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Historias de los Carnavales con agua

Luis Heraclio Medina Canelón
Historiador 

Muchos se preguntan por qué jugamos carnaval con agua en Venezuela, mientras en otros países celebran carnaval con manifestaciones festivas muy diferentes.


El Car­naval es una fies­ta que tiene base en el cal­en­dario reli­gioso ya que se cel­e­bra en los días ante­ri­ores a la Cuares­ma. Su eti­mología tiene que ver con la carne, o, mejor dicho, con no com­er carne (carne-levare, o dejar la carne), que serán los días de la cuares­ma o ayuno de Jesús en el desier­to. Algunos los atribuyen a un resabio de antiguas fies­tas paganas. 

Su for­ma más común es las fies­tas, bailes, des­files, muchas veces irrev­er­entes. Pero lo que nos ocu­pa es el car­naval con agua en Venezuela ¿des­de cuán­do existe esa costumbre?

Antes que todo, debe­mos aclarar que no ten­emos la exclu­sivi­dad del car­naval con agua; se prac­ti­ca en var­ios país­es de la Améri­ca Lati­na: Ecuador, Perú, Paraguay y Panamá. 

Nues­tra primera ref­er­en­cia data de 1640, en un juicio que le siguen al polémi­co obis­po caraque­ño Fray Mau­ro de Tovar, donde un tes­ti­go declara que juga­ba car­naval con unas mulatas y mes­ti­zas, a quienes lan­z­a­ba agua y fru­tas den­tro del pala­cio arzo­bis­pal. En 1646 se le acusa en un doc­u­men­to pub­li­ca­do en Madrid:

Fray Mau­ro de Tovar fue acu­sa­do en la corte de sus desa­fueros con mulatas, negras e indias jugan­do car­naval con agua.

“Y los días de Carnestolen­das jun­ta en sus casas epis­co­pales muchas mulatas, indias, y negras, y en los patios se pone a tirarse naran­jas con ellas.”

La úni­ca autori­dad que pro­movió el car­naval en tiem­pos remo­tos fue el gob­er­nador José Fran­cis­co de Cañas y Meri­no (1711–14) que resultó ser un sádi­co per­ver­tido que ter­minó des­ti­tu­i­do y preso.

Exis­ten ref­er­en­cias des­de el siglo diecio­cho y en todas se tra­ta de pro­hibir el car­naval con agua. Fue el obis­po Diez Madroñero, quien por cier­to murió en Valen­cia, quien pro­hibió todo rela­jo en fechas de Car­naval y ordenó rezos y pro­ce­siones en esos días. En su edic­to dijo:

“dester­ra­dos per­pet­u­a­mente el car­naval los abu­sos juguetes fero­ces y diver­siones opues­tas a nue­stro fin se radiquen más y más las vir­tudes y las bue­nas costumbres”

Por esos mis­mos tiem­pos, en Ecuador, Euge­nio Espe­jo, el padre del peri­odis­mo ecu­a­to­ri­ano en “Prim­i­cias de Quito” crit­i­ca­ba en 1792 el juego carnestolen­do de “mojar y ensuciar”.

Pocos años después, en 1816, hay ref­er­en­cias a la pro­hibi­ción de Car­naval con agua en Chile, donde el gob­er­nador lo pro­scribe en estos términos:

“los ris­i­bles jue­gos y vul­gar­i­dades de arro­jarse agua unas a otras; y debi­en­do tomar la más seria y efi­caz prov­i­den­cia que estirpe de raíz tan fea, per­ni­ciosa y ridícu­la cos­tum­bre; POR TANTO ORDENO Y MANDO que ningu­na per­sona …, pue­da jugar los recor­da­dos juegos”

El cón­sul británi­co, Kerr Prter describía los desór­denes del Carnaval

A poco de la inde­pen­den­cia el cón­sul británi­co en Cara­cas, Robert Kerr Porter en 1826 en su diario escribía:

“la abom­inable y bul­li­ciosa cos­tum­bre de tirar­le huevos y agua a todo el que pasa por la calle”

Y nos cuen­ta quien es el prin­ci­pal jugador de carnaval:

“Bolí­var se une al escan­daloso lan­za­mien­to de huevos y otros deportes del fes­ti­val como si fuera un mucha­cho de 18 años”.

Y en las pági­nas de 1828:

“Primer día de carnestolen­das, fies­ta en que los nativos se tiran huevos llenos de agua de col­or añil, hari­na y otros ingre­di­entes asquerosos, además de expul­sar aguas, sim­ples y adul­ter­adas, de grandes jeringas…”

El des­or­den era de tal mag­ni­tud que Páez tuvo que tomar medi­das según escribió el cónsul:

“Páez ha cer­ra­do todas las fuentes, de modo que se tiene que recur­rir a los arroyos y otros manantiales.”

Pero cierre de fuentes y edic­tos ecle­siás­ti­cos no son sufi­cientes para erradicar la cos­tum­bre pop­u­lar. En 1848 en la Provin­cia de Carabobo la Diputación Provin­cial dic­ta la Orde­nan­za sobre como­di­dad, aseo y orden públi­co que arremete con­tra los jugadores de car­naval con agua:

“Art. 13. Se pro­híbe el juego de carnestolen­das. El que mojare o ensu­cia­re a otra sufrirá mul­ta o arresto…”  Igual­mente se cas­ti­garía al que arro­jare o vendiere “con­chas”, es decir, prim­i­ti­vas bombitas de agua hechas con con­cha de huevos o de fru­tas. Tam­bién se pro­scribían los dis­fraces así:

Art. 36. Ningu­na per­sona podrá andar por las calles dis­fraza­da o con vesti­dos o insignias que no le correspondan…

Ya van casi 500 años y ni obis­pos, ni gen­erales ni leg­is­ladores han logra­do que los vene­zolanos dejen de jugar car­naval con agua.


FUENTES:
Blas Mil­lán. “El agre­si­vo obis­pa­do caraque­ño de don fray Mau­ro de Tovar”. Tipografía Var­gas, Cara­cas. 1956
Orde­nan­zas de la Provin­cia de Carabobo
Kerr Porter, Sir Robert. Diario.

Luis Medina Canelón

Abogado, escritor e historiador Miembro Correspondiente de la Academia de Historia del Estado Carabobo

4 comentarios en «Historias de los Carnavales con agua»

  • Bolí­var Jua­gan­do Car­naval como un muc­cha­cho de 18 años, dice muchas cosas ‘bue­nas’ de él que como per­sona, niño inte­ri­or siem­pre vivo.
    Gra­cias por la Cróni­ca Don Luis.

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    • El aspec­to humano de la his­to­ria mi esti­ma­do. Un abrazo.

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  • muy bue­na cróni­ca ami­go Luis Her­a­clio dónde nos enseña de dónde viene la cos­tum­bre de jugar car­naval con agua gracias

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    • Gra­cias por tu comen­tario mi esti­ma­do. Feliz octavita

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