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El Caballo Viejo de Simón Díaz tiene más de 400 versiones

 

Juan José Peralta
Periodista


El próximo martes 19 de febrero se cumplirán cinco años de la trascendencia a la inmortalidad de Simón Díaz, uno de los compositores venezolanos más versionados dentro y fuera del país. Solo de caballo viejo se conocen unas cuatrocientas versiones que nuestro querido tío acumuló y guardó con mucho celo. 

Hasta en árabe se ha cantado caballo viejo, pasaje interpretado en distintos idiomas por artistas como Celia Cruz, Gilberto Santa Rosa, Armando Manzanero, José Feliciano, Julio Iglesias, Placido Domingo, Rubén Blades. De igual manera por Ray Connif, Gipsy Kings, Tania Libertad, María Dolores Pradera y Oscar de León.

El 19 de febrero de 2014, hace cin­co años, su hija Bettsi­mar a través de su cuen­ta per­son­al en Twit­ter, escribió la triste noti­cia: «Con lágri­mas le anun­cio al país que mi ama­do padre, par­tió esta mañana, en paz». Simón Díaz se marchó a la inmor­tal­i­dad a la edad de 85 años tras el dete­ri­oro pro­gre­si­vo de su salud.

Simón Nar­ciso Díaz Márquez, cono­ci­do artís­ti­ca­mente como «Simón Díaz» nació en la local­i­dad aragüeña de Bar­ba­coas, el ocho agos­to de 1928, el may­or de los ocho hijos del mat­ri­mo­nio de Juan Díaz y María Márquez de Díaz y des­de niño estu­vo inmer­so en la vida campesina de su natal Bar­ba­coas, pueblo ganadero donde absorbió las tradi­ciones y la musi­cal­i­dad del llano.

Des­de pequeño impro­vis­a­ba coplas escuchadas a los artis­tas locales y tonadas apren­di­das en las jor­nadas de arreo y ordeño. Las primeras lec­ciones de músi­ca las recibió de su papá Juan Díaz, quien toca­ba el cor­netín en la ban­da del pueblo. Tam­bién fue su padre el primero en ani­mar­lo a tocar el cua­tro vene­zolano y can­tar boleros.

“A los 12 años murió mi papá y me tocó ser el hom­bre de la famil­ia”, relató. En 1940, Simón se fue con su madre y sus siete her­manos a San Juan de los Mor­ros, cap­i­tal del esta­do Guári­co donde cul­minó pri­maria y recibió sus primeras lec­ciones for­males de músi­ca con el mae­stro Ramón Ziegler. Ado­les­cente com­par­tió estu­dios musi­cales con la ven­ta de empanadas, dul­ces y otras comi­das preparadas por su madre doña María, para sosten­er a sus hermanos.

A los 15 años, Simonci­to comen­zó a tra­ba­jar en un cen­tro social de San Juan de los Mor­ros como asis­tente y atrilero de la agru­pación local Orques­ta Siboney y poco tiem­po después empezó a pre­sen­tarse como actor humorís­ti­co bajo el apo­do de “El Cha­to”, alter­nan­do con la orquesta.

En su primer dis­co, Llegó Simón, grabó la Tona­da del Cabres­tero, primera de una larga lista para destacar y pop­u­larizar este género pro­pio del ordeñador en el campo

Un día, el can­tante de plan­ta de la agru­pación se enfer­mó y a solic­i­tud del dueño del local, le tocó reem­plazar­lo. Años después con­ta­ba una gra­ciosa anéc­do­ta: Decidió can­tar el bolero Dos almas del com­pos­i­tor argenti­no Domin­go Fabi­ano. ¡En ple­na actuación, al impro­visa­do can­tante se le olvidó la letra! Para salir del per­cance comen­zó a impro­vis­ar con sonidos gutu­rales. La ocur­ren­cia fue muy aplau­di­da por el públi­co entre risas. ¡Y así la grabó años más tarde! Por un tiem­po Simón Díaz fue el bolerista de la Orques­ta Siboney y esa expe­ri­en­cia lo estim­uló a bus­car cauce a su inqui­etud en el mun­do del espec­tácu­lo como cantante.

El 19 de mar­zo de 1949 Simón se fue a Cara­cas a pro­bar suerte y mejores for­mas de vida para él y su famil­ia. Al día sigu­iente de su arri­bo a la cap­i­tal, con­sigu­ió su primer empleo: cobrador en una sucur­sal del Ban­co Vene­zolano de Crédi­to. Su interés por apren­der músi­ca lo llevó a recibir clases de piano en la par­ro­quia caraque­ña de San Juan, con el com­pos­i­tor, pianista y docente Teó­fi­lo León. Después de apro­bar el exa­m­en del exi­gente docente y direc­tor de orques­ta Vicente Emilio Sojo, se inscribió en el turno ves­per­ti­no de la Escuela Supe­ri­or de Músi­ca y allí estudió por seis años.

Incursión radial

A medi­a­dos de los años 50, Simón Díaz era cono­ci­do por su pro­gra­ma de radio El llanero en el cual mez­cla­ba come­dia con can­ciones propias que lo con­virtieron en uno de los artis­tas más pop­u­lares de la Venezuela de entonces. En 1963, Simón Díaz cono­ció al músi­co, com­pos­i­tor y pro­duc­tor musi­cal Hugo Blan­co, quien sería muy impor­tante en su car­rera al fir­mar su primer con­tra­to discográ­fi­co con Pala­cio de la Músi­ca. De la unión entre Díaz y Blan­co surgieron 16 álbumes de larga duración.

Dis­co de vini­lo o long play Cabal­lo Viejo en su ver­sión en inglés

Gra­cias a Blan­co grabó en el álbum Par­ran­da Criol­la los temas Por Elba y Mata­gente, de corte humorís­ti­co, bue­na parte de su reper­to­rio. Al año sigu­iente sal­ió a la ven­ta el álbum Llegó Simón, donde se incluyó el éxi­to El superbloque, que afi­an­zaría su naciente pop­u­lar­i­dad. En 1966 pro­du­jo el dis­co Caracha Negro, títu­lo alu­si­vo a una de sus fras­es más rep­re­sen­ta­ti­vas. En 1961, Díaz con­tra­jo mat­ri­mo­nio con Bet­ty Gar­cía Urbano, unión que duró has­ta su fal­l­ec­imien­to y con quien pro­cre­aría a sus tres hijos Bettsy­mar, Simón y Juan Bautista Díaz Gar­cía. A su esposa Bet­ty le com­pu­so Luna de Margarita.

En la pantalla chica

La car­rera tele­vi­si­va de Simón Díaz comen­zó en 1960 con el pro­gra­ma La Quin­ta de Simón y con­tin­uó con los espa­cios Reina por un Día, Criol­lo y Sabroso, El Show de Jose­lo y Simón y Con­tes­ta por Tío Simón. En 1978, ini­ció en Vene­zolana de Tele­visión el espa­cio Las Artes y Los Ofi­cios jun­to al actor y decla­mador vene­zolano Oscar Martínez. ¡Solo grabó un pro­gra­ma porque Martínez perdió la vida en un acci­dente auto­movilís­ti­co una sem­ana después!

Su car­rera en tele­visión se extendió has­ta los años noven­ta con otros pro­gra­mas en los que pro­movía la músi­ca y las tradi­ciones vene­zolanas. En 1963 debutó en el cine en Cuen­tos para may­ores, dirigi­da por Román Chal­baud, a la que seguiría la Isla de sal en 1964. En 1966 tra­ba­jó en la pelícu­la El reportero. Luego de una breve pausa, el Tío Simón  volvió al cine en 1975 en La bom­ba y al año sigu­iente en Fiebre. En 1977 Simón Díaz fig­uró en La invasión y en 1978 en La empre­sa per­dona un momen­to de locu­ra, siem­pre en pape­les entre humorís­ti­cos y dramáticos.


Golpe y Pasaje de Tío Simón. Dis­co de aceta­to. Año 1978

La radio con­solidó su pop­u­lar­i­dad. Media Hora con Jose­lo y Simón, músi­ca y humor jun­to a su her­mano a través de Radio Rum­bos a las 6:30 de la tarde, con alto niv­el de audi­en­cia. En esta emiso­ra por muchos años pre­sen­tó Rum­bos, Coplas y Can­ciones con altísi­ma sin­tonía, con la vocal­ista Jose­fi­na Rodríguez y Vicente Flo­res y su con­jun­to, siem­pre con las can­ciones de su llano.

A medi­a­dos de los años cin­cuen­ta, Simón Díaz sin­tió en peli­gro de extin­ción a la tona­da llan­era, can­tos de tra­ba­jo del llano vene­zolano. Los hacen­da­dos mecanizaron el ordeño y con el nue­vo méto­do podía desa­pare­cer el ofi­cio de los ordeñadores, quienes des­de siem­pre se valieron de sus can­tos para estim­u­lar a las vacas.

En su primer dis­co, Llegó Simón, grabó la Tona­da del Cabres­tero, primera de una larga lista para destacar y pop­u­larizar este género pro­pio del ordeñador en el cam­po. Una de las más cono­ci­das es la Tona­da de Luna Llena ver­sion­a­da e inclu­i­da en la ban­da sono­ra de la pelícu­la La flor de mi secre­to, del cineas­ta español Pedro Almod­ó­var en 1995.

El más pop­u­lar de los pro­gra­mas tele­vi­sivos de Simón Díaz fue Con­tes­ta por Tío Simón, trans­mi­ti­do por once años por Vene­zolana de Tele­visión en las décadas de los seten­ta y ochen­ta, con­duci­do bajo el apo­do de «Tío Simón». En ese espa­cio edu­ca­ba a los niños sobre la músi­ca y el folk­lore vene­zolano, pro­gra­mas que sem­braron las bases para su éxi­to, surgi­do de sus par­tic­i­pa­ciones en pub­li­ci­dad al lado del can­tante infan­til José Vir­gilio Tira­do, “Chus­mi­ta” tam­bién jun­to a Wilmer Macha­do “Coquito” y otros niños inte­grantes del elenco.

Simon Diaz. Cara­cas, 23-09-1979 (ARCHIVO EL NACIONAL)

Simón Díaz fue dis­tin­gui­do con la Orden del Lib­er­ta­dor en su Orden de Gran Cordón, la máx­i­ma con­dec­o­ración que otor­ga el Esta­do vene­zolano, el úni­co artista nacional a quien se le haya impuesto. En 2008, pos­tu­la­do des­de un por­tal de Inter­net donde se recau­daron fir­mas, obtu­vo el Gram­my Lati­no a la Trayectoria.

La pres­en­cia de Simón Díaz para recibir el Gram­my Lati­no puso fin a sus pre­senta­ciones públi­cas, activi­dades artís­ti­cas y empre­sar­i­ales al diag­nos­ticárse­le Mal de Alzheimer. En 2012 recibió el Pre­mio Nacional de Cul­tura Men­ción Músi­ca y su hija, Bettsi­mar Díaz real­izó la serie de micros de tele­visión «Todo sobre mi padre», acer­ca de su trayec­to­ria trans­mi­ti­da  por el canal de noti­cias Globovisión.

En 2013 se hicieron dos hom­e­na­jes discográ­fi­cos a Simón Díaz, uno bajo la pro­duc­ción del músi­co vene­zolano Alain Gómez y otro pro­duci­do con la fil­ial vene­zolana de Sony Music Enter­tain­ment en alian­za con una cono­ci­da cade­na fer­retera vene­zolana. La impor­tan­cia del artista hizo que el Gob­ier­no vene­zolano dec­re­tara tres días de luto ofi­cial por su desapari­ción física.

Cabal­lo Viejo — Simón Díaz en el Teatro Tere­sa Carreño

 

CorreodeLara

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