Vidal Hernández fue el primer documentalista de Cabudare
Luis Alberto Perozo Padua
Periodista
Uno de los hombres de mayor trascendencia en la historia de Cabudare fue don Vidal Hernández Agüero, personaje que figuró en casi todas las actividades que se promovieron para el progreso de la entidad municipal.
La comadrona salió de la oscura habitación y anunció el nacimiento de un varón. Vidal había llegado al mundo en hogar cabudareño en 1874, de la unión de Ramón Brito Hernández y María Agüero.
Testimonios escritos narran que desde sus primeros años, el niño Vidal, mostró inquietud por el campo intelectual, interesándose por la lectura antes de los cuatro años de edad.
Su juventud la dedicó a la lectura e investigación, desarrollando actividades culturales trascendentales para Cabudare, constituyendo la Asociación Religiosa San Juan Bautista, en donde logró agrupar las cofradías y organizaciones entorno al templo matriz.
A principios del siglo XX, Vidal Hernández, se encargó de dirigir los trabajos de refacción del camposanto municipal, acción que le llevó a organizar una junta interventora con la participación del Ejecutivo regional y el cabildo local. En paralelo, fungió también como maestro de primeras letras en la escuela Ezequiel Bujanda de Cabudare.
Compilador y periodista
Durante las tres primeras décadas del siglo XX, Vidal Hernández se trazó como propósito organizar el monumental índice documental del Distrito Cabudare, registrando y compilando en dos tomos, documentos oficiales de los años 1844 hasta 1936, un legado invalorable y único en la región.
En los años cuarenta, encontramos a este enérgico cabudareño en las lides periodísticas, fundando y dirigiendo el periódico El Número, de diaria circulación que luego expandió sus páginas y se transformó en un semanario.
En el diario EL IMPULSO, Vidal Hernández, figuró como asiduo articulista por varias décadas, con interesantes crónicas y reseñas sobre el acontecer cabudareño, hasta 1955, año que lo alcanza la muerte en su natal Cabudare.
Don Vidal Hernández Agüero, organizó y resguardó los papeles históricos de Palavecino para que las generaciones venideras conocieran épocas pasadas de su lar nativo.