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Duaca, Quíbor, Sanare y Siquisique celebrarán Cuatricentenario

 

Juan José Peralta
Periodista


El próximo año 2020 numerosos pueblos de Lara y de Venezuela celebrarán 400 años de su fundación por Francisco de la Hoz Berrío, entre ellos San Juan Bautista del Valle de Duaca, Nuestra Señora de Altagracia de Quíbor, Santa Ana de Sanare, San José de Siquisique, Nuestra Señora del Rosario de Humocaro Bajo, San Antonio de Padua de los Naranjos de Humocaro Alto, Santa Catalina de Cuara y San Miguel Arcángel de Cubiro y otros más del estado Lara como Río Tocuyo y el apacible pueblo de Barbacoas.

FRANCISCO DE LA HOZ BERRÍO Y ORUÑA

En otras enti­dades cel­e­brarán Nues­tra Seño­ra de la Can­de­lar­ia de Turmero, San Joseph de Cagua, San Mateo, San Jerón­i­mo de Cocorote, San Miguel Arcán­gel de Acarigua, San Juan Bautista de Urachiche y San José de Gua­ma; entre otros. El 19 de agos­to de 1620, fundó Baru­ta, con el nom­bre de San Fran­cis­co de Paula y le solic­itó al juez poblador Diego Gómez de Salazar que fun­dara un pueblo de indios. Recono­ci­das fueron las orde­nan­zas que dio en Tru­jil­lo en 1621, en las que dejó instruc­ciones para que los indios se reunier­an en pueb­los y en las que se reit­er­aron las pro­hibi­ciones del ser­vi­cio personal.

No siem­pre el fun­dador fue Berrío en per­sona, por supuesto pero si fue el autor de la instruc­ción que orden­a­ba a un del­e­ga­do la fun­dación del pobla­do. La lista atribui­da al gob­er­nador y capitán gen­er­al de la Provin­cia de Venezuela entre 1616 y 1622 Fran­cis­co de la Hoz Berrío y Oruña es muy larga, quien para el his­to­ri­ador Rafael Arráiz Luc­ca “nadie fundó tal can­ti­dad de pueb­los en Venezuela y, es prob­a­ble, que tam­poco haya habido alguien de sim­i­lar fer­vor urbano en Améri­ca y, sin embar­go, son pocos los que advierten su paso por el mundo”.

Tem­p­lo de Sanare. El cojo Ilustra­do 1894

Este hon­or no hay man­era de escamoteárse­lo, sostiene el his­to­ri­ador. Hay per­son­ajes sobre los que se posa una nube de silen­cio inver­sa a la dimen­sión de sus realizaciones.

Hijo de Anto­nio de Berrío, gob­er­nador de la isla Trinidad y fun­dador de San José de Oruña y San­to Tomé de Guayana y de doña María de Oruña, Fran­cis­co de la Hoz Berrio y Oruña fue un mil­i­tar español naci­do supues­ta­mente en San­ta Fe de Bogotá en fecha descono­ci­da, gob­er­nador y capitán gen­er­al de la Provin­cia de Venezuela des­de el 12 de diciem­bre de 1615, entre 1616 y 1622.

Llegó a su des­ti­no, Cara­cas, el 15 de junio del año sigu­iente donde fue recibido por el saliente Gar­cía Girón y las autori­dades provin­ciales pero se con­sigu­ió un ambi­ente  entur­bia­do por las ten­sas rela­ciones exis­tentes con la Igle­sia por las difer­en­cias del man­datario susti­tu­i­do con el obis­po fray Juan de Bohorques, que duraron has­ta cuan­do este últi­mo fue traslada­do a México.

A par­tir de 1618, cuan­do lle­ga el nue­vo obis­po Gon­za­lo de Angu­lo tam­bién se reciben las Cédu­las Reales de Felipe III, de abril y octubre, que orde­nan “se jun­ten obis­po y gob­er­nador para reunir en pueb­los a los indí­ge­nas, reco­gien­do a los dis­per­sos en las encomien­das” y el sac­er­dote colab­o­ra en esta tarea como en el repar­to de tier­ras para los indí­ge­nas, con la fiebre del poblamien­to, cuan­do al gob­er­nador de la Hoz Berrío “lo dom­i­na la ver­tig­i­nosa empre­sa de la fun­dación de pueblos”.

Una vez toma­da pos­esión de la cap­i­tanía gen­er­al, el gob­er­nador de la Hoz Berrio ini­ció su perip­lo fun­dador de cin­co años fuera de Cara­cas y se sabe que ningún otro gob­er­nador tuvo en su haber un número de pueb­los fun­da­dos en tal can­ti­dad que sobrepasa el cen­te­nar, de lo cual quedó con­stan­cia gra­cias al escrib­ano Juan Luis de Ante­quera, quien lo acom­pañó en la dilata­da tarea y fir­mó su relación el 8 de junio de 1621.

Estación Dua­ca. Fer­ro­car­ril Bolívar

Este fue el ini­cio de la desapari­ción del sis­tema de encomien­das en Venezuela y el paso de una insti­tu­ción de dere­cho pri­va­do como éstas, a otra de dere­cho públi­co como eran los pueb­los que se orden­a­ba fun­dar, según Arráiz Luc­ca. No sólo se pro­ponía la reunión de los indí­ge­nas en pueb­los sino que estos, ubi­ca­dos alrede­dor de las ciu­dades, se bus­ca­ba fuer­an el sus­ten­to agrí­co­la y pecuario de las urbes. En su gestión el gob­er­nador de la Hoz Berrío estim­uló el aumen­to de los cul­tivos de taba­co y cacao.

Las ciu­dades fueron pen­sadas, agre­ga el his­to­ri­ador Arráiz, para los blan­cos penin­su­lares y los criol­los, mien­tras los indí­ge­nas per­manecían bajo tutela de los encomenderos en sus tier­ras y como ser­vi­cio domés­ti­co. “Lo que se bus­ca­ba era crear una red entre las ciu­dades y los pueb­los indí­ge­nas que artic­u­lara mejor la sub­sis­ten­cia agrí­co­la y poten­cia­ra la evan­ge­lización”. Se facil­ita­ba así la labor mision­era porque los arqui­tec­tos de estas nuevas pobla­ciones serían los curas, primero lo fueron los sac­er­dotes de la curia y luego la lle­ga­da de las órdenes reli­giosas en misiones.

Río Tocuyo

De allí se com­prende la creación de los lla­ma­dos pueb­los de indios, fun­da­dos como pequeñas urbes satélites de las ciu­dades entonces exis­tentes, El Tocuyo, Caro­ra, Bar­quisime­to, Tru­jil­lo, Valen­cia, Mara­cai­bo y Caracas.

Estando el gob­er­nador de la Hoz Berrío en su peri­patéti­ca labor fun­dado­ra fuera de Cara­cas, cuen­ta Arráiz Luc­ca, recibe el nom­bramien­to de su suce­sor, Juan de Tre­viño y Guil­la­ma, y después de la res­i­den­cia de rig­or se embar­ca hacia España, pero fal­l­e­ció durante el via­je en un naufra­gio cer­ca de La Habana, en 1622.

CorreodeLara

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