du­jo la primera activi­dad económi­ca colo­nial;  la extrac­ción de per­las. Macuro fue la primera tier­ra con­ti­nen­tal que pisó Colón. En la Provin­cia de Mar­gari­ta, la primera ciu­dad fue Nue­va Cádiz, en la isla de Cubagua, pobla­da en 1512,  pero, ago­tadas las per­las en la déca­da de los trein­ta y a raíz  de un ter­re­mo­to en 1541, fue despobla­da. En 1524 se fundó La Asunción. 

La Provin­cia de Trinidad anex­a­da a la Cap­i­tanía Gen­er­al de Venezuela en 1777,  la perdió España, al ocu­par­la los ingle­ses en 1797. En la Provin­cia de Nue­va Andalucía o Cumaná, Fray Anto­nio Mon­tesino en 1568 fundó Nue­va Cór­do­ba o Cumaná; y en la Provin­cia de Guayana, Anto­nio Berrío fundó San­to Tomás de Guayana en 1592. La Provin­cia de Venezuela fue el espa­cio ter­ri­to­r­i­al con may­or número de ciu­dades fun­dadas en el siglo XVI, donde se con­sol­i­dará la col­o­nización en nue­stro país, por la per­ma­nen­cia de esas ciu­dades, y más tarde con el apoyo logra­do, con los pueb­los de doc­t­ri­na estable­ci­dos por Fran­cis­co de la Hoz Berrío en 1620. 

La primera fase de col­o­nización, la con­sti­tuyeron las ciu­dades fun­dadas por veci­nos españoles. Coro erigi­da por Juan de Ampíes en 1528 como una  ranchería y con­ver­ti­da en ciu­dad  por Ambro­sio Alfin­ger en 1529 al des­ig­nar el cabil­do, fue la primera ciu­dad  en la Provin­cia de Venezuela y sede del Obis­pa­do en 1532.  Juan de Car­va­jal en 1545, fundó El Tocuyo, que se con­vir­tió en sede de la gob­er­nación, cap­i­tal de la provin­cia durante 30 años (1546–1576), y en el cen­tro de irra­diación para la fun­dación  de varias ciu­dades, entre ellas, Bor­bu­ra­ta en 1549, que fue más tarde despoblada. 

Las ciu­dades de blan­cos fun­dadas en el siglo XVI, en esta provin­cia fueron: Bar­quisime­to por Juan de Vil­le­gas en 1552 con 40 veci­nos; Valen­cia (1553); Tru­jil­lo (1558); Méri­da (1558); San Cristóbal (1561); Cara­balle­da (1567);  Cara­cas (1567); Mara­cai­bo (1569), con el antecedente de Ambro­sio Alfin­ger en 1529; Caro­ra (1569);  La Gri­ta (1576); Bari­nas (1577); La Guaira (1589); y Gua­nare (1591). Todas  con­for­madas con un bajo número de españoles

Bar­tolomé de las Casas es sím­bo­lo de denun­cia y pro­tec­ción. Es así como uno de sus dis­cur­sos más cele­bres dibu­jan el carác­ter de este fraile domini­co: “No y mil veces no, ¡paz en todas partes y para todos los hom­bres, paz sin difer­en­cia de raza!”.

El Rég­i­men de la Encomienda

En el pro­ce­so de fun­dación de una ciu­dad, ya se ha señal­a­do, que se entre­ga­ban tier­ras (repar­timien­tos) y  gru­pos de indí­ge­nas (Encomien­das), a los veci­nos fun­dadores. El Dr. Reinal­do Rojas en su libro El Rég­i­men de la Encomien­da en Bar­quisime­to Colo­nial, expli­ca que la encomien­da, o grupo de indí­ge­nas entre­ga­dos como mano de obra gra­tui­ta, era un trib­u­to que recibía el encomendero. Los indí­ge­nas oblig­a­dos a tra­ba­jar para él, eran una con­tribu­ción, un ben­efi­cio, que le era dado al fun­darse la ciu­dad, los cuales esta­ban reunidos y con­tro­la­dos bajo su poder en su hacienda.

Cuan­do se creó el Rég­i­men de la Encomien­da, para que los veci­nos uti­lizaran el tra­ba­jo del indí­ge­na, la Coro­na Españo­la adquir­ió el com­pro­miso con la Igle­sia Católi­ca, de cris­tianizar­los. Por lo que en la recopi­lación de las Leyes de Indias, la primera ley, establecía la obligación de los encomenderos de proveer de min­istros, que instruye­sen a los indí­ge­nas de la doc­t­ri­na cris­tiana, les admin­is­traran los san­tos sacra­men­tos y les enseñaran a vivir según la man­era española.

Sin embar­go,  la exten­sión y lejanía de los ter­ri­to­rios, la can­ti­dad de indí­ge­nas en las encomien­das, escasez de sac­er­dotes, la rebeldía indí­ge­na, difi­cul­tades de comu­ni­cación, y el pre­do­minio del interés económi­co, por aprovechar al máx­i­mo el tra­ba­jo indí­ge­na; impi­dieron el cumplim­ien­to de estas dis­posi­ciones en la provin­cia de Venezuela por parte de los encomenderos. 

Morón men­ciona, que en 1562, después de 34 años de la creación de la Provin­cia de Venezuela, el Gob­er­nador Pérez de Man­zane­do, hizo un bal­ance de la población de este ter­ri­to­rio con estas pal­abras: “…en esta gob­er­nación ay siete pueb­los de españoles y en todos ellos has­ta cien­to y seten­ta vezi­nos…” (p. 378–379).  Las ciu­dades eran: Coro, El Tocuyo, Bor­bu­ra­ta, Bar­quisime­to, Valen­cia, Tru­jil­lo y Mérida.

Los sac­er­dotes vis­ita­ban las encomien­das trasladán­dose de un lugar a otro, por lo que se les denom­inó par­ro­quias con sedes ambu­lantes. Modal­i­dad orga­ni­za­da por este Obis­po que se dedicó a fun­dar con­ven­tos y a hac­er vis­i­tas pas­torales para ver­i­ficar el avance de la cris­tian­ización en su jurisdicción. 

En el siglo XVI, las úni­cas ciu­dades fun­dadas en el actu­al Esta­do Lara eran El Tocuyo (1545), Bar­quisime­to (1552) y Caro­ra (1569). El sis­tema de encomien­das en la región Bar­quisimetana se ini­ció en 1552, con el repar­to que hizo Juan de Vil­le­gas en Nue­va Segovia, en su primer asien­to en Buría, de 51 encomien­das a 39 veci­nos. El espa­cio o área de influ­en­cia for­ma­da por las encomien­das,  com­prendía su jurisdicción.

Fun­dación de pueb­los de doctrina

Los pueb­los en la Provin­cia de Venezuela, sur­girán a par­tir del siglo XVII, y tienen dos orí­genes: por ini­cia­ti­va de gob­er­nadores, es decir,  sobre la base indí­ge­na a través de las encomien­das, for­man­do pueb­los de doc­t­ri­na, y por la de los misioneros capuchi­nos, orig­i­nan­do pueb­los de misión. 

La primera dis­posi­ción en relación a los pueb­los como tales, como agru­pa­ciones dis­tin­tas a las ciu­dades, y que mantienen la estruc­tura políti­ca de la provin­cia, señala Morón, que emanó del Gob­er­nador Mazarie­gos; quien obe­decía la Real Cédu­la de Madrid del 4 de agos­to de 1574, donde se mand­a­ba jun­tar a los indios en pueb­los. (p. 379). Agre­ga, que otro inten­to de cumplir con la orden de reducir a los indios a pueb­los, se hizo en 1609 durante el gob­ier­no de Alquiza. (p. 381) Ningu­na de ellas  se concretó.

El Padre Her­mann González Oropeza en su tra­ba­jo sobre La Igle­sia en la Venezuela His­páni­ca, señala: “Una doctrina…vino a ser el tér­mi­no con el que se des­igna­ba en otra for­ma a un pobla­do indí­ge­na; des­de el pun­to de vista canóni­co, las doc­tri­nas eran par­ro­quias para indí­ge­nas…” (p. 62). En el siglo XVI y en las dos primeras décadas del XVII, las doc­tri­nas estable­ci­das no tuvieron población cabecera.

El Rey Felipe III, emi­tió unas Cédu­las Reales el 16 de abril de 1618 en Madrid, y nue­va­mente el 4 de octubre de ese mis­mo año, donde se hacía la solic­i­tud de reunir a los indios en pueb­los, orde­nan­do al Gob­er­nador y al Obis­po que tomaran aque­l­los que se encon­tra­ban dis­per­sos en las encomien­das, y man­dan­do a los encomenderos a prestar su apoyo para conformarlos. 

Fran­cis­co de la Hoz Berrío, con­quis­ta­dor español naci­do en tier­ras amer­i­canas, Gob­er­nador de la Provin­cia de Venezuela, des­de el 15 de junio de 1616 has­ta el 14 de julio de 1622, acordó con el Obis­po Fray Gon­za­lo de Angu­lo, quien había toma­do pos­esión de la Dióce­sis de Coro el 29 de junio de 1619; cumplir estas dis­posi­ciones, lle­van­do a cabo el cometi­do, él mis­mo, y tam­bién despachan­do Jueces Pobladores, para reducir o agluti­nar a los indí­ge­nas en los pueb­los orga­ni­za­dos por los españoles. (p. 381)

Los pueb­los de doc­t­ri­na como pro­duc­to de la reduc­ción o agru­pación de los indí­ge­nas de las encomien­das debían ser sostenidas por los encomenderos, pero pocos cumplían con esta dis­posi­ción. Debían con­stru­ir la igle­sia con su plaza al frente y dotar­la con sus orna­men­tos, la sac­ristía, el cemente­rio y casa para los curas doc­trineros y ced­er los espa­cios señal­a­dos para ello; si no, serían san­ciona­dos con mul­tas  en oro y con exco­mu­nión. Todo ello, con­forme a la traza y pau­tas de una ciu­dad de españoles.

La fun­dación de los pueb­los de doc­t­ri­na, que eran exclu­si­va­mente para indí­ge­nas, no se difer­en­cia­ba mucho de la for­ma y pro­ced­imien­to en que se fund­a­ban las ciu­dades que eran para españoles. Ambro­sio Per­era en el tomo I de His­to­ria de la Orga­ni­zación de los Pueb­los Antigu­os de Venezuela,  nos expli­ca el rito que se efectuaba:

“…el Juez Poblador…Hincaba en el sue­lo el tradi­cional rol­lo y pre­gunt­a­ba por tres veces en alta voz si había quien con­tradi­jera la pos­esión y no habién­dola, daba con su espa­da desnu­da tres golpes en el rol­lo en señal de pos­esión, tal como se prac­ti­ca­ba en la fun­dación de ciu­dades.”(p. 62)

Desta­ca este autor, que Fran­cis­co de la Hoz Berrío recor­rió el ter­ri­to­rio de la Provin­cia de Venezuela entre 1619 a 1621, vis­i­tan­do las encomien­das, los sitios indí­ge­nas y fun­dan­do per­sonal­mente o medi­ante comi­sion­a­dos espe­ciales, los pueb­los de doc­t­ri­na en las cer­canías o juris­dic­ciones de las tres ciu­dades fun­dadas exis­tentes en el actu­al esta­do Lara: El Tocuyo, Bar­quisime­to y Caro­ra.  Con­tribuyó el Obis­po Fray Gon­za­lo de Angu­lo para reg­u­lar la parte ecle­siás­ti­ca, la doc­t­ri­na. (p. 381).

Agre­ga que, en el siglo XVII, el ras­go fun­da­men­tal fue el poblamien­to y la cate­quización. Como se trata­ba de reducir los indí­ge­nas a pueb­los para adoc­tri­nar­los mejor, éstos se llam­a­ban pueb­los de doctrina.

Cas­co de bronce de un sol­da­do español del siglo XVI, en el Museo de Améri­ca de Madrid (España)

(Pueb­los  de doc­t­ri­na. Toma­do de Reinal­do Rojas. El Rég­i­men de la Encomien­da en Bar­quisime­to Colonial.1530–1810)

Reinal­do Rojas señala, que la encomien­da será la insti­tu­ción que impul­sará el poblamien­to,  medi­ante la suje­ción de los indí­ge­nas a los pueb­los de doc­t­ri­na y mis­ión crea­d­os por el Esta­do Español y la Igle­sia. Durante 70 años estu­vieron agru­pa­dos bajo el poder de los encomenderos (1552–1620). 

La difer­en­cia entre los pueb­los de doc­t­ri­na y los pueb­los de mis­ión, es que los primeros se con­for­man en base a las encomien­das, mien­tras los segun­dos requerían de las entradas o cac­erías de indí­ge­nas en sus lugares de ori­gen para lle­var­los y fun­dar en otro lugar el pueblo de mis­ión, aten­di­do por misioneros.

En la juris­dic­ción de El Tocuyo, espa­cio com­pren­di­do por las encomien­das entre­gadas, Fran­cis­co de la Hoz Berrío fundó 7 pueb­los de doc­t­ri­na: San Anto­nio de los Naran­jos de Humo­caro Alto, Nues­tra Seño­ra del Rosario de Humo­caro Bajo, San Felipe de la Mon­taña y Bar­ba­coa, San­ta Ana de Sanare, San Miguel de Cubiro, San­ta Cruz de Guari­co, y San Fran­cis­co de la Otra Ban­da, que pron­to desa­pare­ció. En la juris­dic­ción de Caro­ra fundó 4 pueb­los de doc­t­ri­na: San José de Siquisique, San­ti­a­go de Río Tocuyo, Nues­tra Seño­ra de la Chiquin­quirá de Aregue y San Miguel de los Aya­manes de cor­ta duración.

En la juris­dic­ción de Bar­quisime­to, fundó 9 pueb­los de doc­t­ri­na que abar­ca­ba los ter­ri­to­rios de los actuales munici­pio Irib­ar­ren, Cre­spo, Palave­ci­no y Simón Planas del esta­do Lara, y tam­bién espa­cios del esta­do Yaracuy y Por­tugue­sa. Fueron ellos: San Miguel de Acarigua, San Juan Bautista de Dua­ca, San Juan Bautista de Urachiche, San Jerón­i­mo de Cocorote, San José de Gua­ma, San­ta Catali­na de Cuara, San Anto­nio de Berrío y San­to Tomás de la Calera. Estos tres últi­mos de cor­ta duración.   Berrío fundó per­sonal­mente, la may­oría de los pueb­los de la juris­dic­ción de Bar­quisime­to, entre ellos: Cocorote, Cuara, Urachiche, Acarigua, Quí­bor y Sanare.

El Padre Ren­zo Beg­ni, en su obra Igle­sia-Bar­quisime­to, sobre los pueb­los desa­pare­ci­dos de San Fran­cis­co de la Otra Ban­da y San­to Tomás de la Calera, señala:

“San Fran­cis­co de la Otra Ban­da fue un pueblo de doc­t­ri­na de indios fun­da­do en orden del Gob­er­nador don Fran­cis­co de la Hoz Berrío, en 1620 en la otra ban­da del río Tocuyo, cer­ca de la ciu­dad madre…de este pueblo se habla en var­ios doc­u­men­tos del tiem­po; hubo algún inten­to de asien­to del pueblo aunque muy efímero…a los pocos años desa­pare­ció com­ple­ta­mente y de él no que­da ningún recuer­do sólo el nom­bre en los doc­u­men­tos.” (p. 76)

Y agre­ga:

“San­to Tomás de la Calera era un pueblo de  doc­t­ri­na de indios gay­ones, tenía su asien­to muy vari­able en el ter­ri­to­rio del actu­al valle de Sarare hacia el río Auro. Ya tenía cier­ta orga­ni­zación pues había un cura des­ti­na­do a su cuida­do espir­i­tu­al. El esti­lo de vida muy andariego de los gay­ones nun­ca le per­mi­tió una vida estable. Ya en 1643 había desa­pare­ci­do según con­s­ta en algún doc­u­men­to de la época. Sus habi­tantes en partes dis­per­saron en los montes y en los llanos, y en parte fueron a for­mar el pueblo de San­ta Rosa del Cer­ri­to, que nació exac­ta­mente en 1671 por obra de los misioneros capuchi­nos en ese cer­ri­to cer­ca de Bar­quisime­to donde todavía tiene su asien­to.” (p. 76–77)

Los pueb­los de doc­t­ri­na se fun­daron en 1620, alrede­dor de las diez ciu­dades exis­tentes en la Provin­cia de Venezuela para res­guardar, man­ten­er y afin­car las ciu­dades, medi­ante la pro­duc­ción agrí­co­la y ganadera, desar­rol­la­da por los indí­ge­nas, que per­mi­tiría abaste­cer­las de ali­men­tos, y de esa man­era, for­t­ale­cer la col­o­nización y el poblamien­to de esta provincia.

Facil­itó y poten­ció la mis­ión evan­ge­lizado­ra de la Igle­sia sobre los indí­ge­nas, al ten­er­los agru­pa­dos en pueb­los y no dis­per­sos en las encomien­das, y logró el some­timien­to de los indí­ge­nas al mod­i­ficar o susti­tuir, sus tradi­ciones, idioma, religión, for­ma de tra­ba­jo y cul­tura por la española.

Fran­cis­co de la Hoz Berrío jun­to al Obis­po Fray Gon­za­lo de Angu­lo, fundó cin­cuen­ta pueb­los con indí­ge­nas de las encomien­das, sin embar­go, su gob­ier­no es prác­ti­ca­mente descono­ci­do en nues­tra his­to­ria, ha sido mar­gin­a­do y poco se ha difun­di­do su tra­ba­jo como con­quis­ta­dor, sub­yu­gador, repoblador y orga­ni­zador del ter­ri­to­rio nacional. Guiller­mo Morón, señala que el Obis­po Angu­lo dice que para jus­ti­ficar la fun­dación de los pueb­los  de doc­t­ri­na se le hacía enten­der a los indígenas:

…que las pobla­ciones se hacen por su bien, para que ten­gan más conocimien­to de la San­ta Fe, vivan con más policía, (vig­i­lan­cia), para que los encomenderos no los puedan tratar mal, ni cas­ti­gar, ni hac­er los tra­ba­jos más de los tres  días estip­u­la­dos… (p. 64)

En 1620 al estable­cerse los pueb­los de doc­t­ri­na, en base a los indí­ge­nas encomen­da­dos, fis­cal­iza­dos por la Igle­sia y el Esta­do, se pro­du­jo la segun­da fase de la col­o­nización, y sur­girán orde­nan­zas y los res­guar­dos indí­ge­nas.  Fran­cis­co de la Hoz Berrío con­sti­tuyó una Jun­ta Redac­to­ra de trein­ta y cua­tro  orde­nan­zas que reg­u­la­ban la vida públi­ca com­pues­ta por rep­re­sen­tantes de las diez  ciu­dades más impor­tantes de la Provin­cia de Venezuela.

Entre otras  dis­posi­ciones, estable­ci­das en las orde­nan­zas esta­ba: la con­struc­ción de la igle­sia y pago del cura de la doc­t­ri­na por parte del encomendero; las niñas has­ta los 10 años y los niños has­ta los 12 oirán la doc­t­ri­na y no podrán ser uti­liza­dos por los encomenderos; las mujeres  no tra­ba­jarán: los indí­ge­nas pagarán como trib­u­to 3 días de tra­ba­jo para el encomendero y ten­drán 3 días para  sus propias labran­zas; tra­ba­jarán des­de la sal­i­da del sol has­ta que se oculte, con 3 horas de des­can­so a mediodía.

Este año 2020, arrib­an a 400 años de fun­dación his­pana, 16 pueb­los de doc­t­ri­na que sub­sis­ten has­ta hoy, fun­da­dos por Fran­cis­co de la Hoz Berrío, en el esta­do Lara, en base a las encomien­das entre­gadas al fun­darse las ciu­dades de El Tocuyo, Bar­quisime­to y Caro­ra. La may­oría de estas pobla­ciones, hoy son cap­i­tales de los municipios.


Fuentes Bib­li­ográ­fi­cas consultadas
Fray Pedro Simón. Noti­cias His­to­ri­ales de Venezuela. Bib­liote­ca Ayacu­cho. Cara­cas, 1992. 171 p.
González Oropeza, Her­mann. La Igle­sia en la Venezuela His­páni­ca. Cur­so de For­ma­ción Socio-Políti­ca. No. 32. Cen­tro Gumil­la. Cara­cas, 1993. 86 p.
Per­era, Ambro­sio. His­to­ria de la Orga­ni­zación de los Pueb­los Antigu­os de Venezuela. Tomo I.  Edit. C. T. P. San Juan de los Mor­ros, 1954. 323 p.
Ren­zo Beg­ni. Igle­sia-Bar­quisime­to. Bar­quisime­to, 1986. 115p
Rojas, Reinal­do. El Rég­i­men de la Encomien­da en Bar­quisime­to Colo­nial. 1530–1810. Bib­liote­ca de la Acad­e­mia Nacional de la His­to­ria. Fuentes para la His­to­ria Colo­nial de Venezuela. Cara­cas, 1992. 279 p.

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Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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