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Cabudare no tuvo fundación hispana

La par­ro­quia ecle­siás­ti­ca de Cabu­dare y su tem­p­lo matriz San Juan Bautista, fueron dec­re­ta­dos el 1º de abril de 1818

Esta importante población del estado Lara, encrucijada de caminos, no tuvo fundación hispana, ni tampoco un poblamiento por decreto. Al cumplirse 200 años de su poblamiento definitivo, rigurosas investigaciones demuestran que creció progresivamente

Cabu­dare no tiene 200 o 300 años de fun­da­do o estable­ci­do, tal como muchas per­sonas creen o han asen­ta­do en libros y man­uales. Inves­ti­ga­ciones y doc­u­men­tos ya han demostra­do que este her­moso y pujante ter­ri­to­rio no dis­pu­so de fun­dación his­pana como El Tocuyo o Cara­cas, aunque el debate latente ya es sufi­cien­te­mente esboza­do, pero no ago­ta­do, porque las pági­nas de la his­to­ria se escriben a diario.

Las fun­da­ciones his­panas fueron un acto ofi­cial, se reg­is­traron en un actas, que eran doc­u­men­tos for­males, y en aque­l­la remo­ta época, un escrib­ano deja­ba tes­ti­mo­nio escrito del poblamien­to, con defini­ción de los límites, iden­ti­ficán­do­los, en donde tam­bién se nom­bra­ba a un juez poblador quien coor­dina­ba todas y cada una de las acciones a seguir para que el acto se inmortalizara.

El poblamien­to es un acto espon­tá­neo, en donde los veci­nos ocu­pan un espa­cio para sat­is­fac­er fines, en primer lugar mate­ri­ales, pero tam­bién propósi­tos espir­i­tuales, caso especí­fi­co, el de Cabu­dare, que des­de 1811, un grupo de nota­bles veci­nos, habían esta­do solic­i­tan­do con per­ti­na­cia, ante las autori­dades ofi­ciales de Bar­quisime­to y Cara­cas, “para que se dotara al sitio (de Cabu­dare) de una casa de oración”.

Pero qué ocur­rió: en 1793, don Juan José Alvara­do de la Par­ra, rico propi­etario del Valle de Tur­bio y alférez real del cabil­do de Bar­quisime­to, (Real­ista), por sug­eren­cia del obis­po de Cara­cas Mar­i­ano Martí, solic­itó per­miso ante el despa­cho dioce­sano de Cara­cas, con el propósi­to de con­stru­ir un espa­cio ade­cua­do “para el cul­ti­vo de la fe” y así fue otorgado.

Pero no se con­stru­irá este her­mosísi­mo ora­to­rio bajo la advo­cación de San­ta Bár­bara, sino cua­tro años después, en 1797.

Fue entonces cuan­do los habi­tantes del sitio de Cabu­dare, comen­zaron a con­gre­garse los domin­gos y días de fies­ta, en el ora­to­rio, primer tem­p­lo de la comarca. 

No obstante, el hor­ren­do suce­so del 26 de mar­zo de 1812, hizo sucumbir el ora­to­rio reducién­do­lo a sim­ples ruinas, y de segui­da tan­to los veci­nos como la famil­ia Alvara­do de la Par­ra, lev­an­taron un tinglado de techo de tamo y pare­des de bahareque, para pros­eguir con el cul­to al Señor, pero no lograron la mis­ma recep­tivi­dad, lo que implic­a­ba que la gente debía trasladarse has­ta la igle­sia de San­ta Rosa, cuan­do los ríos Tur­bio y Claro no esta­ban crecidos.

El 27 de enero

En la segun­da quin­ce­na de noviem­bre de 1817, los veci­nos del sitio de Cabu­dare,  reci­bieron la bue­na nue­va, que esta­ba pron­to a eri­girse la creación de la Par­ro­quia Ecle­siás­ti­ca y la con­struc­ción de su tem­p­lo mayor.

El 27 de enero de 1818, que es la ante­sala inmedi­a­ta a la creación de la Par­ro­quia Reli­giosa, tiene el sig­nifi­ca­do de ser el día en donde los fieles, los veci­nos, suscri­bieron un doc­u­men­to con el propósi­to de dejar por sen­ta­do que se con­gre­garon en un solar de Cabu­dare, para definir la con­struc­ción del tem­p­lo matriz, la plaza may­or, y en torno a estas, pros­eguir con el crec­imien­to de la futu­ra ciu­dad, más allá de las con­se­cuen­cias legales que ello pudo gener­ar y que gener­aron, porque el man­do del gen­er­al real­ista Pablo Moril­lo, se aper­sonó a esta tier­ra y ordenó cer­rar las pulperías, pero ya Cabu­dare había nacido. 

La autonomía civ­il de Cabu­dare se alcanzó el 1º de mayo de 1844, con la ele­vación a la cat­e­goría de Can­tón, des­i­gnación que llev­a­ban entonces los dis­tri­tos. Foto: Cortesía de Tomás Alvarado

Según rig­urosa inves­ti­gación del recor­da­do his­to­ri­ador Tay­lor Rodríguez Gar­cía, excro­nista ofi­cial del munici­pio Palave­ci­no, ese día, 27 de enero, igual­mente, se delim­itó lo que sería el cas­co urbano, sep­a­rán­do­lo de los solares pro­duc­tivos como El Cara­balí, Bureche, El May­al. Se habló tam­bién de la edi­fi­cación de las sedes de los ser­vi­cios públi­cos, y es que éramos tan pequeños, que el primer colum­bario o cemente­rio, estu­vo ubi­ca­do en las már­genes de la hoy Escuela Val­more Rodríguez. 

Pese a los anh­e­los de los cabu­dareños de ser recono­ci­dos como pueblo, en 1826, los com­er­ciantes de Bar­quisime­to actu­aron, tras basti­dores, para que Cabu­dare no alcan­zara la jer­ar­quía de pueblo. 

Es así entonces como Cabu­dare surgió, entre la Capil­la San­ta Bár­bara y el tem­p­lo matriz San Juan Bautista, bajo la advo­cación de la Vir­gen de La Candelaria.

Los límites de ciudad

El Boletín del Cen­tro de His­to­ria Larense de abril, mayo y junio de 1944, cita que los veci­nos de Cabu­dare se reunieron el 27 de enero de 1818, con “la jun­ta ple­nar­ia” integra­da por el doc­tor Juan de Muji­ca, cura de San­ta Rosa, los dos curas de Bar­quisime­to, pres­bíteros bachiller Sebastián Bueno y José Anto­nio Meleán, el Alférez Real Juan José Alvara­do de la Par­ra y el padre Andrés Tor­rel­las, que
rubricó el acta de demar­cación  “orde­na­da por el señor gob­er­nador de este obis­pa­do, pro­ced­i­mos a recono­cer el ter­reno que debía desmem­brarse –de San­ta Rosa- para la creación de la nue­va parroquia”.

Al final del doc­u­men­to se acen­túa que esta “será la exten­sión par­ro­quial del nue­vo cura­to de Cabu­dare y sus límites, los mis­mos que quedan men­ciona­dos, en cuya operación no man­i­fes­taron oposi­ción algu­na los señores curas y se con­for­maron en todo con la expre­sa­da demarcación”.

Seguida­mente ‑dice este valiosísi­mo pergamino‑, pro­cedemos a la demostración y reconocimien­to del ter­reno en que debe fun­darse la Igle­sia Par­ro­quial del enun­ci­a­do cura­to, casa públi­ca para la instruc­ción de la juven­tud, y casa para la habitación del cura, y deter­mi­namos que el ter­reno situ­a­do al frente de don Miguel Bernal, hacia la parte del norte, en pos­esión de Los Ordoñes, es el más propósi­to y capaz para fun­dación…

En el sitio se clavó una cruz como señal de que allí se insta­laría el poder reli­gioso y así quedó escrito y fir­ma­do, el 27 de enero de 1818.

Decir lo con­trario a lo expuesto amer­i­taría nue­va inves­ti­gación, y porque no, que se abra el debate entonces, dado los méto­dos históri­cos son flex­i­bles, por tan­to, bien­venidos a este for­mi­da­ble debate que hemos asum­i­do con pasión des­de el diario EL IMPULSO.

Luis Alberto Perozo Padua

Fotos: Colección Julio Álvarez y Tomás Alvarado

Publicado en Diario EL IMPULSO

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Pun­to Medio Noticias
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El Per­iódi­co de Lara
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