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102 años de la Gripe Española en Venezuela

 

Luis Heraclio Medina Canelón
Historiador

ALGUNOS CUENTAN LA HISTORIA sólo como una sucesión de hechos militares: batallas, campañas, combates y alzamientos militares; como que si los únicos personajes dignos de mención son los generales y los soldados en general, pero los hechos trascendentes de una nación también han sido protagonizados por  la gente común, los maestros, los médicos, los periodistas, los estudiantes, en fin, gente que no se ha vestido de uniforme y que no ha empuñado un arma para matar a otro. 

Muy impor­tante es la his­to­ria de aque­l­los que pusieron su vida en ries­go para sal­var a los demás, como es el caso de aque­l­los cen­tenares de médi­cos, enfer­meras, reli­giosos, estu­di­antes, vol­un­tar­ios y gente del común que se enfren­tó a la mas dev­as­ta­do­ra de las pestes que ha sufri­do Venezuela en toda su his­to­ria: La gripe española.

Ya hace cien­to un años del even­to más trági­co de toda la his­to­ria de Venezuela:  la peste españo­la de 1.918.  Ni la guer­ra de inde­pen­den­cia, ni todos los ter­re­mo­tos jun­tos, ni las guer­ras civiles y rev­olu­ciones mataron a tan­tos vene­zolanos en tan cor­to tiem­po.  Hace cien­to un años la  gripe o peste españo­la acabó con la vida de dece­nas de miles de vene­zolanos sin dis­tin­ción de edades, clases sociales o pro­fe­siones, y prác­ti­ca­mente no es men­ciona­da en los libros esco­lares de his­to­ria y son rel­a­ti­va­mente pocos los que hoy cono­cen de ella.

¿Qué fue la Gripe Española?

La influen­za o virus de la gripe existe des­de tiem­pos inmemo­ri­ales.  Se le llam­a­ba en los tiem­pos antigu­os “influen­za” porque se con­sid­er­a­ba que era pro­duci­da por la mala influ­en­cia de los plan­e­tas y cuer­pos astrales sobre la mal­dad del mun­do.  Es un virus que muta de vez en cuan­do, var­ian­do sus car­ac­terís­ti­cas y es endémi­ca en algu­nas partes del mun­do.  En Venezuela se reg­is­traron ante­ri­or­mente otras epi­demias de gripe pero no causaron tan­tos estra­gos.  Aho­ra bien, para 1.918 el mun­do esta­ba enfras­ca­do en la peor trage­dia crea­da por el hom­bre:  la gran guer­ra euro­pea o primera guer­ra mundi­al, como la lla­mamos hoy, que des­de  1.914 llen­a­ba de muerte, mis­e­ria y destruc­ción los cam­pos y ciu­dades de Europa. Son los prin­ci­pales fac­tores de propa­gación de la gripe el haci­namien­to, la fal­ta de condi­ciones de salu­bri­dad y  la debil­i­dad de los enfer­mos.  Todos estos fac­tores están aso­ci­a­dos con la mis­e­ria y con la guerra. 

A todas estas, se pro­duce un primer brote en Fort Riley, Kansas,  en la cos­ta oeste de los Esta­dos Unidos, en un cuar­tel donde se con­cen­tra­ban miles de sol­da­dos antes de par­tir al frente europeo.  La tropa, algunos con los primeros sín­tomas eran traslada­da des­de la  cos­ta oeste norteam­er­i­cana has­ta los puer­tos del Atlán­ti­co esta­dounidense para seguir a Europa.  De allí por bar­co el virus fue lle­va­do por sol­da­dos enfer­mos a Inglater­ra y Fran­cia donde even­tual­mente tam­bién con­ta­gia­ron a británi­cos y france­ses y luego a los ene­mi­gos ale­manes y los otros ali­a­dos.  El virus encon­tró un exce­lente cal­do de cul­ti­vo en los infe­lices sol­da­dos que sufrían las infer­nales condi­ciones de insalu­bri­dad de la guer­ra de trincheras: sin agua ni ali­mentación sufi­cientes, sin baños, vivien­do en madrigueras jun­to a cadáveres, ratas y pio­jos,  que año tras año se habían incor­po­ra­do al paisaje.  Allí el virus se hizo más fuerte e infec­tó a todo a su paso.

¿Y por qué la llaman “española”?

Es un lugar común que “las primeras víc­ti­mas de la guer­ra son la ver­dad y la infor­ma­ción”.  En efec­to, los país­es en guer­ra (Esta­dos Unidos, Fran­cia, Inglater­ra, Ale­ma­nia, etc.) en esos tiem­pos de guer­ra tenían una fuerte cen­sura de pren­sa: no per­mitían que ningu­na noti­cia que pudiera desmor­alizar o desalen­tar a sus pobla­ciones o  a sus tropas se diera a luz públi­ca, por eso no per­mi­tieron que se conocier­an las noti­cias de la epi­demia en sus país­es.  Quizás esto fue otro de los fac­tores que ayudó a la gen­er­al­ización de la epi­demia.  En algún momen­to la gripe tam­bién llegó a España, que tiene exten­sas fron­teras con Fran­cia, pero éste país no esta­ba en guer­ra y goz­a­ba de cier­ta lib­er­tad de pren­sa y expre­sión, por lo que las noti­cias e infor­ma­ciones de la epi­demia ráp­i­da­mente se hicieron cono­cer:  “  Hay una peste en España.  Hay una pan­demia en España.   La peste que hay en España….LA PESTE ESPAÑOLA¡¡¡¡¡ “   Y así, históri­ca­mente se conoce como españo­la a una pan­demia que había ini­ci­a­do muy lejos de España: en un cam­po de reclu­tas del oeste norteamericano.

Por La Guaira llegó la peste

Como todos sabe­mos, España tiene fuertes vín­cu­los com­er­ciales y sociales con Suraméri­ca, y espe­cial­mente con el Caribe, donde estu­vieron  sus colo­nia predilec­tas, Cuba y Puer­to Rico  que recién muy pocos años antes habían con­segui­do su inde­pen­den­cia tras la guer­ra his­pano-norteam­er­i­cana.  Pues bien, en alguno de los tan­tos vapores mer­cantes que cir­cu­la­ban entre España y las antil­las venía la peste, que even­tual­mente llegó al puer­to de La Guaira a prin­ci­p­ios de  Octubre de 1.918.  El atra­so de la Venezuela de esos tiem­pos era total, prác­ti­ca­mente todavía vivíamos en el siglo XIX.   Eran pocas o ningu­na las medi­das de pre­ven­ción san­i­taria que existían en  nue­stros puer­tos, ya que lo úni­co que le interesa­ba al gob­ier­no de Juan Vicente Gómez era impedir la lle­ga­da de sus ene­mi­gos políti­cos.  No se pre­vió la cuar­ente­na de buques con enfer­mos ni ningu­na otra medi­da pre­ven­ti­va.    Así se cono­cen los primeros casos en La Guaira el 10 de octubre;  si con­sid­er­amos que el virus lle­va unos pocos días para su incubación, debió ini­cia­rse en la primera sem­ana de ese mes.

Día a día la evolu­ción de la peste

Las autori­dades ofi­ciales en los primeros días de la peste no le dieron may­or impor­tan­cia; más bien, se podría decir que oculta­ban o por lo menos min­i­miz­a­ban la gravedad de la situación.  En el BOLETIN DEL ARCHIVO HISTÓRICO DE MIRAFLORES (Nro. 107–108) podemos leer un telegra­ma envi­a­do a Gómez el 16  de octubre  por Igna­cio Andrade, min­istro de rela­ciones inte­ri­ores señala que:

 “…la novedad que han comu­ni­ca­do de epi­demia es exagerada…sólo hay un catar­ro que dura dos días…”

 Poco a poco las autori­dades mil­itares se dan cuen­ta de que en los cuar­te­les gran can­ti­dad de sol­da­dos caen enfer­mos  y dan las primeras alar­mas.  El 17 de octubre todavía el direc­tor de la Sanidad Nacional José A. Tagli­a­fer­ro le telegrafía a Gómez:

 “La epi­demia de gripe es suma­mente con­ta­giosa pero no pre­sen­ta ningu­na gravedad…muchos enfer­mos la pasan cam­i­nan­do y no se reg­is­tra ningún caso fatal”.

El 18 de octubre se con­sta­ta la apari­ción de la gripe en Cara­cas.  Para el 20 de octubre la gripe se ha espar­ci­do por toda la Guaira, tan­to así que se tienen que despachar por tren médi­cos a ese puer­to porque todos los galenos guaireños están en cama.  Ante todas estas infor­ma­ciones Gómez, en su refu­gio de Mara­cay,  entra en páni­co y el 21 orde­na al pres­i­dente pro­vi­sion­al Mar­ques Bustillos:

 “para evi­tar que estos lugares de por acá, se con­tagien tam­bién con la referi­da epi­demia, dicte las medi­das respec­to de pasajeros y mer­cancías que ven­gan por tren para estos pueb­los del cen­tro, que intere­sa sal­var a toda cos­ta de la referi­da infección”

Inmedi­ata­mente se hace lo que se debió eje­cu­tar mucho antes: se establece un cordón san­i­tario en Antí­mano para pasajeros y mer­cancías que via­jen por tren, automóvil, cabal­lo, car­reta,  arrieros, etc., que sal­gan de Cara­cas hacia el cen­tro por esa vía.  El 25 de octubre Gómez orde­na la des­ti­tu­ción del médi­co de Sanidad del Puer­to de La Guaira por no ais­lar al puerto.

Para el 26 de octubre la gripe ha lle­ga­do al Castil­lo de Puer­to Cabel­lo, donde la cuar­ta parte del per­son­al se encuen­tra enfer­mo y el jefe de la for­t­aleza telegrafía al dictador:

  “no sabe­mos cuán­tos más caer­e­mos de hoy a mañana, que Dios meta su mano y nos ampare de esta epi­demia que se nos ha presentado”

La gente acud­ía a los reme­dios caseros y tradi­cionales, bebían limon­adas y hacían ungüen­tos con limón que se unt­a­ban en el cuel­lo y el pecho.  .  Se toma­ban gár­garas de agua oxi­ge­na­da y tam­bién la usa­ban para lavarse las manos. El 25 de octubre empiezan a apare­cer los muer­tos tira­dos en las calles de los bar­rios más pobres de Cara­cas.  Se pro­hi­bieron las reuniones públi­cas, pro­ce­siones, fun­ciones de cine, ópera y teatro y cor­ri­das de toros. Se sus­penden las clases a todo niv­el.  Se colap­saron por fal­ta de per­son­al las fun­ciones de los tran­vías, telé­grafos  y las cen­trales tele­fóni­cas.  Los médi­cos pro­hi­bieron besos y abra­zos.   El gob­ier­no pro­hibió a la pren­sa hablar de la peste, pero la Sociedad Médi­ca de Cara­cas con­vocó por pren­sa a una asam­blea para tratar la epidemia.


 

 

 


En Cara­cas un médi­co de ori­gen judío, el dr. Aarón Benchetrit recomend­a­ba un tratamien­to con pur­gante de aceite de rici­no y desacon­se­ja­ba los antipiréti­cos.  Ase­gura­ba estar curan­do a muchos pacientes con este tratamien­to,  Des­de los EE.UU. algunos vene­zolanos comenta­ban que en el Norte se usa­ba con éxi­to un tratamien­to sim­i­lar, pero  el gremio médi­co en gen­er­al  no está de acuer­do y se pro­duce un agrio enfrentamien­to entre Benchetrit y el resto de la comu­nidad médi­ca que es par­tidaria de los tratamien­tos tradicionales.

En la cap­i­tal, para prin­ci­p­ios de noviem­bre, ya los dece­sos diar­ios se acer­can a cien.  Se agotan las urnas.  El des­file de car­ros fúne­bres de los más pudi­entes y de vul­gares car­retas llenas de cadáveres hacia el cemente­rio es con­tin­uo, día y noche.   Se dan var­ios casos de humildes enfer­mos incon­cientes  que aún con vida fueron con­fun­di­das con los cadáveres y se las fue a enter­rar, pero por un ataque de tos fueron rescata­dos de la fosa común. 

 El arzo­bis­po de Cara­cas,   Felipe Rincón González, logra que los pre­sos de la Rotun­da que habían per­maneci­do sin ningún tipo de aten­ción médi­ca reciban la visi­ta del dr. Rafael Reque­na, quien les lle­va med­i­c­i­nas, cobi­jas, franelas y ali­men­tos, pero el Dr. Reque­na cae enfer­mo también.

Se pro­hibió cualquier visi­ta a los hos­pi­tales y sólo los pari­entes más inmedi­atos podían acom­pañar los entier­ros.  Se agotan los ataúdes; los fal­l­e­ci­dos del hos­pi­tal Var­gas son enter­ra­dos sin urnas en fos­as comunes en un ter­reno habil­i­ta­do para tal fin en las inmedia­ciones del cemente­rio de Cara­cas; se le conoce des­de entonces como el sec­tor de “La Peste”.

Se ordenó la desin­fec­ción gen­er­al de tran­vías, trenes, ofic­i­nas públi­cas y locales pri­va­dos con la  uti­lización masi­va de for­mol y cre­oli­na.  Las far­ma­cias tam­bién se esta­ban quedan­do sin emplea­d­os y un grupo de estu­di­antes vol­un­tar­ios comen­zó a suplir a los emplea­d­os enfer­mos en las boticas.

Las condi­ciones de escasa higiene de cuar­te­les, cárce­les  y hos­pi­tales con­tribuyen a la vir­u­len­cia de la peste, los sol­da­dos enfer­mos en sus catres care­cen de vasos de cama y sus excre­ciones eran deposi­tadas en el sue­lo, lo que sat­ura­ba el ambi­ente, enfer­man­do a médi­cos y enfer­meros.  Los médi­cos apre­cian que la may­or parte de las muertes se pro­ducen en el perío­do de con­va­le­cen­cia y no en el perío­do agu­do, por lo que recomien­dan espe­cial cuida­do en la recuperación.

Inte­ri­or del Hos­pi­tal Var­gas. Depar­ta­men­to de mujeres, Cara­cas. Estereo­sco­pio Venezolano

La uni­ver­si­dad había sido clausura­da por la dic­tadu­ra, por lo tan­to la primera insti­tu­ción cien­tí­fi­ca del  país tenía sus puer­tas cer­radas.  Muchos de los más ilus­tres médi­cos y de los mejores estu­di­antes habían tenido que ir al exilio o esta­ban pre­sos.  Se con­sti­tuyó una Jun­ta de Socor­ro com­pues­ta por el arzo­bis­po Mons. Felipe Rincón González, Vicente Lecu­na, San­ti­a­go Vegas, Dr. Luis Razetti, Dr. Fran­cis­co. Anto­nio  Risquez, Dr. Rafael Reque­na, entre otros, encar­ga­da de coor­di­nar toda la lucha con­tra la epi­demia.  Trein­ta mil enfer­mos había en ese momen­to en Caracas. 

Los doc­tores José Gre­go­rio Hernán­dez y Luis Razetti declar­an  públi­ca­mente que lo que está matan­do a tan­ta gente no es la gripe propi­a­mente dicha sino el esta­do de abso­lu­ta pobreza y mis­e­ria en que viv­en la may­oría de los vene­zolanos, mal ali­men­ta­dos y con escasa o ningu­na condi­ciones de higiene, muchos con padec­imien­tos cróni­cos de palud­is­mo y tuberculosis.

Ante el clam­or y la protes­ta de los galenos se insta­laron coci­nas pop­u­lares que repartían ali­men­tos coci­dos a los pobres. Oscar Yanes (“Memo­rias de Arman­di­to”  p. 198) cita el caso de niños de has­ta doce años que jamás habían toma­do leche y hom­bres y mujeres que nun­ca habían comi­do carne.

Con su uni­ver­si­dad cer­ra­da des­de seis años atrás los estu­di­antes que no están enfer­mos se orga­ni­zan para recolec­tar ali­men­tos y med­i­c­i­nas que reparten en las bar­ri­adas más pop­u­lares de la ciu­dad. Pocater­ra recuer­da aque­l­los mis­er­ables bar­rios donde lle­varon su asis­ten­cia los mucha­chos de la clausura­da casa de estu­dios: Camino Nue­vo, Plac­er de Palo Grande, San Isidoro, Pueblo Nue­vo, Caserío de la Fábri­ca de Vidrio, Imat­a­ca, Bule­var de Cristo, Caserío del Insti­tu­to Anatómi­co, Casa Madre, Sabana del Blan­co, Alto de las Niguas, Blo­queo, Bajo la Tier­ra, Horno Negro, muchos nom­bres que ya no se recuer­dan en la capital.

Para el 1ero de Noviem­bre la peste lle­ga a Ciu­dad Bolí­var, la trae un bar­co prove­niente de Trinidad, donde se había desa­ta­do días antes.

En vista de la emer­gen­cia nacional, el gob­ier­no ero­ga una can­ti­dad extra­or­di­nar­ia de quinien­tos mil bolí­vares para cubrir la con­tin­gen­cia.  Se le pide al dic­ta­dor, que ya se per­fi­l­a­ba como el hom­bre más rico de Venezuela,  algu­na donación de su inmen­so peculio par­tic­u­lar en dinero, pero Gómez, hace gala de su egoís­mo negán­dose a ello y señala por vía telegrá­fi­ca al pres­i­dente pro­vi­sion­al Márquez Bustillos:

“creo que por el momen­to no es opor­tuno, la suma que ha dado el gob­ier­no, bien admin­istra­da, juz­go sufi­ciente para llenar el obje­ti­vo que se ha prop­uesto el gobierno”

La gripe en Lara y centro-occidente

La peste entra a Bar­quisime­to por Dua­ca a prin­ci­p­ios de Noviem­bre. Segu­ra­mente el virus llegó en algún pasajero del tren Tucaras-Bar­quisime­to.  El día 3 el pres­i­dente del esta­do, David Gimón, telegrafía al dic­ta­dor avisan­do de la sus­pen­sión de los tra­ba­jos en las carreteras:

“Inva­di­do ya el Esta­do por la gripe españo­la por Dua­ca y ame­naza­do por la vía de Mara­cai­bo he sus­pendi­do tra­ba­jos car­retera, dejan­do úni­ca­mente los tra­ba­jadores en los puentes…” 

El día 16 Gómez orde­na al pres­i­dente del esta­do pub­licar una “ADVERTENCIA” emi­ti­da por la Jun­ta de Socor­ros del Dis­tri­to Fed­er­al sobre el peli­gro de las recaí­das, que pueden resul­tar fatales. Se recomien­da una estric­ta obser­van­cia de las nor­mas higiéni­cas y ter­apéu­ti­cas en la con­va­le­cen­cia, eta­pa  muy peli­grosa de la gripe.

El 27 de Noviem­bre des­de Nir­gua la Jun­ta de Socor­ro implo­ra a Gómez por recur­sos ya que no exis­ten en esa población medios para socor­rer a los pobres.

El 28 el dic­ta­dor recibe otro telegra­ma en que se le infor­ma, des­de Nir­gua, que ese dis­tri­to está com­ple­ta­mente inva­di­do por la enfermedad.

Para el 26 de noviem­bre un telegra­ma envi­a­do des­de Dua­ca has­ta Mara­cay señala:

“El ter­ri­ble mal de la gripe invadió toda la Línea Fer­roviaria, oca­sio­n­an­do muchas víc­ti­mas entre sus moradores, sobre todo en el Dis­tri­to Bolí­var (Aroa) y sus campos,y en este y sus vecindarios”

“El trá­fi­co estu­vo casi inter­rumpi­do por dos meses”

El avance de la peste

En Mara­cay cae en cama enfer­mo el hijo predilec­to del dic­ta­dor, el coro­nel Ali Gómez.  Para el 4 ya la peste había lle­ga­do a Mar­gari­ta. En todas partes los tra­ba­jos están inter­rumpi­dos o sus­pendi­dos: tran­vías, telé­grafos, com­er­cios  y car­reteras se quedan sin oper­ar­ios por la enfer­medad. El caos es total.   El com­er­cio sufre sev­eras pér­di­das por el cierre de sus establec­imien­tos y los pro­duc­tores agropecuar­ios cer­canos a la cap­i­tal pade­cen igual por el cordón impuesto sobre Cara­cas ya que no pueden com­er­cializar sus mer­cancías.  Muchos están a pun­to de la quiebra.  Se pro­ducen algunos sui­cidios en Caracas.

Para el 5 de Noviem­bre la gripe azo­ta el Zulia; seis mil casos declar­a­dos para esa fecha. El Zulia no tiene recur­sos para aten­der la enfer­medad y San­tos Matute Gómez, pres­i­dente del esta­do telegrafía al dic­ta­dor en estos términos:

“Exten­di­da la gripe de modo alar­madísi­mo has­ta lle­gar a seis mil casos y tenien­do muy pocos recur­sos de qué dispon­er, le supli­camos prestar su deci­di­do apoyo mon­e­tario y su valiosa influ­en­cia con el gob­ier­no nacional a favor parte men­es­terosa que padez­ca por fal­ta ali­men­tos y medicinas.”

Ya para esa fecha la peste había lle­ga­do a los pueb­los de Aragua.  El 7 muere Alí Gómez hijo predilec­to del dic­ta­dor y vicepres­i­dente del esta­do Aragua.  En esos días tam­bién muere un her­mano del dic­ta­dor que nun­ca se nombraba. .

En Carabobo, el pres­i­dente del esta­do, el gen­er­al andi­no Emilio Fer­nán­dez, quien gob­ern­a­ba con puño de hier­ro la enti­dad, de man­era pre­cip­i­ta­da huye del esta­do, sin avis­ar a sus sub­al­ter­nos, no deja encar­ga­do del ejec­u­ti­vo ni dis­posi­ción algu­na para enfrentar la cri­sis. El gen­er­al se refu­gia en las afueras de Los Teques mien­tras cunde el caos en todo Carabobo.  A todas estas, el sec­re­tario gen­er­al de gob­ier­no Luis Ela­dio Con­tr­eras, le telegrafía deses­per­a­do a Gómez:

“…mi deber me obliga a decir­le la verdad 

…Valen­cia se con­sid­era aban­don­a­da moral y mate­rial­mente por su pres­i­dente en estos momen­tos con­flic­tivos para ella, y su indi­gnación puede estal­lar en una man­i­festación del pueblo …, pues carece de recur­sos para aten­der necesi­dades de la actu­al epi­demia y él ha mar­cha­do sin resolver nada en con­cre­to y deján­dome sin acción, pues ni siquiera me avisó que se iba. 

El pueblo en masa pror­rumpe en una sola queja…según opinión médi­ca ten­emos aquí para hoy 5.000 ata­ca­dos de gripe.”

Gómez, sin salir de su madriguera a su vez telegrafía al pres­i­dente de Carabobo a su refu­gio de Los Teques y le orde­na que sal­ga de su escon­dite y se pon­ga al frente de su estado:

…hay como 5.000 casos de gripe en Valen­cia y la ciu­dad se encuen­tra jus­ta­mente alarmada…inmediatamente para allá …para dic­tar todas las medi­das nece­sarias para com­bat­ir el mal y .…   Avíseme salida 

J.V. Gomez

Al poco tiem­po, el gen­er­al Emilio Fer­nán­dez, venga­ti­vo,  des­ti­tuye al sec­re­tario Luis Ela­dio Contreras.

Famil­ia desam­para­da. Con­se­cuen­cias de la guer­ra. 1903. Foto Avril.

Para el 11 de Noviem­bre Mara­cai­bo está sien­do azo­ta­da por la peste; los muer­tos diar­ios pasan de 50 y no hay recur­sos ni económi­cos ni mate­ri­ales para aten­der la emer­gen­cia.  Todos los jefes y ofi­ciales así como el médi­co del Castil­lo-prisión  de San Car­los en el lago se encuen­tran enfer­mos.  El obis­po del Zulia telegrafía a Gómez implo­ran­do por los recursos.

Para el 23 las autori­dades del Táchi­ra recono­cen que está dan­do un “catar­ro muy fuerte con mucha calen­tu­ra”.  Cae enfer­mo Eleazar López Con­tr­eras, quien sal­vará su vida.

El 28 de noviem­bre la gripe se extiende con fuerza  por Fal­cón, Yaracuy Guári­co  y Cojedes.  Las jun­tas de socor­ro estable­ci­das en todas las ciu­dades care­cen de recur­sos y piden dona­ciones al dic­ta­dor. Resul­ta con­move­dor leer los telegra­mas de tales jun­tas tran­scritos en el BOLETIN DEL ARCHIVO HISTÓRICO DE MIRAFLORES, implo­ran­do por limosnas para el pueblo pobre que de men­gua y ham­bre moría por docenas.

Poco a poco en los lugares donde se había ini­ci­a­do el virus, van bajan­do los índices de mor­bil­i­dad y mor­tal­i­dad. El 29 de Noviem­bre, casi dos meses después de ini­ci­a­da la pan­demia, se declara extin­gui­da epi­demia en el puer­to de La Guaira, primer foco de infección. 

A fines de diciem­bre ya la situación esta­ba casi nor­mal en Cara­cas.  Para fin de año se per­mi­tieron las reuniones públi­cas, el cine, la zarzuela, y los toros.  Los esbir­ros volvieron a sacar a los pre­sos-esclavos a con­stru­ir car­reteras y se nor­malizaron tran­vías y trenes.   Pro­gre­si­va­mente irá pasan­do por todos los pueb­los y ciu­dades del país has­ta ini­cios  de 1.919, aunque en los pueb­los ale­ja­dos de las ciu­dades el pro­ce­so ocur­rió más tarde. Los últi­mos casos reg­istra­dos fueron en Mucuchíes en Febrero de 1919. Ochen­ta mil vene­zolanos murieron en el lap­so de unos tres meses, muchos más víc­ti­mas de su debil­i­dad, fal­ta de ali­mentación e higiene y pobreza en gen­er­al, que poten­ció los estra­gos de la influenza.


FUENTES:
“Boletín del Archi­vo Históri­co de Miraflo­res” Nro. 107–108.  Abril-Diciem­bre de 1.979.  Imprenta Nacional.  Caracas.
Colom­bet, Miguel.  “Doc­u­men­tos que hacen his­to­ria”  Edi­to­r­i­al Alfa­beto.  Valen­cia, 1.966
Fer­nán­dez, Car­los Emilio.  “Hom­bres y Suce­sos de Mi Tier­ra” Madrid. 1.969
Fraino Cordero, “San Car­los Medio Siglo Atrás” Edi­ciones Rió Tir­gua. San Car­los. 1976
Pocater­ra, José Rafael. “Memo­rias de Un Vene­zolano de la Deca­den­cia” Tomo 1. Edi­to­r­i­al Elite. Cara­cas. 937
Quiñones, Pedro. “Cuan­do la Med­i­c­i­na Entró en la His­to­ria de Venezuela”. Insti­tu­to Nacional de Pub­li­ca­ciones. Cara­cas. 2010
Yanes,  Oscar.  “Memo­rias de Arman­di­to” Edi­to­r­i­al Plan­e­ta.. Cara­cas 2007

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