CrónicasSemblanzas

Cipriano Castro murió tras 16 años de exilio

 

Juan José Peralta
Periodista

DESTERRADO POR SU COMPADRE y socio el general Juan Vicente Gómez –además su vicepresidente y hombre de confianza–, el general Cipriano Castro llamado “el cabito”, murió exilado en San Juan de Puerto Rico tras 16 años de penoso exilio después del golpe de estado que le propinó el 19 de diciembre de 1908 cuando no lo dejó entrar al país de regreso de una operación en Alemania.

Luego de una azarosa vida políti­ca y mil­i­tar de mon­ton­eras, ante el inestable gob­ier­no del pres­i­dente Igna­cio Andrade, Cas­tro decidió con Gómez invadir a Venezuela des­de Cúcu­ta y tomar Cara­cas, lo que con­sumó el 22 de octubre de 1899, encar­gán­dose de fac­to de la pres­i­den­cia de la Repúbli­ca, aban­don­a­da por el man­datario ante el avance de las tropas andinas.


Cas­tro y Gómez, los compadres

El gob­ier­no despóti­co encabeza­do por el dúo Cas­tro — Gómez fue rec­haz­a­do por otros caudil­los de mon­ton­eras y entre 1901 y 1903 se desató una guer­ra civ­il lla­ma­da la Rev­olu­ción Lib­er­ta­do­ra encabeza­da por el ban­quero Manuel Anto­nio Matos apoy­a­do por las trasna­cionales New York & Bermúdez Com­pa­ny y la Orinoco Steamship Company.

Entre numerosas batal­las se destacó el ase­dio a La Vic­to­ria donde Cas­tro con el aux­ilio de Gómez der­ro­ta a los rev­olu­cionar­ios de Matos y se pro­duce la gran des­ban­da­da opos­i­to­ra, guer­ra que con­cluye con la san­gri­en­ta vic­to­ria de Gómez en Ciu­dad Bolí­var el 21 de julio de 1903, con­solidán­dose el rég­i­men en el poder con aires con­tinuis­tas, mar­can­do el final del bipar­tidis­mo del siglo XIX y las dis­putas armadas entre caudil­los regionales por el poder e ini­cia la eta­pa históri­ca de los andi­nos en Miraflores.

Ago­b­i­a­do por la inestable situación políti­ca, el enfrentamien­to con los caudil­los opos­i­tores y la caí­da de los pre­cios del café del cual Venezuela era la segun­da pro­duc­to­ra del mun­do, Cas­tro sus­pendió tem­po­ral­mente el ser­vi­cio de la deu­da exter­na mien­tras las dis­tin­tas poten­cias reclam­a­ban ind­em­nización inmedi­a­ta por daños y per­juicios de las guer­ras a sus nacionales.

A la neg­a­ti­va del gob­ier­no a recono­cer los reclam­os el 9 de diciem­bre de 1902 Ale­ma­nia e Inglater­ra blo­quearon las costas vene­zolanas, el doce se les une Italia y poco después se suman Fran­cia, Holan­da, Bél­gi­ca, Esta­dos Unidos, España y Méx­i­co con sus reclam­os mien­tras el rég­i­men mane­ja­ba un dis­cur­so políti­co de corte nacional­ista enfrenta­do a las poten­cias extran­jeras: “¡La plan­ta inso­lente del Extran­jero ha pro­fana­do el sagra­do sue­lo de la Patria!”.

Por mediación de Esta­dos Unidos el 13 de febrero de 1903 cul­minó el con­flic­to con la fir­ma de los Pro­to­co­los de Wash­ing­ton y se acuer­da el lev­an­tamien­to inmedi­a­to del blo­queo naval, la reduc­ción de la deu­da exter­na de 352 mil­lones de bolí­vares a 150,9 mil­lones y un crono­gra­ma de pagos pro­gre­sivos abo­nan­do de ini­cio 30 por cien­to de los ingre­sos adu­aneros del país. 

Super­a­da la cri­sis del blo­queo, la políti­ca inter­na­cional del gob­ier­no de Cas­tro se desen­vuelve entre enfrentamien­tos y con­flic­tos: en 1905 rescindió el con­tra­to con la Com­pañía France­sa del Cable Inte­ro­ceáni­co, orde­na el cierre de sus ofic­i­nas, expul­sa al Encar­ga­do de Nego­cios de Fran­cia y al año sigu­iente rompen rela­ciones diplomáticas.

Lo de las com­pañías que apo­yaron a Matos no se iba a quedar así y deman­da a la New York & Bermúdez Com­pa­ny por 50 mil­lones de bolí­vares de ind­em­nización y se ini­cia la expropiación de la Orinoco Steamship Com­pa­ny que desem­bo­can en la rup­tura de rela­ciones diplomáti­cas con Esta­dos Unidos en 1908. El rég­i­men se enfrenta a las com­pañías ale­m­anas y orde­na la req­ui­sa oblig­a­to­ria de buques de ban­dera holan­desa que tam­bién con­duce a la rup­tura con Holanda.


Cipri­ano Cas­tro con uno de sus muchos gabinetes

Por prob­le­mas de salud el 23 de noviem­bre de 1908 Gómez ocu­pa la pres­i­den­cia en su condi­ción de primer vicepres­i­dente y al día sigu­iente Cas­tro se embar­ca rum­bo a Europa en el buque Guadalupe para curarse, ocasión aprovecha­da por Gómez para dar el golpe de esta­do con el apoyo del Sec­re­tario de Esta­do de los Esta­dos Unidos y de varias poten­cias extran­jeras que se con­cretó el 19 de diciem­bre de 1908.

Repuesto de la operación quirúr­gi­ca a que fue someti­do en Berlín Cas­tro quiso recu­per­ar el poder y en 1909 quiso regre­sar a Venezuela pero en Mar­tini­ca sufrió una dehis­cen­cia en la heri­da oper­a­da y envió a su esposa Zoila a La Guaira, con instruc­ciones de “hablar con su com­padre el gen­er­al Gómez, aten­der su casa y otros asun­tos par­tic­u­lares”. El dic­ta­dor ordenó no per­mi­tir su desembarco.

Nega­da la posi­bil­i­dad de regre­sar a Venezuela, Cas­tro sufrió el acoso de las poten­cias resen­ti­das por la políti­ca que man­tu­vo hacia ellas durante los ocho años que estu­vo en el poder. Al care­cer de recur­sos para una invasión arma­da, se fue a Madrid para luego con­va­le­cer de su operación en París y en San­ta Cruz de Tenerife.

A fines de 1912 pre­tendió pasar una tem­po­ra­da en Esta­dos Unidos, pero apre­sa­do y veja­do por las autori­dades de inmi­gración fue oblig­a­do a mar­charse en tér­mi­nos per­en­to­rios en febrero de 1913. Final­mente se estable­ció en San­turce, Puer­to Rico en 1916, bajo la estrecha vig­i­lan­cia de los espías envi­a­dos por quien asum­ió des­de 1908 la pres­i­den­cia en la más larga dic­tadu­ra de la his­to­ria del país.

Cipri­ano Cas­tro es cono­ci­do tam­bién bajo el apo­do de “el cabito”, tra­duc­ción del apo­do de “le petit capo­ral” con el cual se des­igna­ba a Napoleón, per­son­aje que Cas­tro muchas veces pre­tendió emu­lar. El Cabito fue tam­bién el títu­lo de una céle­bre nov­ela de Pedro María Morantes, Pío Gil (1909) que sat­i­rizó dura­mente al rég­i­men de la Restau­ración Liberal. 

Cas­tro murió en San­turce el 4 de diciem­bre de 1924 de 66 años de edad. Sus restos reposaron en el cemente­rio de San Juan de Puer­to Rico has­ta el 25 de mayo de 1975, cuan­do fueron repa­tri­a­dos e inhu­ma­dos en un mau­soleo de su pueblo natal Capa­cho Viejo. El 14 de febrero de 2003 sus restos fueron traslada­dos al Pan­teón Nacional por órdenes del fal­l­e­ci­do Hugo Chávez, quien pre­tendió recono­cer­le “los méri­tos” de enfrentarse a las poten­cias extranjeras.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *