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Maracaibo 1870–1925: ¿el glorioso ayer?

Angel Rafael Lombardi Boscan
@lombardiboscan
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ

El pasado es prácticamente inasible. El olvido acaba con todo. Los faraones lucharon contra el olvido y nos dejaron esos monumentos silenciosos, las pirámides monumentales, como vestigios mudos de esa lucha desigual entre la memoria y la muerte


Dec­i­mos esto porque la his­to­ria no son los hechos propi­a­mente en sí sino la per­cep­ción que los his­to­ri­adores elab­o­ran sobre esos hechos e impo­nen a la may­oría. Y es más impor­tante estu­di­ar las inten­ciones del his­to­ri­ador que las causas y efec­tos de esos hechos y acontecimientos.

Si soy un his­to­ri­ador finan­cia­do por el Esta­do mis con­clu­siones se alin­earán a los designios del Poder y mi dis­cur­so será en defen­sa del sta­tus quo pre­dom­i­nante y bajo el dominio de las elites de ese momen­to. Esto es lo usu­al casi siempre.

Si me finan­cia un pri­va­do será el rela­to apologéti­co de la per­sona que me mojó la mano. Decir todas las ver­dades no fun­ciona en estos casos a ries­go de ser des­pe­di­do. Las mejores his­to­rias son las inde­pen­di­entes y com­pe­tentes pro­fe­sion­al­mente hablan­do que pueden decir la ver­dad. Y esto no abun­da, y mucho menos den­tro de una sociedad desahu­ci­a­da como la vene­zolana en que sus prin­ci­pales uni­ver­si­dades han sido des­man­te­ladas todas.

Dec­i­mos todo esto porque hay una matriz de opinión insta­l­a­da en el incon­sciente colec­ti­vo mara­bi­no y zuliano sobre un pasa­do glo­rioso que cor­re­sponde a las tres últi­mas décadas del siglo XIX y comien­zo del XX cuan­do Mara­cai­bo se con­vir­tió en la “Ate­nas de Venezuela”. Como todo hay que mati­zar esto. Mara­cai­bo fue una ciu­dad-puer­to cuyo atrac­ti­vo prin­ci­pal des­de su fun­dación en 1529 por los ale­manes es que se con­vir­tió en el eje nodal de un cir­cuito agro expor­ta­dor con conex­iones con la zona and­i­na y el San­tander colombiano.

La pro­duc­ción del inte­ri­or (gana­do, cacao, plá­tanos, caña de azú­car y café entre otros pro­duc­tos) lle­ga­ba has­ta el puer­to de Mara­cai­bo por rús­ti­cos caminos de are­na y piedra y sobre todo por los numerosos ríos. De hecho, Mara­cai­bo, fue un muy mal puer­to oceáni­co aunque estratégi­ca­mente muy bien situ­a­do. La entra­da al Lago por la Bar­ra era y lo sigue sien­do un obstácu­lo de la nat­u­raleza un tan­to molesto por sus bajos fon­dos y traicioneras mar­eas. Toda esa pro­duc­ción agrí­co­la y pecuar­ia, la más coti­za­da en los mer­ca­dos mundi­ales luego de la Rev­olu­ción Indus­tri­al (1750) en Inglater­ra, salía des­de Mara­cai­bo al exterior.

Los artí­fices de ese empo­rio económi­co bási­ca­mente fueron inver­sion­istas extran­jeros ingle­ses, ital­ianos, france­ses, holan­deses y sobre todo, los ale­manes. Ale­ma­nia, aunque es más pre­ciso decir que las Ciu­dades Hanseáti­cas, muy en espe­cial Ham­bur­go y Bre­men. Des­de 1840 cobró for­ma el Cir­cuito Agro-Expor­ta­dor mara­bi­no muy bien tra­ba­ja­do por el Doc­tor Ger­mán Car­do­zo Galué, inves­ti­gador de gran relieve de la His­to­ria Region­al en Venezuela.

Aunque es a par­tir de 1870 y 1880 que las Casas Com­er­ciales extran­jeras gozaron del may­or auge. Y van a ser los ale­manes, sus prin­ci­pales cap­i­tanes de empre­sa bajo el incen­ti­vo de la pro­duc­ción y exportación del café andi­no y san­tanderi­no hacia los prin­ci­pales mer­ca­dos mundiales.

 

Podemos decir que Mara­cai­bo se con­vir­tió en una colo­nia ale­m­ana sin ape­nas dis­imu­los. La resisten­cia criol­la ante este hecho ape­nas fue anecdóti­ca; y como Venezuela eran var­ios país­es en real­i­dad: unos desconec­ta­dos con otros, hicieron que ésta col­o­nización silen­ciosa, pero real, pasara desapercibi­da. Sólo el dic­ta­dor Guzmán Blan­co quiso ata­jar el autonomis­mo zuliano. 

La ofen­si­va de Guzmán Blan­co entre 1870 y 1890 con­tra el Zulia, otro capí­tu­lo más de la larga rival­i­dad entre el cen­tro del país (Cara­cas) y el occi­dente (Mara­cai­bo) des­de los tiem­pos colo­niales, ape­nas dañó el enriquec­imien­to de la elite criol­la y extran­jera en Mara­cai­bo. Y dec­i­mos esto porque el Pueblo, era otra cosa, como lo sigue sien­do hoy. Vene­zolanos de segun­da atra­pa­dos den­tro de una penosa y prim­i­ti­va vida rur­al y vivien­do oril­la­dos de los prin­ci­pales cen­tros urbanos en la más extrema pobreza.

El proyec­to repub­li­cano, civ­i­lizador y mod­er­no ya a finales del S. XIX luego de casi un siglo de haberse real­iza­do la Inde­pen­den­cia con­tra España, era sólo una posi­bil­i­dad para las elites vin­cu­ladas a los empo­rios de riqueza extran­jeros y con conex­iones con los poderes de turno.

Uno de los secre­tos de los inver­sion­istas y com­er­ciantes ale­manes, y esto lo apun­ta Domin­go Alber­to Rangel, es que los com­er­ciantes ale­manes com­pra­ban en pla­ta y vendían en oro. Y Ham­bur­go y Bal­ti­more eran los des­ti­nos predilec­tos de la pro­duc­ción del café, el pro­duc­to este­lar. Esto les hizo amasar ingentes for­tu­nas en alian­za con algunos gob­er­nantes civ­i­lizadores de Mara­cai­bo como el Dr. Jesús Muñoz Tébar que aprovechan­do las fechas patrias emblemáti­cas, no podía ser de otra man­era, tra­jeron luz en la oscu­rana vene­zolana del siglo XIX. 

Estos datos rev­e­lan bien por qué el pro­gre­so social sólo es posi­ble cuan­do hay gen­eración de riquezas. Mara­cai­bo tuvo en 1883 el telé­fono y el acue­duc­to; el tran­vía en 1884; el fer­ro­car­ril en 1886; el alum­bra­do eléc­tri­co en 1888 y has­ta el cine en 1897. La Uni­ver­si­dad del Zulia se fundó en 1891. 

Es por ello que Juan Besson, el prin­ci­pal “his­to­ri­ador” y pub­licista del region­al­is­mo zuliano sostiene la tesis de una Mara­cai­bo civ­i­liza­da y en ese entonces la ciu­dad más pros­pera de toda Venezuela. 

Lo que Besson no dice es que estos destel­los de pro­gre­so no tuvieron con­tinuidad en el tiem­po y que sólo fueron dis­fru­ta­dos por una minoría diri­gente afer­ra­da en sus bur­bu­jas de con­fort con­stru­idas por el exce­so de dinero que tenían. 

Besson ape­nas señala lo que si se atre­vió a decir la inves­ti­gado­ra de la Uni­ver­si­dad del Zulia: Nil­da Bermúdez Briñez, cuan­do señala los muchos prob­le­mas que la ciu­dad-puer­to de Mara­cai­bo con­fron­tó respec­to a la insalu­bri­dad de los vien­tos; la fal­ta de agua potable; el tema de la basura urbana; las pla­gas e insec­tos; el prob­le­ma del trans­porte públi­co; las muy temi­das epi­demias de fiebre amar­il­la y demás. Ella habla del “mila­gro de vivir” en Mara­cai­bo en ese entonces. Y el Pueblo era una cosa y las elites otra.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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