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La Vaca Sagrada: Mitos y Realidades

Luis Heraclio Medina Canelón
Abogado — Historiador

Seguramente todos los venezolanos nacidos en siglo XX escuchamos hablar más de una vez de “La Vaca Sagrada”, el más famoso de los aviones presidenciales venezolanos.  Pero muchas de las cosas que se han dicho han sido distorsionadas o son falsas.


El ori­gen del avión.

A finales de los años trein­ta la indus­tria de la aviación se encon­tra­ba en ple­na expan­sión y se desar­rol­la­ban nuevos mod­e­los de aviones, más grandes, con may­ores capaci­dades y más altas veloci­dades. Entre las empre­sas líderes del mun­do se encon­tra­ba la norteam­er­i­cana Dou­glas, que desar­rol­la­ba un gran avión de pasajeros, el lla­ma­do DC‑4, con cua­tro motores del cual las prin­ci­pales líneas aéreas norteam­er­i­canas ya habían hecho var­ios pedi­dos, pero a prin­ci­p­ios de la déca­da de los cuarenta Esta­dos Unidos se involu­cra en la segun­da guer­ra mundi­al y toda la pro­duc­ción  indus­tri­al norteam­er­i­cana es requeri­da para el esfuer­zo béli­co, de man­era que todos los aviones DC‑4 son toma­dos para el trans­porte mil­i­tar, y pasan a ten­er la denom­i­nación mil­i­tar C‑54, cono­ci­do mejor como “SKYMASTER”. 

La “Sacred Cow”

El ascen­sor espe­cial para que el pres­i­dente Roo­sevelt pudiera subir en sil­la de ruedas.

Así las cosas, y ya bien entra­da la guer­ra, surge para el gob­ier­no norteam­er­i­cano, la necesi­dad de dispon­er de un medio de trans­porte seguro, dis­cre­to y rápi­do para trans­portar al pres­i­dente Franklin Delano Roo­sevelt a través del Atlán­ti­co, con toda la como­di­dad y seguri­dad posi­ble y sobre todo de man­era sec­re­ta.  Se debe recor­dar que en esos tiem­pos la nave­gación por el océano Atlán­ti­co  todavía sufría los ataques de los sub­mari­nos.  Es así como el “Secret Ser­vice”, ofic­i­na encar­ga­da del trans­porte y seguri­dad del pres­i­dente esta­dounidense, luego de estu­di­ar varias alter­na­ti­vas se decide encar­gar a la Dou­glas un avión “Sky­mas­ter C‑54” con car­ac­terís­ti­cas espe­ciales para que sir­va por primera vez como avión pres­i­den­cial norteam­er­i­cano. Es así como se fab­ri­ca “a pedi­do” el C‑54 que entre otras cosas tenía un ascen­sor en el que Roo­sevelt podía entrar en su sil­la de ruedas (recuérdese que el pres­i­dente sufría de polio y era inváli­do), coci­na,  salón de con­fer­en­cias, dor­mi­to­rio y baño con agua caliente. 

El “Sacred Cow” fue estre­na­do por el pres­i­dente Roo­sevelt en su via­je a Yal­ta, con­fer­en­cia en la que se reunió con Churchil y Stal­in y en la que se definió las esferas de influ­en­cia en todo el mun­do luego de la guer­ra, acuer­dos que todavía hoy tienen sus efec­tos en el plan­e­ta. Dos meses después de la Con­fer­en­cia de Yal­ta, el pres­i­dente Roo­sevelt, que ya esta­ba muy enfer­mo, fal­l­e­ció y lo susti­tuyó en el car­go Har­ry Tru­man, quien usó fre­cuente­mente el “Sacred Cow” en múlti­ples via­jes den­tro y fuera de Esta­dos Unidos. El avión fue bau­ti­za­do como “Sacred Cow” (vaca sagra­da), nom­bre que según algunos se debe a que el Ser­vi­cio Secre­to no deja­ba que nadie se acer­cara ni tocara la aeron­ave, según otros el nom­bre se lo puso Bernar Baruch, asesor del pres­i­dente y has­ta otros lle­gan a decir que el curioso nom­bre se debe a un rui­do que hacía el avión al ater­rizar, que record­a­ba el brami­do de una vaca.

El despa­cho pres­i­den­cial norteam­er­i­cano en la “Sacred Cow”

Sien­do pres­i­dente Tru­man, en 1.947, en pleno vue­lo a bor­do del “Sacred Cow”,  fir­ma una ley lla­ma­da “Acta de Seguri­dad Nacional de 1947”, medi­ante se crea ofi­cial­mente la Fuerza Aérea Norteam­er­i­cana (USAF).  Hay que aclarar, que antes de esta ley, la fuerza aérea no era una fuerza aparte e inde­pen­di­ente, sino que era una rama del ejérci­to norteam­er­i­cano y se llam­a­ba USAAF (Unit­ed Sta­tus Army Air Force o Fuerza Aérea del Ejérci­to Norteam­er­i­cano), de man­era pues que el “Sacred Cow” es lit­eral­mente la cuna donde nació la USAF y como tal es celosa­mente man­tenido como una reliquia históri­ca para la aviación mil­i­tar norteam­er­i­cana.  Luego del peri­o­do de Tru­man el avión sigu­ió sien­do uti­liza­do en diver­sos des­ti­nos ofi­ciales, has­ta que se desin­cor­poró en octubre de 1.961.  Fue desar­ma­do y traslada­do al Museo Nacional de la Fuerza Aérea de los Esta­dos Unidos, en River­side Ohio, donde recibió una cuida­dosa y esmer­a­da restau­ración y es una de las piezas prin­ci­pales de este museo, uno de los may­ores del mun­do.  Hay una especie de “leyen­da urbana” vene­zolana que dice que la “Vaca Sagra­da” vene­zolana, es el mis­mo “Sacred Cow”, pero es  total­mente fal­so, son dos aviones seme­jantes, ambos Dou­glas C‑54, pero el avión que uti­lizaron Roo­sevelt y Tru­man, como se dijo está exhibido en el museo de la USAF y nun­ca vino a Venezuela.

Nues­tra “Vaca Sagrada”

La “Vaca Sagra­da” venezolana.

Al finalizar la guer­ra, el inmen­so poderío indus­tri­al norteam­er­i­cano quedó con una enorme can­ti­dad de equipos que ya no eran nece­sar­ios, lo que se llamó los “exce­dentes de guer­ra”, de man­era que los EE.UU. vendieron armas, uni­formes, aparatos, equipos y toda clase de vehícu­los y naves a los país­es ami­gos.  La Dou­glas pro­du­jo algo más de un mi ejem­plares del “C‑54” Sky­mas­ter, muchos de los cuales sobre­vivieron a la guer­ra; al cesar el con­flic­to se con­virtieron en esos  “exce­dentes de guer­ra” y fueron ven­di­dos a pre­cios muy bajos a todo el que quisiera com­prar­los.  Poco después de la guer­ra, en 1947, el gob­ier­no de Rómu­lo Gal­le­gos, que ya empez­a­ba a dis­fru­tar de la bonan­za petrol­era pacta la com­pra uno de esos aviones C‑54, para uti­lizar­lo como avión pres­i­den­cial.  En el ínterin de la nego­ciación y la lle­ga­da de la aeron­ave a Venezuela se pro­duce el golpe de esta­do y es der­ro­ca­do Gal­le­gos, quien es susti­tu­i­do por la Jun­ta de Gob­ier­no pre­si­di­da por Car­los Del­ga­do Chalbaud.

La “Vaca Sagra­da” actual­mente en el Museo de la FAV en Maracay

Es entonces, el 20 de junio de 1.949, cuan­do el avión lle­ga al Aerop­uer­to Inter­na­cional de Mai­quetía, prove­niente de Dal­las, Texas, pilotea­do por el teniente coro­nel Abel Romero Vil­late, jun­to con un pilo­to norteam­er­i­cano y los mecáni­cos Domin­go Arias, Alfre­do Con­tr­eras e Igna­cio Paz.  Luego de la recep­ción ofi­cial el avión es traslada­do a la Base Aérea de Boca de Río, en Mara­cay, donde se alo­ja en el escuadrón de trans­porte Nro. 1 y se matric­u­la como 7AT1.  Le cor­re­spondió al Tte. Cnel. Car­los Del­ga­do Chal­baud, Ger­mán Suarez Flamerich y al Coro­nel Mar­cos Pérez Jiménez, como suce­sivos pres­i­dentes de las Jun­tas de Gob­ier­no ser los usuar­ios del nov­el avión pres­i­den­cial. No se tiene certeza de quien y cuan­do empezó a lla­mar al avión pres­i­den­cial vene­zolano “Vaca Sagra­da”.  Algún criol­lo que quiso castel­lanizar el nom­bre del famoso avión de Roo­sevelt y Tru­man y se lo adju­dicó al avión pres­i­den­cial nue­stro.  Quizás de allí viene la con­fusión de quienes creen que se tra­ta de un mis­mo avión el “Sacred Cow” y “La Vaca”.

Una trage­dia

La his­to­ria de la Vaca Sagra­da, tiene una parte triste. El 21 de mar­zo de 1.950, en el momen­to de quitar­le el pin de una de las ruedas, el sar­gen­to téc­ni­co Juan Sifuentes fue alcan­za­do por una de las hélices murien­do en el acto por el fuerte golpe sufrido.

Huir en la Vaca

La “Vaca Sagra­da” en Bar­ran­quil­la, cus­to­di­a­da por efec­tivos de la Policía Mil­i­tar colombiana.
May­or Mar­tin Para­da, jefe de los golpis­tas de la FAV en Maracay

Pero la “Vaca Sagra­da” se hizo famosa por los dos escapes para los que fue uti­liza­da en 1.958.  El primero de ellos, en la noche del primero de enero de ese año, una vez fra­casa­da la inten­tona de golpe en con­tra del pres­i­dente Mar­cos Pérez Jiménez, var­ios de los golpis­tas, que se encon­tra­ban en Mara­cay, entre ellos los may­ores Mar­tin Para­da, Home­ro Leal Tor­res, Edgar Suarez Mier y Terán, Roo­sevelt Adri­an­za,  Luis Even­cio Car­ril­lo, Nés­tor Rodríguez, Julio César Castel­lanos, y Emil­iano Peña, cap­i­tanes Gus­ta­vo Fer­nán­dez, José Igna­cio Leycea­ga y Fran­cis­co León, tenientes Fer­nan­do Pare­des Bel­lo (lle­garía a ser min­istro en los seten­ta), Alber­to González, Enio Ramón Ortiz,  Sub­te­niente Pedro Mota Amaya, y los cap­i­tanes civiles Mil­ton Incia­rte y Rafael Guil­lot huyeron pre­cip­i­tada­mente hacia Bar­ran­quil­la, Colom­bia.  Allí en el momen­to del ater­riza­je estu­vo a pun­to de pro­ducirse un grave acci­dente, debido al nervio­sis­mo del pilo­to Mar­tin Para­da, que se evitó por la peri­cia del copi­lo­to civ­il de nom­bre Mil­ton Icia­rte, quien pudo ater­rizar feliz­mente el avión.

Luego de las tramita­ciones legales de rig­or, la “Vaca Sagra­da” fue traí­da de nue­vo a Venezuela, pero quedó fuerte­mente escolta­da en un hangar de La Car­lota y no en Mara­cay,  por órdenes superiores.

Mas tarde, se pro­duce el nue­vo movimien­to golpista del 23 de enero y a primeras horas de la madru­ga­da Pérez Jiménez, ante la neg­a­ti­va de algunos mil­itares de alta grad­uación de recibir­le el poder, decide aban­donar el país.  Según relata­ba el may­or José Cova Rey, pilo­to pres­i­den­cial y ayu­dante de la Casa Mil­i­tar, la idea orig­i­nal de Pérez Jiménez era irse en un avión de Aero­postal, pero Llovera Páez lo hizo desi­s­tir de esa idea ante la seguri­dad de que los golpis­tas no per­mi­tirían que se trasladara ese avión des­de Mai­quetía has­ta La Car­lota. Entonces deci­den uti­lizar a “La Vaca”.   La primera dama de la repúbli­ca, doña Flor, y sus niñas se encon­tra­ban en la emba­ja­da de Paraguay y es traslada­da, sin ningún incon­ve­niente,  por el jefe de la Casa Mil­i­tar, el coro­nel Alber­to Paoli, has­ta la Car­lota.  Simultánea­mente lle­garon de Miraflo­res el pres­i­dente, acom­paña­do de sus colab­o­radores más cer­canos Llovera Páez, For­tu­na­to Her­rera,  Raúl Soulés Baldó, Gutiér­rez Alfaro y sus famil­iares, un total de unas veinte per­sonas.   El may­or Cova Rey, quien pilotaría el avión se encon­tró con que los altos ofi­ciales que habían sido comi­sion­a­dos para  pon­er en condi­ciones de vue­lo el avión pres­i­den­cial se habían ido de su puesto. Entonces Cova chequea el avión y se da cuen­ta de que no tiene sufi­ciente gasoli­na, por lo que sug­iere a MPJ que uti­lizaran un avión más pequeño, un DC3, a lo que Pérez se nie­ga ya que ten­drían que dejar a la mitad de los acom­pañantes.  Pérez Jiménez le sug­iere a Cova ir en “la Vaca” has­ta  Orchi­la y pedir que les envíen la gasoli­na que fal­ta para com­ple­tar el vue­lo, a lo que Cova le responde: “Neg­a­ti­vo mi gen­er­al, cuan­do este avión despegue Ud. ya no será pres­i­dente.“ Ante la situación se pide una cis­ter­na de com­bustible a Mai­quetía, pero es incen­di­a­da por los exal­ta­dos en ple­na autopista.  Más tarde se pide otra cis­ter­na, que puede lle­gar a La Car­lota fuerte­mente escolta­da, hora y media después, ante el deses­pero de los via­jeros.  A las tres y diez min­u­tos de la madru­ga­da todo está lis­to para salir, pero no hay copi­lo­to, el ofi­cial que debía cumplir esa fun­ción, se había ido.  El mecáni­co que debía acom­pañar el vue­lo, al ser requeri­do por el may­or Cova que suba en el avión, hace la “señal de cos­tum­bre” con los dedos y le dice “Miiii”.negándose a abor­dar.  Aparece otro mae­stro téc­ni­co Anto­nio Márquez Bel­lo, que se incor­po­ra a la trip­u­lación.  Final­mente despe­gan sin luces de bal­iza­je, con la colab­o­ración de algunos vehícu­los que alum­braron la pista con sus faros.  Con el temor de ser ata­ca­dos por las baterías anti­aéreas del min­is­te­rio de la defen­sa o de los buques alza­dos frente a Mai­quetía, tomaron rum­bo Curazao y luego Repúbli­ca Domini­cana, a donde lle­garon sin novedad.   Un mes después el  mis­mo Cova Rey tra­jo “La Vaca” de regre­so a Venezuela.

Por esa manía que tienen cier­tos políti­cos de aban­donar todo lo que ten­ga que ver con el “gob­ier­no ante­ri­or” “La Vaca Sagra­da” no volvió a ser uti­liza­da por los pres­i­dentes pos­te­ri­ores y arru­ma­da en la Base Aérea Lib­er­ta­dor  se fue dete­ri­o­ran­do.  Durante los años seten­ta el Coro­nel Cova Rey trató de lograr la repo­ten­ciación de la nave, pero no hubo interés en recu­per­ar el avión que todavía tenía mucha vida útil, al igual que cen­tenares de otros C‑54 que seguían volan­do por todo el mundo.

Luego de lle­gar a Bar­ran­quil­la en “la Vaca Sagra­da”, reci­bieron asi­lo de Colom­bia Mar­tin Para­da, Home­ro Leal Tor­res, Edgar Suarez Mier y Terán, Roosvelt Adri­an­za, Luis Even­cio Car­ril­lo, Nestor Rodríguez, Julio César Castel­lanos, y Emil­iano Peña, cap­i­tanes Gus­ta­vo Fer­nán­dez, José Igna­cio Leycea­ga y Fran­cis­co Leon, tenientes Fer­nan­do Pare­des Bel­lo , Alber­to González, Enio Ramón Ortiz, Sute­niente Pedro Mota Amaya, y los cap­i­tanes civiles Mil­ton Incia­rte y Rafael Guillot

Afor­tu­nada­mente la libre­ta de vue­lo del 7A-T1 “Vaca Sagra­da” fue con­ser­va­da por uno de sus pilo­tos, el gen­er­al Rum­mel Med­i­na,  gra­cias a quien sub­sis­ten los valiosos datos del ser­vi­cio de esta aeron­ave históri­ca, lo que per­mite recon­stru­ir feha­cien­te­mente las peripecias de la nave.

Hoy la “Vaca Sagra­da” des­cansa en el Museo Aeronáu­ti­co de Maracay.

FUENTES:

Artícu­lo “HABLA LA VACA SAGRADA” por el coro­nel (Av.) Luis Hernán Pare­des en “ANUARIO AERONAUTICO 84” Nro. 4, Diciem­bre de 1.984

Revista “BOHEMIA” Nro. 773, enero de 1.978.

http://www.nationalmuseum.af.mil/Visit/Museum-Exhibits/Fact-Sheets/Display/Article/195813/douglas-vc-54c-sacred-cow/

Luis Medina Canelón

Abogado, escritor e historiador Miembro Correspondiente de la Academia de Historia del Estado Carabobo

2 comentarios en «La Vaca Sagrada: Mitos y Realidades»

  • TULIO H-MOSALVE SERRADA MI CORREO TULIOMON 18 HOTMAIL.COM

    EXCELENTE DATOS HISTORICOS GRACIAS

    Respuesta
  • Exce­lente, la nar­ra­ti­va del conocimien­to sobre la aeron­ave. Me gus­taría agre­gar que al escapar de Venezuela el Pres­i­dente llev­a­ba varias male­tas y una dejo olvi­da­da en el aerop­uer­to y según con­tenía doc­u­men­tos muy valiosos y dinero. Por eso la gente le comen­zó a lla­mar la vaca sagrada.

    Respuesta

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