Las elecciones de Juan Vicente Gómez
El 11 de julio de 1913, el diario El Pregonero publicó la Ley del Censo Electoral, firmada por el presidente Juan Vicente Gómez. El Pregonero publicaba también en esa misma edición la Ley de Elecciones del Distrito Federal. El “Poder Electoral” de la Constitución de Gómez establecía en el artículo 19 que “las falsificaciones, cohechos, el dolo, abuso de autoridad y cualquier otro delito que en el ejercicio de sus funciones cometan los empleados del Censo Electoral, serán juzgados por los Tribunales Competentes con arreglo al Código Penal”.
Los adulantes proclamaron a los cuatro vientos que “las elecciones que el Benemérito General Gómez ofrece al país son claro ejemplo de su vocación democrática. Podemos asegurar con orgullo que en materia de elecciones Venezuela no tiene nada que envidiar a Suiza”, dijo el presidente del estado Trujillo y por la partida secreta le regalaron una casa por Los Dos Caminos.
Rafael Arévalo González, el gran periodista, símbolo histórico de la lucha por la libertad de expresión “agarró el toro por los cachos” y en la misma edición de El Pregonero publicó una gráfica de un “cuarto bate” de la época, hombre ilustre y honesto, con el siguiente texto, al pie de la foto: “Doctor Félix Montes nuestro candidato para la Presidencia de la República en el período constitucional de 1914 a 1918”.
Arévalo González le pregunta al general Gómez: “¿Cómo corresponderá el Gobierno a nuestra actitud? La historia lo dirá. Por lo pronto nos basta con saber que estamos cumpliendo con un deber, y con esperar que el General Gómez cumpla con el suyo”.
Bien se nos alcanza, que no faltará quien al punto, y con ínfulas de oráculo le aconseje que suprima El Pregonero y que nos mande a la cárcel sin pérdida de tiempo.
Rafael Arévalo González es el primer venezolano que reta públicamente al general Gómez.
A las 2 de la madrugada el periódico de Arévalo González fue allanado y la orden que se dio a la Policía fue recoger toda la edición, pero el policía Pablote contó lo siguiente: “Llegamos tarde, porque anoche salieron muchos ejemplares para el interior. ¡Al que le encuentren un periódico de esos se fuñe!”.
Un pregonero conspirador, el mochito Julio Castro, quien tenía un puesto en la esquina de “El Principal” logró comprar cincuenta periódicos “sólo para los amigos”
Hoy, noventa y nueve años después, Rafael Poleo ha logrado adquirir un ejemplar de aquel histórico diario del viernes 11 de julio de 1913. ¡El periódico que tiene Poleo es uno de los pocos ejemplares que salvó para la posteridad el mochito Julio Castro! Los otros fueron quemados.
Rafael Arévalo González, setenta años después de muerto sigue dictando cátedra de vibración periodística con dignidad. Rafael Arévalo González fue a la cárcel. Aquel editorial le costó trece años en La Rotunda y murió en abril de 1935. Félix Montes, logró escapar y regresó a Venezuela 25 años después.
Así son las cosas.