Breve historia sobre la fundación de El Tocuyo
Luis Alberto Perozo Padua
Periodista especializado en crónicas históricas
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Se considera la ciudad madre de Venezuela, la tercera en fundación pero la primera que se establece en el interior del territorio venezolano con propósitos de permanencia bajo la fundación agrícola y ganadera
Se llamó inicialmente Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción del Tocuyo, y fue fundada el 7 de diciembre de 1545 por el conquistador Juan de Carvajal.
En tiempos prehispánicos fue espacio territorial de algunas etnias indígenas (principalmente Gayonas), y que luego, en el período colonial y hasta mediados del siglo XIX, comprendía todo el territorio que hoy conforma el municipio Morán (hasta 1925 distrito Tocuyo), el municipio Jiménez (Quíbor y Cubiro), el municipio Andrés Eloy Blanco (Sanare y Yacambú), el municipio El Paraíso (Chabasquén, estado Portuguesa) y Curarigua, perteneciente al municipio Torres.
La nueva ciudad (El Tocuyo) quedó asentada en un sitio estratégico que, además de ruta de paso hacia el interior de la provincia, estaba a salvo de piratas y corsarios.
En 1563 le fue otorgado el título de «Muy Leal Ciudad de El Tocuyo». Juan Pérez de Tolosa instaló allí los primeros telares, donde se utilizaron indios tejedores bajo el sistema de obrajes, produciéndose el célebre «Lienzo Tocuyo», usado tanto en América como en Europa.
En 1760 El Tocuyo tenía entre su ciudad y el campo inmediato, una población de 6.645 habs. pero si agregamos los pueblos de su jurisdicción, tendríamos un total de 9.525 habitantes.
Pero, quién era Juan de Carvajal
La empresa fracasó en su primera expedición, pues naufragó antes de llegar a su destino. Posteriormente, Carvajal fue relator de la Audiencia de Santo Domingo y esta lo nombró gobernador y capitán general de la Provincia de Venezuela.
Felipe von Hutten es asesinado
En 1546, volvía a Coro el capitán general Philipp von Hutten y al pasar por El Tocuyo, se enteró de que Carvajal había sido nombrado como su sustituto. Por dicha razón Von Hutten se encolerizó y le pidió a Carvajal cuentas del porqué había fundado aquella ciudad.
Carvajal intentó explicarle, pero ambos se enzarzaron en una discusión de tono desagradable y sacaron las espadas, pero no llegaron a agredirse. Von Hutten quiso despoblar El Tocuyo y llevarse otra vez la gente a Coro.
Carvajal se opuso a las intenciones de Von Hutten, y mientras ambos discutían, Bartolomé Welser VI “el Joven” —hijo de Bartolomé Welser V “el Viejo”— quien acompañaba a Von Hutten, le dio a Carvajal con el palo de la lanza y lo tiró en el barro.
Acto seguido, los soldados expedicionarios desarmaron a los de Carvajal y se fueron a Coro, llevándose armas y caballos de aquellos que estaban con Carvajal. Este convocó a los suyos y salen contra von Hutten.
Al caer la tarde, los alcanzaron en el camino. Vuelven a producirse los insultos y las amenazas, esta vez más acaloradas y es cuestión de tiempo para que aquello se vuelva una batalla campal saliendo vencedores los de Carvajal, entre los que se pensó en un momento también participó Juan de Villegas. Carvajal ordenó a sus hombres que decapitaran a Von Hutten, a Bartolomé Welser y tres españoles más del escuadrón de los alemanes. Luego, Carvajal regresó a El Tocuyo.
Una muerte espantosa
La Real Audiencia de Santo Domingo se enteró de lo sucedido con Von Hutten. Al cabo de mes y medio, Carvajal fue arrestado por las fuerzas del juez Juan Pérez de Tolosa. En Coro se celebró un juicio de residencia.
El conquistador Juan de Carvajal, fue condenado a morir ahorcado en la ceiba de la plaza Mayor de El Tocuyo. El origen de la condena de carvajal tiene su asidero en el enfrentamiento constante con los Welser, quienes se vieron despojados de sus prerrogativas de explotar a los indígenas para su propio beneficio.
Ante tales acontecimientos, la Real Audiencia de Santo Domingo comisiona a Juan Pérez de Tolosa para que pase a El Tocuyo a seguirle juicio a Carvajal.
En el juicio, Carvajal acusó a la gente de los Welser de incumplir las cláusulas de las capitulaciones firmadas con el rey Carlos I, de hipotecar a los soldados por venderles alimentos, vestimenta y enseres a precios abusivos, además de evadir el porcentaje del oro que por el quinto correspondía a la Corona. Insistió también que durante las marchas perecieron más de seiscientos alemanes, mil españoles y unos seis mil indígenas que los acompañaban como porteadores.
El 16 de septiembre Pérez de Tolosa condena a Carvajal a «que sea sacado de la cárcel donde está, atado a la cola de un caballo y por la plaza de este Asiento sea llevado arrastrando hasta la picota y horca y allí sea colgado del pescuezo con una soga de esparto, o de cáñamo, de manera que muera de muerte natural». Se le condena, además, a pagar todos los gastos de la expedición que vino a prenderlo, todos los del proceso y lo restante se incauta a favor de la Cámara de su Majestad.
Se procedió a su ejecución el 17 de septiembre de 1546. Oídas sus declaraciones, el juez Pérez de Tolosa dictó sentencia el 16 de septiembre de 1546: