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La fiebre del “oro blanco” en los llanos venezolanos

Fabián Capecchi van Schermbeek
Escritor y publicista

La moda de los sombreros de plumas en Europa a finales del siglo XIX produjo una matanza indiscriminada de garzas que estuvo a punto de extinguirlas en los llanos venezolanos


En París, cuna de la moda, a finales del siglo XIX se pusieron de moda las plumas, pero no cualquier pluma, sino las más finas plumas de garza prove­nientes de los llanos vene­zolanos y colom­bianos. La nue­va moda hizo furor en toda Europa. Las damas euro­peas lucían en sus som­breros grandes pena­chos empluma­dos, como una for­ma chic de mostrar públi­ca­mente su esta­tus social.

La deman­da de plumas de garza cre­ció tan ver­tig­i­nosa­mente, que aque­l­las olvi­dadas regiones de Venezuela comen­zaron a ser inva­di­das en una locu­ra pare­ci­da a la “fiebre del oro”, por una legión de europeos que nave­gan­do a través del Orinoco en los lla­ma­dos “bar­cos de pale­ta”, pen­e­traron la zona, des­de el Arau­ca has­ta el Meta para insta­larse y explotar el flo­re­ciente nego­cio de las plumas.

El nego­cio fue tan próspero que las garzas fueron cazadas casi has­ta su extin­ción. Bioguía

Los elab­o­ra­dos dis­eños de aque­l­los som­breros uti­liz­a­ban muchos tipos de plumas.  Entre las más cod­i­ci­adas esta­ban las largas plumas de la garza real lla­madas Aigrettes (Cas­merodius albus) o el fino plumón de los pichones de la garci­ta blan­ca o chus­mi­ta (Egret­ta thu­la) lla­madas Crosse. Aunque tam­bién se usaron las plumas de garza gris, garzas pale­ta, coro­co­ras, car­raos gabanes, patos y todo lo que tuviese plumas. 

Los pre­cios dependían de su con­fec­ción y orig­i­nal­i­dad. Se requerían 300 garzas para pro­ducir ape­nas un solo kilo de plumas y el val­or de las plumas por peso alcanzó pre­cios sim­i­lares al del oro.

[drop­shad­ow­box align=“none” effect=“lifted-both” width=“auto” height=”” background_color=”#fdbd7c” border_width=“1” border_color=”#dddddd” ]Rómu­lo Gal­le­gos en su obra Doña Bár­bara señala cómo Bal­bi­no Pai­ba robó dos arrobas de plumas que el amo del hato de Altami­ra, el doc­tor San­tos Luzar­do, envi­a­ba para la ven­ta, y su pre­cio fue tasa­do en veinte mil pesos oro. Más ade­lante dice: “las quince moro­co­tas envi­adas por La Doña a Maricela, su hija, tenían un val­or de tre­scien­tos pesos oro”[/dropshadowbox]

A finales del siglo XIX Venezuela era un país muy pobre, rur­al, dev­as­ta­do por las con­tin­uas guer­ras civiles y enfer­medades. Y de pron­to, surge la deman­da por estas plumas que alcan­za pre­cios tan exor­bi­tantes que sobrepasa­ban por mucho los salarios urbanos e inclu­so mucho más de lo que podía obten­erse con la ven­ta de pro­duc­tos pecuar­ios y agrí­co­las.  Una ver­dadera estamp­i­da de cazadores y recolec­tores de plumas de garza aban­donaron las labores del cam­po para hac­erse ricos garce­an­do.

 En Paris en 1898, cer­ca de 10 mil per­sonas se ded­i­ca­ban exclu­si­va­mente al com­er­cio y tratamien­to de plumas para som­breros. En Lon­dres, una sola fir­ma sac­ri­fi­ca­ba 200 mil garzas al año para la con­fec­ción de adornos de som­breros. Lo triste es que las plumas más finas sólo se gen­er­an den­tro de la época de repro­duc­ción, aceleran­do aún más el daño a las especies al matar a la madre con pol­lue­los o huevos recién puestos.

Her­mosas damas lucien­do sus som­breros empluma­dos 1870–1920. Pinterest
Anun­cio de som­breros empluma­dos en Lon­dres. Blog de Lour­des Pérez Martínez, la som­br­erera de Lady Marlo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La explotación de plumas de garza en Venezuela exis­tió des­de mucho antes, pero en menor can­ti­dad. Una ley pro­mul­ga­da por el Lib­er­ta­dor reglamen­tó en uno de sus artícu­los la com­er­cial­ización de plumas de garza y dis­pu­so el remate de los garceros, lugares que las garzas usan como dor­mi­to­rios y para anidar. Quienes salían favore­ci­dos en la sub­as­ta de los garceros, tenían el dere­cho de recoger la regadas durante la noche, pro­duc­to de la cacería.

Este período fue cono­ci­do como la Época de oro de la pluma de garza o la “Época del oro blan­co”. En San Fer­nan­do de Apure lle­garon a exi­s­tir más de 15 casas de com­er­cio grandes ded­i­cadas a la exportación de plumas de garza, cueros y semi­l­las de sarrapia.

Flo­recieron grandes Casas de com­er­cio como el Pala­cio Bar­bar­i­to en San Fer­nan­do de Apure. Ilus­tración Blog de Orlan­do Nieves

Las más famosas fueron la Casa Hnos.Barbarito y Cía (1903), fun­da­da por unos ital­ianos; H.Ligerón de ori­gen francés; Fernández y Compañía fun­da­da en 1895 por los señores Félix y Ramón Fernández; Casa Rodríguez y Puli­do, la cual era propi­etaria, además de una flotil­la de veleros para el inter­cam­bio com­er­cial con Ciu­dad Bolívar, el Alto Apure, Nutrias, La Unión y El Baúl.  Todas estas casas com­er­ciales tenían ofic­i­nas en París.

El 70% de las plumas se exporta­ba a Fran­cia, sien­do París el núcleo man­u­fac­turero de este adorno y cen­tro de redistribución a otros países europeos. El segun­do des­ti­no fue el mer­ca­do británico con el 15,62 % del total y en ter­cer lugar Ale­ma­nia, sien­do Ham­bur­go el cen­tro de distribución a Berlín, otras ciu­dades ale­m­anas y cen­tro- europeas.

[drop­shad­ow­box align=“none” effect=“lifted-both” width=“auto” height=”” background_color=”#fdbd7c” border_width=“1” border_color=”#dddddd” ]Entre 1890 y 1913 la exportación de plumas de garza implicó la matan­za de un mín­i­mo de 8 mil­lones de garzas blan­cas y 1 mil­lón y medio de garzas chus­mi­ta entre otras especies[/dropshadowbox]

No había quién hiciese cumplir las leyes sobre la can­ti­dad de aves que se caz­a­ban, el con­tra­ban­do ile­gal superó al ofi­cial, lle­gan­do a desa­pare­cer por com­ple­to las garzas en muchos lugares de los llanos.

Tam­poco era fácil explotar esa indus­tria. La per­ma­nente vig­i­lan­cia en los garceros durante el día y la noche, su tenen­cia y trans­porte con­sti­tuía un enorme peli­gro. Este com­er­cio no solo pro­du­jo grandes riquezas a la zona, sino que tam­bién atra­jo como siem­pre a ban­di­dos que asalta­ban a los com­er­ciantes de plumas, con­vir­tien­do la zona en un sitio muy peligroso.

Curiosa­mente este eco­cidio chic, logró que surgiese la primera cam­paña con­ser­va­cionista del mun­do en 1896, cuan­do dos damas de Boston, Har­ri­et Hemen­way y Min­na Hall crearon la Sociedad Audubon en los Esta­dos Unidos dirigi­da a las mujeres para deten­er la atroz matan­za de mil­lones de aves.

El exter­minio de las garzas tra­jo nefas­tas con­se­cuen­cias como la pro­lif­eración de pla­gas de insec­tos que arrasaron las cose­chas y propa­garon enfer­medades, al romperse el equi­lib­rio del eco­sis­tema. La explotación llegó a su pun­to cul­mi­nante en 1914 y comen­zó a dis­minuir al estal­lar la primera Guer­ra Mundi­al. Iróni­ca­mente, este ter­ri­ble con­flic­to humano y sus con­se­cuen­cias salvó a las garzas y ter­minó por extin­guir la moda de los som­breros de plumas.

Garcero en los llanos de Por­tugue­sa. Autor: Playa El Yaque, Wikipedia

FOTO DE PORTADA: La mujer tras el arma de Gor­don Ross. Ilustración en- Puck, v. 69, no. 1786 (1911 May 24), página cen­tral. © 1911 by Kep­pler & Schwarzmann

Fuente:
Cunill Grau, Pedro. (2007) Geo­his­to­ria de la sen­si­bil­i­dad en Venezuela. Tomo 2. Capí­tu­lo XXIII. Cos­tum­bres ances­trales y modas en la uti­lización de la plumería Cara­cas, 2007
Rodríguez Mira­bal, Adeli­na. (1994) El Com­er­cio de plumas de garza a Venezuela, 1884 — 1930. Por los caminos del llano a través de su his­to­ria. Arau­ca. Colom­bia. Acad­e­mia de his­to­ria de Arauca
Zer­pa Mira­bal, Alfon­so (1998). Explotación y com­er­cio de plumas de garza en Venezuela (Fines del Siglo XIX — prin­ci­p­ios del siglo XX) Cara­cas, Edi­ciones del Con­gre­so de la República

CorreodeLara

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