Templos e iglesias de Barquisimeto de antaño

La iglesia de la Inmaculada Concepción fue el primer templo de Barquisimeto. Construida a principios del siglo XVII. Contaba con tres naves y una elevada torre de cuatro cuerpos. 

En 1736 hubo un ter­re­mo­to que der­ribó uno de los cuer­pos de la torre; la recon­struyeron en el breve lap­so de seis meses, según algunos tes­ti­mo­nios históri­cos esta­ba ubi­ca­da en la esquina de la calle 25.  En 1812 otro ter­re­mo­to dev­astó la ciu­dad, incluyen­do la igle­sia, que sería recon­stru­i­da en 1853 por el pres­bítero José Macario Yépez, quien fue enter­ra­do en el templo.

La igle­sia San Fran­cis­co fue erigi­da en 1832 bajo las ruinas de una capil­la de un con­ven­to de Nues­tra Seño­ra de la Purifi­cación de la orden Fran­cis­cana por decre­to de Mon­señor Sil­vestre Gue­vara Lira. Con­stru­i­da bajo la direc­ción de Mar­i­ano Raldíriz, her­mano del pres­bítero José María Raldíriz, quien tam­bién había tra­ba­ja­do en la con­struc­ción del Mon­u­men­to La Cruz Sal­vado­ra en 1856, hoy plaza Macario Yépez.

La igle­sia de San Fran­cis­co de Asís fue con­sagra­da Cat­e­dral en abril de 1865, sien­do la segun­da par­ro­quia de la ciu­dad. El reloj le fue colo­ca­do en 1888 y sería el primero en un espa­cio públi­co. El ter­re­mo­to de 1950 afec­tó su estruc­tura que fue remod­e­la­da y de allí surgió la idea de con­stru­ir una nue­va Catedral. 

Al regre­so de bar­quisimetanos que habían par­tic­i­pa­do en la guer­ra Fed­er­al, como hom­e­na­je a su arro­jo, dece­nas de fusiles fueron enclava­dos en la parte supe­ri­or del fron­tis del tem­p­lo que a su restau­ración fueron quitados. 

Posee un órgano ubi­ca­do en la parte supe­ri­or, úni­co en la ciu­dad y tal­las que devienen del siglo XIX,  que a estas alturas del devenir y des­cui­do al que se encuen­tra someti­do nue­stro pat­ri­mo­nio históri­co, cul­tur­al y reli­gioso, resul­ta difí­cil clasi­ficar su situación. Allí yace enter­ra­do el obis­po Agüe­do Felipe Alvara­do, de allí que sea mora­da de padres Franciscanos.

La Igle­sia de Nues­tra Seño­ra de Alt­a­gra­cia, estu­vo ubi­ca­da primera­mente en la calle 21 con car­rera 17, tam­bién sería reduci­da a ruinas por el ter­re­mo­to de 1812.  En 1903 el pres­bítero Juan Bautista Fal­cón comen­zó a recon­stru­ir­lo donde se hal­la­ba uno de los cemente­rios de la ciu­dad (calle 21 entre car­rera 19 y la calle del Com­er­cio) y lo con­cluyó una jun­ta de veci­nos a medi­a­dos de 1920. 

La con­struc­ción que actual­mente luce deviene de una remod­elación real­iza­da en 1969, año en que fue dec­re­ta­da par­ro­quia. En 1949 le fue con­fi­a­da a padres Capuchinos.

La igle­sia San­ta Rosa de Lima fue fun­da­da por el misionero capuchi­no Fray Agustín de Vil­l­abañez entre 1677 y 1773. Es el san­tu­ario de la Div­ina Pas­to­ra, una de las  advo­ca­ciones mar­i­anas de may­or cul­to en Améri­ca Latina. 

La actu­al igle­sia fue con­stru­i­da entre 1836 y 1860, pero tam­bién afec­ta­da por los movimien­tos telúri­cos que han dev­as­ta­do nue­stro pat­ri­mo­nio reli­gioso y  ha sido someti­da a varias remod­ela­ciones, la últi­ma en 2002.

La Igle­sia de San Juan Evan­ge­lista lla­ma­da tam­bién La Mila­grosa, cono­ci­da como de San Juan Evan­ge­lista, ubi­ca­da en la car­rera 15 frente a la plaza González Pacheco cono­ci­da como San Juan,  fue dec­re­ta­da por mon­señor Anto­nio María Dubuc el 27 de sep­tiem­bre de 1933, año en que se ini­cia­ría la con­struc­ción que cul­minó en 1947. Fue encomen­da­da a los padres Paúles.

La igle­sia Nues­tra Seño­ra de la Paz fue con­stru­i­da en 1896, pero el ter­re­mo­to de 1950 la afec­tó seri­amente y fue remod­e­la­da y recon­stru­i­da en 1959, lucien­do un esti­lo góti­co que la caracteriza.

La igle­sia de San José cedi­da a los padres reden­toris­tas, fue crea­da como Par­ro­quia por decre­to del 2 de agos­to de 1964, aun cuan­do su con­struc­ción data del s. XIX y es uno de los tem­p­los más antigu­os de la ciudad.

La Basíli­ca Menor San­to Cristo de la Gra­cia ubi­ca­do en la car­rera 23 esquina de la calle 31, en El Man­te­co, comen­zó a con­stru­irse el 28 de abril de 1940 y fue ben­de­ci­da ofi­cial­mente en 1955. 

Desta­ca por ele­men­tos góti­cos que la car­ac­ter­i­zan. Los padres reden­toris­tas insta­laron una casa de oración en 1925, a un lado de donde se eri­giría el tem­p­lo. Obtu­vo la condi­ción de Basíli­ca Menor por decisión del papa Juan Pablo II en 1994.

La Cat­e­dral de Nues­tra Seño­ra del Car­men o Cat­e­dral de Bar­quisime­to fue con­sagra­da el 14 de enero de 1969. Fue con­stru­i­da por el arqui­tec­to Jahn Bergkamp entre 1953 y 1968. Para su momen­to era una obra de avan­za­da inge­niería con for­ma de parab­o­loide hiperbólico. 

El proyec­to orig­i­nal fue lig­era­mente mod­i­fi­ca­do y requir­ió de exten­sos cál­cu­los estruc­turales, puesto que el techo está for­ma­do por pan­e­les de acríli­co sostenido por una red de cables de acero post ten­sa­dos y recu­bier­tos de concretos. 

La torre del cam­pa­nario en su dis­eño orig­i­nal seme­ja­ba a la torre cen­tral: el de una flor inver­sa. Ha sido someti­da a varias refac­ciones. Es el des­ti­no de la pro­ce­sión de la ima­gen de la Div­ina Pas­to­ra, que cada 14 de enero parte de San­ta Rosa has­ta allí, para luego empren­der el recor­ri­do par­ro­quial que con­cluye el sába­do pre­vio a la Sem­ana San­ta, cuan­do retor­na en medio de la algar­abía a su nicho en la igle­sia de San­ta Rosa.

Durante la Sem­ana San­ta, los fieles cris­tianos real­izan el recor­ri­do por siete tem­p­los a par­tir del Jueves San­to, como apología de las paradas que real­izó Cristo antes de su cru­ci­fix­ión y recuer­da los siete per­son­ajes y lugares que encon­tró Jesús:

1° El jardín de Get­se­maní donde oró la últi­ma noche antes de ser arrestado.

2° En la casa de Anás, quien presidía el Sane­drín, donde fue abofeteado.

3° La casa de Caifás, donde fue escu­pi­do y pade­ció injurias y dolores durante toda una noche.

4° La casa de Pilatos, donde fue acu­sa­do con fal­sos testimonios.

5° El pala­cio de Herodes donde fue injuriado.

6° Vuel­to a la casa de Pilatos fue azo­ta­do, escarneci­do, con­de­na­do a muerte y le colo­caron una coro­na de espinas.

7° De la casa de Pilatos, fue con­duci­do en medio de azotes y vilipen­dios car­gan­do una cruz a cues­tas has­ta el monte del Cal­vario donde fue crucificado.

De allí la cos­tum­bre de la feli­gresía en recor­rer siete tem­p­los por la paz; en agradec­imien­to al reden­tor su padec­imien­to y alabación de su pro­ced­er. Esta prác­ti­ca españo­la, des­de la colo­nia impera en el devo­cionario cristiano.

Carlos Eduardo López Falcón 

Fotos: Gise­lo Blanco/Evaristo Réyes/Federico Marchena/Luis Suárez