El asalto a la Oficina de Telégrafos por la resistencia antiperezjimenista
Freddy Torrealba Z.
Escritor e investigador
LOS DOS PRIMEROS AÑOS del régimen del general Marcos Pérez Jiménez han sido catalogados por algunos historiadores como una “dictablanda”. En ese sentido se toma en cuenta la intensidad de la represión desatada contra la resistencia de los partidos AD y PCV. Desde esos parámetros es a partir de 1950 cuando arrecia la violencia del régimen de facto. Así queda al denudo su carácter sanguinario y criminal. En ese contexto se produce la ocupación en Barquisimeto, por varios militantes de AD, de la Oficina de Telégrafos.
Acción Democrática es el partido más golpeado por la represión desatada por la dictadura dada su condición de poderoso partido de masas que lo hacía el enemigo principal a vencer. Ello ocurre a partir del día del derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos el 24 de noviembre de 1948.
En 1950 se iniciaba una segunda etapa en la que se intensificaba la represión que le confiere perfil definido a la dictadura. Al cumplirse el primer año de su instauración la cifra de presos políticos en Lara llegaba aproximadamente a los 200 pero la dictadura lo negaba descaradamente. Es más, Pérez Jiménez toda la vida rechazó la existencia de presos políticos durante su gobierno.
Según el cronista de la fotografía, Carlos Guerra Brandt, el edificio del Correo y Telégrafo estuvo en pie hasta 1964, cuando el Gobierno de Lara, a cargo de Miguel Romero Antoni, firmó el polémico ejecútese de su demolición para darle paso a la ampliación de la Calle del Comercio (av 20)
El aventurerismo
En las filas de la resistencia adeca cundía la desesperación y angustia, un hecho que se acentuó tras el envío a las terribles Colonias Móviles de El Dorado de un grupo de presos de AD en su mayoría profesionales y estudiantes. Aquel era un trato humillante pues se les consideraba presos comunes con el fin de desmoralizarlos.
Esa situación condujo a la dirección del Comité Ejecutivo Nacional a cometer errores entre estos el del aventurerismo armado desligado de las acciones y trabajo de masas. Ello era reflejo de la línea violenta que en el seno del CEN se había impuesto encabezada por Carlos Berhin, Secretario agrario nacional. Su consigna lo dice todo: “Todo el poder a costa de lo que sea”.
En esa peligrosa desviación incurrió la máxima dirigencia nacional al igual que la del exterior a cuyo frente estaba Rómulo Betancourt. De esa forma ponían el mayor énfasis en las acciones armadas en lugar del trabajo político de masas.
Se trataba de acciones de tipo efectistas y voluntaristas por parte de los participantes en las mismas. Allí radicaba su error por su aislamiento del calor de la calle, la necesaria cabeza fría y los pies puestos en la tierra. La resultante era el fracaso con sacrificio algunas veces de vidas humanas.
Un objetivo estratégico
Así pues, el 26 de marzo de 1950 en Barquisimeto un grupo de obreros y campesinos de las filas de AD toma las instalaciones del Telégrafo, ubicadas en la calle Comercio (avenida 20) entre 23 y 24, lado sur. Dicho grupo lo lideraba el dirigente agrario Ladislao González, uno de los fundadores del partido en 1941.
El telégrafo al igual que la radio eran los medios de comunicación más rápidos y de mayor alcance en esos tiempos. Por lo que la acción se proponía no solo un objetivo propagandístico sino el de transmitir mensajes en los cuales se llamaba a la rebelión contra la dictadura.
La misma formaba parte de un plan nacional simultáneo en otras ciudades que no se materializó. Esa operación tuvo el visto bueno del CEN y por supuesto del CES a nivel regional.
Su planificación se realiza en casa de Dorolita Lara en la carrera 19. Allí se reúnen ese día para ultimar detalles Ladislao González y José Manzo González enviado desde Caracas. Todo indica que no fue una acción improvisada, aunque muy riesgosa.
Evidente desventaja
La ocupación armada dura muy poco tiempo suscitándose una escaramuza con efectivos de la Policía Municipal y la Guardia Nacional. Los rebeldes encabezados por González apenas disponían de dos viejos fusiles y varios machetes para su ejecución. La sede de la Policía Municipal estaba a una cuadra del objetivo respondiendo de inmediato.
En consecuencia, fueron sometidos por las fuerzas leales a la dictadura superiores en número de hombres y armamento. Uno de los tomistas Víctor Jiménez, un campesino nativo de sanare, muere baleado.
Mientras que Ladislao González resulta herido en una pierna, pero logra escapar para enconcharse en una vivienda de la vía a Duaca. Corrió serio peligro pues la herida se le gangrena. Luego fue capturado por la SN que lo tortura sin piedad alguna.
El resto fue detenido y conducido hasta la sede de la Seguridad Nacional donde fueron sometidos a brutales torturas. Una de éstas fue la de la bicicleta aplicada a la boca del preso hasta sangrar.
De acuerdo con Simón Sáez Mérida, Secretario general de AD en la clandestinidad, la Seguridad Nacional aplicaba los peores castigos a quienes participaban en actividades armadas. Es lo que se conocía como el aparato armado.
La censura de prensa reinante entonces no permitió que la noticia se conociera al momento con precisión. La población se entera por una ola de rumores que circula inmediatamente de boca en boca.
Los comprometidos
De acuerdo con Ladislao González, en declaraciones al periodista Iván Claudio de El Informador en los años 80, sus participantes fueron: José Isabel “el Negro” Cazorla, Florencio Juares Oviedo, Francisco Javier Monje, el sargento Espinoza, Eleuterio Pérez, Rogelio Pérez Soto, Juan Viviano Ramírez, Antonio Fernández, Víctor Jiménez y Julio Palencia, quien permaneció detenido ocho años por esa causa lo cual lo convierte en el preso de más larga data en la entidad larense durante la dictadura. A nivel nacional lo fue el dirigente sindical comunista Jesús Farías.
Pertinente operación
Con todo, fue la acción armada de mayor envergadura de la resistencia en Lara, aunque desacertada por lo desesperado. Los participantes sin duda era gente de un inmenso coraje para acometer una acción de esa magnitud por lo peligroso. Hombres que en buen criollo “tenían los cojones bien puestos”.
En la UCV los profesores de historia de AD paradójicamente le sacaba el cuerpo al tema. Es que las derrotas tienen muy pocos dueños. Se equivoca además quien se atreve.
Luego, en vísperas de la rebelión cívico-militar del 23 de enero de 1958 la resistencia se planteó la toma de Radio Barquisimeto. Ello para difundir sus ideas y planes de lucha en la región como parte de sus actividades propagandísticas. Pero la operación nunca se llevó a cabo, según lo revelara el dirigente sindical comunista Paul Colmenares.
Referencias Bibliográficas
José Vicente Abreu. Se llamaba SN. Ediciones Centauro. Caracas. 1988.
Simón Sáez Mérida. La dictadura perezjimenista, cara y cruz. Fondo Editorial Al Margen. Caracas. 2005.
Freddy Torrealba Z. La dictadura perezjimenista en Lara. Edición del autor. Barquisimeto. 2016.
Orales
América González. Hija de Ladislao González