Orígenes de Venezuela
Ángel Rafael Lombardi Boscán
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ
@lombardiboscan
Venezuela se hace en el siglo XVIII. En esa centuria bajo la dinastía de los borbones, una Casa Real de Francia, y esto es importante porque los orígenes de Venezuela no sólo son hispánicos. Tenemos lo autóctono, lo africano y hasta árabe y asiático. La fundación de la ciudad de Maracaibo en 1529 la hace un alemán: Ambrosio Alfinger (1500–1533). Y tenemos la presencia de los Welsares entre 1528 y 1556 cegados por la búsqueda de El Dorado. Luego, con los reyes austriacos o habsburgos, nos emparentamos con media Europa, no sólo España como se ha venido creyendo. Carlos V (1500–1558), el gran rey de la hispanidad imperial, nació en Gante, Bélgica
En 1700 aparecen los reyes borbones sobre nuestro firmamento. Traen a los vascos con la Compañía Guipuzcoana (1728–1785) que son los verdaderos organizadores de nuestro territorio desde la economía y el comercio. Revalorizan a Venezuela con el Cacao como producto estelar. Luego entre 1776 y 1777 reunifican a todos los territorios dispersos (Maracaibo, Cumaná, Margarita, Trinidad, Guayana y Caracas) creando una unidad político/administrativa homogénea que es la génesis de la Venezuela de hoy con la Intendencia y Capitanía General. Este momento puede ser considerado como nuestra fecha fundacional como nación.
La Iglesia católica contribuyó positivamente en amalgamar esa unidad cultural e histórica a través de la religión y sus rituales. Ese período está signado con sus días y trabajos por la agricultura volcada hacia la costa y los puertos como salida al mundo exterior. En esos ritmos sociológicos nos delimitamos y se fue dando forma a la venezolanidad. Una venezolanidad amplia y plural dónde no se debe excluir a nadie.
Lo indígena procede de Asia. Basta con ver el rostro de un wayuu y es el mismo rostro de un japonés o chino. Por eso le decimos a nuestros indios: “esos chinos”. Y Cristóbal Colón (1451–1506) amplió la confusión denominando a los habitantes autóctonos como “indios” porqué creyó haber llegado a la India. Lo árabe procede de España y los ocho siglos de esa presencia en la península ibérica entre los siglos VIII y XV.
Nuestros esclavos, traídos por la fuerza, provienen del África negra subsahariana. En ese crisol de aportes de todo el mundo nació Venezuela, un país con no más de 800.000 habitantes en la segunda mitad del siglo XVIII dónde hubo prosperidad, sobretodo, alrededor de la más rica, céntrica y poblada de todas las provincias: Caracas. No de Simón Bolívar (1783–1830) o de la Independencia. No del cacique Guaicaipuro. Luego hay que agregar la inmigración más reciente. Colombianos, dominicanos, italianos, portugueses, chinos y demás. Todos han tenido cabida en ésta Venezuela mestiza y múltiple. Y sus aportes han sido positivos para construir la nacionalidad.
El origen sustantivo de la identidad venezolana se gestó en el siglo XVIII. Esta tesis no es absoluta porque ninguna tesis lo es. Pero sí tiene sus fundamentos y debe ser tomada en cuenta y debatida por tantos venezolanos extraviados por una memoria cautiva y deformada. Bastaría con leer un aporte bibliográfico a contracorriente y lucido de un académico inglés de la muy prestigiosa Universidad de Cambridge como lo es P. Michael McKinley en su indispensable: “Caracas antes de la Independencia” (1985) para poner en perspectiva y sospecha alarmante las versiones al uso de nuestra historia decimonónica.
¿Somos occidentales los venezolanos? Sí y no. La herencia principal proviene de ese Occidente europeo desde los griegos antiguos hasta la Revolución Industrial (1750) junto a la Revolución Francesa (1789) como referentes históricos dominantes y más influyentes aunque no nos agotamos ahí porque somos una historia abierta hacia el futuro. La historia son sus hechos y la indagación forense (Miguel Ángel Campos) de los mismos sin el subterfugio ideológico algo sensato y racional. A esto debemos apuntar.