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Segrestáa, el impresor francés que nació y vivió en Puerto Cabello

Jairo García Méndez
Historiador
jjgmendez@gmail.com

Que un vene­zolano del siglo XIX, en un pequeño pueblo por­tu­ario azo­ta­do por las guer­ras de inde­pen­den­cia y las revueltas y rev­olu­ciones civiles que mar­caron ese siglo (ochen­ta años de vio­len­cia y veinte de rel­a­ti­va paz), haya sido capaz, con esca­sos colab­o­radores y muy esca­sos recur­sos mate­ri­ales, dar a luz públi­ca más de 250 pro­duc­tos edi­to­ri­ales, inclu­i­dos diar­ios, libros con esmer­a­da edi­ción e impre­sión; y que además haya tra­duci­do obras lit­er­arias, escrito incans­able­mente, par­tic­i­pa­do acti­va­mente en los espa­cios ciu­dadanos, for­ma­do una famil­ia, via­ja­do y prac­ti­ca­do con dis­ci­plina la mason­ería has­ta alcan­zar el máx­i­mo gra­do –y con prob­le­mas de salud durante tan­tos años–, no sólo sor­prende y mar­avil­la, sino que con­fir­ma lo expre­sa­do por uno de sus con­tem­porá­neos: Venezuela tiene una inmen­sa riqueza espir­i­tu­al, una sen­si­bil­i­dad que seduce a quienes se acer­can, sin pre­juicios, a su his­to­ria, a la his­to­ria de la civil­i­dad venezolana.

Juan Anto­nio Seg­restáa, Peri­odista, impre­sor y edi­tor. Recientes inves­ti­ga­ciones rev­e­laron que nació en Venezuela y no en Fran­cia como se le atribuía, según el inves­ti­gador José Alfre­do Sabati­no Pizzolante

Un ciu­dadano, empre­sario, int­elec­tu­al, impre­sor y peri­odista como Juan Anto­nio Seg­restáa (1830–1902), merecía la pasión, acu­ciosi­dad, min­u­ciosi­dad en el razon­amien­to y análi­sis de las evi­den­cias doc­u­men­tales, como el porteño, abo­ga­do e his­to­ri­ador voca­cional José Alfre­do Sabati­no Piz­zolante (Puer­to Cabel­lo, 1965), que ha escrito una biografía sor­pren­dente del referi­do impre­sor del siglo XIX. 

Sor­pren­dente por varias razones: haber sido pub­li­ca­da en el año 2018, en medio de tan­ta hos­til­i­dad políti­ca con­tra el pen­samien­to libre, en una cri­sis edi­to­r­i­al tan grande como la del país, y que se haya pub­li­ca­do en una edi­ción de alta fac­tura editorial. 

Un libro que es una obra de arte, por su bel­la y cuida­dosa edi­ción, la cal­i­dad de las repro­duc­ciones fotográ­fi­cas que con­tiene y por los más de trein­ta años de inves­ti­gación y seguimien­to de las pis­tas del tran­scur­rir vital del personaje.

La biografía se ini­cia con una pre­cisión que puede servir de exce­lente ejem­p­lo de la dis­tin­ción elab­o­ra­da por Mau­rice Halb­wachs, entre memo­ria colec­ti­va e his­to­ria: en la tradi­ción oral y la memo­ria históri­ca porteña se sigue pen­san­do que Seg­restáa es un francés que llegó a Puer­to Cabel­lo des­de Puer­to Rico. 

No, nos demues­tra Sabati­no doc­u­men­tos en mano, como buen jurista: Juan Anto­nio nació en el Puer­to el 6 de mar­zo de 1830, el año en que se ini­cia en Venezuela la con­struc­ción de la Repúbli­ca inde­pen­di­ente de la Colom­bia dis­eña­da por Simón Bolívar.

Inte­ri­or del libro del his­to­ri­ador José Alfre­do Sabati­no Pizzolante

La vin­cu­lación de Seg­restáa con el mun­do de los libros y el mun­do edi­to­r­i­al, le sirve al bió­grafo como hilo con­duc­tor de la his­to­ria de este hom­bre rig­uroso, lleno de gran vol­un­tad y dis­ci­plina en sus emprendimien­tos empre­sar­i­ales y proyec­tos con fines colec­tivos en los cuales se involu­cra. Una vol­un­tad de hier­ro, una gran capaci­dad para apren­der y evolu­cionar, un gus­to por la exce­len­cia y una gran sen­si­bil­i­dad por la belleza y la lit­er­atu­ra, que tuvo sus man­i­festa­ciones des­de muy tem­pra­no en su vida: a los diez años se hace acree­dor del primer pre­mio en lit­er­atu­ra y gramática.

Luego de pre­cis­ar el lugar de nacimien­to de Seg­restáa, Sabati­no nos describe al Puer­to Cabel­lo de comien­zos del siglo XIX y sus avatares durante las guer­ras de inde­pen­den­cia, y su con­for­ma­ción como puer­to marí­ti­mo de trascen­den­cia durante todo el siglo XIX. 

El trá­fi­co marí­ti­mo hacia y des­de Puer­to Cabel­lo es dom­i­na­do por Saint Thomas y Curazao, segui­do de Nue­va York, Filadelfia, Liv­er­pool, Ham­bur­go, Bre­men, Bur­deos, Marsel­la y Géno­va, trá­fi­co éste en el que bergan­tines, gole­tas, balan­dras y falu­chos ingle­ses, holan­deses, dane­ses, amer­i­canos, france­ses, amer­i­canos y nacionales impri­men a la activi­dad por­tu­ar­ia un impor­tante movimien­to”, dice el autor, per­mi­tien­do la inser­ción de Venezuela en el com­er­cio marí­ti­mo nacional e internacional.

El cen­tro del interés del bió­grafo, aparte de des­men­tir varias creen­cias colec­ti­vas sobre el per­son­aje, es la for­mi­da­ble pro­duc­ción edi­to­r­i­al de Seg­restáa, su expe­ri­en­cia como peri­odista, su inci­den­cia en el esta­do de la opinión públi­ca de su pueblo, región y país, en una con­stante vin­cu­lación con la cap­i­tal de la Repúbli­ca, a través de sus mejores edi­tores, y con la pro­duc­ción lit­er­aria euro­pea de su época, prin­ci­pal­mente de Fran­cia y España. Seg­restáa, como se esti­l­a­ba, no solo imprime libros, fol­letos y per­iódi­cos en su empre­sa, sino que tam­bién tiene una libr­ería y ofrece títu­los de actu­al­i­dad en Fran­cia, España e Inglaterra. 

Un intere­sa­do en el saber podría encon­trar en la imprenta de Juan Anto­nio, las nov­e­las de Dumas, El Espíritu de las Leyes, o el Dere­cho Inter­na­cional de Gentes de Andrés Bel­lo, en la déca­da de los 60’ y 70’ del siglo san­gri­en­to venezolano.

Tras la demostración de la impor­tante obra como tra­duc­tor de Seg­restáa, Sabati­no se detiene, como buen lec­tor y con tra­zos eru­di­tos, a com­parar la for­mi­da­ble tra­duc­ción de Los Mis­er­ables de Víc­tor Hugo, con la pub­li­ca­da en Madrid por Fer­nán­dez Cues­ta en 1863, y encuen­tra y demues­tra la supe­ri­or­i­dad en cuan­to esti­lo y fidel­i­dad, de la tra­duc­ción y edi­ción hecha por el edi­tor porteño en 1862, en ple­na Guer­ra Federal. 

La tra­duc­ción pub­li­ca­da en Madrid está llena de alteraciones y cen­suras a la obra orig­i­nal, tal como lo demues­tra Sabati­no con ejem­p­los con­cre­tos, recur­rien­do a la obra orig­i­nal y com­para­n­do los tex­tos tra­duci­dos de la pub­li­ca­da en Puer­to Cabel­lo y la pub­li­ca­da en Madrid.

La biografía reseña­da es un ejem­p­lo de lo que se puede lograr cuan­do se apli­ca rig­or históri­co a la inves­ti­gación del per­son­aje selec­ciona­do, se tiene dominio del con­tex­to históri­co en el cual se desen­vuelve el biografi­a­do, se selec­cio­nan toda la doc­u­mentación disponible y se anal­iza de man­era críti­ca, inclu­so los doc­u­men­tos son anal­iza­dos con rig­or jurídi­co (sobre todos los doc­u­men­tos de este val­or, es decir, fuentes de lo que se denom­i­nan en Dere­cho, doc­u­men­tos admin­is­tra­tivos y públi­cos), que apor­tan a la argu­mentación históri­ca, se uti­lizan fuentes pri­marias y secun­darias con gran sol­ven­cia; la pre­cisión en la deter­mi­nación de los datos históri­cos es man­i­fi­es­ta. Lo expre­sa­do, con­vierte la obra de Sabati­no en un aporte de primera línea para la his­to­ri­ografía vene­zolana del siglo XIX.

Sabati­no huye de la ten­den­cia int­elec­tu­al vene­zolana de elab­o­rar biografías lauda­to­rias o con­de­na­to­rias de los per­son­ajes históri­cos, que han tenido inci­den­cia en la memo­ria colec­ti­va vene­zolana, pero que no favore­cen el conocimien­to his­to­ri­ográ­fi­co del devenir del país, por su impli­cación ide­ológ­i­ca, en los tér­mi­nos de Hey­den White. La biografía de Sabati­no elab­o­ra una recon­struc­ción de la vida y obra de Seg­restáa, medi­ante fuentes pri­marias que anal­iza de man­era críti­ca, den­tro del con­tex­to históri­co de su entorno social, económi­co, políti­co, y repro­duce en su libro, con gran cal­i­dad, los doc­u­men­tos fun­da­men­tales que le sir­ven de soporte para sus afirmaciones. 

Por otra parte, el dis­cur­so biográ­fi­co e históri­co, es pre­sen­ta­do medi­ante una nar­ración sobria, ame­na, que podría encuadrarse den­tro de la tra­ma román­ti­ca, sin incur­rir en la con­struc­ción épi­ca o hero­ica. La argu­mentación uti­liza­da por Sabati­no, por razones nat­u­rales, por su for­ma­ción y ofi­cio de abo­ga­do, se acer­ca mucho al esti­lo de la argu­mentación jurídi­ca, en una con­struc­ti­va conex­ión entre la argu­mentación jurídi­ca y la argu­mentación históri­ca, entre las cuales puede exi­s­tir una relación de sana inter­ac­ción, como la que se pone de man­i­fiesto en la biografía anal­iza­da. Se tra­ta de una argu­mentación con­tex­tu­al­ista, que per­mite obser­var al per­son­aje en su accionar histórico.

Ofic­i­na del Cable Francés en el puer­to, fotografia Hen­rique Avril. El Cojo Ilustra­do, 15 de julio de 1904. Foto colec­ción de Mem­o­ra­bil­ia Porteña

No podría decirse que el dis­cur­so históri­co elab­o­ra­do por Sabati­no ten­ga algu­na impli­cación ide­ológ­i­ca expre­sa, pero leí­da con cuida­do la man­era como desta­ca las posi­ciones políti­cas del biografi­a­do, es evi­dente la rel­e­van­cia que le da a las acti­tudes con­ser­vado­ras de Juan Anto­nio y al pen­samien­to ilustra­do, en esas man­eras muy propias de los per­son­ajes desta­ca­dos del siglo XIX venezolano. 

El pun­to de vista del dis­cur­so históri­co del bió­grafo, resul­ta muy intere­sante: Sabati­no escribe des­de Puer­to Cabel­lo hacia el resto del país, Lati­noaméri­ca y Europa, es decir, es un pun­to de vista glo­cal, que se puede com­ple­men­tar con la tradi­cional visión cen­trista o met­ro­pol­i­tana de la his­to­ri­ografía vene­zolana.  Y adi­cional­mente, nar­ra la his­to­ria vene­zolana, para dar­le con­tex­to al per­son­aje, des­de lo local, es decir, la man­era como se viv­en los avatares políti­cos, sociales y económi­cos del país, durante el tiem­po del biografi­a­do (1830–1902), des­de Puer­to Cabello.

Dr. José Alfre­do Sabati­no Pizzolante

José Alfre­do Sabati­no Piz­zolante, aparte de abo­ga­do y espe­cial­ista en Dere­cho Marí­ti­mo, es pres­i­dente de la Acad­e­mia de His­to­ria del Esta­do Carabobo (2022–2024), fue des­ig­na­do miem­bro cor­re­spon­di­ente de la Acad­e­mia Nacional de la His­to­ria por el Esta­do Carabobo (2023) y de la Acad­e­mia Vene­zolana de la Lengua (2020), y ha pub­li­ca­do var­ios tra­ba­jos de his­to­ria region­al y par­tic­i­pa­do en proyec­tos edi­to­ri­ales y de inves­ti­gación histórica.

Juan Anto­nio Seg­restáa, un impre­sor del siglo XIX, no solo saca del anon­i­ma­to a un vene­zolano por­ten­toso del siglo XIX, sino que hace aportes intere­santes para la his­to­ri­ografía vene­zolana, abre temas para la inves­ti­gación históri­ca, es un ejem­p­lo de hon­esti­dad y rig­or éti­co en el uso de las fuentes, pre­sen­ta el dis­cur­so históri­co con cal­i­dad lit­er­aria y entre­ga a los lec­tores vene­zolanos una joya edi­to­r­i­al, un libro obje­to, muy dig­no del impre­sor biografiado.


Sabati­no Piz­zolante, José Alfre­do (2018). Juan Anto­nio Seg­restáa, un impre­sor del siglo XIX. Puer­to Cabello:Academia Vene­zolana de la Lengua y Sabati­no Piz­zolante, abo­ga­dos marí­ti­mos y comerciales.
Caballero, Manuel (1991). Las vio­len­cias en la his­to­ria de venezuela, en El poder bru­jo. Ensayo de polémi­cas y otras tin­tas. Cara­cas: Monte Ávi­la Edi­tores. p. 97 yss.
Acos­ta, Cecilio (1869). Dis­cur­so del día 8 de agos­to de 1869 ante la Acad­e­mia de Cien­cias Sociales y Bel­las Artes, cita­do en Car­tay Angu­lo, Rafael (2010). Ceci­cilio Acos­ta. Cara­cas: Bib­liote­ca Biográ­fi­ca Vene­zolana Nº 24, pp. 83.
Halb­wachs, Mau­rice (1969). Memo­ria históri­ca y memo­ria colec­ti­va. Méx­i­co: Reiss.
White, Hey­den (1992). Metahis­to­ria. La imag­i­nación históri­ca en el la Europa del siglo XIX. Méx­i­co: Fon­do de Cul­tura Económi­co. p. 9 y ss.

CorreodeLara

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