Crónicas

En 1908 Cipriano Castro visitó Barquisimeto

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y escritor
luisalbertoperozopadua@gmail.com
IG/TW: @LuisPerozoPadua

El gen­er­al Car­los Lis­cano, pres­i­dente del esta­do Lara (1907–1909), así como inte­grantes de la sociedad de nota­bles de Bar­quisime­to, orga­ni­zaron un agasajo para recibir al «invic­to Jefe de la Restau­ración Lib­er­al y pres­i­dente de los Esta­dos Unidos de Venezuela, Gen­er­al Cipri­ano Cas­tro», quien hizo su entra­da a la ciu­dad, entre vítores y aplau­sos, a través del Fer­ro­car­ril Bolí­var el 18 de agos­to de 1908.

El pres­i­dente sal­ió a las 3:00 de la tarde de Cara­cas en tren expre­so para La Guaira el 17 de agos­to. Fue des­pe­di­do por el señor vicepres­i­dente gen­er­al Juan Vicente Gómez y su famil­ia, var­ios min­istros del ejec­u­ti­vo, el gob­er­nador de Cara­cas, el sec­re­tario, el pre­fec­to, entre otros.

Ya en el puer­to se embar­có en el vapor de guer­ra Restau­rador, atra­can­do en Tuca­cas al amanecer del sigu­iente día. Allí tomó la vía fér­rea, sien­do el primer man­datario en realizar el via­je Cara­cas — Bar­quisime­to en 24 horas, con­sid­er­a­da para ese momen­to y por muchos años después, como una gran proeza.

Pres­i­dente Cipri­ano Cas­tro y parte de su comitiva 

Venían en la comitiva

El cor­re­spon­sal de El Con­sti­tu­cional, Rafael Bene­v­ides Ponce, quien venía en la comi­ti­va pres­i­den­cial, redac­tó una curiosa nota elo­gian­do la rapi­dez del perip­lo toda vez el via­je de Cara­cas a Bar­quisime­to se real­iz­a­ba en tres días: «Con­ste que vamos a una veloci­dad de 35 kilómet­ros por hora», adi­cio­nan­do: «La mar­cha que lle­va­mos es tal, que bien puede decirse que el gen­er­al Cas­tro ha bati­do el récord de los via­jes a occi­dente, pues no se hace memo­ria de nadie que haya sali­do de Cara­cas un día, a las tres de la tarde y que al día sigu­iente, antes de las veinte y cua­tro horas, esté en las cer­canías de Bar­quisime­to».  

Según este vocero El Con­sti­tu­cional, acom­pañaron al pres­i­dente «Doña Zoila de Cas­tro, esposa del mag­istra­do; Dr. R. Gar­biras Guzmán, sec­re­tario gen­er­al del pres­i­dente; Dr. J. A. Baldó, min­istro de Instruc­ción Públi­ca; Dr. Pablo Acos­ta Ortiz; pres­bítero y Dr. Car­los Borges; gen­er­al San­ti­a­go Briceño Ayesterán y su con­sorte (ínti­mo ami­go de Cas­tro y quien reciente había entre­ga­do el car­go de pres­i­dente de Lara a Car­los Lis­cano); Dr. G. T. Vil­le­gas Puli­do; señor Juan Clausell, lec­tor de pren­sa del pres­i­dente; señor Mase­do­nio Useche; R. Bena­vides Ponce, cor­re­spon­sal espe­cial de El Con­sti­tu­cional; el cuer­po de ede­canes; var­ios ami­gos más y la Ban­da Mar­cial de Cas­tro».

Una comisión de la alta sociedad bar­quisimetana se trasladó has­ta la Estación El Hacha para dis­pen­sar­le la más calurosa bien­veni­da a la comi­ti­va presidencial.

Fer­ro­car­ril Bolívar 

Lan­zaron mon­edas de oro

Arribó el pres­i­dente a la Estación Bar­quisime­to el día 18 de agos­to, a las 4:35 de la tarde y fue recibido con gran pom­pa por el pres­i­dente del esta­do, el coman­dante de Armas, la Sociedad de Damas, emplea­d­os públi­cos, la ofi­cial­i­dad y los sol­da­dos del batal­lón acan­ton­a­do en la plaza, así como una inmen­sa con­cur­ren­cia de veci­nos que colmó todos los espa­cios de la estación y las calles circundantes.

Aque­l­la noche, Cas­tro y su esposa se hospedaron en la casona del Vic­ario Capit­u­lar, pres­bítero Dr. Ague­do Felipe Alvara­do, (Pala­cio Arzo­bis­pal en donde hoy está la Torre David) frente a la igle­sia pri­ma­da de Bar­quisime­to, la Inmac­u­la­da Concepción.

En el trayec­to de la estación del Fer­ro­car­ril Bolí­var has­ta la casa de hospeda­je, se lev­an­taron un sin­número de arcos de flo­res y lau­re­les. Tam­bién hubo músi­ca y pro­fusión de fue­gos arti­fi­ciales. La comi­ti­va lanzó mon­edas de oro por las calles a la pobr­ería (hecho sin prece­dentes en Venezuela).

Al lle­gar el pres­i­dente a la casona del Vic­ario Capit­u­lar, fue salu­da­do con el Him­no de la Bien­veni­da, com­puesto para la solemne ocasión por el Dr. Simón Wohsiedler con letra del cabu­dareño Dr. Eze­quiel Bujan­da, y fue can­ta­do por las alum­nas del Cole­gio Munic­i­pal de Niñas, bel­la­mente vesti­das de blan­co y rosa­do; con acom­pañamien­to de la Orques­ta Mavare.

Sil­va Uzcátegui refiere que los jefes de los Dis­tri­tos del Esta­do realizaron una col­ori­da y vis­tosa para­da a cabal­lo en el lado norte de la estación fer­roviaria y des­de allí cabal­gar­on jun­to a la comi­ti­va pres­i­den­cial has­ta la casona del Arzo­bis­pa­do, en donde ofren­daron sus estandartes al jefe de Estado.

Estación del Fer­ro­car­ril en Bar­quisime­to. Cir­ca 1900. Foto Evaris­to Reyes Yanes

La debil­i­dad de Castro

Según el cro­nista Sil­va Uzcátegui, los bar­quisimetanos conocieron los fue­gos arti­fi­ciales durante la espec­tac­u­lar visi­ta del pres­i­dente Cas­tro, los cuales fueron traí­dos expre­sa­mente para el even­to des­de Valen­cia, dado el primer mag­istra­do sen­tía una debil­i­dad deli­rante por estos. 

Otra de sus pasiones sería la músi­ca de orques­ta, por lo que en todos sus via­jes se hacía acom­pañar de la Ban­da Pres­i­den­cial dirigi­da Román Maldonado.

Esa noche hubo una inagotable pro­fusión de fue­gos arti­fi­ciales en la Plaza Miran­da de Bar­quisime­to (hoy plaza Bolí­var), «como no se habían vis­to antes en esta ciu­dad». Hubo una esplen­dorosa retre­ta pro­tag­on­i­za­da por la Ban­da del esta­do, así como otros bailes a car­go del com­pos­i­tor Sebastián Díaz Peña, con algunos vio­lin­istas y arpis­tas que lle­garon con la comi­ti­va del primer mag­istra­do de Venezuela.

El Ejec­u­ti­vo region­al y los jefes de cada dis­tri­to ofrecieron al gen­er­al Cas­tro un «sun­tu­oso sarao» en la Casa de Gob­ier­no que se extendió has­ta el amanecer del día 21 de agosto.

El sec­re­tario gen­er­al del esta­do, Dr. Luis Lizarra­ga, como un obse­quio par­tic­u­lar, ofre­ció a Cas­tro y a Doña Zoila un ban­quete acom­paña­do de un sarao en los jar­dines de su casa de habitación.

Veci­nos de Bar­quisime­to y efec­tivos de tropa esperan­do al Pres­i­dente de la Repúbli­ca, gen­er­al Cipri­no Cas­tro en el Bosque Macu­to, 1908

El pic­nic del Bosque Macuto

Otro agasajo de trascen­den­cia fue el pic­nic que se llevó a cabo en el Bosque Macu­to en la mañana del 23 de agos­to y con­tó con la asis­ten­cia de altas per­son­al­i­dades rep­re­sen­ta­ti­vas de la sociedad bar­quisimetana de entonces.

Hubo un mag­ní­fi­co almuer­zo campestre, fue­gos arti­fi­ciales en pleno bosque, y exquisi­ta músi­ca de la Mavare, orques­ta que engalanó las múlti­ples recepciones.

La Mavare recibió nue­va­mente al “Restau­rador” con un espec­tac­u­lar concier­to. Su direc­tor Miguel Anto­nio Guer­ra Rav­elo y los músi­cos de aque­l­la orques­ta se lucen en la gala, por lo que el pres­i­dente quedó per­ple­jo con la eje­cu­ción y el tal­en­to del grupo.

En lo que respec­ta al mar­co del pic­nic, var­ios poet­as locales recitaron sus mejores ver­sos y can­ciones, como el tenor Rafael Sotel­do. En fin, las líri­c­as que obse­quiaron a Cipri­ano Cas­tro resaltaron su per­son­al­i­dad con poesías, los int­elec­tuales la prosa lison­jera y los artis­tas del pen­ta­gra­ma con músi­ca y canciones.

Des­de el mis­mo Bosque Macu­to, pre­cisa el cro­nista Sil­va Uzcátegui, el cor­re­spon­sal de El Con­sti­tu­cional, iba envian­do telegra­mas para su per­iódi­co, dan­do cuen­ta de las fies­tas y retre­tas, pero en espe­cial, la fes­te­ja­da en el bosque: «Los agasajos a los esposos Cas­tro aumen­tan por segun­dos. En este momen­to, a las 11:30, la niñi­ta Cori­na Anzo­la, recita ante el Héroe (se refiere a Cas­tro) unas bel­las estro­fas patrióti­cas. Al ter­mi­nar los aplau­sos, una orques­ta rur­al, que dirige Luis Tomás Arráez, toca cer­ca del Héroe y de su dignísi­ma con­sorte un ale­gre vals criol­lo. La orques­ta la forma­ban ban­dola, ban­dolín, gui­tar­ra grande y cuatro».

Cuan­do el pres­i­dente Cipri­ano Cas­tro vino a Bar­quisime­to en 1908, lo recibe la Orques­ta Mavare con un gran concier­to. Guer­ra Rav­elo y sus músi­cos se lucen con aquel agasajo de gala pese a que El Cabito casi siem­pre llev­a­ba con­si­go su orques­ta per­son­al. Cuen­tan que el man­datario quedó per­ple­jo con la eje­cu­ción y el tal­en­to del grupo

El teatro Juares tam­bién fue esce­nario del deslum­brante recibimien­to a la comi­ti­va pres­i­den­cial, en donde decla­madores y artis­tas se presentaron.

La sec­ción Yaracuy, que forma­ba parte del esta­do Lara, hon­ró al gen­er­al Cas­tro con un baile y almuer­zo en la casa de Don Vicente Campos.

Las cróni­cas rev­e­lan que Cas­tro se devolvió a Cara­cas ‑muy satisfecho‑, la mañana del 29 de agos­to, después de once días de saraos y con­tin­uas fies­tas interminables.

Cua­tro meses después fue der­ro­ca­do por su com­padre Juan Vicente Gómez, cuya fér­rea dic­tadu­ra se pro­longó 27 años, tiem­po en el cual jamás vis­itó Barquisimeto.


Fuente: Rafael Domin­go Sil­va Uzcátegui. Enci­clo­pe­dia Larense. Edi­ciones de la Pres­i­den­cia de la Repúbli­ca. Cara­cas, 1981

CorreodeLara

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