Simón Bolívar nunca fue pobre
Efraín Jorge Acevedo
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Un mito bastante absurdo, pero muy arraigado y popular por su difusión por la historiografía venezolana, es el de que Simón Bolívar renunció a su fortuna y a la vida privilegiada de un hombre rico por la causa independentista, y que incluso murió siendo pobre. Nada más lejos de la realidad.
Todo el mundo sabe y está de acuerdo en que desde su nacimiento el 24 de julio de 1783, Bolívar tuvo la vida de un rico multimillonario; no por nada la familia de Bolívar, tanto por el lado paterno como por el lado materno, era inmensamente rica, y especialmente los Bolívar, que podía ser la segunda familia más rica de Venezuela después de la familia Rodríguez del Toro, la de los Marqueses del Toro (por cierto, emparentados con los Bolívar de los que eran primos).
Huérfano de padre y madre a temprana edad, Simón Bolívar recibió cuantiosas herencias siendo un niño, como otros divulgadores han explicado en artículos anteriores en Correo de Lara. Y eso permitió que en su temprana juventud Bolívar viviera “la vida loca”, derrochando muchísimo dinero para gozar de los placeres que sólo un multimillonario podía permitirse, especialmente durante los varios años que vivió en Europa.
Simón Bolívar, el Libertador
Hasta ahí todo el mundo está de acuerdo, el mito comienza cuando inicia el proceso independentista y en consecuencia la Guerra de Independencia de Venezuela.
Hay que recordar que después de los sucesos del 19 de abril de 1810, Bolívar fue enviado por la Junta Suprema de Caracas (la Junta de Gobierno provisional de Venezuela formada por los patriotas) a Londres, Reino Unido, como comisionado diplomático.
Esa primera misión por la causa de la Independencia fue para Bolívar otro viaje lujoso, no muy diferente a los viajes de turista adinerado que había hecho unos años antes.
Al volver a Venezuela a finales de 1810 y hasta la Declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811, en esos agitados meses Bolívar se dedicó a hacer proselitismo político como miembro destacado de la Sociedad Patriótica, mientras seguía viviendo como un terrateniente rico de la aristocracia caraqueña.
Después de declarada oficialmente la Independencia, Bolívar por fin se incorpora al Ejército Patriota o Independentista, comandado entonces por Francisco de Miranda, y será en el sitio de Valencia donde Bolívar tendrá su “bautizo de fuego” comandando un ataque contra el Fortín de la Cabrera.
La casa natal del Libertador, ubicada entre las esquinas de Traposos y San Jacinto en Caracas, que había sido construida en el siglo XVII, fue comprada por el gobierno nacional en 1912 por solicitud de un representativo grupo de ciudadanos, con el fin de honrar la memoria de Simón Bolívar convirtiéndola en un museo
Durante la Primera República Venezolana, Bolívar tendrá una participación más o menos limitada en la guerra, ya que Miranda lo nombra comandante de la guarnición de Puerto Cabello; durante la mayor parte de su comandancia en Puerto Cabello, el joven Bolívar vivirá disfrutando de la vida social de la alta sociedad de Puerto Cabello, que lo agasajaba como comandante de la plaza, y es conocida la versión de que Bolívar se encontraba en una fiesta cuando se rebelaron los presos realistas del Castillo con la complicidad de una parte de los propios soldados de Bolívar.
Los combates relativamente breves que libró para intentar recuperar la plaza perdida fueron la última actuación militar de Bolívar en la Primera República, que poco después partía al exilio luego de su polémica participación en el arresto de Miranda (entregado a los realistas).
Campaña Libertadora, 1813
Sabemos que entonces Bolívar fue a la Nueva Granada (la Colombia actual) donde se puso al servicio del Gobierno patriota o independentista neogranadino, que le dieron empleo como oficial del Ejército patriota neogranadino y lo nombraron comandante de una pequeña guarnición de un pueblo en el noreste de la actual Colombia.
Desde allí Bolívar emprendería una campaña contra los realistas que lo llevaría a la frontera con Venezuela, y después de obtener la autorización del Gobierno de la Nueva Granada, iniciaría la invasión de Venezuela, la famosa Campaña Admirable con la que fundaría la Segunda República Venezolana.
Naturalmente en esa campaña Bolívar tuvo que soportar los rigores de una campaña militar en plena guerra, pero con la condición de comandante supremo, que obviamente le permitía ciertas comodidades que no tenían sus subalternos.
Ya desde los inicios de esa Campaña Admirable, Bolívar es homenajeado por los ricos criollos de la alta sociedad de las ciudades que va conquistando, como en Mérida (donde recibió el título de Libertador), así que al menos el tiempo que permanecía en cada ciudad era hospedado en las mejores mansiones y gozaba de lujos y comodidades.
Con la Campaña Admirable, Bolívar llega a Caracas y la conquista, y así el 7 de agosto de 1813 se hace proclamar jefe Supremo y Dictador de Venezuela, con 30 años de edad. Así que por primera vez Bolívar se convierte en jefe de Estado gobernante, además con poderes absolutos o dictatoriales.
Ahora bien, como sabrá cualquier lector inteligente, nunca en la historia de la Humanidad un jefe de Estado o de Gobierno ha vivido como un miserable, como pobre; nunca vas a encontrar a un presidente, Rey o primer ministro viviendo en un rancho o bajo un puente, y Bolívar no sería la excepción. Así que el flamante nuevo Dictador de la Venezuela republicana vivía como mínimo con el mismo lujo que disfrutaba como rico heredero, y seguramente con más boato.
Bolívar recibe el Título de Libertador
Ahora bien, es cierto que, durante la Segunda República, por la amenaza de José Tomás Boves y su ejército realista de llaneros, Bolívar tuvo que estar en constante campaña militar, en la que obviamente a veces debía pernoctar en los campamentos militares en el monte, al aire libre.
Pero hay que recordar que era una época en la que todavía muchos gobernantes o jefes de Estado comandaban personalmente a sus ejércitos en la guerra; por ejemplo, en esos años todavía Napoleón Bonaparte, Emperador de Francia, comandaba personalmente a sus ejércitos en las guerras contra las demás potencias europeas.
En ese entonces cuando un rey, emperador o presidente estaba al frente de sus tropas en la guerra, por supuesto debía soportar algunas privaciones o penalidades, pero también tenía algunos privilegios o comodidades. Por poner un ejemplo, el alojamiento del jefe del Estado en un campamento de campaña debía ser bastante más cómodo o soportable que el del resto de los hombres.
Ante el derrumbe de la Segunda República, Bolívar se marchó de Venezuela a Nueva Granada en septiembre de 1814, y de nuevo el Gobierno neogranadino lo acogió y le dio el mando de tropas como general, pero unos meses después, ante la inminente llegada de la expedición realista de Pablo Morillo, Bolívar huye de la Nueva Granada y se exilia en la isla de Jamaica, entonces una Colonia británica, adonde llega a mediados de 1815.

Durante los meses que estuvo exiliado en Jamaica, fue cuando Bolívar estuvo más cerca de conocer la pobreza; obviamente su patrimonio estaba en Venezuela, ahora totalmente ocupada por los realistas, y por eso sus bienes habían sido incautados por las autoridades españolas, que en cualquier caso no permitirían que el dinero producido por esos bienes llegara a Bolívar en su exilio.
Así que Bolívar sólo contaba con el limitado dinero que había podido sacar de Venezuela y después de la Nueva Granada durante su huida, y el dinero que le proporcionaban algunos amigos en su exilio.
Entonces es en este período cuando un hombre que era muy rico de nacimiento, que había vivido rodeado de lujos y que incluso ya había probado la experiencia de ser jefe de Estado y gobernar un país (rodeado de boato y adulación); conoce finalmente una vida de ciertas dificultades económicas y estrecheces.
Pero esta situación sólo dura meses, ya que pronto es invitado por el entonces presidente de Haití, Alexandre Pétion, que lo agasaja y le da alojamiento en su país, además de suministrarle ayuda para que invadiera Venezuela y retomara la lucha por la Independencia.
Así regresa a Venezuela para fundar la Tercera República Venezolana, y ya para comienzos de 1817, Bolívar es de nuevo reconocido por los caudillos patriotas como jefe Supremo y Dictador de Venezuela.
Entonces se repite la experiencia de la Segunda República, ya que Bolívar, como jefe de Estado con poderes absolutos y dictatoriales, gobierna los territorios que van siendo reconquistados poco a poco en la guerra por los patriotas o independentistas; pero aún como jefe de Estado de la República, Bolívar debe comandar en persona a su ejército.
Así que su vida se alterna entre los momentos en los que tiene que acampar con su ejército en el campo, al aire libre, momentos en los que vive como un general en campaña; y los momentos en los que puede pernoctar en los pueblos y ciudades que iba ocupando o conquistando, momentos en los que era tratado como presidente de la República y se hospedaba en las mejores casas de la localidad en cuestión, teniendo como mínimo las comodidades de un hacendado rico.
Quinta de Bolívar. Fuu adquirida por la Sociedad de Embellecimiento para fundar en ella un Museo Boliviano 1919
Incluso la conquista de la ciudad de Angostura (actual Ciudad Bolívar) por el general Manuel Piar el 17 de julio de 1817, le permite a Bolívar disponer de esa ciudad como capital provisional de la parte de Venezuela controlada por los patriotas, y así tener siempre una ciudad a la que volver siempre de sus campañas militares, y en la que indudablemente vivía de acuerdo con su condición de Dictador de la República, con todos los lujos que permitía esa urbe.
En 1819, Bolívar lleva a cabo la Campaña Libertadora de Nueva Granada, con la que conquista la mayor parte de Nueva Granada; de esa manera consigue unir las partes de Nueva Granada y Venezuela que había conquistado y fundar la República de Colombia, ahora conocida como la Gran Colombia, formada por las actuales Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá. El 21 de septiembre de ese mismo año de 1819, Bolívar es proclamado presidente de la República de Colombia (Gran Colombia).
Como presidente de la Gran Colombia, ya Bolívar puede gozar de una vida todavía más ostentosa, acorde con su condición de gobernante de un país tan grande y rico. Pero además se produce el hecho de que a partir de ese entonces la participación personal de Bolívar en campañas militares es cada vez menor, delegando en sus generales la dirección de la guerra sobre el terreno.
Batalla de Junín, librada el 6 de agosto de 1824
De hecho, a partir de 1820, Bolívar sólo participaría en persona en la Batalla de Carabobo, en Venezuela, en 1821; la Batalla de Bomboná (en la actual Colombia) en 1822, la Batalla de Ibarra (en el actual Ecuador) en 1823, y la Batalla de Junín (en Perú) en 1824.
Mientras tanto Bolívar, al mismo tiempo que seguía siendo presidente de la Gran Colombia, también fue Dictador del Perú desde el 17 de febrero de 1824 hasta el 28 de enero de 1827.
Bolívar fue presidente de la Gran Colombia hasta poco más de 7 meses antes de su muerte, cuando presentó su renuncia a la presidencia el 4 de mayo de 1830.
Sí sumamos a los cerca de 11 años que fue presidente de la Gran Colombia los mucho más de 2 años previos que había sido Dictador de Venezuela en la Tercera República, tenemos que Bolívar fue Jefe de Estado gobernante de manera ininterrumpida durante los casi últimos 13 años de su vida.
Y tenemos que durante los últimos 10 años de esos 13, Bolívar casi no participó en persona en campañas militares, pero si disfrutó de la vida privilegiada y lujosa de un presidente de la República que no tenía nada que envidiar a muchos Reyes europeos, gozando de esa vida en los Palacios Virreinales de la antigua Nueva Granada y del Perú, donde como dijimos también fue Dictador y en la que vivió alrededor de 3 años.
Quinta de Bolívar en Bogotá. Foto Jose Vicente Ortega y Ricaute 1930. El 28 de enero de 1830, pocos días antes de abandonar la capital, Bolívar traspasó la propiedad a su gran amigo José Ignacio París
Esa fue la realidad de Bolívar hasta su renuncia al poder causada por la grave crisis política de la Gran Colombia, con la amenaza de una guerra civil, y por su pésimo estado de salud, con las enfermedades que lo llevarían a la muerte unos meses después.
Pero incluso después de dejar el poder, Bolívar no cayó en la pobreza. La realidad es que, al ganar la guerra en Venezuela, Bolívar recuperó todos sus bienes, y años después gracias a la administración de su hermana mayor, María Antonia (a la que dio poderes para gestionar su patrimonio privado), su fortuna se había recuperado mucho.
Como revela su testamento, Bolívar no murió pobre, como mucha gente cree; a sus herederos les dejó muchas propiedades valiosas y rentables. Además, en sus últimos meses se preparaba para irse a vivir al exilio en Europa, para lo que se supone debía tener mucho dinero.
Y es sabido que en el momento de morir Bolívar era el invitado y huésped de honor en la mansión campestre de un amigo suyo, así que no fue para nada una muerte en la miseria. En realidad, en toda su vida, como hemos visto, Bolívar conoció muchísimo más el lujo y el derroche que las privaciones y nunca fue pobre.
En el contexto en que le toco vivir, su riqueza o su pobreza es irrelevante, Me parece que el que esctibe tiene envidia de su fama, de su GLORIA y de .….….su riqueza, Tambien me suena a DETRACTOR.