Cómo desactivar una dictadura
Fabián Capecchi van Schermbeek
Escritor y publicista
Con coraje y determinación el general Eleazar López Contreras fue cortando prudentemente uno a uno los cables que unían a Venezuela con los 27 años de dictadura y horror, abriéndole paso al nacimiento de la democracia
El gobierno encargado de Eleazar López Contreras, daba dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás. El dictador Juan Vicente Gómez había muerto, pero la estructura de la tiranía estaba prácticamente intacta.
Las presiones tectónicas eran terribles, por un lado del grupo de familiares de Gómez y los militares para que nada cambiase, y por el otro la gente común, harta de años de abuso y envalentonada por el discurso de apertura exigiendo cambios, cada vez con mayor decisión. En otras palabras, una bomba de tiempo que había que desactivar.
Y así el astuto López Contreras procede a cortar el primer cable. El 20 de diciembre, apenas dos días después de haber sido fue elegido por el congreso, como presidente encargado de la república, sorprende a todos decretando la liberación de los presos políticos e invitando a los exiliados a regresar al país. Los gomecistas furiosos sintiéndose traicionados rechinan los dientes y se disponen a actuar.
Al día siguiente, el siniestro Eustoquio Gómez, presidente del estado Lara y primo de Juan Vicente Gómez intenta hacerse con el poder por la fuerza y muere en la gobernación de Caracas de un disparo en un forcejeo.
Este revés le dio un respiro a López Contreras quien avanzaba sin prisa pero sin pausa, moviendo con aplomo sus piezas, pero con mucho juicio y prudencia para evitar un alzamiento militar o peor aún, una guerra civil. Gran parte del país estaba aún en manos de los militares gomecistas.
Mientras tanto las propiedades de la familia Gómez fueron saqueadas por la gente en una revancha destructora elevando aún mas la tensa atmósfera que se vivía en el país.
Tratando de calmar los ánimos, López Contreras da otra señal de apertura el 2 de enero de 1936, al ser aprobada en Gaceta Oficial la demolición de la cárcel pública conocida como La Rotunda, símbolo del terror de la dictadura, ubicada en la calle sur 2 en Caracas, entre las esquinas de Cárcel y Hospital, donde estuvieron presos tantos venezolanos, por la simple sospecha de oponerse al régimen de Juan Vicente Gómez.
Pero el día 5, da un paso atrás al ser suspendidas las garantías constitucionales e impuesta la censura a los periódicos y radios para evitar el llamado a la insurrección general por parte de la Federación de Estudiantes de Venezuela, las organizaciones políticas.
A duras penas López Contreras contenía las aguas, poniendo a dudar a muchos sobre sus verdaderas intenciones
El 14 de enero, una gran cantidad de caraqueños comenzaron a reunirse frente a la gobernación de Caracas para exigir libertad, pero la protesta se convirtió en una masacre. El gobernador de Caracas, Félix Galavís, militar gomecista y partidario de que continuase la mano dura, ordenó a la policía disparar sobre las personas desarmadas que protestaban, dejando 6 muertos y mas de 150 heridos.
Ese fue el momento de la ruptura final. El general López Contreras marcó distancia con el régimen anterior y ordenó la restitución inmediata de las garantías, el levantamiento de la censura a los medios y la destitución del gobernador Galavís. López Contreras lentamente daba los pasos hacia una transición democrática, limitada, pero en comparación con los años anteriores parecían largas zancadas.
López Contreras entendió que ya rotas las relaciones con los partidarios de la dictadura tenía que apoyarse en la población y su primer gesto conciliador fue escucharlas. Aceptó reunirse con una delegación que llevaba una serie de demandas.
Adiós a los grillos
La mañana del 9 de febrero se reunieron en los muelles de Puerto Cabello se realizó un acto simbólico para dar muestras de que el gobierno daba pasos firmes para encaminarse hacia la democracia.
El ministro de Obras Públicas Tomás Pacanins, acompañado del Dr. Francisco Sucre y Andrés Eloy Blanco, por el gobernador de Puerto Cabello y por el Presidente del Concejo Municipal. El presidente de la República ordenó lanzar al mar los grillos utilizados por el régimen de Gómez para torturar a los presos.
“Cuarenta presos criminales se ofrecieron a acarrear del Castillo a una gabarra las catorce toneladas de grillos” que constituían el depósito que el anterior gobierno tenía a su disposición para castigar a todo aquel que protestara contra el ilegal orden de las cosas”. “Las quince toneladas de grillos” los integraban ejemplares de todos los pesos y tamaños desde ocho, hasta setenta y cinco libras de peso”.
Los grillos y las pesadas bolas de hierro dieron origen a la muy venezolana frase de “jalar bolas”, al referirse a aquellos presos con mayor poder económico o influencia que tenían a su “jalabolas” particular que los ayudaba a cargar o arrimar las pesadas bolas de hierro que tenían aferradas a sus tobillos con grilletes y cadenas
Una lancha remolcó la gabarra por la bahía y luego quince toneladas de grillos fueron arrojados al mar. La multitud, desde el muelle, aplaudía y en diversos sitios del puerto fueron lanzados cohetes.
El Dr. Andrés Eloy Blanco, quien fue el orador de orden terminó el acto hablándole al público presente con las siguientes palabras:
“Hemos echado al mar los grillos de los pies. Ahora, vayamos a las escuelas a quitarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque la ignorancia es el camino a la tiranía. Hemos echado al mar los grillos de la patria. Y maldito sea el hombre que intente fabricarlos de nuevo y poner una argolla de hierro en la carne de un hijo de Venezuela”
Fuentes consultadas:
Gaceta Oficial de Venezuela. 2 de enero de 1936, Nº18.843
Pocaterra, José Rafael. Memorias de un venezolano en la dictadura. Caracas, 1982
Polanco Alcántara, Tomás. Eleazar López Contreras. Caracas 1991